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M
un paraje cercano a la ciudad de Palencia, donde algunos protagonistas alcanzan
el límite de su área de distribución natural. Nada espectacular, pero todo
muy importante para eso que hemos dado en llamar biodiversidad.
be demasiado sobre sus costumbres en el resto de inoculadoras de veneno), aunque para nosotros
España. Todas fueron observadas durante nume- su picadura no es más peligrosa que la de una
Bosque abierto de
rosas visitas a Monte el Viejo entre los años 2010 y avispa. Dos enormes ojos en posición frontal
encinas y quejigos
en Monte el Viejo,
2016. Las fotografías fueron tomadas en la zona y destacan sobre los otros seis restantes. De color
a mediados de la
muchas de ellas sirvieron para identificar a los gris u ocre, cuenta con manchas negras más o
primavera.
ejemplares sin apenas molestarlos. No hay estu- menos marcadas en las patas y el cuerpo.
dios detallados sobre la historia natural de estas Construye galerías verticales de hasta treinta
especies en Monte el Viejo, así que fue preciso centímetros de profundidad en el suelo de zo-
completar las observaciones directas con biblio- nas abiertas y secas. En ellas se refugian las
grafía relativa a otros lugares. hembras durante toda su vida, mientras que los
machos las abandonan poco después de alcan-
Tarántula decoradora zar la madurez sexual para errar en busca de
y araña disfrazada pareja. El perímetro de la entrada forma un bor-
La araña lobo ibérica (Lycosa hispanica) es una de elevado mediante ramitas unidas con seda y
de las más grandes de la fauna europea. Las se ha propuesto que tal ornamentación camufla
hembras adultas rondan los cuatro centímetros estas galerías ante posibles depredadores, en
de longitud, patas aparte, mientras que los ma- particular el escorpión amarillo (Buthus occita-
chos son algo más pequeños. Además de corpu- nus) (2). Las hembras adultas son territoriales y
lenta, tiene unos robustos quelíceros (pinzas luchan entre sí por las madrigueras y sus alre-
A la derecha,
hembra del salta-
montes Ocnerodes
brunneri, con su
enorme abdo-
men, una quilla
dorsal dentada y
pequeñas tegmi-
nas (alas) en for-
ma de espátula.
Un saltamontes voluminoso
y acorazado
De distribución exclusivamente ibérica, el géne-
ro Ocnerodes cuenta con tan solo cuatro espe-
cies de corpulentos y rugosos saltamontes (8).
Las hembras llegan a doblar en tamaño a los
machos. Otros atributos morfológicos a resaltar zan los seis centímetros de longitud, exceptuan-
son sus alas, circunscritas a un primer par (teg- do apéndices, y machos que no exceden los
Hembra de la
minas) de tamaño minúsculo y contorno lobula- cuatro. Sus tegminas son espatuladas. La colo-
mantis Ameles
spallanzania, con
do. Además, el abdomen se eleva dorsalmente ración oscila entre el gris y el pardo, de muy cla-
su típico abdo-
en una quilla dentada. Obviamente, estos salta- ro a oscuro, unas veces uniforme y otras con
men regordete
más todavía las pesadas hembras, pero inten- ocasiones pedregosos, con vegetación baja y
tan escapar mediante saltos cortos. Su librea rala en ambientes mediterráneos.
críptica hace que sea difícil detectarlos. A diferencia de la mayoría de los saltamontes
La especie encontrada en Monte el Viejo es, de latitudes templadas, que pasan el invierno
con mucha seguridad, O. brunneri. Se parece en fase de huevo, en la familia Pamphagidae, a
mucho a O. soleri, sobre todo las hembras, aun- la cual pertenece Ocnerodes, es habitual que
que esta última especie parece ocupar un área sea la ninfa joven la que se aletargue y así se ha
que se restringe principalmente a las provincias comprobado en O. brunneri. La puesta tiene lu-
de Albacete y Ciudad Real. Por su parte, O. gar entre los meses de mayo y junio (8). En su
brunneri se extiende por el centro peninsular y dieta sólo se han encontrado plantas dicotiledó-
Levante, cubre casi toda Cataluña y llega pun- neas, es decir, evita consumir gramíneas.
tualmente a Burgos, provincia limítrofe con Pa- En Monte el Viejo se encontraron hembras
lencia. Nuestra especie reúne los rasgos carac- adultas entre principios de julio y finales de sep-
terísticos del género: tegumento granuloso y tiembre, en suelos desnudos y entre matas ba-
quilla dorsal conspicua, con hembras que alcan- jas, cerca del arbolado. Eran de color marrón o
Mantis diminutas y saltarinas nos rigurosos, los huevos pasan la época desfa-
macho de Ameles
assoi, con sus pe-
El género Ameles está compuesto por mantis vorable en el interior de la ooteca (estuche pro-
culiares ojos cóni-
pequeñitas. Los machos están provistos de alas tector que genera la hembra) y eclosionan entre
cos. Debajo, hem-
bien desarrolladas, mientras que las de las hem- primavera y verano. A finales de verano y prin-
bra de A. decolor
sobre el tronco de
bras son cortas, aunque eso no les resta agili- cipios de otoño las hembras, antes de morir,
un quejigo mien-
dad en los movimientos. Amantes de los entor- cierran el ciclo con una nueva remesa de oote-
tras devora una
nos secos y cálidos, ocupan sobre todo el suelo cas. Pero en lugares con menos contrastes cli-
mosca casi tan
grande como ella.
a casi dos metros de altura en el tronco de un bras, que producen más hembras mediante par-
to palo Pijnacke-
ria hispanica so-
quejigo. Las hembras de A. spallanzania eran tenogénesis, sin necesidad de que los huevos
bre una bocha
blanquecinas o verdosas, mientras que las de A. sean fecundados por los machos. En otras espe-
(Dorycnium pen-
decolor eran grisáceas o terrosas. Entre finales cies ibéricas de insectos palo, incluidas algunas
taphyllum), espe-
chos verdosos de A. spallanzania y A. assoi, tam- queños y delgaditos que las hembras. En estado
plantas nutricias.
bién sobre plantas bajas, y sus alas les permitían adulto, P. hispanica no sobrepasa los seis centí-
emprender vuelos de corto alcance. Es probable metros de longitud, sin considerar las antenas y
que estas mantis sobrevivan aquí al largo y frío los cercos terminales (par de apéndices alarga-
invierno en el interior de sus ootecas. En esta dos al final del abdomen), aunque sus larguísi-
misma zona conviven con al menos otras dos es- mas patas le dan una apariencia mayor. Otros
pecies: la mantis religiosa (Mantis religiosa) y la rasgos morfológicos característicos del género
mantis palo (Empusa pennata), mejor conocidas Pijnackeria son el número de artejos (segmen-
y de mucho mayor tamaño. tos) en las antenas, la forma final del abdomen
o la longitud de los cercos. P. hispanica puede
Parecen palitos y en algunas tener color pajizo, más claro o más oscuro, pero
especies no hay machos lo habitual es que sea verde con una fina línea
Los insectos palo, maestros del camuflaje, pa- blanca a lo largo de los costados.
san todavía más desapercibidos que las mantis. Por su parte, Leptynia attenuata es endémico
En España tenemos cuatro géneros: Pijnackeria, del oeste peninsular, con hembras de hasta cin-
recientemente desgajado del género Leptynia, co centímetros y medio y machos alrededor de
Bacillus y Clonopsis (13-15). un centímetro más cortos. Aparte de los rasgos
Pijnackeria hispanica es un endemismo ibéri- ya indicados, para identificarlo hay que fijarse
co que ocupa una franja central que va de sur a también en el vómer subanal de los machos (ór-
gano de acoplamiento situado al final del abdo- de mayo hasta finales de julio. Aunque se consi-
men) así como en los dientes de los cercos. En deran principalmente nocturnos, se mostraban
Macho (izquierda)
los machos de estos insectos los cercos sirven activos durante las horas de luz. Hasta ahora, só-
y hembra del in-
secto palo Lepty-
de tenaza para sujetar a la hembra durante el lo se conocía la coexistencia de los géneros Pij-
nia attenuata. El
hembras suelen ser de tonos verdosos o pardos Un duende de colas sin fin
micirculares en
forma de pinza,
y los machos son normalmente de color canela. El duende (Nemoptera bipennis) es un bello in-
mientras que en
No se sabe gran cosa sobre el hábitat, la re- secto que se distribuye principalmente por la
la hembra son lar-
producción y la dieta de los insectos palo ibéri- península Ibérica, aunque también se ha citado
gos y rectos, de
cos. En general, en Europa los adultos suelen en Francia y Marruecos. Es raro en la mitad nor-
manera que so-
bresalen mucho
morir al final del otoño o comienzos del invier- te peninsular y por lo general aparece de forma
de su abdomen
no, pero antes han dejado huevos que resisten muy local, pero en determinados sitios puede
truncado.
la estación fría. Las hembras del género Lepty- llegar a ser abundante (16, 17). A primera vista
nia pegan los huevos firmemente en las ramitas parece una mariposa, pero está más emparen-
de las plantas nutricias, pero las de Pijnackeria tado con las crisopas y las hormigas león. La co-
los dejan en el suelo, apenas sujetos. En ambos loración es blanquecina o amarillenta, salpicada
géneros, la alimentación parece consistir en di- de motas y manchas oscuras. Las alas son enor-
ferentes herbáceas y arbustos, con algunas pre- mes, anchas las anteriores, largas y estrechas
ferencias como la bocha (Dorycnium pentaphy- las posteriores, de manera que su vuelo es lento
llum) y el piorno (Cytisus scoparius) (15). En y flotante. Sumadas alas y antenas, puede su-
consecuencia, sus hábitats más frecuentes son perar los siete centímetros de longitud, aunque
herbazales y malezas, a menudo entre quercí- su cuerpo mida menos de dos. Vuela en prima-
neas. Pueden verse entre mayo y julio, pero es- vera y verano sobre terrenos secos, preferible-
casean ya mucho en agosto. mente en días soleados.
Los ejemplares vistos en Monte el Viejo eran Los adultos se alimentan del polen de una alta
hembras de P. hispanica y machos y hembras de variedad de plantas, como campanuláceas, as-
la subespecie L. attenuata iberica, en ambos ca- teráceas, cariofiláceas, brasicáceas, fabáceas y
sos sobre herbáceas y arbustos de porte bajo, en poáceas. La hembra pone una media de 25 hue-
bordes de caminos y en claros del arbolado, des- vos en el suelo en menos de una semana y
muere poco después. La eclosión se produce cubierto por varias hileras de escamas. Las ser-
unos veinte días más tarde. Las larvas, de patas pientes, por el contrario, tienen una sola hilera
Hemeroteca
cortas y robustas, bien adaptadas a la excava- de anchas escamas ventrales. Por tanto, a pesar
de Quercus
curvadas y se alimentan durante dos o tres mente una culebra. Pertenece al peculiar subor-
Ref. 5301298 / 3’95 €
· Apuntes de ecología en un
años de larvas de hormigas granívoras. Apenas den de los anfisbenios, que se reparten princi-
entorno de setos cantábricos.
hay datos sobre la fase de pupa, salvo que palmente por África y América del Sur, así que
Ángel Hernández.
Quercus 192 (febrero 2002)
vegetación baja, en particular herbáceas, cerca rarse una especie aparte: la culebrilla de María
Petición de números atrasados
bre, ambos por la tarde. Estaban debajo de pie- ocasiones tendremos la oportunidad de contem-
dras en claros del bosque cubiertos de vegeta- plarla, siempre fugazmente. Prefiere permane-
Culebrilla ciega
ción baja, musgos, líquenes y hojarasca (21). El cer oculta entre el ramaje alto de árboles y ar-
muy joven, de po-
co más de ocho
adulto se deslizó inmediatamente por una gale- bustos. Pero su característico canto la delata,
centímetros de
ría subterránea, pero el joven se quedó medio unas notas más contundentes que la matraqui-
longitud. Fue en-
introducido en una oquedad que tenía la piedra lla sostenida de otras currucas, entre las que
contrada bajo la
en su superficie inferior. Aprovechan aquí la destaca un disilábico y lento “fii-rru” que suele
misma piedra que
aparece en la ima-
descalcificación de margas calizas en tierra roji- repetir tres veces y puede oírse desde bastante
gen, y allí se dejó
za arcillosa, bastante suelta y rica en materia lejos. El nombre de curruca mirlona alude a que
de nuevo una vez
orgánica. Debajo de la mayoría de las piedras y su canto comparte sonoridades con el del mirlo
tomada la foto.
ramas caídas había numerosos artrópodos, pre- común, que es más melodioso.
sas potenciales de la culebrilla ciega, sobre todo Prácticamente ausente en la región eurosibe-
hormigas (con sus huevos) y escarabajos, pero riana, suele encontrarse en zonas boscosas o
también miriápodos (ciempiés y milpiés), termi- cultivos arbóreos, en formaciones poco cerradas
tas, cucarachas y tijeretas. Las hozaduras de los y con cobertura variable del sotobosque, como
jabalíes (Sus scrofa) afectan al suelo donde vive alcornocales, encinares, robledales, castañares,
este reptil, ya que sus galerías no suelen alcan- olivares e incluso algunos sabinares y pinares.
zar los diez centímetros de profundidad. En declive durante el siglo pasado, actualmente
sus poblaciones parecen estables y alguna, co-
Una curruca de trino inconfundible mo la de Cataluña, está en aumento (22). Pero
Con unos quince centímetros de longitud, la cu- las densidades son habitualmente bajas, excep-
rruca mirlona (Sylvia hortensis) es la más gran- to en puntos muy favorables. Quizá una infor-
de de nuestras currucas ibéricas. En condicio- mación algo sesgada debido lo difícil que resul-
nes óptimas puede reconocerse por su caperuza ta detectarla cuando no está cantando. Es una
oscura con antifaz negro sobre ojos amarillo pá- curruca a la que perjudica el abandono del me-
lido, garganta blanca y gran pico. Por lo demás, dio rural, la intensificación agrícola y, en gene-
el dorso es grisáceo, el vientre blanquecino con ral, los cambios de hábitat que favorecen la pro-
tintes rosáceos, las rectrices externas blancas, y liferación de matorrales o la ausencia de árbo-
las patas negruzcas. Sin embargo, en contadas les. Principalmente insectívora, también captura
arañas y caracoles, aunque no desdeña los fru- mente abiertas de matorral y arbolado, donde
tos carnosos cuando están disponibles, así que es frecuente escuchar su canto entre los meses
Macho de curruca
contribuye a dispersar sus semillas. de mayo y julio. Quizá los actuales trabajos de
mirlona cantando
entre el follaje de
El macho y la hembra, una vez establecidos entresaca, que aclaran la vegetación leñosa, le
una encina. Es la
3’5 metros. Hacen una única puesta al año, ge- Como hemos visto, Monte el Viejo no alberga
neralmente en el mes de mayo, que pueden re- linces ni águilas imperiales, aunque sí es una
poner más tardíamente en caso de fracaso. Los zona con presencia de lobo. Especies, todas
huevos, de cuatro a cinco por puesta, se incu- ellas, lo suficientemente investigadas para ha-
ban durante unos 13 días, con mayor afán por la cer efectiva su conservación. A una escala me-
hembra. Los pollos permanecen en el nido otros diática inferior, también habitan aquí, por ejem-
15 días adicionales (23). Ambos progenitores plo, el cárabo común, el tejón y el conejo de
alimentan a los pollos, tanto en el nido como monte. Pero, sobre todo, acoge a toda una plé-
cuando son ya volantones. yade de invertebrados y pequeños vertebrados,
Curiosamente, la curruca mirlona tiende a ani- animales menos atendidos por la ciencia, y en
dar muy cerca del alcaudón común, incluso en el especial por la conservación y la divulgación. Es
mismo árbol o arbusto, pájaro con el que compar- cierto que proteger a los grandes vertebrados,
te área de distribución mundial. Se interpreta co- con sus extensos territorios de campeo, ayuda a
mo una forma de mutualismo en el que ambas conservar amplias áreas compartidas por otras
especies se benefician al detectar y ahuyentar muchas especies. Pero si aprendemos a descu-
posibles depredadores (24). Más aún, mientras el brir y valorar la biodiversidad desde lo pequeño,
alcaudón otea a sus presas desde posaderos des- igualmente apasionante, apreciaremos la im-
tacados, en actitud vigilante, la curruca se apro- portancia del rincón más austero.
vecha y escudriña más descuidada justo debajo Para ello es necesario proteger espacios de
de él, siguiéndolo de un lado a otro. reducida extensión, como micro-reservas y bos-
En Monte el Viejo la curruca mirlona encuen- ques-isla, que es el caso de Monte el Viejo. Falta
tra hábitats adecuados en las zonas moderada- un inventario exhaustivo de su flora y fauna, pe-
ro probablemente sea el sitio idóneo para estu- Por otro lado, al tratarse de un lugar de recreo,
diar especies asociadas a ambientes forestales, las carreteras que lo surcan son muy frecuenta-
en particular las netamente mediterráneas en das, sobre todo durante los fines de semana y en
estas latitudes ibéricas norteñas. Algo se hace verano, por lo que es alto el porcentaje de atrope-
ya. Por ejemplo, son loables los tratamientos llos. La culebra bastarda, sin ir más lejos, es una
selvícolas en marcha, que incluyen dejar sobre de las víctimas habituales. En este sentido, sería
el terreno los árboles muertos. Estas medidas aconsejable la instalación de pasos para fauna, o
no sólo deben promover un bosque uniforme de al menos reducir la velocidad de circulación, ya
árboles extraordinarios, sino también la existen- que estos accesos asfaltados no llevan a ningún
cia de diferentes estratos de vegetación, dejan- otro sitio que no sea Monte el Viejo.
do parches generosos de monte bajo y matorral
denso, lo que satisface los requerimientos eco-
lógicos de un elevado número de especies. Mu-
Bibliografía