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Marcas de un oscuro suceso.

Valentina Alandete del Portillo. T00049306.

Ábrete Carne, título de la exposición artística de Martha Amorocho, se encuentra


exhibida en el Museo de Arte Moderno en la ciudad de Cartagena. Un conjunto de
representaciones cuyo eje central es el cuerpo frente a los traumatismos físicos y
psicológicos generados por la violencia sexual. A través de las fotografías fuertes
y que generan impacto en quien observa, la artista busca crear cierto punto de
reflexión, que da lugar a entender y darle la importancia pertinente a la gravedad
de este tipo de agresiones que son cada vez más comunes en nuestro contexto
social.

“Por mi culpa, por mi gran culpa” (2006), obra que pertenece a la ya mencionada
exposición, se compone de seis fotografías que no hacen más que mostrar el
dolor y sufrimiento de una víctima. En cada una de las fotografías observamos
distintas partes del cuerpo de una persona siendo atravesado por clavos y ramas
con espinas. Vemos sangre y gestos de dolor, sufrimiento y desesperación. Todos
estos elementos representan las secuelas tanto físicas como psicológicas que
deja un caso de abuso sexual. La víctima nunca más es la misma, el malestar es
constante, nunca se va. El título de la obra en particular representa lo que la
sociedad ve cuando ocurre un suceso como este: quien lo padece siempre tiene la
culpa, algo ha hecho para incitar a quien cometió tal acto. En el momento que
entendamos que la persona afectada, independientemente de si es hombre o
mujer, nunca tiene la culpa de lo ocurrido, avanzaremos mucho como colectividad.

En general, todas las obras pertenecientes a la exposición de Amorocho muestran


de manera cruda e impactante la angustia y el profundo dolor de una víctima de
abuso sexual. En especial las fotografías aquí analizada, hacen énfasis en el dolor
físico y las marcas que dejan este tipo de sucesos, aunque la mayoría no sean del
todo visibles. Día a día aumentan monumentalmente el número de víctimas, ya es
hora de que nos demos cuenta de la magnitud de estos actos y que quien lo
comete debería tener un castigo ejemplar. Este tipo de exhibiciones, feministas y
no feministas, son espacio para debatir el tema y mostrar al mundo sufrimiento
que desencadenan.

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