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Debray, R. (1994). “Nacimiento por la muerte”. En: Vida y muerte de la imagen.

Barcelona: Paidós. Pp. 19-39.

El texto “Nacimiento por la muerte” del filósofo y escritor francés Régis Debray analiza la
imagen desde una perspectiva histórica, relacionándola con la figura de la muerte. Se vale de
definiciones, origen etimológico de términos claves y evidencia histórica para argumentar su
tesis.
Debray comienza su texto preguntando porque nuestros ancestros se empeñaron en dejar
registro de sus vidas, “¿Porque, desde hace tanto tiempo, mis congéneres se empeñan en
dejar tras ellos figuras sobre superficies duras,lisas y delimitadas (...)? ¿A qué vienen esos
glifos, esos grabados y esos dibujos rupestres, a qué vienen esos volúmenes verticales,
cromlechs, betilos, acrolitos, colosos, hermas, ídolos o estatuas humanas? ¿Porque, en suma,
la imagen y no otra cosa?”1. El autor responde a esta pregunta haciendo un recorrido
cronológico por la historia de la imagen, y señala que esta tiene su fundamento en la muerte.
Para el autor, los espacios fúnebres, diferentes para cada civilización, fueron los primeros
museos de la humanidad.Y hace una referencia hacia los museos actuales, que serían las
tumbas apropiadas para una civilización que no sabe fabricarlas.
Debray también analiza el origen etimológico de la palabra Imagen. Viene del latín Imago,
que eran las máscaras de cera que reproducían el rostro de los difuntos y se colocaban sobre
las tumbas. La imagen, entonces, está ligada a la muerte desde sus inicios. Y para argumentar
la relación imagen - muerte, el autor da ejemplos como el de la antigua cultura griega. Para
los griegos vivir era homologable a ver, por lo mismo la visión (el sentido de la imagen) era
fundamental.

En el texto también se examina la necesidad del ser humano de trascender, y como la imagen
le da al hombre la posibilidad de “vencer” a la muerte. En la antigüedad, la imagen no era una
representación, sino un reemplazo directo del muerto. Los ritos funerarios de los reyes de
Francia entre los siglos XIV y XVII contemplaban la sustitución del cadáver del rey por una
efigie exacta, que lo reemplazará durante los 40 días que duran los ritos funerarios. “Así, de

1
Debray, 1994:19
los cuerpos del rey, el perecedero y el eterno, es el segundo el que se instala en su maniquí
de cera pintada. En la copia hay más que en el original”2 explica Debray.
La “Angustia Mágica” es otro argumento que utiliza el autor para explicar la imagen como
oposición a la muerte. El hombre tiene la necesidad de comunicarse con lo desconocido, y la
representación gráfica permite visualizarlo. La imagen constituye el activador de una permuta
entre lo visible y lo invisible, “Yo te doy en prenda una imagen y a cambio tú me proteges” 3.
La imagen toma una posición mediadora entre los vivos y los muertos, y se convierte en un
medio para conseguir algo, es decir, un objeto útil. Tiene un sentido que la convierte en
operativa, por esto Debray explica que las “obras de arte” no serain apuestas a los utensilios
cotidianos.
El autor también señala que la muerte, en la actualidad, está en peligro de desaparecer como
concepto mágico. La muerte es necesaria para la valorización de la vida, y en ese sentido el
arte es el equilibro. Por esto, la desaparición de este concepto sería desastroso, ya que la
sociedad lo requiere para vivir. Debray explica tres etapas de la relación hombre - muerte. La
primera es la de nuestros antepasados, donde el pánico por lo desconocido da inicio a la
técnica. En ese tiempo se poseía la magia, y su proyección visible, el ídolo. La segunda etapa,
de equilibrio, es cuando el dominio de la técnica se impone al pánico. Pero aún existe un
mundo desconocido, que da origen a la imagen de arte. Y la tercera etapa, un caso extremo,
donde el control total de la percepción, un mundo de “lo visual” y la liberación del miedo a lo
desconocido, la desaparición del temor a la trascendencia, provocaría que la sociedad se
desmorone.
El autor finaliza el texto señalando que estas tres miradas son organización de mundo, y es
necesario preservar el equilibrio artístico en el que se apoya la sociedad. De lo contrario, lo
visual dominaria y las percepciones y sensaciones humanas, nuestra motivación para vivir,
quedarían secundarias. Pero “mientras hay muerte hay esperanza estética”.4

2
Debray, 1994:23
3
Debray, 1994:29
4
Debray, 1994:35

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