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| Una perspectiva social, | cultural y tecnolégica wy Lugar Editorial Capitulo 1 Un marco teérico posible La mujer esté librando una batalla lenta y ardua, con paso firme y constante, que hace a su reubicacién en la historia, donde va ganan- do espacios de un modo irreversible, aunque su inserciGn social atin sea percibida y ejercida con funciones referidas a las de continuidad cultural més que a las de cambio social. Analizar la posici6n social de la mujer, su inclusién en la vida cot diana a través de su absorcisn ocupacional en general y su inserci6n en Ia produccién de conocimientos, nos obliga a pensar y retomar Viejas discusiones. Los prejuicios construidos a partir de interpreta- ciones biolégicas, religiosas y cientificistas del rol social esperado de Ja mujer, que se apoyaban a su vez segiin las épocas en diversos pro- yectos politico-culturales, se vieron reflejados en los sistemas educa- tivos. Sibien es indiscutible la diferenciacién biolégica de los sexos, los aportes brindados por la Psicologia, la Soctologfa, la Antropologia Cultural y fundamentalmente por los Estudios de Género, entre otras ciencias, demuestran que hoy es insostenible mantener una discrimi- nacién socio-sexual basada en una diferenciaci6n/discriminaci6n, ‘que es pura elaboracién cultural e histérica. La sociedad -segtin el proyecto politico-cultural que los diversos tiempos hist6ricos establecen- construye un tipo determinado de mujer, incluyéndola (0 no) durante los procesos y productos de la socializacién primaria ysecundaria para obtenerun resultado natu- ralizado, que hace propias a determinadas caracteristicas ~como sumision, docilidad, abnegacién, etc y como esperadas de modo repetido pensando que son tipicas de la naturaleza femenina. Esto nos conduce de manera directa a retomar viejos caminos que antro- pélogos, fildsofos, epistemdlogos, psicdlogos y educadores preocu- pados por el deslinde de la naturaleza y la cultura, transitaron y con- timian revisitando. 16 Beatriz Fainhole ‘A pesar de que es imposible delimitar el punto de ruptura entre el mundo de lo natural y de lo cultural, sabemos cOmo estos se relacio- nan, a nuestro entender, con el proceso de legitimacién intersubjeti- va, que explica y construye todas las normas, valores y costumbres de ‘un grupo social determinado, y que atribuye validez cognoscitiva ala ‘mayoria de los significados. La realidad cotidiana se mantiene porque se concreta en rutinas* que son la esencia de todo proceso de institu- ‘cionalizacién, consolidada, asimismo, por la interaccién de los suje- tos a través del tiempo. Ta legitimacidn es una pretensién que persigue que tengan lugar la voluntad y el interés de obediencia. Dicha pretensién es la que el ‘grupo social reconoce hacia quien/es tienen el poder, aunque la auto- ridad trasciende este poder y a quienes lo ocupan. En todas las sociedades, alguna persona o grupos, detentan auto- ridad porque ocupan alguna posicién considerada sobresaliente, como siendo representativa del resto, sino inamovible, muchas veces, impuestos por la fuerza y la irracionalidad. Se hallan desvinculados del sistema cultural mds amplio de relaciones sociales que los contie- nen y todo ello, se halla consensuado y naturalizado socialmente a partir de las apariencias, debido a la tradicidn, a las creencias vigen- tes, a las costumbres aceptadas, etc. sin reflexién y contraste alguno con un revisionismo y la experiencia concreta. Promover didlogos, preguntas y conversaciones acerca del porqué de las reglas, de ciertas autoridades y valores vigentes, permiten des- mitificar una autoridad tradicional considerada como legitima y natural. Bs lo que ocurre respecto al género femenino. De este modo, contribuiremos a consolidar la personalidad y las caracteristicas del género de la mujer, al deconstruir el proceso social de mantenimiento de la realidad cotidiana descrito, si se analizan y distinguen ciertos significantes centrales en la formacién de las per- sonas. Aqui ubicamos a las fuerzas formativas generales y a los siste- ‘mas informales ~medios de comunicaciones sociales y electrSnicos~ que actuarian como fondo o coro en la conformacién de la realidad intersubjetiva diaria para una conformacién de los géneros. El curriculo, como se verd més adelante, es el lugar -como recorte de la cultura a transmitir- desde donde se dirime la perspectiva de género, donde se deberia debatir el tema de la coeducacién como la superacign de la exclusién en general y del sexismo en simultaneidad. Ello se halla complementado, en particular hoy, por la interaccién tecnolégico-electrénica de Internet, que trasciende los esfuerzos escolares y se la estigma al portar estereotipos respecto de Ia mujer. ‘Unmarco tedrico posible 7 ‘Sumado a esto, otro factor fuerte es que en los paises pobres es el sec- tor mayoritario quien no tiene acceso a dichas tecnologias. Uno de los vehiculos més importantes del mantenimiento o revi- sign de esta realidad es reconocer como todas las mediaciones, entre ellas, ol lenguaje en general y los diferentes cddigos simbdlicos que lo configuran, como principalimente el de la imagen, animacién, etc., en particular en las vias digitales, vehiculizan los mensajes informativos (mas unidireccionales 0 menos participativos) que circulan social y culturalmente y posibilitan la interaccién, muchas veces sesgada. La transmision lineal, unidireccional de informacién producida porlos diferentes lenguajes (c6digos y sub cédigos) posibilita, asf, una endoculturacién, que si bien es necesaria para el funcionamiento de cualquier grupo social organizado -por la exigencia minima de una cohesion social- es dificil demarcar cuéndo tales orientaciones se transforman en control social que arrastra normas, valores, expecta- tivas sociales estereotipadas, impidiendo, de este modo, el disenso y el debate y asi la deconstruccién y el cambio sociocultural. La posibilidad de un didlogo frecuente favorece el hallazgo de con- tradicciones, la revisién y oportuna produccién de nuevas realidades, de confrontaciones, de disensos. Por ello, es necesarlo analizar como funciona hoy la comunicaci6n en la educacién ya por ser legitimado- 120 bien, provocadora de rovisionismos de posiciones sociales este- reotipadas. Moviéndonos en un terreno interpretativo dentro de este breve marco te6rico, se intentaré mostrar algunas Iineas explicativas del proceso de consolidacién de roles para arribar a propuestas concre- tas, superadoras de tales rutinas formativas discriminatorias. ‘Creemos que en las explicaciones existentes, aun se confunden los efectos (de segregacién o falta de visibilidad de la mujer) con las cau- sas (dadas por la construccién de determinismos de las expectativas, estereotipos sociales, irracionalismos culturales, etc.) respecto de todo quello que, en general, se dice y se muestra como propio dela mujer {excepto lo referido a lo fisico que establece la maternidad), lo que deberia sor desmontado para ser explicado cultural e histéricamente. Ladiscriminacion sexual y genérica se evidencia en laasimetria de las relaciones* entre varones y mujeres, que astmida como natural, por la mayorfa de la sociedad ~mujeres incluidas- apunta a sobrevo- Jar esta conciencia de confinamiento sin tomar conciencia de la rea- lided que resulta de una invencién o adjudicacién cultural. De ahi lo complejo de esta problematica que deberd ser concep- tualizada considerando las dimensiones a través de las cuales, por

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