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Introducción

La toxicología es el estudio de los venenos o, en una definición más precisa, la

identificación y cuantificación de los efectos adversos asociados a la exposición a

agentes físicos, sustancias químicas y otras situaciones. En ese sentido, la toxicología

es tributaria, en materia de información, diseños de la investigación y métodos, de la

mayoría de las ciencias biológicas básicas y disciplinas médicas, de la epidemiología

y de determinadas esferas de la química y la física. La toxicología abarca desde

estudios de investigación básica sobre el mecanismo de acción de los agentes tóxicos

hasta la elaboración e interpretación de pruebas normalizadas para determinar las

propiedades tóxicas de los agentes. Aporta una importante información tanto a la

medicina como a la epidemiología de cara a comprender la etiología de las

enfermedades. (Spencer, 1980.)

En la sociedad moderna, la toxicología es ya un elemento importante de la salud

ambiental y de la salud en el trabajo. Ello es así porque muchas organizaciones, tanto

gubernamentales como no gubernamentales, utilizan la información toxicológica para

evaluar y regular los peligros presentes tanto en el lugar de trabajo como en el medio

ambiente general. La toxicología es un componente crucial de las estrategias de

prevención, pues proporciona información sobre peligros potenciales en los casos en

que no hay una exposición humana amplia. Los métodos de la toxicología son

asimismo muy utilizados por la industria en el desarrollo de productos, pues permiten


obtener una información valiosa para el diseño de determinadas moléculas o

formulaciones. (Mattison, 1989. )

El siguiente informe trata de la resistencia de un agente receptor sometido a tóxicos

según el tiempo y la cantidad que se empleo es decir la dosis y la respuesta. Los

primeros factores tienen que ver con la captación, la absorción y la distribución los

procesos que determinan el transporte efectivo de las sustancias desde el medio externo

hasta el cuerpo, por vías de entrada como la piel, los pulmones o el aparato digestivo.

Esos procesos se sitúan en la interface entre los seres humanos y su medio ambiente.

En el caso de los segundos factores, los del metabolismo, se trata de comprender la

forma en que el cuerpo hace frente a las sustancias que ha absorbido. Algunas

sustancias se transforman mediante procesos metabólicos de la célula, que pueden

incrementar o reducir su actividad biológica. (Burleson, 1995.) en este caso se empleó

una especie de insecto la cual es mosca común.

Marco teórico

Toxicidad. La capacidad intrínseca que posee un agente químico de producir efectos

adversos sobre un órgano. (Hanke, 1984)

Xenobióticos. “Sustancias extrañas”, es decir, extrañas al organismo. Lo contrario son

los compuestos endógenos. Entre los xenobióticos figuran los fármacos, las sustancias

químicas industriales, los venenos presentes en la naturaleza y los contaminantes del

medio ambiente. (Hanke, 1984)


Peligro. La posibilidad de que la toxicidad sea efectiva en un contexto o situación

determinados. (Hanke, 1984)

Riesgo. La probabilidad de que se produzca un efecto adverso específico. Suele

expresarse como el porcentaje de casos de una población dada durante un determinado

período de tiempo. La estimación del riesgo puede basarse en casos reales o en una

proyección de casos futuros a partir de extrapolaciones (Hanke, 1984)

La relación dosis-efecto es la relación entre la dosis y el efecto a nivel individual. Un

incremento de la dosis puede incrementar la intensidad de un efecto o su gravedad.

Puede obtenerse una curva de dosis-efecto a nivel de todo el organismo, de la célula o

de la molécula diana. Hay algunos efectos tóxicos, como la muerte o el cáncer, que no

tienen grados, sino que son efectos “de todo o nada”. (Lauwerys, 1982.)

La relación dosis-respuesta es la relación entre la dosis y el porcentaje de individuos

que presentan un determinado efecto. Al incrementarse la dosis lo normal es que

aumente el número de individuos afectados en la población expuesta. (Lauwerys,

1982.)

El establecimiento de las relaciones dosis-efecto y dosis-respuesta es esencial en

toxicología. En los estudios médicos (epidemiológicos) suele utilizarse como criterio

para aceptar una relación causal entre un agente y una enfermedad el hecho de que el

efecto o la respuesta sean proporcionales a la dosis. Pueden establecerse varias curvas


de dosis-respuesta respecto de una misma sustancia química —una curva para cada

tipo de efecto. En la mayoría de los efectos tóxicos (cuando se estudian en poblaciones

grandes), la curva de dosis-respuesta tiene una forma sigmoidea. Hay por lo general

un intervalo de dosis bajas en el que no se detecta respuesta alguna; al aumentar la

dosis, la respuesta sigue una curva ascendente que normalmente llega a una meseta

cuando la respuesta es del 100 %. (Loomis, 1976.) La curva de dosis-respuesta refleja

las variaciones entre individuos de una misma población. La pendiente de la curva

varía según la sustancia química de que se trate y también entre los diferentes tipos de

efectos. En el caso de algunas sustancias que tienen efectos específicos (carcinógenos,

iniciadores, mutágenos) la curva de dosis-respuesta podría ser lineal desde la dosis

cero dentro de un determinado intervalo de dosis. Esto significa que no hay un umbral

y que hasta las dosis pequeñas representan un riesgo. Por encima de ese intervalo de

dosis, el riesgo puede incrementarse a una tasa superior a la lineal. (Loomis, 1976.)

Captación y disposición

Procesos de transporte

Difusión. Para entrar en el organismo y llegar al lugar en el que producen el daño, las

sustancias extrañas han de atravesar varias barreras, entre ellas las células y sus

membranas. La mayoría de las sustancias tóxicas atraviesa las membranas

pasivamente, por difusión. Por este proceso, las moléculas hidrosolubles pequeñas

pasan por los canales acuosos, y las moléculas liposolubles se disuelven en la parte

lipídica de la membrana y después la atraviesan por difusión. El etanol, que es una


pequeña molécula hidro y liposoluble, se difunde rápidamente a través de las

membranas celulares. (Piotrowski, 1971.)

Difusión de ácidos y bases débiles. Los ácidos y bases débiles pueden atravesar

fácilmente las membranas en su forma liposoluble no ionizada, mientras que las formas

ionizadas son demasiado polares para pasar. El grado de ionización de estas sustancias

depende del pH. Si entre un lado y otro de una membrana hay un gradiente de pH, se

acumularán en sólo uno de los lados. La excreción urinaria de los ácidos y bases débiles

depende en gran medida del pH de la orina. El pH fetal o embrionario es algo más alto

que el pH materno, lo que produce una ligera acumulación de ácidos débiles en el feto

o embrión. (Piotrowski, 1971.)

Difusión facilitada. El paso de una sustancia puede verse facilitado por

transportadores presentes en la membrana. La difusión facilitada se asemeja a los

procesos enzimáticos en que seproduce con la mediación de una proteína y en que es

muyselectiva y saturable. Hay otras sustancias que pueden inhibir el transporte

facilitado de los xenobióticos. (Piotrowski, 1971.)

Transporte activo. Algunas sustancias atraviesan las membranas celulares mediante

un transporte activo. Ese transporte se realiza con la mediación de proteínas

transportadoras en un proceso análogo al de las enzimas. El transporte activo es similar

a la difusión facilitada, pero puede producirse en contra de un gradiente de


concentración. Necesita un aporte de energía, y un inhibidor metabólico puede

bloquear el proceso. Los contaminantes ambientales casi nunca se transportan

activamente. Una excepción es la secreción y reabsorción activas de metabolitos

ácidos en los túbulos renales. (Piotrowski, 1971.)

La fagocitosis es un proceso en virtud del cual células especializadas,como los

macrófagos, capturan (“engloban”) partículas y después las digieren. Esta modalidad

de transporte desempeña un papel importante por ejemplo en la eliminación de

partículas de los alveolos. (Teisinger, 1984.)

Transporte en los flujos corporales. Las sustancias se mueven asimismo por el

cuerpo con el movimiento del aire en el sistema respiratorio durante la respiración y

con los movimientos de la sangre, la linfa o la orina. (Teisinger, 1984.)

Filtración. Debido a la presión hidrostática u osmótica, grandes cantidades de agua

atraviesan los poros del endotelio. Todo soluto que sea suficientemente pequeño se

filtrará junto con elagua. Hay cierto nivel de filtración en el lecho de capilares de todos

los tejidos, pero es importante sobre todo en la formación de la orina primaria en el

glomérulo renal. (Teisinger, 1984.)

Absorción
La absorción es el paso de una sustancia del medio ambiente al organismo. Por lo

general se entiende no sólo como el hecho de atravesar la barrera tisular sino también

como su llegada ulterior a la circulación sanguínea. (Yoftrey, 1956.)

Absorción pulmonar. Los pulmones son la principal ruta de depósito y absorción de

pequeñas partículas suspendidas en el aire, gases, vapores y aerosoles. En el caso de

los gases y vapores muy hidrosolubles, una parte importante de la absorción se produce

en la nariz y el árbol respiratorio, pero en el caso de las sustancias menos solubles se

produce principalmente en los alveolos pulmonares. Los alveolos poseen una

superficie enorme (alrededor de 100 m2 en los humanos). Además, la barrera de

difusión es sumamente pequeña, sólo dos delgadas capas de células y una distancia de

micras entre el aire alveolar y la circulación sanguínea sistémica. Ello hace que los

pulmones sean un órgano muy eficiente para el intercambio no sólo de oxígeno y

dióxido de carbono, sino también de otros gases y vapores. En general, la difusión por

la pared alveolar es tan rápida que no limita la captación. (Yoftrey, 1956.)

Absorción percutánea. La piel es una barrera muy eficiente. Aparte de su función

termorreguladora, protege al organismo de los microorganismos, la radiación

ultravioleta y otros agentes nocivos, y también de la pérdida de agua excesiva. La

distancia de difusión en la dermis es del orden de décimas de milímetro. Además, la

capa de queratina opone mucha resistencia a la difusión de la mayoría de las sustancias.

No obstante, en el caso de algunas sustancias suele producirse una absorción dérmica

significativa con resultado de toxicidad (Yoftrey, 1956.)


Exposición

En los estudios mecanicistas, la ruta de exposición suele ser la misma que en la

exposición humana. La ruta es importante porque puede haber efectos locales en el


lugar de la exposición y además efectos sistémicos una vez que la sustancia ha sido

absorbida en la sangre y distribuida por todo el cuerpo. (Berlin, 1987)Un ejemplo

sencillo pero revelador de un efecto local sería la irritación y eventual corrosión de la

piel tras la aplicación de soluciones ácidas o alcalinas fuertes como las que se emplean

para limpiar superficies duras. Análogamente, puede producirse irritación y muerte

celular en las células que revisten los orificios nasales y/o el pulmón tras la exposición

a vapores o gases irritantes, como óxidos de nitrógeno u ozono. (Ambos están

presentes en la contaminación atmosférica.) Tras la absorción de una sustancia química

en la sangre a través de la piel, el pulmón o el tracto gastrointestinal, la concentración

en cualquier órgano o tejido está controlada por muchos factores que determinan la

farmacocinética de esa sustancia en el cuerpo. Como veremos más adelante, el cuerpo

es capaz no sólo de detoxificar sino también de activar diversas sustancias químicas.

(Gad, 1994.)

LESION CELULAR Y MUERTE CELULAR LESION CELULAR Y

MUERTE CELULAR

Prácticamente todos los esfuerzos de la medicina se dedican a impedir la muerte

celular, en enfermedades como el infarto de miocardio, los accidentes

cerebrovasculares, los traumatismos y el shock, o a provocarla, como en el caso de las

enfermedades infecciosas y el cáncer. Es por consiguiente esencial comprender la

naturaleza de los mecanismos que intervienen en ese proceso. La muerte celular se ha

dividido en “accidental”, es decir, causada por agentes tóxicos, isquemia, etc., y


“programada”, que es la que se produce en el desarrollo embriológico, como por

ejemplo la formación de los dedos o la resorción de la cola en el renacuajo (Frazier,

1990. )

La lesión celular y la muerte celular tienen por ello importancia tanto fisiológica como

patofisiológica. La muerte fisiológica de la célula es sumamente importante durante la

embriogénesis y el desarrollo embrionario. El estudio de la muerte celular durante el

desarrollo ha permitido obtener información nueva y de gran importancia sobre los

procesos de genética molecular, gracias especialmente al análisis del desarrollo en los

animales invertebrados. En esos animales se ha estudiado minuciosamente la

localización precisa y la significación de las células que están destinadas a morir, y

mediante las técnicas mutagenéticas clásicas se han identificado ya varios de los genes

que intervienen en ese proceso. En los órganos adultos, el equilibrio entre la muerte

celular y la proliferación celular controla el tamaño de los órganos. En algunos

órganos, como la piel y el intestino, la renovación celular es continua. (Chapman,

1967.) En la piel, por ejemplo, las células se van diferenciando al llegar a la superficie

hasta que llegan a la fase de diferenciación terminal y a la muerte celular a medida que

avanza la queratinización, con la formación de las llamadas “capas plegadas en

zigzag”. Son muchas las clases de sustancias tóxicas que pueden inducir una lesión

celular aguda y después la muerte. Tenemos así la anoxia y la isquemia, con sus

análogos químicos como el cianuro de potasio; los carcinógenos químicos, que forman

electrófilos que se unen con enlaces covalentes a proteínas de los ácidos nucleicos;
sustancias oxidantes, que provocan la formación de radicales libres y lesión oxidativa;

la activación del complemento, y diversos ionóforos de calcio. La muerte celular es

también un importante componente de la carcinogénesis química; muchos

carcinógenos químicos completos, a dosiscarcinógenas, producen necrosis aguda e

inflamación seguidas de regeneración y preneoplasia. (Duffus, 1980. )

BIBLIOGRAFIA
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