Mi crítica es quizás, y muy probablemente, simplona y vacua.
En fin, que como
dice Doldán: cada lector toma de la poesía lo que necesita sentir. Plasmo solo un poco de lo que tu poesía me expresó; esto es algo muy escueto realmente. Tu poesía por un lado muestra una grande filiación al otro: a tu padre, al amante. Pareciera que en el otro y con el otro se llega a la infinitud (que el reflejo de nuestros ojos excuse lo finito: alérgico a nosotros), a lo sublime; el otro se muestra como el que comparte la trascendencia y la perfección. Por otro lado, cuando escribes en primera persona el escenario cambia, una especie de caos se muestra, lo oscuro (no precisamente malo) se hace presente, (¿Solo como un perro? Es quizás porque eso soy/Un perro hijo de puta). El otro aparece a ratos como el que da sentido y orden a la existencia propia, a ratos como causante de confusión, desequilibrio (ahí perdí, porque te conocí). Es el otro el depositario de la confianza y la esperanza, no que sea indispensable (He pensado en tirarme al suelo… ¡pero! ¿quién chingaos’ es tan soberbio para marcar el vuelo?). Se aparece también como lejano, distante, imposible y posible de tomar.
Instrucciones de lectura: léase en la oscuridad
Poema que dio pie a dos interpretaciones, trataré de explicarlas. Dilatada, así mantengo mi pupila / …donde Satán me rebela arcanos del alma / alejarme de la luz, la luz de lo común. Mi primera interpretación: estar en lo oscuro, donde el conocimiento y la sabiduría, donde se dejan las moralinas, donde la libertad, donde la vida, donde el placer, donde Dios y sus mitos no tienen lugar, donde se vive y está con el otro. Un tanto de repugnancia hacia las figuras establecidas. La otra interpretación, más romántica. Esta interpretación nace de que, según la ciencia, nuestras pupilas se dilatan cuando vemos a la persona que nos genera algún tipo de atracción. Dilatada, así mantengo mi pupila: algo así como un “te amo” / “estoy enamorado”. En la vivencia de ese enamoramiento deseo que estés junto a mí, deseo escucharte, pertenecernos. Satán: tal vez el amor sincero, revelador de los secretos de las almas amantes. También leí una profunda confianza y creencia en al amor y en lo trascendente que hay detrás de él (¿Druida? Wicca, no pierdas fe, pero lo que me hechizó fue tu magia de mujer) y en la vivencia del enamoramiento.
En un momento me dio un aire sexista (yo pavorreal y tu gallina), espero, y