El aprendizaje basado en competencias requiere un sistema de evaluación variado,

pues cada competencia tiene componentes muy distintos que necesitan

procedimientos diversos para ser evaluados correctamente.

La evaluación de competencias requiere distintos procedimientos y técnicas de

evaluación según el propósito que se desea evaluar. Por ejemplo la evaluación de
conocimientos, donde se pueden utilizar diversas técnicas (prueba de respuesta larga,
prueba de respuesta corta, pruebas objetivas); evaluación de actitudes y valores
(técnicas de observación, pruebas de autoevaluación, escalas de actitudes.); Aplicar
los conocimientos a situaciones concretas, escribir determinados tipos de escritos,
desarrollar diferentes tipos de pensamiento. Para todo esto, se pueden utilizar
procedimientos como portafolios, informes, pruebas de ejecución, trabajos.

Para esto existen diversos tipos de evaluaciones debido a que cada competencia tiene
componentes muy distintos que necesitan ser evaluado correctamente. Por ejemplo para
evaluar conocimientos se pueden utilizar pruebas objetivas (selección múltiple, verdadera o
falsa, términos pareados.) y/o pruebas de desarrollo de respuesta corta o respuesta larga;
evaluación de actitudes y valores, se utilizan técnicas de observación (consiste en observar
personas, hechos, casos, acciones, situaciones, con el fin de obtener información necesaria
para una investigación.), pruebas de autoevaluación y escalas de actitudes; Aplicar los
conocimientos a situaciones concretas, escribir determinados tipos de escritos, desarrollar
diferentes tipos de pensamientos todo esto se pueden evaluar utilizando procedimientos
como portafolios, informes, trabajos.

Otro instrumento de evaluación que se puede utilizar para evaluar las distintas competencias
es una rúbrica, el diseño de ésta debe responder a que el estudiante pueda ser evaluado de
forma objetiva, utiliza escalas (muy bien logrado, medianamente logrado, no logrado) para
definir el nivel de aprendizaje del estudiante, también explicita los objetivos de una actividad
de aprendizaje y el modo de alcanzarlos, entrega al docente claridad respecto de la manera en
que debe medir y registrar el progreso del estudiante, además señala al estudiante las
fortalezas y oportunidades de mejora, disminuye la subjetividad en la evaluación y promueve
la corresponsabilidad.