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Torres Queiruga, A - Que Queremos Decir Cuando Decimos Infierno PDF
Torres Queiruga, A - Que Queremos Decir Cuando Decimos Infierno PDF
Ex Bibliotheca Lordavas
Fotocomposición:
Didot, S.A. - Bilbao
Impresión y encuademación:
Grafo, S.A. - Bilbao
índice
Introducción 7
1. Cuestiones de método 11
1.1. Un problema inquietante 11
1.2. Atención a los presupuestos 14
1.3. La hermenéutica de los
enunciados escatológicos 16
1.4. Actualizar la revelación 22
2. Lo intolerable en el tratamiento
del infierno 29
2.1. No «castigo»,
sino «tragedia» para Dios 30
2.2. Contra el abuso moralizante 37
2.3. Contra las lógicas del horror r> 40
Ex Bibliotheca Lordavas
Introducción
curiosidad he ido a ver qué decían los que fueron todavía mis
textos de la BAC: debido seguramente a una reacción sana de la
memoria, ni yo mismo recordaba muchas cosas que allí se tra-
taban (penas «vindicativas» y de los «sentidos»; que el fuego
del infierno no es metafórico; cómo, siendo material, puede
influir en lo espiritual; diversas clases y mitigaciones de las
penas; si el infierno está en el centro de la tierra...) Cf. Sacrae
TheologiaeSumma. IV: De Sacramentis. DeNovissimis, Madrid
1962, 910-958; puede verse también M. RICHARD, «Enfer»:
DThC 5 (1939) 28-120).
20 ¿QUÉ QUEREMOS DECIR CUANDO DECIMOS «INFIERNO»?
punto de que
3.3. Lo definitivo:
qué se revela acerca del infierno
Se notará que las últimas observaciones de-
vuelven la reflexión a las consideraciones her-
menéuticas del principio. La revelación no pre-
tende ser un reportaje del más allá: lo que en
ella se dice responde a la captación de lo que
Dios está siempre intentando manifestar, no por
medios externos —no existen altavoces celes-
tiales—, sino desde dentro: en y a través del
modo de ser la realidad de todos y cada uno de
nosotros.
Captación lograda en un largo proceso por
mediadores «inspirados», pero, al fin y al cabo,
hechos del mismo barro que nosotros: son los
primeros, pero captan lo mismo que a todos se
nos está intentando decir; y lo captan con una
subjetividad que no es ajena a la nuestra. Una
vez que nos lo dicen —gracias al efecto ma-
yéutico de su palabra—, no sólo podemos, sino
que debemos descubrir por nosotros mismos la
verdad de lo revelado: tenemos que «veri-fi-
carlo», es decir, hacerlo verdadero en la propia
vida (no repetir meras fórmulas o vivir «de me-
moria» la religión).
La comprensión queda, pues, remitida de
modo indisoluble a la experiencia, tal como nos
es dado ir comprendiéndola en la singularidad
de cada indicio y en la coherencia del conjunto.
De manera que esa experiencia constituye la
matriz viva en la que podemos descubrir algo
LO QUE DE VERDAD SABEMOS 65
18. Ibid., 2 1 3 .
82 ¿QUÉ QUEREMOS DECIR CUANDO DECIMOS «INFIERNO»?
lo definitivo»:
2 5 . Ibid., 1 3 1 .
X8 ¿QUÉ QUEREMOS DECIR CUANDO DECIMOS «INFIERNO»?
ISBN: 84-293-1166-1