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Revista de Ciencias Sociales (CR) 0482-5276
Revista de Ciencias Sociales (CR) 0482-5276
ISSN: 0482-5276
revista.cs@ucr.ac.cr
Universidad de Costa Rica
Costa Rica
PROPUESTAS EN PSICOLOGÍA
PROPASALS IN PSYCHOLOGY
RESUMEN
ABSTRACT
This article reviews the Dialectical Behaviour Therapy (DBT), which is a psychological
intervention model based on unconditional acceptance of the person’s behaviour in con-
junction with promoting behavioural changes through the dialectical interaction between
both tendencies. The article states the emergence of the model, its foundations, its main
strategies, its modes of intervention and its phases of the treatment. It concludes with a
consideration about the implications of adapting the model in Costa Rica.
*
Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica (UCR).
ronald.ramirez@ucr.ac.cr
** Unidad de Investigación de la Fundación Omar Dengo y Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica (UCR).
luis.vargasmadriz@ucr.ac.cr
54 Ronald Ramírez Henderson y Luis Francisco Vargas Madriz
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poco validante (Gempeler, 2008; Linehan, 1993 Rathus y Linehan, 2007). Asimismo, estas perso-
y Swales, 2009). nas usualmente autodevalúan las experiencias
Las personas con diagnóstico de TPL , emocionales o incluso las evitan, por lo que se
como se señaló anteriormente, poseen una reduce aún más, la limitada capacidad del sujeto
marcada historia de descalificaciones por parte para identificar y modular las experiencias emo-
de su entorno social y familiar en particular, cionales propias (Feigenbaum, 2007).
donde se les brinda respuestas no apropiadas En este contexto pleno de contradiccio-
a la expresión de sus vivencias íntimas, por lo nes, la perspectiva dialéctica planteada es cen-
que se vislumbra como una disfunción del sis- tral en la promoción del cambio conductual,
tema de regulación emocional, debido a factores debido a que permite encontrar un balance
biológicos predisponentes que se encuentran entre la aceptación de esta serie de compor-
interactuando con dicho ambiente invalidante tamientos de la persona en conjunto con la
(Linehan, 1993). promoción del cambio (Feigenbaum, 2007;
La TCD asume que estos individuos Gempeler, 2008; James et ál., 2008; Lynch et ál.,
carecen de habilidades interpersonales y regu- 2006; Swales, 2009).
latorias básicas, y que factores personales y Se empleó en la gestación de la TCD el
ambientales frecuentemente bloquean y/o inhi- conocimiento acerca de los principios zen como
ben la utilización de habilidades conductua- la observación, la conciencia plena o mindful-
les, reforzando entonces conductas desadap- ness y la evitación del juicio para introducir la
tativas en la persona (Davenport et ál., 2010; validación y la aceptación dentro de la propuesta
Feigenbaum, 2007). de tratamiento (Linehan, 1993; Lynch et ál.,
En este contexto, los anteriormente 2006; Nee y Farman, 2007; Swales, 2009). Dichos
mencionados ambientes familiares invalidan- principios resaltan una adecuación y perfección
tes tienen un papel preponderante (Iverson, de cada momento que experimenta el individuo,
Shenk y Fruzzetti, 2009; Koerner y Dimeff, desde una perspectiva que muestra que cada ins-
2007; Linehan, 1993). Una de las tareas del tante ha sido creado por todos los acontecimien-
entorno familiar es, en la mayoría de las cul- tos que le precedieron (Linehan, 1993).
turas, proveer al infante con experiencias que La TCD entiende la aceptación como un
le permitan desarrollarse y comprender sus reconocimiento del comportamiento como tal,
emociones, facilitar medios para la expresión que bajo ninguna circunstancia significa apro-
de sentimientos, así como, herramientas para bación ni acuerdo con él mismo (Lynch et ál.,
gestionar o modificar las experiencias menos 2006; Swales, 2009). En este sentido, el tera-
placenteras, por lo que este entorno falla al no peuta solamente va a reconocer la adecuación
brindar estas oportunidades de aprendizaje del momento, así como de los comportamientos
(Feigenbaum, 2007; Iverson et ál., 2009; James adoptados por la persona, ya que fueron los
et ál., 2008; Nee y Farman, 2007). acontecimientos precedentes los que indujeron
Por supuesto, conviene destacar que el al individuo a comportarse de cierta manera,
concepto de familia varía de cultura a cultura, considerando que cada comportamiento en su
por lo que la caracterización de cada familia en contexto presente es una estrategia de sobrevi-
sí misma, debe de darse en función de las coor- vencia ante un entorno psicosocial por natura-
denadas sociohistóricas en que se encuentran leza descalificante (Linehan, 1993). Asimismo,
(Epstein y Baucom, 2002). el terapeuta va a esforzarse por encontrar la
Las personas con comportamientos veracidad, la sabiduría y la adecuación en las
característicos del TPL usualmente están en respuestas de la persona, tratando de resaltar
constante búsqueda de señales del “inminente” siempre estos aspectos positivos de su compor-
abandono, poniendo en marcha pruebas cons- tamiento (Linehan, 1993).
tantes en sus relaciones interpersonales, incluida Esta práctica justamente empieza a propi-
la relación terapéutica y buscando frecuente- ciar elementos que le permitan a la persona iden-
mente señales de rechazo (Linehan, 1993; Miller, tificar cuáles dimensiones de su comportamiento
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son adecuadas para cada circunstancia de su estrategias dialécticas (Linehan, 1993; McKay
cotidianidad, ayudándola a revertir la carencia et ál., 2007), las cuales son descritas brevemen-
de experiencias dentro de su historia de desa- te a continuación.
rrollo, que fue la que en primera instancia la
condujo a la desregulación emocional (Dimeff y ESTRATEGIAS DE COMPROMISO CON LA TERAPIA
Koerner, 2007; Linehan, 1993).
El proceso de aceptación y validación Ben-Porath (2004, citado en Feigenbaum,
continúa cuando el terapeuta se compromete a 2007) menciona que algunas prácticas que pue-
responder a los comportamientos de la persona den utilizarse para procurar el compromiso de
de forma como lo haría con cualquier otro indi- la persona son, primeramente, la realización
viduo (Antony y Swinson, 2008; McKay, Wood de una evaluación en conjunto con la persona
y Brantley, 2007; Strosahl y Robinson, 2008), consultante, en donde el diagnóstico y la formu-
sin hacer ningún tipo de salvedad por el padeci- lación de la situación problemática se compar-
miento que la persona se encuentra experimen- tan como posibles hipótesis más que decisiones
tando (Feigenbaum, 2007 y Swales, 2009). Este finales realizadas por el terapeuta.
elemento igualmente permite extraer criterios Además, se plantea el poner en marcha
de gran valor para el proceso clínico, debido contratos conductuales donde se formule la
a que si la persona se comporta de formas no adherencia al tratamiento; el hacer énfasis en
contempladas por la intervención, aunque se intervenciones dirigidas a aumentar la moti-
va a aceptarlas y validarlas, el terapeuta puede vación del individuo, así como, intervencio-
valerse de estas para redirigir la intervención nes de aceptación y validación; y la utilización
hacia el cambio. de metáforas para la explicación de los dis-
En este tipo de intervenciones, conside- tintos elementos dentro de la sesión, ya que
radas como el otro polo de la dialéctica (Antony son menos amenazantes y menos directas
y Swinson, 2008; Linehan, 1993; McKay et ál., para la persona (Ben-Porath, 2004, citado en
2007), la TCD utiliza algunas estrategias de la Feigenbaum, 2007).
TCC para dar solución a las problemáticas a las Este conjunto de estrategias, más que
que se enfrentan los individuos (Kohlenberg y técnicas en particular, son elementos que pue-
Tsai, 1991). El terapeuta promueve el aprendi- den ser incorporados por los terapeutas como
zaje de nuevos comportamientos habilidosos una forma de impulsar el compromiso de las
por parte de la persona, pero además trata de personas consultantes con el tratamiento. Su
brindar solución a los elementos motivacionales uso es recomendado al inicio de la interven-
que se encuentran interfiriendo con la utiliza- ción, pero el terapeuta es quien decide hasta
ción de la estrategias implementadas (Lynch et cuándo o de qué forma van a emplearse a lo
ál., 2006; Swales, 2009). largo del proceso. Es necesario que el terapeuta
tenga la habilidad clínica para determinar en
ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN qué momento estas alternativas de interven-
ción pueden representar un valor agregado en
La TCD, como se mencionó, emplea algu- el proceso terapéutico y no una posible inter-
nas de las estrategias de la TCC para el tra- ferencia en el mismo (Koerner y Dimeff, 2007;
tamiento de las problemáticas relacionadas Linehan, 1993).
con las personas con diagnóstico de TPL , cen-
trándose principalmente en el entrenamiento ESTRATEGIAS DE CAMBIO
de habilidades, el manejo de contingencias, la
reestructuración cognitiva y las técnicas de Un elemento importante de la TCD es el
exposición (Feigenbaum, 2007; Iverson et ál., proceso de cambio de conducta, por eso es tras-
2009; Swales, 2009). Estos procedimientos a su cendental que se introduzcan elementos relacio-
vez, son enriquecidos por medio de la incorpo- nados con la identificación en detalle de los ins-
ración de estrategias para aumentar el compro- tigadores emocionales, cognitivos, conductuales,
miso con la terapia, estrategias de aceptación y interpersonales y ambientales que conducen a
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las premisas básicas del modelo, poniendo torno a relaciones interpersonales, insatisfac-
especial énfasis en el aprendizaje de habilida- ción laboral y metas profesionales, principal-
des más que en la prevención de los compor- mente. Debido a que la persona se encuentra
tamientos riesgosos del individuo. Empero, ahora en un estadio avanzado de tratamiento,
la persona consultante debe adoptar la res- este estadio puede desarrollarse en ambientes
ponsabilidad de tratar de reducir los com- distintos al contexto terapéutico, por lo que
portamientos autodestructivos y de hacer un tiene una duración indefinida dependiendo de
esfuerzo, aún en los momentos en que sienta las características del caso (Gempeler, 2008).
que está atravesando por serias dificultades Finalmente, la “cuarta etapa” se plantea
(Feigenbaum, 2007 y Gempeler, 2008). Una vez como un momento dedicado a la resolución
completada esta fase introductoria, se procede de problemáticas existenciales (Feigenbaum,
a las etapas del tratamiento. 2007). Se espera entonces que la persona haga
En la “primera etapa”, el objetivo prin- un cambio de la sensación de encontrarse
cipal es el desarrollo de habilidades de com- incompleta, a la sensación de estar completa y
portamiento que puedan ayudar a reducir los conectada, por lo que generalmente, se trabaja
riesgos inmediatos que atentan contra la vida en torno a temáticas de espiritualidad, aporta-
de la persona, así como, las dificultades que das principalmente, por la incursión de la tra-
puedan interferir para que la persona asista a dición zen dentro del modelo (Gempeler, 2008).
las sesiones de consulta. Una vez abordados
estos puntos, se procede a trabajar en torno a TERAPIA CONDUCTUAL DIALÉCTICA EN DISTINTAS
los factores que atentan contra la calidad de vida POBLACIONES
del sujeto, en conjunto con el aumento de los
El Registro Nacional de Programas y
comportamientos que promuevan un mejora- Prácticas Basadas en Evidencia de los Estados
miento de su calidad de vida (Feigenbaum, 2007; Unidos (NREPP, National Registry of Evidence-
Gempeler, 2008; Kliem et ál., 2010). Asimismo, based Programs and Practices) indica que la
se procede al entrenamiento en habilidades TCD se ha mostrado efectiva, tanto en hombres
específicas relacionadas con la creación de redes como en mujeres de distintas edades (adultos
de apoyo, el entendimiento de sus emociones, jóvenes de 18-25 años, adultos de 26-55 años y
así como, la tolerancia al dolor emocional sin adultos mayores de más de 55 años), así como
la utilización de comportamientos autodestruc- de distintos orígenes étnicos (indígenas, asiá-
tivos (Feigenbaum, 2007 y Gempeler, 2008). ticos, afroamericanos, latinos y caucásicos), en
Generalmente, esta etapa tiene una duración una serie de problemáticas (NREPP, 2006).
aproximada de un año (Gempeler, 2008). Estudios diversos se han realizado en
La “segunda etapa” está centrada en pro- torno a la utilización de la TCD en distintas
curar el aumento de las habilidades de la persona poblaciones y no solo en aquellas personas
consultante para experimentar las emociones en con comportamientos característicos del TPL ,
todas sus dimensiones. Se va a procurar preci- mostrando resultados positivos en su pronós-
samente que el sujeto se enfrente a situaciones tico. NREPP (2006) indica que se han puesto en
emocionales sin la necesidad de disociarse, evitar marcha tratamientos en personas con proble-
la situación o presentar sintomatología de estrés máticas de consumo de sustancias, con dis-
postraumático (Feigenbaum, 2007; Gempeler, capacidad intelectual o dificultades del desa-
2008 y Swales, 2009). Esta etapa, al igual que la rrollo, adultos mayores con depresión, en el
etapa anterior, tiene una duración promedio de tratamiento de individuos con esquizofrenia,
un año como mínimo (Gempeler, 2008). en mujeres víctimas de violencia doméstica, en
La “tercera etapa” se focaliza en el desa- adolescentes con comportamiento suicida, en
rrollo del respeto propio, procurando que la sujetos con problemas de conducta alimentaria
persona consultante inicie la construcción de y en las familias de pacientes.
una vida más estable (Feigenbaum, 2007). Aquí, De esta manera, brevemente, se puede
las temáticas usualmente abordadas giran en señalar que mujeres con comportamientos de
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mínimo, debería de ser un profesional que Las sesiones de terapia grupal, además
tenga una especialidad en Psicología Clínica de las condiciones anteriores, requieren de
o Psicología de la Salud, además contar con un espacio mayor debido a que, usualmente,
capacitación en el paradigma Cognitivo- los grupos sobrepasan las doce personas, aún
Conductual. cuando la cantidad máxima recomendable para
En el presente no existe profesional algu- este tipo de intervenciones son ocho personas,
no en Costa Rica que haya recibido el entre- dada la dificultad de manejo que ello implica
namiento correspondiente y por consecuen- (Linehan, 1993; White y Freeman, 2003) y ade-
cia, tampoco el certificado para impartir esta más, porque este amplio espacio se requiere
modalidad terapéutica en toda su extensión. para los ensayos de conducta en donde se prac-
Esto es comprensible si se toma en cuenta la tican las diferentes habilidades.
limitada extensión de nuestra población, tanto Una dificultad adicional que conlleva esta
a nivel general como a nivel profesional. Sin segunda modalidad, es que un mínimo razo-
embargo, se deberían hacer los esfuerzos nece- nable de personas consultantes (6-8 personas)
sarios para lograr que se imparta este tipo de debe permanecer constante en todas las inter-
entrenamiento en nuestro país. venciones y no siempre es posible contar con
Ahora bien, dado que las distintas inves- este número necesario. Otro factor asociado lo
tigaciones muestran resultados positivos alcan- representa el grado de homogeneidad con res-
zados con esta aproximación, no podemos espe- pecto al diagnóstico, así como, la condición de
rar a que se den las condiciones ideales para apertura o cierre del grupo.
iniciar su utilización, por lo que una alternativa Lo ideal sería que la problemática de
es dar a conocer los beneficios de esta propues- los miembros asistentes del grupo sea lo más
ta para que nuestra comunidad profesional del homogénea posible, pues ello facilitaría la cohe-
área de la Salud Mental se inicie en el estudio a sión grupal y podría favorecer el nivel de invo-
profundidad de la misma. De esta manera, los lucramiento de cada miembro. Asimismo, lo
distintos profesionales se podrían ir apropiando más apropiado sería que cada grupo tenga el
de los conceptos fundamentales, así como de carácter de cerrado, pues de lo contrario, la
los principios y procedimientos de intervención incorporación de nuevos consultantes podría
que la TCD conlleva. generar reacciones adversas en las otras perso-
Las particularidades de este acercamien- nas y con ello, poner en peligro la integridad y
to no terminan con los elementos explorados el ritmo del grupo.
anteriormente, sino que deben también consi- Dadas estas condiciones y tomando en
derarse los recursos necesarios para la puesta cuenta que la población de nuestro país es muy
en marcha de las distintas modalidades del pequeña, es de esperar que existan dificultades
tratamiento. Se mencionó que existen cinco en poner en práctica esta modalidad de inter-
modalidades de intervención, a saber, la tera- vención, sobre todo en la práctica liberal de la
pia individual, la terapia grupal, las consultas profesión. Es muy probable que la misma solo
telefónicas, la estructuración del ambiente y se pueda poner en funcionamiento en ambien-
las reuniones de consulta (Feigenbaum, 2007; tes institucionales o asistenciales. No obstante,
Gempeler, 2008; Linehan, 1993 y Swales, 2009). hay posibilidades reales de una implementación
En lo que concierne a las sesiones de de esta propuesta dentro de la TCD.
terapia individual, se requieren las condiciones Ahora bien, en relación con las consultas
estándar de cualquier otra intervención psico- telefónicas, en principio, no debería de haber
terapéutica, siendo el único elemento crítico ningún problema para ponerlo en acción, dado
el que sea un lugar relativamente confortable, que en nuestro país se dan condiciones apro-
tanto para el terapeuta como para la persona piadas al respecto. De hecho, con el avance
consultante y sobre todo, que asegure la con- tecnológico que se ha llevado a cabo en los
fidencialidad de las temáticas que vayan a ser últimos años, existe actualmente la opción de
abordadas. hacer videoconferencias por medio de Internet,
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así como a través de la red de telefonía celular aproximada de dos horas, lo cual tiene como
nacional, lo cual favorecería la calidad de la consecuencia un encarecimiento del costo y
interacción. adicionalmente, se deben de considerar los cos-
El único inconveniente que se podría tos asociados a las consultas telefónicas.
presentar es el grado de incondicionalidad en Durante el segundo año, en el cual se
el contacto que el terapeuta pueda brindar por desarrolla la segunda etapa, las sesiones se rea-
este medio a la persona consultante y a sus lizan de la misma manera, con un promedio de
otros significativos. Es conveniente tener pre- una vez por semana. Finalmente, los estadios
sente que la sobredemanda de este recurso no tres y cuatro son de carácter indefinido, lo cual
debe de ser reforzada inapropiadamente, dado también tenderá a encarecer los costos a media-
que el objetivo último del proceso terapéutico no y largo plazo.
es el de fomentar la autonomía y el autocontrol; No obstante, a pesar del alto costo econó-
tampoco es conveniente el no corresponder en mico, si se toma en consideración el alto grado
forma consistente ante las necesidades emo- de dificultad que presentan las personas con
cionales reales del consultante por lo que debe diagnóstico de TLP, en conjunto con todas las
tenerse cuidado. Ante este panorama, es indis- implicaciones que existen sobre la calidad de vida
pensable que el psicoterapeuta realice una eva- para dicha persona y para sus otros significativos,
luación de las particularidades específicas de se podría suponer que la inversión económica,
cada uno de los casos, con la finalidad de lograr afectiva y temporal realizada vale la pena, consi-
un adecuado balance entre estos dos polos. derando los alentadores resultados obtenidos en
Las últimas modalidades de interven- los estudios empíricos sobre la eficacia de esta
ción (la estructuración del ambiente y las alternativa terapéutica. En las otras poblacio-
reuniones de consulta) no deberían de tener nes donde se menciona un resultado alentador,
mayores impedimentos, en tanto los recursos habría que analizar en relación con los costos y
los beneficios de la propuesta, considerando las
materiales para llevarlos a cabo son los mis-
particularidades de cada una de ellas.
mos que los de la terapia individual. El único
Finalmente, es importante resaltar que
obstáculo que se puede visualizar corresponde
aunque desde los principios teóricos se pueden
a las reuniones de consulta, pues al no contar
vislumbrar ciertas dificultades de la aplicación
con personas con la certificación correspon-
de este modelo de intervención psicológica en
diente, las mismas tendrían que llevarse a
el contexto costarricense, siempre se pueden
cabo recurriendo a video conferencias con
brindar soluciones creativas que minimicen el
expertos extranjeros mientras que se logran
impacto de dichas interferencias. Asimismo, es
desarrollar los recursos en nuestro país.
imperativo resaltar que los beneficios demostra-
Al mismo tiempo, es imperativo el aná-
dos con la aplicación de esta aproximación, invi-
lisis de los factores económicos, tanto del tera- tan a los profesionales de la Salud Mental a llevar
peuta como de los consultantes, en la puesta en a cabo esfuerzos para su aplicación en el país.
práctica de la TCD en el país. En lo relacionado
a las implicaciones económicas o costos de la
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intervención, esta propuesta representa para los
consultantes un gasto muy alto, tanto si se le Antony, M. y Swinson, P. The shyness and
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