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En su estado actual, el complejo volcánico está formado por dos estructuras pseudocónicas que se

han definido como el Subcomplejo Cerro Blanco al norte y el Subcomplejo Las Termas al sur,
separados por un sobresaliente portezuelo. Cada una de estas estructuras constituye verdaderos
volcanes compuestos por varias cimas y diversos centros de emisión, aproximadamente alineados
en dirección N35°O, a lo largo de una dorsal de casi 10 km de largo.

El Complejo Volcánico Nevados de Chillán se desarrolla sobre un basamento que incluye centros
volcánicos del Pleistoceno Inferior.

Así, las primeras manifestaciones del CVNCh como un sistema volcánico tienen lugar alrededor de
los 650 ka, con la erupción de extensas coladas de lava andesíticas subglaciales. Posteriormente,
durante Pleistoceno medio, el CVNCh continúa su actividad efusiva andesítica, aunque más reducida
y enfocada hacia el sector occidental.

El basamento del CVNCh está constituido por rocas volcánicas, volcanoclásticas, sedimentarias y
plutónicas cenozoicas, sobre el cual se ha labrado un importante paisaje glacial, y donde se ha
emplazado y evolucionado el CVNCh. (Naranjo et.al 2008).

A grandes rasgos, el paisaje es de origen predominantemente volcánico, sin embargo, agentes


exógenos (fluviales, glaciales y procesos de remoción en masa), junto a procesos endógenos
(volcanismo y tectónica) han contribuido de manera conjunta a la formación del relieve.

Se adjunta una carta geomorfológica a escala 1:125.000 (figura 5.2). En ella se identifican 4
principales unidades geomorfológicas, a las cuales se les hará referencia más adelante.

En los sectores noroeste, este y sur del CVNCh, se distinguen escarpes arqueados e inclinados hacia
el interior del complejo de entre 150 a 200 m de alto, que han sido interpretados como secciones
remanentes de una o más calderas (Déruelle y Déruelle, 1974, 1975). También, al oeste-suroeste
del volcán Cerro Blanco se distinguen estructuras remanentes de un estratovolcán (volcán Colcura)
que posiblemente sobrellevó un colapso. El sector occidental de ese volcán presenta abruptos
escarpes de cara al edificio activo más joven, que son interpretados como un ‘somma’ del cráter
original.

Considerando criterios morfoestructurales, estratigráficos, geocronológicos, geoquímicos y


litológicos, en el CVNCh se definen cinco unidades que comprenden el desarrollo del complejo
ancestral, con anterioridad a la actividad de los subcomplejos en forma independiente. Estas
unidades forman extensas lavas y depósitos de ignimbritas, acumuladas tras su encauzamiento a lo
largo de los profundos valles glaciales. Con diversos grados de desarrollo, la mayoría de las lavas
ancestrales muestran notables estructuras de diaclasamiento columnar, debido al enfriamiento en
contacto con hielo.

Particular importancia tiene la descripción que realizan Naranjo et al. (2008) sobre la formación de
las unidades de lavas que rellenan el valle del río Renegado. En efecto, este valle se formó por la
siguiente secuencia de flujos de lava: i) lavas los Pincheira (Pleistoceno Medio), que cortaron su paso
por una gran formación glaciar formando las paredes características que cierran el valle y
abriéndose en lo que es hoy día la localidad de los Lleuques, ii) lavas Diguillín (Pleistoceno Medio),
que bajaron por el valle hasta que fueron bloqueadas por las lavas Pincheira lo que las obligó a
desviarse hacia el sur, cerrando el valle del Renegado y forzando su conexión con el Diguillín, iii)
lavas Atacalco (Pleistoceno Medio-Superior) al igual que las anteriores rellenaron el valle y se
acumularon en el sector de Atacalco desviándose hacia el Diguillín, iv) lavas Lanalhue (Pleistoceno
Superior) que rellenaron la parte superior del valle, formando la meseta que se observa hoy en el
sector de las Trancas. Los rellenos recientes del estero Renegado han terminado por formar el
paisaje que se observa actualmente. La secuencia de rellenos anteriormente descrita, produjo que
el valle del Renegado se desarrolle a mayor altura que el valle del Diguillín.

Así, las lavas Diguillín fueron canalizadas solo a lo largo del ancho y extenso valle glacial, que
actualmente constituye las cabeceras del valle del estero Renegado, incluido el tributario valle
Shangri-La.

Un nuevo ‘mega pulso’ efusivo andesítico tuvo lugar durante el inicio del Pleistoceno Superior, una
vez más, canalizado a lo largo del valle del estero Diguillín, posiblemente en condiciones subaéreas
a lo menos en las facies medio-distales.

La estructura del CVNCh sufrió un cambio importante durante el Pleistoceno Superior, edad a la cual
existió un abundante desarrollo glacial, incluso debajo de los 1.500 m de altura.

Por otra parte, las lavas Lanalhue (andesitas a riolitas) se desarrollaron en vastas zonas y centros de
emisión ‘alrededor’ del sector central del actual CVNCh, para entonces probablemente ocupado por
un potente glaciar. Las evidencias indican que, paralelamente con las etapas finales de la actividad
de las lavas Lanalhue al norte y, posteriormente, sobre la sucesión de las lavas del Sur en el sector
meridional del complejo, se pudieron formar caldera(s), que habrían dado origen a importantes y
extensivas ignimbritas pleistocenas tardías (>40 ka), emplazadas hacia el oeste y norte. Ello
explicaría la presencia de escarpes remanentes que se exponen al NO y sur del complejo.

Con posterioridad, comenzó el desarrollo de dos centros volcánicos mayores separados por un
notable portezuelo. Ambos centros volcánicos (subcomplejos Cerro Blanco y Las Termas) han
desarrollado numerosos centros de emisión alineados en dirección NO.

En la parte norte, el Subcomplejo Cerro Blanco se inició como un complejo estratocono y escudo
(volcán Colcura), del cual se emitieron extensas lavas andesíticas y dacíticas. Un posible colapso y
posterior erosión de esta estructura antecedió la construcción de un complejo de conos
sobrepuestos, acumulados sobre los remanentes del Colcura. Los estratoconos más jóvenes
incluyen importantes acumulaciones de piroclastos y lavas. Depósitos de caída de pómez y escoria
detectados al este indican la ocurrencia de erupciones explosivas holocenas en el Subcomplejo
Cerro Blanco.

La fusión de glaciares y acumulaciones de nieve del sector por el emplazamiento de una lava
andesítica, causó importantes flujos de detritos laháricos hacia el río Santa Gertrudis (Brüggen,
1948; Mee et al., 2006). Esta disminución de la superficie glaciar ha sido el resultado de cambios en
el clima, detectándose un calentamiento atmosférico en la cordillera a los 37ºS.
En el Subcomplejo Las Termas, a la secuencia de lavas subaéreas y posible formación de una caldera
de colapso (lavas del Sur y Larqui), sucedió el emplazamiento subglacial de lavas dacíticas con
estructuras formadas en contacto con el hielo.

Durante el período postglacial, el Subcomplejo Las Termas habría evolucionado con el desarrollo de
diversos estratoconos sobrepuestos desde los cuales se han emitido extensas lavas andesíticas
silíceas y dacíticas.

La cuenca del río Diguillín nace en la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes, en los faldeos
del complejo volcánico Nevados del Chillán en la Región del Bío Bío, y es uno de los principales
tributarios del río Itata. La parte superior de la cuenca está controlada por dos estaciones
fluviométricas operadas por la Dirección General de Aguas: Renegado en Invernada y Diguillín en
San Lorenzo, que controlan las subcuencas llamadas Renegado y Alto Diguillín respectivamente.

El complejo volcánico Nevados de Chillán posee muchos manantiales fríos y termales distribuidos a
lo largo de su perímetro (Naranjo et al.., 2008), por lo que posible suponer que el material que forma
la estructura volcánica permite la existencia de un acuífero que recibe recarga por infiltración de
aguas lluvias y derretimiento de nieve, y que está en contacto con la cámara magmática del volcán,
lo que calienta el agua, produciendo vapor que escapa por fallas geológicas, produciendo los
manantiales de agua caliente y las fumarolas que existen alrededor del volcán.

Los cordones Montañosos de erosión fluvial y glacial presentes en la zona abarcan


aproximadamente el 70% de área, y consisten en montañas de entre 2.700 ms.n.m. al este el
Complejo Volcánico Moderno, las cuales consisten en relieves que han sido formados por la erosión
del basamento Mioceno – Plioceno, y en menor medida, de las lavas del Complejo Volcánico
Ancestral (Pleistoceno Medio).

Las considerables pendientes presentes en el área, facilitan la formación de remociones en masa,


como avalanchas, flujos de detritos, desprendimientos, deslizamientos, abanicos aluviales y conos
de derrubios, los que se describen con más detalle en la sección 5.6.

En las partes altas de los cordones se desarrollan las siguientes tipos de subcuencas: Circos glaciales,
que se distinguen por sus morfologías semicirculares limitadas por crestas, picos y aristas, bajo las
cuales el relieve describe una concavidad formada por la acumulación de hielo en la cabecera de
antiguos glaciares. Al este del complejo turístico Termas de Chillán, a 2.150 ms.n.m., se encuentra
el circo más pequeño de los remanentes en el área. Orientado hacia el oeste, confluía con la artesa
glacial del Alto Renegado. Actualmente, en esta subcuenca se desarrollan corredores de avalancha
y otras formas de remoción en masa.

También, se distinguen cuencas de neviza y cuencas de recepción torrencial. Las primeras, see
desarrollan en los sectores altos, debido a la acumulación y compactación de considerables
volúmenes de neviza (nieve compactada), que al derretirse alimenta ríos y esteros, especialmente
en invierno y primavera. Morfológicamente, son similares a los circos, pero se hayan bajo los 1.800
de altitud. Las segundas, se distinguen en las nacientes de las vertientes y quebradas de pendientes
pronunciadas. En ellas se concentra la escorrentía y el material que pasará a constituir la carga que
el torrente transporta hasta su tramo inferior.
Los principales valles se encuentran al oeste del complejo volcánico actual, y constituyen el lecho
de los ríos Chillán, Renegado y Diguillín. Las evidencias detalladas a continuación permiten sostener
que todos estos valles tienen un origen glacial.

Se presentan 5 secciones transversales a los valles principales (figura 5.3). Si bien en algunas
secciones no se observa claramente el perfil en “U” que caracteriza a las artesas glaciales, las
evidencias geológicas registradas en lavas subglaciares ayudan a estimar el alcance de las lenguas
glaciares, y así proponer un modelo de la paleogeografía previa al desarrollo del complejo volcánico
actual.

En las parte medias y bajas del estero Renegado, el valle se encajona, y en sus laderas se aprecian
niveles aterrazados formados por las Lavas Los Pincheira, los cuales probablemente se formaron al
escurrir la lava por los costados del glaciar. Al retirarse el glaciar, estas lavas quedaron expuestas en
ambas laderas, formando escarpes de hasta 200 m de altura. Estas morfologías se distinguen
también en el valle del río Chillán, donde se aprecian aún mejor las zonas con fracturas columnares
(parte superior e inferior del flujo), y la zona con fracturas irregulares, que permiten establecer un
emplazamiento subglacial para estas lavas (Lescinsky y Fink, 2000, Dixon y otros, 1999). Eventos
volcánicos posteriores al retiro de las masas de hielo, y anteriores a la formación del actual complejo
volcánico, produjeron flujos de lavas que escurrieron por la artesa glacial, cubriendo el fondo de la
misma.

Hacia el norte, el área de estudio contempla los primeros 20 km del valle del río Chillán, en su parte
media, este valle presenta un relieve similar al del estero Renegado medio, con terrazas de lavas
pleistocenas (Lavas Los Pincheira) en ambas laderas, y un relleno de lavas holocenas, sobre las cuales
se acumulan depósitos recientes de sedimentos aluviales y laháricos. En el sector más alto del río
Chillán, se distinguen dos valles separados por cordones montañosos; el del norte es claramente
fluvial y reciente, dado su escasa anchura, mientras que el del sur, corresponde a una artesa glaciar
cubierta por numerosos flujos lávicos desde el Pleistoceno al reciente.

Al noreste del Subcomplejo Cerro Blanco, se encuentran dos valles paralelos, de orientación
suroeste- noreste, que constituyen el lecho del estero Cajón Nuevo y del río Gato. Los perfiles
transversales de ambos valles muestran características propias de artesas glaciales.

Al sureste del CVNCh se encuentra una cuenca de forma semicircular, por donde escurren
numerosas vertientes termales, razón por la cual se le conoce como el Valle de Aguas Calientes. Se
postula que su origen se debe al colapso de una caldera hace menos de 40,9±13,4 ka, pues el escarpe
al sur del valle afecta a las Lavas del Sur (Déruelle y Déruelle, 1974, Dixon y otros, 1999). Las laderas
y el fondo del valle se encuentran cubiertas por depósitos aluviales modernos.

Al este del Subcomplejo Las Termas se encuentran pequeños valles fluviales cubiertos por espesos
depósitos piroclásticos holocenos.

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