LOS PRECEPTORES

DE LA HUMA NIDA D
(y I V).
de forma irrebatible una unidad
de doctrina y contenido que delata
Manly P. Hall, destacado autor ocultista norte- su origen común y exterior a las cir-
americano, en su obra ((Lo que la sabiduría an- cunstancias cambiantes y primitivas
de los hombres que las profesaban.
tigua espera de sus discípulos» comenta: La Todas estas culturas actuaron de
Sabiduría Antigúa nos dice que sólo hay una forma puramente pasiva, como sim-
ples receptores de esa «Revelación»
religión y que el germen de esta religión fue que les era otorgada de forma gra-
plantado en las almas de las cosas en el co- tuita (por la GRACIA divina), por
mienzo del mundo. aquellos Mensajeros. Enviados,
MESIAS, Avatares o Bodhisattvas,
como se les ha llamado en las distin-
tas latitudes, que, a despecho de
poseer un cuerpo humano, eviden-
ciaron, con sus vidas irreprochables
y sobrehumanas, su condición de se-
res exteriores a nuestro mundo. Se-
Los OVNI pueden cambiar de forma a volun- res que, en virtud de su gran com-
tad y desplazarse a la velocidad deseada. pasión por el ser humano rudimen-
tario e ignorante, adoptaron la for-
ma humana para caminar entre no-
(Continuación) sotros y entregarnos el mensaje que,
en cada omento histórico y crono-
za de nuestra Quinta Raza, Aria—. a Ella deben necesariamente vol- lógico, ha sido el más apropiado
El Avatar, el Enviado Divino que ver y, por lo tanto, son menester in- para dinamizar nuestra evolución
llevó a cabo una particular instruc- numerables trasmigraciones o reen-
een- y orientarla en determinada línea
ción cultural y espiritual, por medio carnaciones y purificaciones antes por el correspondiente período zodia-
de la música) es, por otra parte, pu- de llegar a la consumación final. cal. Pero Seres, en definitiva, cuya
ramente india. Para él la Esencia Esto es pura filosofía VEDANTA. verdadera naturaleza era comparti-
Divina es inseparable de todo cuan- Por otra parte, la Fraternidad órfi- da con la de los Kabiri o Querubi-
to ES en el universo infinito, puesto ca no comía alimentos animales, lle- nes, integrantes, pues, de las Je-
que todas las formas están ocultas vaba vestidos de lino blanco, y prac- rarquías Angélicas que, como con-
en ella desde toda la eternidad. En ticaba muchas ceremonias parecidas servan en su doctrina todas las re-
determinados períodos, estas formas a las de los brahmanes hindúes». ligiones, presiden desde los Planos
son manifestadas, emanando de la Con esta descripción, rica en da- Espirituales del ser, el desenvolvi-
Esencia Divina, o se manifiestan tos, obtenida del texto de Biavatsky, miento de los hombres, confiados a
ellas mismas. Así, gracias a esta ley reforzamos nuestra interpretación su cuidado por el Regente Cósmico.
de emanación o de evolución, todas de la existencia de un cuerpo uni- Existieron así, en los movimientos
las cosas participan de dicha Esen- versal de conocimientos de índole culturales de las civilizaciones más
cia,. y son partes y miembros im- esotérica, compartidos por todas las remotas y diversas, profundas —aurí-
pregnados de la naturaleza divina, antiguas culturas y que, a despecho que progresivamente más reserva-
que es omnipresente. Habiendo de la distancia geográfica o inte- das— conexiones con aquellos seres
procedido de Ella todas las cosas, lectual que las separase, muestra que siempre, a lo largo de la marcha

prensadelmisterio.blogspot.com 19
de nuestro mundo, se han mostrado
ante nosotros —seres materiales
y restringidos en nuestras percep-
ciones, por el momento— por medio
de manifestaciones paranormales,
con los llamados «Signos en el Cielo)),
que hoy en día se han catalogado
bajo la designación de FENOMENO
OVNI.
LA SIGNIFICACIÓN ESOTÉRICA
DE LOS MISTERIOS
De forma invariable, todas las Es-
cuelas Esotéricas, en el transcurso
de sus enseñanzas, llegan a un pun-
to, al tratar del origen de la vida en el
planeta en el que actualmente habi-
tamos, y, más específicamente, al
hacer referencia a determinados
hechos que han llegado hasta no-
sotros desfigurados tras las simbóli-
cas descripciones de las Escrituras
Sagradas de unas y otras religiones,
en el cual se describe la introduc-
ción en el proceso evolutivo terrestre
de impulsos, de diversa naturaleza,
procedentes de inteligencias exter-
nas, de Seres de desarrollo mucho
más completo y elaborado que el
nuestro, y cuya naturaleza puede ser
descrita, con cierta aproximación,,
como espiritual.
Estos Seres Externos, en su gran
mayoría, forman parte de las llama-
das Jerarquías o Creadores Angélicas,
y se hallan al servicio del plan divino
que consagra el continuo movimiento
como medio del desenvolvimiento de
sus tres cualidades básicas: VOLUN-
TAD, AMOR E INTELIGENCIA.
El Conocimiento Esotérico explica
que, en el actual Sistema Solar,
en la presente manifestación o MAN-
VATARA (que es la segunda dentro
de tres), Dios (nuetro Logos Solar,
que preside el desenvolvimiento de
nuestro Sistema) está aprendiendo
a regir amorosamente a todas sus
criaturas, utilizando la Inteligencia
que desarrolló en su anterior mani-
festación, con objeto de llegar a ver
consumada su Voluntad o Propósito
en el próximo período de manifesta-
ción, o tercer Sistema Solar. Así
como la naturaleza procede a través
de alternantes períodos de activi-
dad y descanso, de días y noches, de
veranos y de inviernos, así, el Crea-
dor, actua por medio de sucesivas
manifestacionés, de exteriorizaciones
20
Los pobladores de la Atlántida fueron los ex-
ponentes más grandes del pensamiento
concreto.
y obscuraciones. De las llamadas
«Respiraciones de Brahma» en la
filosofía hindú. Y en toda esa labor,
se produce el desenvolvimiento
de miríadas de criaturas de todos
los órdenes, algunas de las cuales se
hallan mucho más próximas al
Creador que el ser humano, habien-
do atravesado un nivel equivalente
al nuestro hace incontables Eones.
Pero los As-
clepiados eran iniciados del culto
de la serpiente de Esculapio, como
las bacantes lo eran del Dionisíaco,
y ambos ritos, andando el tiempo,
fueron incorporados a los Misterios
Eleusinos. Los Sagrados Misterios
eran celebrados en los antiguos tem-
plos por los hierofantes Iniciados,
para provecho e instrucción de los
candidatos. Los Misterios más so-
lemnes y secretos eran seguramente
los celebrados en Egipto por «la
compañía de los guardadores del se-
creto», como denomina Bonwick a los
Hierofantes. Hablando de los Miste-
rios que se celebraban en Filé (Isla
del Nilo), dice que «en estas som-
brías cavernas los grandes y místicos
arcanos de la diosa Isis eran revela-
dos al adorador aspirante, mientras
que el solemne rito de iniciación
resonaba en toda la larga extensión
de estas recónditas profundidades
de granito».
La palabra «Misterios» deriva del
griego MUO, <(cerrar la boca», y cada
símbolo relacionado con ellos tenía
una significación oculta. Según
afirman Platón y muchos otros sa-
bios de la antigüedad, los Miste-
rios eran altamente religiosos, mora-
les y benéficos como escuela de ética.
Los Misterios griegos, los de Ceres
y Baco, eran sólo imitaciones de los
Egipcios, y el autor de CREENCIA
EGIPCIA Y PENSAMIENTO MO-
DERNO nos enseña que la palabra
«chapel» (capilla) se dice que es el
CAPHEL, la divinidad solar. Los tan
conocidos KABIRI o Cabires (los
Querubines de la tradición Cató-
lica), estaban asociados con los Mis-
terios. En breves palabras, los Mis-
terios eran en todos los países una
serie de representaciones dramá-
ticas en las que los misterios de la
cosmogonía y de la Naturaleza en
general eran personificados por
los sacerdotes y neófitos, que desem-
peñaban el papel de los diferentes
dioses y diosas, repitiendo supuestas
escenas (alegorías) de sus vidas
respectivas. Estas eran explica-
das en su sentido oculto a los can-
didatos a la iniciación, e incorpora-
das en las doctrinas filosóficas.
Los Misterios Eleusinos eran los
más famosos y más antiguos de to-
dos los Misterios griegos, excep-
tuando los de Samotracia, y se cele-
braban en las cercanías de la aldea
de Eleusis, no lejos de Atenas. Epi-
fanio los hace remontar a los tiem-
pos de Inachos (1800 antes de J.C.),
y fueron fundados, como se expresa
en otra versión, por Eumolpo, rey
de Tracia y Hierofantes. Se celebra-
ban en honor de Démeter, la Ceres
griega y la Isis egipcia; y en último
acto de la representación aludía
a una víctima sacrificial expiatoria, y
una resurrección cuando el Iniciado
era admitido al supremo grado de
Epopteia. Esta era la tercera o úl-
tima parte de los sagrados ritos,
y su significado es «revelación», re-
cepción de los secretos. En substan-
cia significa aquel grado de clarivi-
dencia divina en la que la visión
terrestre se paraliza, todo cuando
pertenece a la tierra desaparece, y el
alma se une, libre y pura, con el Es-
píritu o Dios. Así pues, el vocablo
«Epoptes» indica al Iniciado, al que
ha pasado el último grado de la ini-
ciación. San Pablo, al aplicarse
a sí mismo esa palabra (Primera
Epístola a los Corintos, III, 10), se
declara a sí mismo Adepto o Iniciado
en los Misterios, provisto de las fa-
cultades necesarias para iniciar a
otros.
La fiesta de los Misterios de Eleu-
sis empezaba en el mes de Bodro-
mion (septiembre), época de la ven-
dimia, y duraba desde el día 15
hasta el 22, o sea, siete días. La fies-
ta hebrea de los Tabernáculos, fiesta
de las cosechas, en el mes de Etha-
nim (el séptimo), empezaba igual-
mente el día 15 y terminaba el 22
de dicho mes. El nombre de Ethanim
deriva, según algunos intérpretes,
de Adonim, Attenim, Ethanim, y
staba consagrado a Adonai o Adonis
(Thammuz), cuya muerte lamenta-
ban los hebreos en las arboledas de
Bethlehem. El sacrificio del «Pan y
del Vino» ejecutábase antes de los
Misterios de la Iniciación, y du-
rante la ceremonia se revelaban
a los candidatos los misterios del
PETROMA, especie de libro hecho
con dos tablillas de piedra (petrai),
unidas por un lado y dispuestas
para abrirse como los demás libros
(obsérvese el paralelismo con las
simbólicas «tablas de la Ley» de
Moisés, en la tradición Cristiana).
De los verdaderos Hijos de la Luz, descendió
una larga línea de adeptos iniciados.
Los Misterios Órficos venían des-
pués de los Misterios de Baco, pero
diferían mucho de éstos. El sistema
de Orfeo se caracteriza por su purí-
sima moralidad y severo ascetismo.
Estos Seres integran las llamadas
Jerarquías Creado--as, y sus cuerpos
de manifestación son compuestos
de materia mucho más sutil que la
nuestra, hasta el punto que, com-
parándolos con nosotros, podríamos
definirlos como puramente espi-
rituales.
Asimismo, dentro de las Jerar-
quías Creadoras, existen diferentes
niveles, y algunos de sus componen-
tes, de muy reciente incorporación,
son fruto del desarrollo armonioso,
de la fructificación evolutiva, que
se produjo en planetas más antiguos
que el nuestro, dentro de nuestro
propio Sistema Solar, tales como
Venus y Mercurio, cuyas respectivas
humanidades han trascendido hace
muchos millones de años al estadio
físico denso en el que nosotros nos
encontramos actualmente, para
pasar a residir en niveles de con-
ciencia, en dimensiones, mucho más
depuradas, de frecuencia vibra-
toria mucho más rápida. Es por
este motivo que un esoterista siem-
pre se mostrará un tanto reacio a de-
signar como «Extraterrestres» a es-
tos linajes de Seres, pues si bien es
cierto que su origen o procedencia
es exterior a nuestro planeta (al me-
nos en lo que se refiere a los Se-
res Superiores a los que ahora ha-
cemos alusión, y no a otros órdenes
de seres inmateriales que pueblan los
Planos Internos de nuestro mundo),
no es menos cierto que tampoco
podemos situar su residencia en los
planetas sólidos que giran alrededor
de nuestro Sol, al menos en este mo-
mento cósmico, cuando han trascen-
dido por completo el nivel físico
denso de la existencia, y moran en
los niveles más sutiles de la creación.
Es de fundamental importancia
que depuremos ja imagen antropo-
mórfica que en los últimos años nos
hemos ido haciendo de estos Seres,
y comprendamos que su naturaleza
es netamente sobrehumana y extra-
dimensional, como lo comprueban
de continuo tanto sus acciones como
las demostraciones de sus supuestos
«aparatos», los OVNIS, que de for-
ma irrebatible dan testimonio de su
complejo dominio sobre la materia
y las leyes físicas —tal como noso-
tros, limitadamente, las conocemos—.
Los OVNIS pueden cambiar de for-
ma y tamaño a voluntad, despla-
zarse a la velocidad deseada —lenta
o rápida— pasando de una a otra
sin interrupción, sin pausa; pueden
variar, instantáneamente, la densi-
dad de la materia que los compone,
y pueden volverse tan densos como
el Plutonio o tan sutiles e imper-
ceptibles como el puro ETER que en
realidad les constituye. En estas
circunstancias, el hecho de que los
Seres en cuestión sean fruto de la
evolución de determinado globo no
tiene especial importancia, en cuan-
to que, físicamente, no podríamos
localizarlos allí, y probablemente
lo único que detectaríamos sería la
presencia de grandes pirámides
(tales como las localizadas en Marte
y en la Luna) que testimonian el
paso de las Jerarquías Creadoras
por aquel cuerpo celeste, con el sím-
bolo esotérico de la meta de este se-
gundo Sistema Solar, que es la trans-
formación de la estructura etérica
cúbica del sistema precedente en
partículas prismáticas, que serán la
culminación del desenvolvimiento
morfológico del aura en nuestro
actual Logos Solar.
Veamos lo que un importante
autor esotérico nos puede decir
acerca de la naturaleza esotérica de
los Misterios y de la forma en que se
hallaban vinculados con la presencia
de estos Seres Exteriores a los que
acabamos de referirnos. Para ello
hemos escogido a Manly Palmer
Hall, destacado autor ocultista nor-
teamericano, al que pertenece la cita
que abre el texto de la segunda parte
de esta serie de artículos a los que
hemos dado el título genérico de
LOS PRECEPTORES DE LA HU-
MANIDAD. En su obra «LO QUE
LA SABIDURIA ANTIGUA ES-
PERA DE SUS DISCIPULOS», Hall
habla acerca del origen de las Es-
cuelas de los Misterios, de la si-
guiente forma: «La Sabiduría An-
tigua nos dice que sólo hay una re-
ligión y que el germen de esta re-
ligión fue plantado en las almas
de las cosas en el comienzo del
mundo. Este germen llegó a ser un
poderoso árbol, con sus raíces en el
21
cielo y sus ramas en la tierra, como
el BANYAN de la India. La Sabi-
duría Antigua no sabe, ni de cristia-
nos, ni de gentiles ni de paganos.
No reconoce más que la existencia
de varias ramas pendientes de un
mismo árbol; cada rama es en sí
misma incompleta, pero forma
parte del Arbol de la Fe. El árbol no
pide nada a las ramas; lo único que
espera es que las ramas sean fieles
al árbol y den testimonio veraz de la
vida que corre por el árbol. La Anti-
gua Sabiduría es la vida que corre
por el Arbol de la Fe. Nosotros no
vemos la vida. Sólo vemos las hojas
y las ramas que dan testimonio de la
vida, pero a su debido tiempo se
cumple el milagro del árbol. Este ár-
bol es, ciertamente, el Arbol de la
Vida, pues sin los sentimientos ele-
vados y excelsos, el ser humano no
vive, sino que simplemente existe.
Si alguna de las ramas de ese árbol
no da frutos, el Maestro nos dice
que hay que cortarla y arrojarla al
fuego. Es deber de todo ser viviente
el realizar tareas verdaderamente
constructivas, en reconocimiento
de la vida divina que alienta en él.
La mejor manera de glorificar a Dios Rara fotografía hecha por el Dr. James O. Woods, investigador californiano.
es la de que sus criaturas glorifi- UFO parcialmente materializado, en el desierto Mojave en California, en Abril
quen en sí mismas a Su espíritu. de 1958.

En remotos tiempos del pasado,

los dioses se acercaban a los hom-
bres, y mientras los Maestros de las
esferas invisibles de la naturaleza
trababajan con la humanidad todavía
infantil de este planeta, los dioses
escogían entre los hijos del hombre
a quienes fuesen los más sabios
y veraces; y con éstos trabajaron,
preparándolos para que pudieran
continuar la labor de los dioses,
cuando las Jerarquías Espirituales
se hubiesen retirado a los mundos
invisibles. Con estos hijos del hom-
bre, especialmente instruidos e ilu-
minados, dejaron los dioses la llave
de su gran sabiduría, que era el co-
nocimiento del bien y del mal. Dispu-
sieron que esos hombres así instrui-
dos fueran sacerdotes y mediadores
entre ellos (los dioses) y la humani-
dad, que hasta entonces no había
abierto los ojos que le permitiesen
atisbar el rostro de la Verdad y poder
vivir. Amparados por la divina pre-
rrogativa, estos iluminados fundaron
lo que conocemos actualmente como
los «Misterios Antiguos». Estas
fueron Escuelas de verdades religio-
sas, en que la religión se usaba en el
sentido que implica sabiduría divina.
Podían entrar en estas «universi-
dades» espirituales los hombres más
valiosos y capaces. Al principio,
estas escuelas fueron reconocidas
públicamente. Se construyeron gran-
des templos para alojar a los sa-
cerdotes y para efectuar los procesos
y rituales de iniciación. Se regis-
traron los arcanos místicos en es-
culturas, tablas de ardilla y rollos de
papiro. Generación tras generación
se iluminó con la sabiduría encerra-
da en estos documentos conservados
en los repositorios sagrados. Paula-
tinamente, fue produciéndose una
separación en las Escuelas de los
Misterios. El fervor y propósito de
los sacerdotes de propagar sus doc-
trinas, en muchos casos excedió
aparentemente su inteligencia. De
resultas de esto, se permitió a mu-
chos aspirantes entrar en los templos
antes de que realmente estuviesen
preparados para la sabiduría que de-
bían recibir. El resultado fue que
estos espíritus poco preparados fue-
ron ganando gradualmente más
autoridad, pero se manifestaron
al fin incapaces de mantener la ins-
titución, siendo inaptos para esta-
blecer relación con los poderes espi-
rituales que se hallan detrás de toda
empresa de orden material. Y de este
modo las Escuelas de los Misterios
fueron desapareciendo. La Jerar-
quía Espiritual, servida a través
de todas las generaciones por un nú-
mero limitado de seguidores veraces
y fieles, se desvaneció de la faz de la
Tierra. Mientras las colosales orga-
nizaciones de orden material, ha-
biendo perdido el contacto con sus
fuentes divinas, comenzaron a per-
der el rumbo y se fueron enredando
cada vez más en rito ' símbolos
que ya no sabían interpretar.

22
 Durante la era de la Atlántida,
que describe Platón, la tarea de
recopilar y ordenar la Antigua Sabi-
duría se llevó a cabo aceleradamente,
pues los pobladores de la Atlántida
fueron los exponentes más grandes
del pensamiento concreto que jamás
conoció el mundo. Los habitantes
de la Atlántida jamás entendieron
a fondo la sabiduría que les era pro-
pia, pues aun en aquellos tempranos
tiempos los dioses ya se habían re-
tirado de la masa de la humanidad
y sólo hablaban a los hombres a
través de sacerdotes y oráculos. El
método de comunicación de que se
valieron los poderes espirituales se
halla fielmente expuesto por Jo-
sephus en su descripción del Arca
de la Alianza y de los sacerdotes que
la servían. Esta arca era un orácu-
lo, y los dioses hablaban al Sumo
Sacerdote por medio del lenguaje
de los símbolos. De los habitantes
de la Atlántida, con sus antiguos
Misterios del Tabernáculo, hemos
rescatado casi todo lo que sabemos
en lo referente a la Sabiduría An-
tigua y sus Misterios. De acuerdo
con el Libro Sagrado, ellos eran los
custodios de los registros espirituales
que les habían sido dados por sus
progenitores, los Reyes Serpientes,
que reinaron previamente sobre la
Tierra. Fueron estos Reyes Serpien-
tes los que fundaron las Escuelas de
los Misterios los cuales, más tarde,
aparecieron como los Misterios
Egipcios y Brahmánicos, y bajo otras
formas de ocultismo antiguo. Su sím-
bolo era la serpiente, porque ense-
ñaban a los hombres a utilizar la
energía creadora que discurre por
sus propios cuerpos, en forma de
línea serpenteante o de fuerza sinuo-
sa. Eran los verdaderos Hijos de la
Luz, y de ellos descendió una larga
línea de adeptos iniciados, debida-
mente instruidos en la ley. Estos
mantuvieron encendida la luz de las
verdades divinas a través de muchas
generaciones de ignorantes y des-
creídos. El mundo atlante se vino
abajo en cuanto se apartó de la ley.
Olvidó que la naturaleza es la regi-
dora de todas las cosas y, por que-
rer vivir antinaturaimente, fue des-
truido. Antes de su desintegración,
como quiera que sea, la Sabiduría
Antigua pasó al nuevo mundo de
los arios, donde, desde el corazón
del encumbrado Himalaya, sus adep-
tos. e iniciados comenzaron el pro-
ceso de formación de un nuevo pue-
blo destinado a ser el tabernáculo
viviente de los dioses.
No siempre el hombre fue un sei
material. Hace muchas eternidades,
era una criatura espiritual, de po-
deres radiantes y gloriosos. Gradual-
mente fue tomando la vestidura de
lo que nosotros llamamos cuerpo,
y su radiación fue empañada por
las envolturas materiales. Poco a
poco fue perdiendo el contacto con
los Padres, los Hijos de la Luz, y
comenzó a moverse en las tinieblas.
En la época en la que el «tercer
ojo» se cerró en el hombre, durante
el antiguo mundo de los Lemures, el
género humano perdió el contac-
to con sus maestros invisibles. El
recuerdo de los maestros se fue esfu-
mando poco a poco, hasta que sólo
quedaron mitos y leyendas. La mito-
logía es el registro auténtico de
aquellos períodos de transición en
que las chispas divinas fueron asu-
miendo gradualmente las formas
del cuerpo mortal.
Pero el hombre jamás ha sido deja-
do peregrinando a solas en su ig-
norancia. Cuando se rompieron
los lazos que lo unían a los mundos
invisibles, ciertos métodos para
captar la voluntad de los dioses, fue-
ron establecidos. Fue entonces,
y a estos efectos, que cierta can-
tidad de hombres y mujeres fue
instruida en la trasposición del
abismo que ya separaba a los hom-
bres de los dioses. El método para
establecer esta comunicación era el
mayor de los secretos del ocultismo
antiguo.
La, base del poder de las Escuelas de los Mis-
terios, es la capacidad de comunicación con
los mundos invisibles.
Cada una de las Siete Grandes Escuelas de los
Misterios, está compuesta por doce Iniciados.
Este secreto fue conservado
para la raza humana, pues llegará
el tiempo en que todos los seres hu-
manos volverán a ser capaces de co-
municarse otra vez, directamente,
con los dioses. Durante un gran
intervalo de edades, esta sabiduría
fue perpetuada en las Escuelas de
los Misterios, y un pequeño grupo
de discípulos, elegidos en cada ge-
neración, tuvo el privilegio sagra-
do de conocer a los dioses. Esta sa-
biduría, y el poder y conocimiento
de tales discípulos, son impartidos,
a su vez, a otro grupo de discípulos
elegidos y amados. Y, así, la gran
obra sigue adelante. La capacidad
de las Escuelas de los Misterios
de comunicarse con los mundos in-
visibles, es la base de su poder;
pues todas las Jerarquías Creadoras
residen en los mundos invisibles, y
es a estos mundos adonde deben re-
currir los discípulos para consultar-
las. La clave se halla en el hecho de
que el ser humano es el único en
nuestro Esquema de Evolución, que
se halla equipado con un cuerpo fí-
sico y un cuerpo mental. Los dioses
propiamente dichos, jamás han des-
cendido a la substancia física. De
modo que, al no tener un cuerpo
compuesto de elementos químicos
densos, no pueden manifestarse
aquí. Para comunicarse con ellos,
los seres humanos tienen, pues, que
aprender a funcionar consciente-
mente en sus propios cuerpos invisi-
bles. Cuando el ser humano alcanza
a hacer esto, puede comunicarse
con los seres espirituales que resi-
den en sus niveles correspondientes
de carácter ultrafísico. Es así que,
mientras la religión trata únicamen-
te de fantasías, teorías y creencias,
la Antigua Sabiduría Esotérica con-
23

serva el conocimiento directo de la
voluntad de los dioses, y sus inicia-
dos hacen de esa voluntad la ley
de sus vidas. El iniciado no adivina,
ni duda, ni habla a solas. Trabaja
con hechos, pues se siente uno con
las esencias de la naturaleza. Este
sendero secreto de iluminación
espiritual es el camino que estable-
ció el Logos Planetario, al estatuir
que sus hijos aprenderían a conocer
a través de El y a cumplir sus fines.
El Logos se halla rodeado de una
24
Das fotografías del presunto «humanoide» japonés. Estas fotografías están
realizadas por el señor Yusuke J. Matsumura de la C.B.A. Juternational de
Yokohama (Japón), e131 de marzo de 1975.
Jerarquía de seres sobrehumanos y
también de un grupo de Grandes Ini-
ciados, que pueden ser considera-
dos el fruto del último período de
existencia de nuestro mundo. Estos
Grandes Iniciados, con sus mentes
divinamente inspiradas, forman los
poderosos pilares de la casa de su
Dios. Son los «soportes del templo»
del progreso humano. Estos Gran-
des Espíritus, fueron llamados por
los antiguos místicos judíos los «ce-
dros del Líbano». Son éstos, los
«árboles» que se dice cortó Salomón
de los bosques de la Tierra, para
usarlos como soportes de su tem-
plo. Las verdades secretas de estos
iniciados fueron recopiladas del nor-
te, del este, del sur, y del oeste. Los
adeptos de sus investigaciones,
mientras funcionaban en los mun-
dos invisibles. Las Escuelas de los
Misterios, cumpliendo la antigua
ley, han sido hechas a imagen de la
naturaleza, y hoy día las conocemos
como las Siete Grandes Escuelas de
los Misterios. Todas son ramas de
un mismo árbol, el que crece en el
«Huerto del Señor», y es regado por
las aguas de cuatro ríos (la sabiduría
de los cuatro Planos Inferiores). Del
mismo modo que en todo rayo de luz
se produce la descomposición en
siete colores cuando atraviesa un
prisma, esta antigua verdad, al atra-
vesar el cuerpo prismático del
mundo material, se descompone en
un cuerpo sptup1e. Este cuerpo e
la así llamada «serpiente de siete
cabezas», pero, aunque habla a tra-
vés de siete bocas, no tiene más
que un cerebro, una vida, un origen.
Estas Siete Escuelas, compuesta
cada una por doce Iniciados y sus
discípulos, dispuestos alrededor de
un decimotercer hermano «excelso»,
son los perpetuadores, ordenados por
Dios, de la Antigua Sabiduría, en la
forma en que vino en la alborada
del mundo, cuando los dioses des-
cendieron de la nébula del Sol y fi-
jaron su residencia en la Isla Sa-
grada.
Las Siete Escuelas representan
a los siete planetas y a los siete
grandes senderos. También repre-
sentan los siete órganos vitales del
cuerpo humano y las siete redomas
•que vuelcan su contenido sobre el
mundo. Todos los aspirantes que
buscan idquirir conocimiento de las
leyes de la naturaleza, tienen que
obtener tal sabiduría a través de uno
de estos siete canales, dispuestos
por Dios para el uesenvolvimiento
de sus tareas. Cada una de estas Es-
cuelas de los Misterios es invisible y
desconocida. Sólo pueden ser encon-
tradas al cabo de largas búsquedas
y repetidas desilusiones. En reco-
nocimiento a la dignidad de estas es-
cuelas y a la santidad de su sabi-
duría, expondremos algunas de las
verdades que tales Escuelas sus-
tentan: Cada cien años, se oye la voz
de la Gran Escuela, y viene al mun-
do alguien para dar testimonio de
lo invisible. Ese «alguien» habla con
la voz de la sabiduría, y es ampara-
do por las Siete. Luces. Gradual-
mente, las Escuelas de los Miste-
rios dispensan el pan bendito de la
razón humana. Hoy más que nunca
los seres humanos vuelven a buscar
a sus dioses; o, más bien, diríamos
 que se apartan disgustados de nues-
tra era de materialismo que, lenta,
pero ciertamente, está destruyendo
todo lo que en la vida es belleza y
espiritualidad. Nuestro materia-
lismo está destruyendo las almas
de los hombres; está rompiendo
el corazón del mundo; está aho-
gando la mejor parte de nuestras
naturalezas, y algo dentro del
hombre se rebela contra esta opre-
sión antinatural. Muchos que ja-
más pensaron antes en esto, co-
mienzan a preguntarse cuál será
el fin de todo esto, hasta dónde el
género humano podrá sumergirse en
el materialismo sin que se derrumbe
la estructura ética que sostiene
nuestra vida. En los últimos cin-
cuenta años se multiplicaron por
miles los peregrinos espirituales
que han emprendido la búsqueda
de la verdad, peregrinando por los
valles y colinas del alma humana,
buscando la respuesta al enigma del
destino. Tratan de encontrar a aque-
llos Maestros de Sabiduría de que
habla la leyenda, pero que no regis-
tra la historia. En toda esta búsque-
da hay una gran incertidumbre,
pero hay uno o dos hechos que re-
sultan perfectamente claros. El pri-
mero, que la mayoría de la gente ig-
nora qué es lo qué busca. Si encon-
trarse la verdad, no la reconocería.
Los Maestros que busca esa gente
alternan con ellos todos los días;
pero, al igual que Sir Launfal, las
gentes se van a lejanas tierras, en
procura de cosas que hallarían en los
umbraIs de sus propias puertas si
supiesen cómo buscar. El segundo,
que si encontrasen la sabiduría.
no la aceptarían. Todos ellos se sen-
tirían contentos de tener el poder de
los Maestros, pero pocos de ellos
trabajarían desinteresadamente,
con una dedicación y un esfuerzo
a toda prueba, por muchas edades,
para obtener ese poder, y, al alcan-
zarlo, ponerlo por completo al ser-
vicio sin reservas de la humanidad...
Cualquier persona puede recorrer
este Sendero, siempre que acepte
en acatar las obligaciones que la An-
tigua Sabiduría Esotérica estatuye
e impone a sus seguidores.» (Manly
Palmer Hall. «LO QUE LA SABI-
DURIA ANTIGUA ESPERA DE
SUS DISCÍPULOS».)
Antes de finalizar este artículo,
vamos aún a incorporar otro texto
La base del poder de las Escuelas de los Miste-
rios, es la capacidad de comunicación con los
mundos invisibles.
de considerable importancia en
cuanto a su procedencia y su conte-
nido. Extraído de una de las obras
de la autora americana Alice A.
Bailey, considerada como un dis-
cípulo en contacto con aquellos
Seres Superiores que forman la lla-
mada Jerarquía Planetaria, y, espe-
cialmente, con uno cíe sus Maestros
de Sabiduría, inspirador que fue,
en el último tercio del siglo anterior,
de la obra de esa otra gran Inicia-
da, Helena Petrovna Blavatsky,
de quien ya hemos hecho un breve
examen. Así, del libro: «LOS RAYOS
Y LAS INICIACIONES», de Alice
A. Bailey, extraemos los siguientes
párrafos que arrojan una esclarece-
dora luz sobre la naturaleza íntima
de los Antiguos Misterios: «Estos
antiguos misterios fueron original-
mente dados a la humanidad por la
Jerarquía, y fueron —a su vez— re-
cibidos por la Jerarquía, de la Gran
Logia Blanca de la estrella Sirio.
En ellos se halla contenida la clave
del proceso de evolución, escon-
dida en números y palabras: ellos
velan el secreto del origen del hombre
y su destino, describiéndole en ritos,
representaciones y ceremonias el
largo sendero que debe ser reco-
rrido. Ellos proporcionan también,
cuando son correctamente inter-
pretados y presentados, la enseñan-
za que la humanidad necesita para
progresar de las tinieblas a la luz, de
lo irreal a lo real, de la muerte a la
inmortalidad...
Si bien es considerable el progreso
efectuado por la ciencia en esta lí-
nea, su naturalea es todavía embrio-
naria, y sólo cuando la Jerarquía
se halle presente visiblemente en la
Tierra, y los Misterios, de los cuales
los Maestros son custodios, se abran
ampliamente para el hombre, será
revelado el verdadero secreto y la
íntima naturaleza de los fenómenos
eléctricos.
«Lo que ahora es un misterio, no
lo será más, y todo lo que ha Ádo
hasta ahora velado, será revelado;
lo que ha sido substraído, emergerá
a la luz, y todos los hombres verán,
y juntos se regocijarán. Llegará un
tiempo en que la desolación habrá
producido ya su benéfico efecto,
cuando todas las cosas hayan sido
destruidas, y los hombres, a través
del sufrimiento, habrán obtenido
el ser impresionados por aquello
que habían descartado en su vana
persecución de aquello que estaba
cerca, próximo y a su alcance. Lo
que consiguieron poseer demostró
ser un agente de la muerte, pero
los hombres buscan la vida, no la
muerte. Así reza el Antiguo Co-
mentario, en poder de la Jerarquía,
en lo que se refiere al presente ciclo,
a través del cual la humanidad está
pasando actualmente».
(Alice A. Bailey. «LOS RAYOS
Y LAS INICIACIONES».)
El lector habrá comprobado que,
a lo largo de este artículo, se aprietan
los textos recopilados de diferentes-
autores esotéricos, en citas tal vez
demasiado extensas —en aparien-
cia—. Esto tiene un sentido. Si hasta
este momento habíamos hablado,
a lo largo de toda esta serie de ar-
tículos dedicados al Fenómeno
OVNI, de la importancia del Cono-
cimiento Esotérico como elemento
estructurador de nuestras facul-
tades intelectuales y psicológicas,
para hacer frente a cualquier tipo
de fenómeno de naturaleza para-
normal o extradimensional y, por
tanto, inserto plenamente dentro
del canípo de estudio esotérico; he-
mos creído razonable mostrar de
manera fehaciende que los conteni-
dos de la enseñanza esotérica profun-
dizan en las raíces de los hechos
cósmicos que dieron origen a nues-
tro mundo, en la labor de los Seres
Superiores (los mismos que hoy se
encuentran tras la parte positiva del
actual fenómeno OVNI), y que
muestran una línea ininterrumpida
de cuerpos de instrucción —Escue-
las de Misterios—, que han conser-
vado intacto ese conocimiento ex-
traplanetario hasta nuestros días.
Pedro A. QUIÑONES
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