En la actualidad el Peru esta atravesando por una serie de problemas que afectan
negativamente la estabilidad del pais.Uno de los temas mas pólemicos es el caso de
Obredecht, en el cúal se encuentran involucrados algunos de nuestros representantes politicos;quienes hacian el mal uso del poder para conseguir una ventaja ilegítima, generalmente secreta y privada, y que suele estar muy ligada a la falta de transparencia, es decir, anteponen sus interese personales sobre los generales priorizando sus beneficos por medio del hurto sobre quienes lo eligieron. Del mismo modo me indigna que a pesar de las pruebas e indicios los implicados no estan siendo procesados como lo imparte la ley,se puede decir que en este caso no se mide a los otros con la misma vara que se emplea para estos gobernantes.Se puede decir que nos encontramos en una sociedad abiertamente jerarquizada, donde lamentablemente hay una asimetria entre deberes y derechos según el grupo social al cual pertenece. Por otro lado cabe mencionar que sin darnos cuenta no asimilamos ni tomamos responsabilidad sobre la realizacion de actos de corrupcion, ya que cuando el acto de corrrupcion es ajena a uno proclamamos justicia, pero cuando ese acto lo comete uno mismo, las excusas abundan para tratar de justificarse, incluso se ha llegado a tal punto que parece haberse normalizado el ejercicio de tales practicas, perdiendo en lo absoluto alguna sensacion de culpa propia. El problema viene cuando las decisiones son tomadas en un tono mas utilitarista,es decir, se da en el sentido de la maximizacion de la propia satisfaccion frente al bienestar de las demas personas
Se considera que no bastan las medidas coercitivas para combatir la
corrupción, si no van acompañadas con el esfuerzo educativo de interiorizar en la conciencia moral de los seres humanos, los principios y valores éticos que orientan y regulan la conducta personal. Finalmente, debemos trabajar sin pausa ni descanso en reconstruir en nuestra sociedad los principios básicos sin los cuales no hay sociedad civilizada: el respeto profundo por la ley y por la autoridad y el premio al ciudadano que se comporta bien y la sanción a quien lo hace mal. Si seguimos tratando mejor al delincuente, al criminal, al violento, que al ciudadano de bien, estamos condenados al fracaso. Eso es, de todo lo malo que tiene ese pacto con las Farc, lo peor y lo intolerable: la ruptura del principio de igualdad frente a la ley para darle mejores derechos, más beneficios y privilegios, al violento y criminal que al ciudadano de bien. Ese mensaje, antiético y antipedagógico, es la semilla de las nuevas violencias