El eco de la tinta

ANTOLOGÍA

RECOPILACIÓN DE TEXTOS
DE ESCRITORES DEL TALLER
IMPARTIDO POR JESSICA PIEDRAS

STROMBUS

1
SBN 978-970-94-2646-0

El eco de la tinta
Primera edición, marzo 2010

© Strombus 2010

Diseño:
© Sergio A. Santiago Madariaga
maquinahamlet@gmail.com
El eco de la tinta
Todos los derechos reservados.
Impreso en México

2 3
 GRACIELA ROQUE GARCÍA
PENÉLOPE

CANTO I

Ni tu silencio: sábana extendida que transpiramos.

Ni tu ausencia paseándose entre la gente.
Ni tu herida que se agranda para cubrirnos.
Ni tus ojos, cachorros de tigre agazapado.
Nada puede construir un puente sobre otro puente.
Somos dos puentes enamorados de sus bordes.

CANTO II

Apareces en mi vida, te percibo

como un gran acontecimiento:
mi mundo va a estallar,
las hadas y los duendes habitan
el espacio que nos separa,
la tierra coloca su cenit
y su nadir en nuestras pisadas;
el aire suspende el vuelo
de unas mariposas que juegan.

CANTO III

Te veré, tus pupilas me traerán la luz,

unas manzanas, unas ramas y aire.

Te veré, tu sonrisa aclarará mi horizonte,

mi ser será un árbol encantado y titilante.

Te veré, tus manos suspenderán mi vuelo

por un instante.

4 5
CANTO IV
Te escucho con mis oídos sordos de ñandú.
Te toco con mis manos sedientas de tocarte.
Te bailo con mis enamorados pies de polvo.
Te olfateo con mi nariz que sólo huele jazmines.
Te siento con mi piel de hoja de higuera.
Te miro con mis ojos extraviados pero tuyos.
CANTO V
Eres mi pasión, ardor, resquemor,
incendio, hoguera, carbón encendido,
pipa de la paz, chimenea que calienta,
antorcha, vela roja prendida, luz de bengala,
estrella, cometa, volcán en erupción,
castillo artificial que se incendia,
sol que estalla en el atardecer.
CANTO VI
Te encuentro:
en mi jardín que son tus palabras,
en mi noche oscura que son tus ausencias,
en mi amanecer que es tu presencia,
en mi casa que es mi memoria,
en mi ciudad que es tu país.
CANTO VII
Este juego que ves, mi bien mirado
es discutido duelo de dos flamas
es locura que arde entre mis ramas
es fuego que responde a mi cuidado.
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Este juego que ves, mi bien mirado
es abismo insondable que me llama
es ahogado equilibrista que se inflama
es salto mortal que cae ensimismado.
Este juego que ves, mi bien mirado
es mirada que sostiene una pistola
que acusa un beso fatal aprisionado.
Este juego que ves, mi bien mirado
es la entrega solitaria de mis ansias
asiladas por tus solas ansias asiladas.
CANTO VIII
Cien gigantes me acompañan
cien gigantes consienten ése acto,
los árboles del bosque son más altos,
las hojas de los árboles se multiplican,
las hojas del bosque son más suaves,
la luna se asoma en nuestros rostros,
las estrellas respiran por nosotros,
las aves susurran nuestros gestos,
los insectos se apartan de nosotros,
la tierra se agita en nuestros dedos,
el aire se detiene en nuestros cuerpos.
Cien gigantes enmudecen,
cien gigantes son testigos:
nuestro corazón alterna con los grillos.
CANTO IX
Mis huesos transitan con tu alma,
miro con tu pensamiento,
sonrío con esa luz que tú encendiste,
hablo desde esta cueva iluminada,
te llevo como un gran secreto que se desborda,
se me cae del cuerpo, camina solo.
CANTO X
Amo las rosas que toman tu respiración,
la luz que emerge cuando despiertas,
el viento que gira en tu vestido,
los gatos que se asoman en tus ojos,
las aguas firmes que caminas,
el cielo que sostienes con tus labios.
CANTO XI
Temo no poder conservarte
eternamente enamorado.
Temo que el hastío se instale:
en nuestro baile, en nuestro cuarto,
en nuestros huesos, en nuestra carne.
Temo no poder sorprenderte cada día.
Temo que dejes de amarme
y tu mirada me vea con frialdad
y me dejes desnuda morir en las calles
y mi día se oscurezca;
temo pensar cómo estaré sin ti:
enmudecida, mutilada y desvalida,
deseando un rayo de sol de tu espalda.
CANTO XII
Podré dejar de buscarte, no de encontrarte.
Podré dejar de tocarte, no de amarte.
Podré dejar de mirarte, no de soñarte.
Podré dejar de escucharte, no de oírte.
Podré dejar de hablarte, mis ojos lo harán,
mis cabellos, mis uñas y mi piel gritarán.
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CANTO XIII
Tu ausencia es un lago seco y desolado.
Tu silencio es un botón gris y desolado.
Tu alejamiento es un muro alto y desolado.
Tu separación es un corte sucio y desolado.
Mi carencia de ti es un río ancho y desolado.
Tu estar sin mí nos signa un viaje inclemente y desolado.
CANTO XIV
Las estrellas no alcanzan a cubrir
la soledad que me dejaste.
Estiro mis ojos como anclas
que buscan la tierra para asirse
y no encuentran más que agua,
un océano de agua sin respuesta,
son anclas anegadas de silencios,
de esperanzas abortadas y de lágrimas.
CANTO XV
¿En dónde estás? Qué recóndito deseo
te fue llevando a una tierra
indecible, iluminada y subterránea,
una tierra que no pueden penetrar mis dedos,
una tierra en la que mis pájaros se mueren,
tierra de doble piso, tierra edificio,
tierra de jauría de lobos asolando,
tierra seca sembrada con flores rojas,
tierra abismal, tierra descalabrada,
tierra de necios insectos pululantes.
CANTO XVI CANTO XIX

¿En dónde estás?, ¿En dónde están tus manos?
Que se juntaban con mis manos para medir sus fuerzas.
¿En dónde están tus manos?
Que llevaban un maletín, una paloma y una calculadora.
¿En dónde están tus manos?
Tus manos atentas para abrazarme en mis conmociones.
¿En dónde están tus manos?
Que me untaban en la espalda una noche de constelaciones.
¿En dónde están tus manos?
Que recogían mis lágrimas para alimentar a los sauces.
CANTO XVII
Un fantasma que se sienta en la ventana de mi alcoba,
[un fantasma.
Un fantasma empeñado en bailar conmigo en los atardeceres,
[un fantasma.
Un fantasma que se marchó para quedarse, un fantasma.
Un fantasma horadando mi permanencia, un fantasma.
Un fantasma que se gasta mis monedas, un fantasma.
Un fantasma desapareciendo la vida, un fantasma.
Un fantasma, un fantasma, un fantasma.
Nada, difumínate, dilúyete, piérdete, no aparezcas más.
El amor es un círculo vicioso que regresa una y otra vez, el amor.
El amor es un mar que te desborda y se lleva tus peces, el amor.
El amor es un sol con cara de luna para todos tus días, el amor.
El amor es una herida expuesta que te transparenta, el amor.
El amor es un canto que aprendes cuando amas, el amor.
El amor es una brizna de fuego que nunca se apaga, el amor.
CANTO XX
¡Silencio!, te digo, que nada turbe este silente
instante adolorido de dejarte, ¡silencio!, te digo:
que decirte adiós es una palabra impronunciable.
¡Silencio! te digo, que sólo puedo partir engañándome
creyendo que regresaré contigo en mejores condiciones:
algún día, algún año, cuando no me duela la posibilidad
de perder tu voz, tus manos, tu aliento, tus pasos.
¡Silencio!, te digo, que busco abandonar tu recuerdo
que, desde entonces, llevo sobre mis hombros.
CANTO XXI
Añorarte es caer en un cenote hueco
y negarme a morir por añorarte.

CANTO XVIII Añorarte es cargar la piel de un oso

todas las tardes, sobre la espalda, por añorarte.
¿Qué soy yo? ¿Qué soy yo?
Luz enloquecida diletante, Añorarte es encontrar el lugar exacto de las cosas
simiente sumisa ensimismada, y saber el vacío que me causas por añorarte.
romero enredada en su ruido,
geiser que se baña cada día, Añorarte es seguir tu vuelo en la distancia
labradora de lámparas caídas. a control remoto, vuelo tras de ti, por añorarte.

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CANTO XXII
Debimos tomar la copa hasta agotarla.
¿Quién lamentará menos ese vino?
¿Oh, Zeus! ¡Oh, Afrodita! ¡Oh Cupido!
¿por qué el reflejo de ese estanque me incitó
a hundirme en su líquido con rosas?
¿por qué dejé mi corona de flores a la orilla?
¿por qué no me quede sacrificada y herida?
¿por qué marche con una fuga de sangre?
CANTO XXIII
Me niego a maldecirte, me niego a decirte:
¡Que insectos de luz pueblen tu luna!,
y ¡ huracanes de leopardos arrasen tu selva!,
y ¡ cascadas de hormigas te persigan!,
y ¡ una niebla de lamentos te envuelva!,
y ¡ un relámpago perenne te sacuda!,
y ¡ un temblor de llanto te conmueva!
no, yo te bendigo amor, yo te bien digo: amor.
CANTO XXIV
Te he escrito con un cabello negro
en la penumbra de la noche,
a mi castillo no llega tu respuesta
contesta, contesta con todas tus letras,
no quiero pensar que te he mortificado
y mis palabras se enredan en tus dedos
o tus palabras se escurren en el viento,
exijo una respuesta aunque sea vana
aunque se muestre como vocal,
consonante o signo ortográfico,
escríbeme con tu pensamiento
que yo sabré apresarlo,
escríbeme en mi corazón
pero, no con el silencio,
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he escrito con una uña descarnada,
lentos van cayendo mis ojos
a mis pies
y no contestas,
he escrito con un hueso húmero en mi piel
y no me ves.
CANTO XXV
Sé que miras el cielo que yo veo,
le pido a todos los dioses que retornes
que aún exista ese lazo que creamos,
cada luz que ilumina conforta mi consuelo
vuelve a mi, que soy Afrodita, Cleopatra, Melibea
un animal desamparado, un animal eterno
vuelve a cobijarme con tus manos
calienta mis entrañas con tu cuerpo
vuelve mi Ares, mi César, mi Calixto
el tiempo no se ha vertido en mis moléculas
estoy junto al teléfono esperando que bajes de nuevo.
CANTO XXVI
Un pájaro de pecho rojo te arrastra en su vuelo.
Una aurora boreal desata tus cometas.
Las ramas de los árboles deletrean su nombre.
La lluvia, los pájaros, el frio y la luz existen,
lo dicen los poetas.
Te cuelgas del silencio y sostienes un barco.
El barco navega por su cuenta y está vacío.
El vacío te lo tragas como una cascada que te
emborracha.
Tres palomas parten y tú te quedas.
La sombra de una golondrina estalla en tus venas.
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CANTO XXVII Yo pedí tu oreja,
laberinto con cama
Decenas de niños rasgan las estrellas. de mis poemas.
Las estrellas absortas halan sus cabellos.
Los papalotes miran y sonríen mientras se alejan. Yo pedí tu boca,
Estiras la memoria y rezas para que retorne. vasija de vino
¡Oh, Penélope antigua, él ya no recuerda aterciopelado.
el jardín de tus pechos, el compás de tus pasos!
Yo pedí tu mente,
senda de cipreses
LECCIÓN PRIMERA. que me protege.

Yo pedí tu alma,
TUS LABIOS SE ADHIRIERON A LOS MIOS agua transparente
de una forma mágica y exacta. que me defiende.

Aquí no pasa nada.

EL SOL SE RESGUARDA EN UNA LINEA,
Tu lengua acarició mi boca la luna explota en ti,
de una forma suave y subterránea. una escalera invisible aparece entre los dos,
tu detienes mis nubes,
Aquí no pasa nada. tu estatizas mi tierra,
mi flor se vuelve a abrir contigo
Tu lengua construía una nueva herida como al primer giro de luz,
suave y subterránea. con alas de libélula me sostengo,
con alas de libélula conf ío en que me mires,
con alas de libélula levanto la esperanza
YO PEDÍ ENCONTRARTE, de que me entregues tu amor sin reservas,
yo pedí tu cielo, sólo por hoy.
tu anchura,
tu altura,
tu universo, DESDE QUE TE AMO:
porque soy el hueco exacto tienen nombre las piedras,
para tu cuerpo. las catarinas con suerte me visitan,
los árboles proclaman tus historias,
Yo pedí tus dedos las estrellas se suben a mis cabellos,
que me arropan el lago es mi espejo preferido,
por la cintura. el planeta Venus es mi brújula,
con orgullo mantengo tus ojos en mi memoria,

14 15
tu barca navega en la mía,
el agua se engrandece para llevarnos más lejos,
las palabras se dilatan, se alargan, se multiplican,
la luz se duerme y despierta conmigo
y el universo respira.
CÓMO ME HAS PARTIDO EL CORAZÓN
ya no tengo cerebro ni memoria,
ahora sólo tengo tu nombre,
que repito una y otra vez: ven a mí,
rescátame de esta miseria,
construye la luz en las cavernas,
tráeme cinco brazos de mar,
dispara un cometa de luciérnagas,
instálame un arcoíris permanente,
libera el vuelo de las aves,
crea el espacio,
inventa el verde de las violetas,
que tu mirada desborde todo.
SOMOS NUBES EN EL ATARDECER
cuando anuncian lluvia y te amo
con nuestras áreas oscuras
y nuestras cubiertas luminosas,
contigo comprendo la redondez de la tierra,
lo infinito del cielo y lo finito del hoy,
que el cielo es un mar que sostenemos con nuestros cuerpos
que emiten deseos, ansiedades, requerimientos,
que emiten “te quiero” aunque estemos lejos,
“quédate aquí ahora”, “ven pronto”, “te espero”,
“no tardes”, “regresa”.
ASESINATO IMPERFECTO.
Las hojas de los árboles iluminan nuestras huellas,
hoy no se mueven, están quietas,
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me acompañan en tu silencio
quisiera no darme cuenta de lo que he perdido
¿por qué te convertiste en el asesino que buscaba?
¿por qué te puse contra la pared?
¿por qué me clavaste un estilete
y lo moviste de arriba a abajo?
pero, tu trabajo no fue perfecto:
me dejaste con vida a media tarde
y ahora atravieso las avenidas sin ver,
me escondo entre las sombras de la noche,
quiero sentir una muerte perfecta, no esta muerte a
medias,
pero no resulta, igual la muerte se niega a verme,
me pierdo entre la tempestad para que nadie se dé cuenta
de que lloro.
EL AGUA.
Quiero que el agua de la lluvia me moje completa,
que el cielo sacuda mi cuerpo hasta transmutarlo
en una hoja huérfana inundada con un borde herido
porque me separas de ti,
puedes sobreponer tus pensamientos a tus sentimientos,
puedes ignorar el cuento de los pozos,
tirar el amor que buscaba nacer al drenaje,
allí no servirá de nada, no iluminará nada,
no hará crecer a nadie.
TÚ DIME
en qué coordenadas,
en qué altitud,
en qué latitud,
en qué actitud,
debo ubicarme
para encontrarte.
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SU NOMBRE ME DUELE COMO UNA BALA CERTERA me iré precipitadamente
alojada en mi pecho en riesgo de explotar. deseando que me añores,
Su nombre me duele como un bosque incendiado, recordaré mis viejos dolores,
como la ciudad de Pompeya con dos mil cuerpos calcinados, me prohibiré sufrir de nuevo,
como las ballenas encalladas en las playas, sin embargo, no podré irme,
como las Torres Gemelas derrumbadas en septiembre, inventaré un pretexto para quedarme.
como la guerra de Irak,
como la gente que vive en la calle, Si tú no jugaras el mismo juego
como la matanza de Acteal. hubiera cambiado todo:
nosotros pudimos subirnos
Su nombre me duele como diez mil gritos ahogados, al vértice más elevado del trapecio
como cien niños sin padre, pero, apagamos las luces
como México en el sismo de septiembre de 1985, y escondimos el fuego.
como la tierra infértil, como los campos sin agua,
como un hijo que no nació vivo, OTROS POEMAS
como el silencio ante el holocausto,
como la ausencia de luz. SI ALGO QUEDA
une la yema de tus dedos a los míos,
lee un poema de Benedetti en la plaza,
TAN PRONTO PUEDA HABLAR POR TI, YO HABLO, que tu mirada alcance la mía,
tan pronto pueda respirar por ti, yo respiro, ven con tu luna a mi vida,
tan pronto pueda no hablar por ti, no hablaré, dale brillo a las hojas de otoño,
tan pronto pueda dejarte de lado, te dejaré, inventa verbos que creen horizontes,
tan pronto pueda decir que mi amor es pasado, será pasado, escribe los signos de puntuación pertinentes
tan pronto pueda tener las nubes en mis manos, las liberaré, para encontrarnos.
tan pronto pueda absorber el agua con mis plantas,
[caminaré,
tan pronto pueda recoger mis astros medio apagados, POR DONDE QUIERA NOS SALEN RAMAS
[yo alumbraré, pienso en ti,
tan pronto pueda subirme a un arcoíris y atravesar el rio, piensas en mí,
[me marcharé, a pesar de nuestra voluntad:
ahora no, ahora no, ahora no. nuestras mentes extienden sus filamentos
nos acomodamos amor,
para amarnos con cualquier pretexto,
SUEÑO ENCONTRARTE pienso en ti,
y no lograr evadirme, piensas en mí,
te daré mil instrucciones me gusta caminar sobre una cuerda delgada,
hasta aturdirte para que te marches a punto de lograr el clímax o de estrellarme,
o te haré una sola pregunta, quiero todo o nada.
tú ya la sabes, yo sabía la respuesta,

18 19
BIOGRAFIA.
Al principio fui una catarina café azul
me colgaba de los brazos errantes y nativos,
me gustaba viajar en el calor de todos los soles
recostaba mi cabeza para mirar un cuadro de cielo
que me remitía a todas la nubes que se me escapaban
y quería asir para ponerlas bajo mi almohada
y quedarme suspendida en una placidez eterna,
luego fui lluvia y refresqué la tierra en donde estuve
también provoqué inundaciones y cataclismos,
mis padres y mi abuela rezaron para que tuviera
[otro cuerpo:
fui un ciervo sensible, inquieto y vivaz
corrí y acompañada miré caer el sol,
pedí que esa tarde no terminara y se me concedió,
ahora soy un grillo que lleva una tarde entre sus alas
que resuenan todas las noches por un amor que es mío.
GRACIELA ROQUE GARCÍA Realizó estudios de Lengua y
Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosof ía y Letras de la
UNAM. Textos de su autoría están incluidos en Antología del
Maratón. Reunión de poetas noveles. Edit. Épica, Cuentos del
sótano. Antología. Ediciones Endora y la revista Recaudador
Literario del Centro Cultural de la SHCP, en el presente año. En
la épica de su vida describe que fue en su niñez: una catarina café
azul que gustaba viajar en el calor de todos los soles.
20
MARISOL VARGAS FLORES
Alguien cuestiona mi silencio. Cuerpo suspendido. El
tiempo es en el polvo ceniciento de mis manos. Quisiera
ser uno de esos pájaros merodeando mi casa, cantando
porque se les da la gana sin esperar un aplauso espectador.
Colgar de los alambres, alimentarme de gusanos, picotear
a los gusanos, matar a los gusanos. Quisiera exprimir las
córneas de una sola vez. Quisiera no querer. El tiempo es
el espacio entre tus dedos arrugados. Silencio. Vamos a
bañarnos en blanco. Pensamiento negro. Movimiento
sistólico atrofiado. Desde aquí miro el pasado: se está
quedando calvo. El futuro se viste de luz prisionera
entre persianas. El presente es el tiempo desvencijado. El
tiempo se cuela entre las faldas de alguna muñequita de
aparador.
Todos mis elementos están revueltos; la tierra se vuela
para tapiar mis entrañas, el fuego se mete al agua que se
introduce en la tierra para succionar mis entrañas, el
aire escapa de mi cuerpo entre suspiros desairados que
liberan mis entrañas. ¡Maldición!, ¡maldigo!, ¡maldito!...
¿A dónde va a parar el odio inútil cuando ya no hay lugar
para sarcasmos? Se va a morder el costado del amor inútil,
abofeteado.
Maldita el hambre que se come a los niños abandonados,
maldito “valor de cambio”, dinero de mierda que todo lo
infecta, maldita tu forma de volverte cosa, de no mirarme
tras tus ojos petrificados, maldito decreto presidencial
que nos cubre la boca, maldita la saliva que tragas para no
estornudar la verdad sobre mí, maldita tu piel camaleónica,
malditos diplomas santificados, maldita casa de paredes
rancias, malditas tus palabras atropelladas por el miedo.
Te has de comer tus lunas falsas.
Hay palabras mudas que le compran los grilletes al
silencio, tardes de lluvia sorda que grita gustosamente tras
la ventana, unos pies empecinados en enseñarte a bailar.
Todas las cosas que no digo, que no diré jamás y que no
por eso callan.
Quisiera ser un pájaro que escribe sobre el tiempo.
21
 ***
Hay una mujer de melena revuelta que no decide si
ponerse el rostro.
Ojos multiplicados sangran desde el filo de un vidrio
roto.
A mí no me vas a engañar, te he visto gateando sobre
la cama de la abuela, orinas gustosamente sus manos
certeras; te cuelgas de los recuerdos hasta deformarlos, le
cambias las arrugas todos los días simulando sonrisas que
le colman el rostro.
¡Maldito el día en que te abrió la puerta! Le plantaste
cabezas calvas en el jardín a cambio de sus horas desiertas.
Clavaste en su corazón anciano todas las preguntas: ¿a
quién hablas?, ¿con quién duermes?, ¿a quién esperas?,
¿eres tú? –No, no eres- respondía tu risa burlona sobando
las escamas de la soledad.
Hay una mujer de brazos prolongados que hunde sus
dedos hasta las mismísimas trompas de la tierra y se pinta
los párpados con el suplicio de las noches sin estrellas.
Te estrenas labriega, mujer altiva, siembras murmullos
ateos en la almohada de mi abuela: el cielo sólo es cielo,
sin dios ni madre reina.
A ella le empieza a doler su “niñito”, limpia obsesivamente
el altar hasta desprender de la aureola la mancha de tu
aliento putrefacto. Pero tú ya no desistes, campanadas
incesantes le ensordecen el tiempo, hasta dejar sus pies
cautivos en la misa de las siete de la mañana.
Husmeas sobre su carne, engulles de una bocanada
todas las verdades, sorbes las mitocondrias; improvisas
trampolines saltando de olvido sobre las conexiones
neuronales. Golpeas, golpeas el miocardio regocijándote
en esa vista de latido desbarrancado.
Esta noche parrandearás con tu gotero de Ritalyn.
Hay una mujer con los dientes en la mano, invitando a
pasar a la muerte.
22
Hay una muerte que vacila con entrar.
¡Ay! Mi abuela niña mutando en mariposa nocturna. A
retazos de memoria vas confeccionando alas.
Hay una mujer de pensamientos abismales masajeando
los pies de la vieja moribunda.
Entra la muerte montada en el lomo del silencio,
salivando espectros.
¡Ay! Mi abuela con el alma jorobada.
Descansa ya de muerte y de locura.
***
Allá en los confines oculares
donde se quiebra el sol
y todo se dice en noche
y los noctámbulos se buscan entre bullicios horizontales
y los tristes y los insomnes y las luciérnagas
y los locos perseguidos por el trance
y, de vez en cuando, las estrellas
acuden a las calles para aullar las visiones de mañana.
Tus ojos se abren esperanzados con la esperanza
de unir los miembros del desmembrado cuerpo
que flota a tu lado sobre la cama
entregado a la sustancia líquida del sueño.
En la embriaguez de la palabra nocturna
brotan los arcanos del universo:
cuerpo desnudo de toda realidad, de carne y de huesos,
despertarás a un cielo franco, límpido, manifiesto.
La habitación late en el silencio.
Masticas la mirada impávida del tiempo,
tus manos caminantes nada pueden contra
[la barricada noche,
tus manos mancas no se atreven a violar
[sus párpados resplandecientes.
Si pudieras disolverte en un extenso punto negro
23
y ser parte de la negritud de este momento,
o si te echaras a llorar sobre su pecho,
[cual niño amenazado
por un extraño manto apoderado del cielo,
o si, sencillamente ¿Ella te abriera las puertas
[de su sueño?
Preguntas, respuestas.
La noche es tan moldeable
entre los dedos de tus ganas desamparadas.
Tu deseo sale a caminar sobre el rocío
con un recuerdo táctil
de su piel lechosa, vibrante, verdadera;
se te antojan las estrellas para juego
de corpórea papiroflexia.
¡Vendrás con los ojos locos de tanta vía láctea!
¡Vendrás con los ojos llenos de bosque estremecido!
¡Vendrás con los ojos agonizantes de madrugada!
Alineas los rayos del sol dormido
exigiendo sus manos de atardecer, bondadosas, amantes.
Transpirando el calor de día, pacientes, amantes.
Escribas de tu sonrisa, escandalosas, amantes.
***
El viento traza las huellas de los viajeros nocturnos:
esos pies nómadas que arrancan entre uñas las raíces,
esos pies con su danza salvaje machacando las raíces,
esos pies de arena que desdeñan tus raíces.
¡No abraces más esta noche!
¡No abraces más esta noche!
¡Sonámbula mía, ven a soñar desde mis ojos!
Corre ya los párpados,
libera al sol del mar
Tu sombra no juega conmigo,
sola se recrea tu sombra.
24
Sombra resonancia de hormigas
cargando la mitad de la Tierra,
abriéndose paso en este túnel.
Lenta travesía hacia la luz del firmamento.
Dormida palpas el despertar de lo etéreo,
lo etéreo yace en tu palpitante dormir.
Despierto sueño con ser el sopor que encoje tus miedos.
Yo ya no sé si lloverán
las llamas del día
y volverán a crecer tus cabellos
como la hiedra sobre mi cuerpo.
Desvelado y resignado,
admirado de tan afanado vuelo,
me arrullo en tu acompasado respirar.
Soñaba que soñaste el sueño de mi noche.
Con mi deseo te compraste un bote
y te hiciste a la mar
al amar más los secretos que yo no puedo
ver de noche.
***
Me callo la boca, me tapo los ojos, dedos reacios gimen a
cada letra, las manos no quieren hablar-no quieren halar,
se encrespan, comienzan a temblar.
Es un NO rotundo que queda registrado a la 1:29 pm
en el archivo de la autocensura, ingresa al inventario del
miedo y de la gastritis aguda; esa que anuda las tripas para
encerrar palabras indigestas. Es la hora en que las letras
se ríen dejando ver los dientes cariados y se asoma una
garganta inflamada de silencio.
Silencio que no se atreve a ser. Rey del limbo que teje
redes de tinta negra para mecer el sueño de sus niños
sin nombre. Sueño de gritos desmedidos, paráfrasis e
interjecciones, signos admiratorios derribando la barrera
25
de contención. Silencio altanero que te envenena con ZARCO
la lengua enjuta, silencio vanidoso que se pierde en la
hipnosis de su mirada blanca para deslizarse camino al Yo digo que fue Dios en su afán por conocer la soledad
mar; frío profundo donde habitan demonios fantásticos Que fue el amor agonizante de mi madre
inventados desde tiempos remotos; allá donde lloran las Mordiéndome el corazón a maldiciones
poetas suicidas, reina es la oscuridad y sirenas viejas se Para después contemplar ociosamente
descaman acariciando a una ballena triste. Silencio de Un goteo rítmico de silencio virulento
agua, silencio de cuerpo encallado. Expandiéndose por mi cuerpo desnudo:
¿Quién ha traído este puto silencio? Me llamo Adán porque así lo quiso Dios
Arribó como huésped imprevisto y se instaló en tres Me llamo nadie porque a mis padres no les dio la gana
segundos a sus anchas. Vestirme con ningún nombre
Nuestra casa fue tomada.
Emerge el imperio mudo. Paseo por las calles de resistol
Es tu ausencia a las 12, a las 3, a las 5 de la mañana; El desmembrado cuerpo
cuando mi espalda está tan fría que los sueños salen a Paso las tardes de sopor uniendo astillas viejas
buscar cobijo en otros cuerpos, y la noche desvelada me De lo que recuerdo fueron sueños
pide que le cante a sus fantasmas. Fraguando treguas para esta batalla de ausencia.
Son las calles sucias de confeti y alquitrán testigos de una
fiesta que nosotros no celebramos; los vagones rebasados Yo ausente al lado de los peatones
del metro, donde todas las caras me son indiferentes, y el Que elevan la mirada
sudor, el aliento, tanta carne ensimismada… nada de eso Para ausentarse de mí
es cierto porque aquel espacio está vacío, va repleto de tu Mis hermanos ausentes
ausencia. Derrumbando las puertas de Hamelin
Es el hombre mudo, manco y tuerto que se posa en tu A punta de solvente y olvido
lugar y observa inquisidor la mitad de mi vida, la mitad Tendidos sobre un lecho ausente
de mis pasos, la mitad mi tristeza que se fuga por el grifo Cobijados por el abrazo ausente
viejo del baño. De algún fantasma de amor
Tu andar se ha vuelto más pesado, va cargando mi deseo Aquí “venimos gimiendo, llorando
que, escondido, habita en lo más oscuro de tus ojos para Somos los desterrados hijos de Eva”
zarpar con el orgasmo más violento. Condenados a ser tierra yerma
Silencio. A cosechar espinas y cardos
Silencio embustero, silencio te venzo, silencio Para adornar la coronita del hijo de dios
provocador, silencio perverso. Somos los perros de ladrar desconsolado
¡Silencio ya cállate, que te ha comprado el deseo! Sosteniendo el cielo más oscuro
Justo antes del amanecer.

Somos el rostro ceniciento de esta ciudad

Moramos en las fauces pestilentes de todo animal
Somos la desilusión espesa filtrándose por las coladeras

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Paisaje violento para los transeúntes plácidos succionas con desgano la médula; tragando las palabras
[que comen bombones de justicia que has escupido para el resto que no soy yo.
Somos lo que no es Para todos los hombres que ignoran tu rostro desfigurado
Somos todas las negaciones en las noches de Herodes.
Somos el frío de los charcos Agudísimas flautas disfrazan mis chillidos
La metasoledad que te hace sudar en noches insomnes Por tu sudor escurren maldiciones a las únicas verdades
Somos la inutilidad del llanto heredadas:
Reflejo de tus ojos hostiles y asqueados Yo soy tus muñones
Rajadura a donde va a parar el escupitajo La vena cava
Somos de asfalto Tu furia
De papel reciclado Tu asfixia
Somos calle clausurada a nuestros pasos. Hedor en mis-tus vísceras
Pender de tu cetro.
SATURNO DEVORA A SU HIJO Consumido esqueleto soy, abono de tu reino.

Cedazos graves dibujan la firmeza de tus pasos que se

posan inflexibles sobre las flores dormidas del campo.
Te adentras desgajando las vides con tus famélicas
manos, manos imperativas que gritan los designios de
tu boca negra, oráculo trágico. Cubierto de hilos falsos,
te contemplo más desnudo y triste que cualquier mortal.
Vestido de poder, orinas y defecas y rasguñas esta tierra.
Me arrancas y me acercas a tu aliento amargo que festeja
la vendimia de púrpuras cabezas. Mis pensamientos
machacados aún te quieren encontrar. ¿Qué ven tus
ojos padre? Los míos vagan por el torrente de tus venas
inflamadas de ambición, asisten al teatro cruel que han
montado tus frustraciones; ojean sobre los diques de tu
risa contenida.
¿Qué ven tus ojos padre? MARISOL VARGAS FLORES, abrió sus ojitos entre sábanas de
Tus ojos abiertos desmesuradamente desean seda el 27 de noviembre de 1980. Nació, posteriormente, de los
Un poco más de carne, sentir mis vértebras astilladas, un cuentos de su madre, con el asombro infantil, el ansia adolescente
poco más de mi muerte y el amor neurótico-adolorido de juventud. A los 20 años, una
Tus ojos de gemido sordo naufragan en el silencio de mi huelga estudiantil desvía sus rumbos hacia la Antropología
cuerpo ajado Social; la seda gastada parece ahora paliacate, ella tiene ganas de
Tus ojos devorarán ávidamente el miedo de mis ojos justicia y verdad. En el 2009, a sus 28 años, reniega del fanatismo
expuestos a tu interior. científico, sabe que la justicia es la voz más fantástica e inasible
“Sangre de tu sangre”, ahora pertenezco a tu cuerpo. al hombre y que la verdad sólo es posible en el agua de las letras.
Me comes con asco, horrorizado de tu propio sabor,

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 SALVADOR OMAR CORONA RAMIREZ
RITUALES
Al despertar, el futuro se me muestra con toda su
enormidad y con toda su gama de opulencia, se posa frente
a mí, alardeando y contoneando su sublime oquedad
abierta. Todo parece construido con la esperanza de lo
prometedor, tan claro como la superficie de un ojo recién
abierto después del lagrimeo purificador. El cuerpo se me
pinta claro, sereno, tangible; mi mente trepida e inhala
un respiro rápido y vital. Y me da hambre, por lo que la
imaginación construye y resarce proyectos, empresas,
misiones que parecen tener perfecta cabida en la luz del
día, (incluso la noche se atasca de programas y situaciones).
El día me seduce con su virtual fertilidad y yo le admiro,
contemplo su magnanimidad y su pulpa de felicidad se
me antoja asequible.
Pero es aquí cuando la cosa se descompone: despierto
pero no me yergo, mi cuerpo yace verticalmente inmóvil,
apenas sus más nimias extremidades se animan con
levedad. Sólo me revuelco en barro inutilizado. Una
sensación de delectación inmoviliza mi cuerpo y me
acusa. La efigie del día me espeta el recuerdo de lo
planeado, pero ni siquiera me perturba, mis sentidos
continúan congelados-inertes y mi cerebro punzando de
agradable agotamiento engendra un contingente traidor
que se sacrifica en el esfuerzo de animarme, así se gesta
una dicotomía belicosa, un conflicto que no alcanzo a
entender. Pero de repente la mayoría engulle al rebelde,
y entonces resbalo en la fosa del profundo sueño. Todo
lo anterior sucede en un contexto de borrosa, confusa y
onírica ofuscación.
Una y media o dos horas más tarde el velo del sueño
se disuelve en el húmedo estado interno de mi cuerpo:
despierto con ansias de orinar, las cuales llevan arraigadas
ya un buen tiempo, tiempo que a su vez, transcurrió en
mi mente dormida como perenne irrupción incómoda.
Entonces me levanto, busco de entre el montón de objetos
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que tengo al lado: libros, teléfono, reproductor musical,
playeras y más telas; cojo el pantalón piyama y lo utilizo;
entonces comienzo a estirarme casi como un gato, pero
con menor habilidad; dejo escapar con mis movimientos
y contoneos, lánguidos quejidos que de alguna manera,
desconocida para mí, resultan sensuales; parece
como si los ofrendara a algún otro, e inmediatamente
después me percato de que sí, sí es así. Entonces en mi
entendimiento germinan historias y argumentos que de
ser reales hubieran requerido legiones de tiempo; pero
que más objetivamente son en realidad de naturaleza
tan ef ímera que no alcanzo a calcular. Si todo lo anterior
comprehendiera únicamente de sí mismo sería para mí un
agasajo de bienestar, pero la verdad es otra. Lo que no narré
es el dolor: ¡ese maldito, constante, castrante, frustrante
dolor! Mi cuerpo sufre de espasmos en áreas ignotas, que
por existir me alarman; de un momento a otro me asaltan
crueles y despectivos. Pero lo peor es el dolor, situado como
sucia plaga contaminante, en la superficie subcutánea de
mis hombros y espalda; aquel tirano se posa como ácido
poco corrosivo (sólo con el fin de ser más duradero) en
los sensibles intersticios de mis hombros; punza, punza
y punza. Extremadamente lastimoso es presionar el área
afectada, se produce una punzada que me castiga, es una
flagelación que me aplico sólo con el fin de adelantar o
eliminar la perversa dolencia que me acongoja; lo único
que me queda es creer que disfruto cómo regresa a su
estado inicial la dolencia recién excitada y agigantada por
la molienda que aplican mis dedos. Pero, como continúo
sufriendo aquel suplicio, busco retorcerme moviendo la
espalda y las partes cercanas con toda la fuerza que el
dolor me lo permite, cuando logro localizar la posición
ideal, la estrujo, y petrifico el momento soportando la
tortura por unos segundos, hasta que mi espalda suplica
clemencia y suelto, testificando cómo el dolor gigantesco
se atenúa. Pero no desaparece.
Una vez que decido erguirme en el suelo, el dolor
f ísico aparenta disminuir. Pero no es así, únicamente me
resigno a la constante presencia de esa molestia. Logro
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pisar el suelo, alzarme por completo, moverme, sentirme,
vivir. Observo mi ambiente, una habitación con una
litera, un buró, objetos de asepsia sobre éste, un enorme
guardarropa que despoja de mucho espacio a la habitación,
un pequeño escritorio con varios libros y libretas encima,
y ropa regada por todas partes como vegetación en las
ruinas de algún olvidado y extinto imperio. Todo aquello
empapado por la luz engendrada entre el sol y la cortina
de figuras inentendibles, una luz naranja, fuertemente
naranja; que inyecta al ambiente una apariencia tranquila,
serena, pasiva (¿acaso un consuelo?) que me invita a no
dejar el cuarto. Abro la puerta y, deslumbrante, aparece
frente a mí un aura blanca y enérgica. Los poros de mi
piel se hesitan con el contacto de la variación de la
temperatura y el frío invita a moverme. En ese momento
mi nariz revive y recuerdo que poseo el sentido del gusto.
Tanteo con los ojos y redescubro cada mueble, cada objeto,
cada cosa. Ignoro el refrigerador, la mesa redonda y sus
cuatro acompañantes, la vitrina atiborrada de estatuillas,
figuras plásticas y utensilios de vidrio que pretenden
fungir como remembranza de pasados momentos, fiestas,
graduaciones. Sólo ubico la mirada en los sillones naranjas
y rojos que mantienen en su regazo tibio a mi perro, que
lleva ya un rato con sus hermosos ojos negros de obsidiana
hendidos en mí y con las orejas exageradamente erectas.
Su posición, inevitablemente me orilla a saludarlo con
palabras rosas y tiernas. Avanzo hacía él y me agasajo
con el contacto de su piel hirsuta de durazno, entonces
me asalta la sensación de que al igual que yo, disfruta con
aquello.
En estos momentos el dolor ha desaparecido, se esconde
y no trabaja, esto me llena de esperanza y energía, de
momento parece que sí lograré hacer lo que me propongo,
hace acto de presencia el espejismo que me insinúa iniciar
todos mis proyectos como si no fuera tan tarde, como
si no hubiera desperdiciado ya gran parte del día. Casi
instintivamente me dirijo hacia el escritorio, sobre el que
descansa la computadora, la enciendo, me emociono,
la espero escuchando y observando la serie robótica y
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electrónica de acciones que de ella y en ella tienen lugar.
En ese instante, como todos los días, se repite el siguiente
mecanismo de necesidades: recuerdo que tenía que orinar
desde hace rato, y satisfago aquella necesidad posándome
en la taza de baño, al sentarme, la sensación del frío tacto
con el material rocoso es sustituida por el cálido fenómeno
líquido y fluyente del miccionar. De alguna manera siento
en mi interior el goteo ligeramente molesto de una fuente,
que se me figura verde, verde líquido, verde lánguido,
verde pantano; es un goteo que ubico exactamente debajo
del pecho y arriba del abdomen, el área es un óvalo, no sé
porqué, pero así es. Tengo apetito fisiológico. Me deslizo
hasta la despensa, miro, busco y cojo. Abro el hocico de
la caja y de ella extraigo una víscera plástica que en su
interior mantiene guarecidos del maligno aire un cúmulo
de pequeños granos de arroz, transmutados a tal nivel, que
sólo sé lo que eran porque el empaque que los contiene
lo dice en letras pequeñísimas. Del mueble yuxtapuesto
tomo un plato y de un cajón hurto una vara plateada.
Comienzo a comer, a necesitar, tomar, abrir, desenvolver
y de repente y sin notarlo soy parte de un juego de leche,
cereales, prótidos, lípidos, carbohidratos, colores, texturas
y sabores. Cada uno juega su papel como yo lo deseo, su
participación depende de mi potestad. Mi lengua se ve
embarrada y aturdida por una hueste de percepciones
sensoriales. Entre mi paladar y lengua se gestan ef ímeros
opúsculos.
Cuando finalizo el ritual de degustación me transporto
a la computadora, con ayuda del roedor electrónico
aparezco música: sonidos agudos, antiguos, fuertes, largos
y sus contrarios, pero siempre femeninos, vernáculos y
poéticos. La música se convierte en el aliado o subterfugio
más poderoso y fiel. Simplemente no concibo que no
existan los momentos de onírico encanto que me dispara.
Resulta esencial para acompañar el aseo de mi cuerpo.
Tomo de un mueble la toalla que liquidará la humedad
de mis carnes al finalizar. Las llaves frías y metálicas
encajadas a la pared blanquecina son las responsables del
contraste de color, y el de temperatura entre mis manos y
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el agua, que se precipita desquiciada sólo para estrellarse
en el suelo duro. Instintivamente llevo la bandeja al origen
de la precipitación y espero que el nivel de calor se adecúe
a las órdenes de mis corpúsculos. Cuando mi brazo está
a punto de colapsar el agua se torna tolerable y cambio la
bandeja por el cuerpo, me coloco frente a la lluvia artificial
y ahí todo comienza: la increíble faena líquida atiborrada
de espasmos, todos mis sentidos se ven involucrados,
me transformo en un ser náyade. Me considero parte
del rito orgiástico entre el agua y el cuerpo, aquélla me
enamora táctilmente, introduce sus dedillos en cada
ranura plagada de tacto; el contínuo devenir de un cuerpo
de agua que cae constante sombre mi testuz me penetra
y me atraviesa candorosamente hasta la base de los pies.
El agua se traslada por toda mi anatomía como quien
pasea por sus dominios, y es así, soy suya, soy suyo, es
mía, es mío; nos fundimos quedando compenetrados,
somos el mismo, la misma, lo mismo. La seductora danza
ascendiente del vapor abre una condición de posibilidad
para la imaginación, de ella nace el penetrador, comienzo
a colocarme en posiciones de carne, de Venus, de lívido;
de nuevo nacen historias finitas, carnívoras, activas,
pasivas. Me vuelvo ontológicamente tangible. Y en mi
cabeza se dibujan aquellos idilios que tienen por musas la
ficción ajena y la realidad propia. Cuando me percato del
dramático comportamiento del que soy protagonista, me
detengo y termino con una amplia sonrisa en el semblante.
En esta parte, la correspondiente al baño, el dolor de mis
hombros y espalda ha desaparecido por completo. Las
sustancias ponzoñosas encajadas ahí, fueron removidas
por la fluvial presencia del agua y ya sólo palpitan en
mis sienes las sensaciones sedantes provocadas por las
mojadas partículas de vapor.
Con la humanidad sedada, tranquila, pasible, refrescada,
húmeda, me retiro a mi dormitorio. Ahí da inicio un ritual
que es la extensión de la ducha. Comienzo despojándome
de la toalla y me pongo a merced del aire y de sus gélidas
manos que se estrellan fríamente contra la susceptible
piel mojada de mi cuerpo. Disfruto por un momento el
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regalo de lozanía que el aire me da y después vuelvo a
usar la toalla rozándola contra las distintas zonas de mi
anatomía, extasiándome con la sensación antitética de
lo seco y lo empapado. Decido asentarme en el colchón
más próximo y cuando lo hago veo surgir la cabecita
de mi mascota con sus ostentosas orejas y su delgado
cuello moreno, alcanzo a percibir en sus ojos la humana
necesidad de no estar solo, si no todo lo contrario,
obedeciendo la necesidad natural de los seres sociales.
Le ayudo a trepar a la cama y ahí comienza a dar brincos
y piruetas que me resultan gratísimas. Después decide
tomar posición de centinela, relegando a un lado la cortina
de la ventana y colocándose de perfil con los ojos atentos
a lo que sucede en el exterior. Entonces comienzo: me
convierto en una especie de practicante de taumaturgia,
tomo de un mueble botellas y ungüentos que desprenden
aromas subliminales, esparzo una cantidad verosímil, de
alguna manera aquello desaparece introduciéndose en
los microscópicos agujeros de mi dermis; existe un lípido
para cada parte, cada zona, cada estepa; aquellas mezclas
lubricantes en mis dedos se transforman en un móvil
autómata que recorre bifurcándose y convergiendo por
todo la superficie de mi persona corpórea. Los índices
se deslizan tocándolo todo, besándolo, sublimándolo
todo. Carne blanda y olorosa. Músculos contraídos y
derrotados, casi líquidos. Soy ahora entidad ufana por la
luz ensordecedora del escenario; sentir la textura y el alma
de mi lecho ya es tan fácil que me confundo, no sé cuál
es mi piel y cuáles los lienzos fundidos con ella. Se da un
camuflar exquisito deseoso, con ganas de no salir. Pasados
unos minutos con apariencia inmortal, tomo las prendas
previamente preparadas: lo primero son las interiores,
las de confianza; en ese momento me pongo de pie y
observo en el espejo colgante la realidad de mis formas,
me observo detenidamente como queriendo captar el
halo de vahos oloroso que despiden mis curvas; veo, toco,
moldeo, modelo, pero no me decido, mi cuerpo no es lo
que quiero, pero no me desagrada, tomo conciencia de
que la decisión depende del otro. Cuando termino de
cambiarme, los capítulos siguientes se tornan confusos,
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fútiles y prescindibles, a lo mucho distracciones, versillos,
noticias, imágenes, sonidos, subterfugios, reflexiones
fáciles, agujeros en la memoria.
Cuando ya pasaron aquellos momentos me ubico
racional, libre y con energía; sin embargo esa energía se
torna en el pretexto del pasado, el dolor insistente de mi
cuerpo regresa, zumba de nuevo, revive asquerosamente.
La desesperación vuelve, y al mismo tiempo me hallo en el
tiempo: ¡he perdido demasiado!, ese crudo conocimiento
me exaspera, rápidamente busco hacer lo que debí realizar
con anterioridad, saco libros, libretas, hojas y utensilios de
escritura. La velocidad me devuelve lo que podría llamarse
pseudoesperanza; pero en realidad caigo en la cuenta
de que lo perdido, perdido está y es apodícticamente
irrefutable. Sólo más frustración. Y comienzo, se da la
transición necesaria para pasar de un estado normal a
una disposición intelectual; las palabras, en un principio
confusas, empiezan a tomar inteligibilidad, se solidifican
y se unen gracias a los nexos antiguos y previos de la
inteligencia. Me adentro en otro mundo, un mundo que
da la apariencia de ser paralelo, pero que es convergente
a mi realidad, a la realidad. Letra tras letra, palabra tras
palabra, oración tras oración se injertan en mi cerebro
y me provocan un placer irrevocable, propio, humano.
Transcurren así unas horas (¿o minutos?).
De repente, engañosamente, sin haberme percatado, el
sueño se cuela entre mis orejas, mis cuencas; se escurre
hasta mi cerebro, en el encéfalo, y lo rodea. Se impregna
todo de sueño, las cosas se tornan débiles y flacuchas, yo
me torno débil. Las letras intentan llegar a su destino,
pero son obstaculizadas por el sopor; éste me seduce,
me promete, me miente. Pero ya es inútil. Sólo mi
mente se defiende, aquel contingente rebelde lucha por
no ceder. Sin embargo va perdiendo espacio y se rinde,
me rindo. Voy hasta la habitación y me dejo caer sobre
el apetitoso colchón, disfruto con el intercambio de la
fresca temperatura de las sábanas y me doy, me siento
transportar al letárgico cosmos del descanso y por último
sólo siento el deleitoso punzar de mi cabeza y duermo.
Abro los ojos y vislumbro mi situación actual: mi masa
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corporal tendida en la cama, compungida, derrotada. De
un momento a otro siento la embestida de las dolencias ya
tan conocidas; en este período el dolor llega a niveles tan
exasperantes, que todo resulta en ignición por la frustrante
incapacidad para levantarme y continuar aquello que
realmente deseo hacer. Llega a mi cabeza la quimera
desesperante de todos los proyectos completamente
estropeados. El fracaso acabó de hacerse conmigo y me
bloquea, me detiene, me congela y me frustra. Los hombros
son la principal fuente de tormento, en mi impotencia los
tanteo y localizo horrorizadamente terribles y colosales
bolas de nervios entrelazados, ahorcándose los unos
con los otros, apretujados. En este momento desearía
ser de algún material etéreo, carecer de la capacidad
para percibir con los sentidos. Pero este pensamiento se
derrumba cuando presiono aquella maraña de músculos
magullados. Miro alrededor y me percato de que el día ha
envejecido y que la noche empieza a filtrarse en la realidad.
Aquello me molesta aún más y es cuando de un salto me
encamino hacia la puerta de la habitación, la abro y trato
de respirar con profundidad pero el aire es tan exiguo que
da la apariencia de no tener existencia. Con la voluntad
deshecha alcanzo a escuchar los pasos que me anuncian
que una personalidad familiar está a segundos de irrumpir
en mi desabrido aislamiento y aniquilar definitivamente
con todo. Mi perro ladra continua y entusiasmadamente.
Y ya sólo me queda consolarme con la idea de un mañana,
no tan lejano, que ofrece la realización de aquello que
por ahora se esfumó de toda posibilidad. Furtivamente
cruza por mi cabeza el empírico ser que profetiza que en
el futuro seré nuevamente víctima de los rituales de mi
soledad. Pero lo ignoro.
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Me entrego a tu forma con brazos sin fuerza
vía este etéreo canto:
en soledad, trazo tus manos
en mi carne
esperando ubicar y resolver
los símbolos que tus palmas
sepultaron en la composición
de mis extremidades bajo
el arrullo de la oscuridad,
antes, irremediablemente ofrendadas,
ahora, susceptiblemente anhelantes.
Es deseo en mi boca que se apaga,
es la noche que se oculta,
de mis labios la censura moribunda.
¿Por qué ahora, ahora que te veo,
que te nombro, que te encuentro?
Ahora que el sol renace sin mi ayuda,
ahora que la luna es mi cuna.
Ya no vivo, ni muero,
soy la lluvia y el aire me arranca
la boca,
se lleva mis
ojos,
diluye mi rostro,
me aleja de tus
manos,
escarcha mi alma,
se lleva toda mi cara
excepto mis hondas pupilas
que rotas se preguntan:
¿Qué es el viento?
¿Qué es el aire?
Y contestan:
¡todo cierzo es tu desprecio!
Aunque esto ya no sirva para nada...
Regálame las montañas que descansan en tus ojos.
Otórgame de tu cara los puntos dolorosos.
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Concédeme las cisuras de tus manos.
Déjame el relieve de tu fuerza.
Entrégame la aspereza de tus impulsos.
Te cedo la frontera de mis labios.
Te obsequio mis brazos amazónicos.
Te convido de mi alma anaranjada.
Te ofrendo la sonrisa de mi espalda.
Te dedico el pudor de mis entrañas.
Aunque esto ya no sirva para nada...
HOY NO PUDE
Hoy no pude
masticar la vena de tu fuerza,
soplarte el jadeo dialéctico,
desear vanamente tus flores carnudas,
huerto vital de tu cara punzante.
Observar el camino de la luna en tus ojos.
Sólo el llanto etéreo de mis estigmas de entraña:
Hojas nocturnas.
Plantas grises.
Ojos secos.
Boca inútil.
Cenote desierto.
Cuchillo quebrado.
Son mis sueños derramados en piso marchito;
y sólo me queda el respiro quemado
del esmero esfumado.
El canto de la noche:
Escucha el canto de la noche:
gota y lágrima se besan bajo la lluvia húmeda…
Déjame besar tu lengua antes de que el silencio
secuestre mi boca.
¿Sabes? Quiero disiparme en la oscuridad de tu voz,
tener que observarme a perpetuidad en el invierno
[de tus ojos,
cubrirte todo con las flores de mi hueco fértil.
Escucha el canto de la noche:
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gota y lágrima se besan bajo la lluvia húmeda…
La bruma me confesó que es tu anhelo
tropezarte con mis piernas de raíces tiernas,
enredar tus manos en mis brazos como hiedras,
deshojar de mi cara la flor frondosa,
guardar tus quimeras en mi seno de atabal,
ser mediterráneo de mis mitos.
Te espero, te espero, espero… pero…
Escucha el canto de la noche:
gota y lágrima se besan bajo la lluvia húmeda.
Con las teclas de tus manos,
tus estrellas, siembras el fulgor
y la emoción en la nervadura
de las hojas, allí donde tu lengua
no puede intervenir se finca el
significado de tu nueva ortograf ía:
“Te kiero”.

Cadenciosa noche felizmente resignada:

entre el tronco y sus cimientos agoniza tu fiereza.
Con trepidaciones y susurros se erige tu valía,
se queman los labios con la llama de un cirio encendido,
se ciñen ambos gajos a tu cuello subterráneo,
se derrama tu quejido,
y lo beso,
y lo muerdo,
y lo trago.
Y un impulso acuoso, escupe
el final de este poema que realizo con la boca.

Pensamiento destinado a labios desgarrados

cuya suerte desgraciada, se derrama al unísono
de lágrimas tristemente engendradas.
Daños sensoriales manuscritos
que le evitan el sosiego.
Grito esclavizado al silencio
cuyo dolor me adormece.
Enterraste tus mejores sílabas
bajo el rito inconfesable de lo estúpido.
Le arde el corazón y se atraganta
con arrepentimientos como piedras.
Relojes nocturnos que les recuerdan
el futuro después de quitarles el habla.
Lugares mudos que exigen dramas
que nos arrancan el alma.
SALVADOR OMAR CORONA RAMÍREZ: Año 1989, segundo
día del último mes. Oriundo de la Ciudad de México, finalizó
sus estudios de bachillerato en la E.N.P. en su plantel N°5 “José
Vasconcelos”. Actualmente asiste a clases en la Facultad de
Filosof ía y Letras de la UNAM; miembro del Colegio de Estudios
Latinoamericanos, indeciso, vislumbra la posibilidad de realizar
la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas. Esta es su
primera intervención en una publicación. La dedica a todas sus
amistades.

40 41
 ARIEL GAMBONI
A MI MADRE
MADRE: cinco letras que te hacen conocer a Dios.
M: Montaña fui en tu vientre nueve meses, nueve
meses me miraste sin mirarme, me arrullaste en tus
palabras nueve meses, nueve meses fui tu esencia y tú…mi
sangre.
A: Al sentirme, al parirme, a tu angustia de anhelar
que venga sano, al ansiar que desgarrara tus pezones tan
sólo para alimentarme.
D: Debo mi existencia, debo este talento, debo tantas
cosas a ti que no encuentro la forma para poder siquiera
un poquito recompensarte.
R: Reconozco mis errores, reconozco que soy culpable,
pero cuánto no daría ahora por llorar entre tus brazos tan
sólo para aliviarme.
E: Es tremendo, es infame, parir sin corazón, es dif ícil,
angustiante, querer parir y no poder; tú me quisiste, tú me
pariste, tú me cuidaste, tú me criaste ¡GRACIAS A DIOS,
TÚ ERES MI MADRE!
Dedicado a María Teresa Gamboni Olivares, mi
adorada mamá en toda la extensión de la palabra.
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EL REY NEPTUNO
Qué cómodo resultaba el pasto del jardín de mi casa
para poder nadar, suena raro ¿verdad? diría más bien
muy emocionante y la lógica sería usar el mar, un río,
una piscina o hasta una tina de baño para zambullirse
o simplemente remojar los pies o de lleno arrojarse
dejando que la fuerza de gravedad juegue con nuestro
cuerpo y terminemos con una comezón intensa en el
pecho o la espalda del brusco golpe que nos dimos al
sumergirnos, a pesar de ello qué alegría se siente salir a
flote y mover los brazos bajo las caricias del sol y horas
después terminemos con alguna pomada, sendas cáscaras
de vegetales o alguna hierbita machacada (secreto de la
abuela) sobre nuestra piel enrojecida para aliviar el ardor
de la insolación que es aún más fuerte en la cama, sobre
todo cuando queremos darnos vuelta para poder dormir;
con mis años a cuestas estoy convencido de que así como
el amor, la alegría también duele. Recordando en este
relato esa bella época de mi infancia a comienzos de los
años setentas diré que entre la luz del astro rey y la capa
de ozono que majestuosa aún nos protegía se producía un
hermoso juego, un hermoso equilibrio natural que marca
la tremenda diferencia de lo que hoy en día significa
exponerse al sol sin protección, sin duda fueron tiempos
mejores. Ahora bien ¿cuál sería entonces la sensación de
felicidad que produce nadar en el pasto? Tenía alrededor
de siete años, mi abuela me regaló un traje completo de
hombre rana, anteojos de goma con cristales, flotadores
amarillos a modo de tanques de oxígeno con respiradero
y un par de aletas azules también de goma, con las que
empezaba el ritual de colocarme todos los implementos
en la terraza hasta dirigirme con mis pasos semejantes
a los de una gaviota en dirección al jardín delantero
donde mi mar de niño me lo obsequiaba una manguera
que con prisa yo dirigía por sobre mi cabeza y generosa
me vertía agua como lluvia torrencial, en ese verde pasto
me recostaba boca abajo y empapado pataleaba dando
brazadas inconfundibles mientras cerraba los ojos para
43
sumergirme más y más en las imaginarias profundidades
de mi océano, donde disfrutaba las algas que se ondulaban
a mi paso y las burbujas que subían como lunas plateadas,
cuando la luz de la superficie se hizo tenue y lejana
alcancé un roquerío impresionante donde descansaban
un par de estrellas marinas, más grande una que la
otra, de precioso color anaranjado, parecían saludarme
con sus granulosas manos, unos corales adheridos a las
rocas servían de morada y algunos caballitos de mar no
perdían de vista ninguno de mis movimientos, levanté la
mirada y observé un pequeño cardumen de peces grises
muy vivaces que se acercaban a mi por sobre las rocas,
en alegre compás empezaron a mecerse alrededor de mis
flotantes movimientos como jugando a la ronda, uno de
ellos se puso frente a mi cara, sus grandes ojos redondos
se fijaron en los cristales que yo traía puestos y con su
boca abierta como un tubo de escape empezó a tocarlos,
se hacía para atrás y volvía al ataque hasta que se acomodó
de lado y colocó uno de sus enormes ojos en mi cristal
izquierdo como saludando amablemente ¡qué bienvenida
me están dando! pensé, agradecido le sonreí, cuando
de pronto mi ojo derecho se percató que detrás de este
curioso amigo submarino no quedaba ningún otro y que
nadie más nos rodeaba, él se dio media vuelta huyendo
despavorido como si hubiera visto al mismísimo demonio
apareciendo a mis espaldas, creí en ese momento que
mi visita pudo haber sido inoportuna ¿entonces por qué
tan bonito recibimiento? ¡ah ya sé, mi traje les provocó
miedo! en eso oí un crujido fuerte, grave, profundo, me
estremeció, sonó a gruesos troncos viejos rompiéndose,
al voltear mi cabeza divisé una sombra ancha y alta como
a unos setenta metros de distancia, tenía la silueta de la
popa de una antigua embarcación española semienterrada
en el fondo arenoso. Avancé con asombro rápidamente y
no cabía duda que se trataba de un galeón hundido ¡sí, era
un galeón de la conquista española! por entre medio de su
panza varios tablones semi arrancados poco a poco me
dejaban ver una especie de brillo muy singular, mientras
más me aproximaba más dorado lo podía distinguir ¡era
44
un tesoro! ¡era oro, mucho oro! podría decir que hasta se
asomaba, que me “llamaba” Efectivamente, sorprendido
escuché una voz que no podía entender, sonaba como
delf ín, luego como avalancha de piedras o como el
lamento de una orca, no sé, era rarísima y ya me estaba
empezando a asustar, decidí volver a la superficie cuando
lo que vi literalmente me congeló cada milímetro del
cuerpo traje incluido, la horrible voz sonó más fuerte y
desde aquella panza de madera vieja y podrida salieron
gigantescos brazos dorados llenos de inmensas espinas
color café, eran los erizos más grandes y largos que jamás
haya visto, venían directo a atraparme por los pies, desde
el centro de esos brazos emergió una boca espantosa
llena de dientes filosos y semitransparentes, justo cuando
esas fauces pretendían devorarme otra voz se escuchó
imponente, como la de un lobo marino llamando a su
manada ¡Juanito! ¡Juanito! era el estruendoso llamado del
“capitán de mi barco” que oí hasta las profundidades de mi
imaginación, era mi abuela desde la cocina que a esa hora
no perdonaba la taza de té caliente, el crujiente pan recién
tostado y la mermelada de alcayota. Después de esta
peligrosa aventura ser un héroe de los siete mares tenía su
jugosa recompensa al final del día, las dulces atenciones
de mi amada abuelita. De todos modos yo sabía que el fin
de semana llevaría nuevamente mi armadura marina a la
piscina de la casa de un gran amigo y me podría convertir
otra vez en el Rey Neptuno.
45
NEGRO
Todo es según el color del prisma con que se mira y tal vez
parece que me quedo sin palabras en este preciso instante
pero en realidad no, tengo tantas encerradas en mi pecho
repletas de recuerdos, de imposiciones, de lágrimas y tan
pocas de felicidad que mi boca quiere explotar y lanzarlas
como bala de cañón, certeras en el blanco, certeras en los
oídos de mi padre.
Primero preguntarle ¿porqué? y ¿porqué de tantos
porqués? ¿porqué él a mi? ¿porqué la dureza de su mano
conmigo? ¿porqué su voz queriendo arrancarme de cuajo
la alegría de mi corazón de niño?
Podría seguirle preguntando ¿porqué si f ísicamente me
parezco tanto a él, en el alma somos tan distintos? o ¿es
tan alto el precio que hay que pagar por darle mi cariño?
Y así podría seguir, pregunta tras pregunta, noche tras
día, siglo tras siglo, tratando de darle razón a la sin razón,
aunque claramente recuerdo su mirada enardecida, su
castigo tirano y el dolor de mi cuerpo que al final tomaba
un color amoratado y a veces negro ¡sí, negro! Como
la calle en la que mi padre aquella noche ni siquiera
distinguió quién por la espalda artero le arrebataría la vida,
le arrebataría su sed de querer imponer por viva fuerza un
brutal sentido de pertenencia como si de un mueble se
tratara, como a un esclavo. ¡Negro, sí! como el mango del
cuchillo que corriendo escondí en el traspatio de la casa.
Negro como mi traje de luto. Negro como su ataúd junto
al que ahora estoy de pie sin que nadie siquiera imagine
que yo soy su propio asesino. Negro, como las respuestas
a todas mis preguntas que con él negras se han ido.
46
SIMBA Y MAXI
Colgando del viento como volantines o papalotes alegres
y coloridas se desplazaban a baja altura dos pequeñas
mariposas Daisy y Martina, eran dos hermanas risueñas
que flotaban haciendo piruetas sobre un verde jardín en
una explanada de la villa, a pesar de haber empezado
recién la primavera en el sur las ráfagas de aire que
bajaban por la tarde desde las faldas de la cordillera
seguían siendo algo frías, pero a ellas poco les importaba,
se dejaban llevar por sus alas transformadas en verdaderos
abanicos multicolores libres y hermosos, a su paso de día
domingo varios niños las saludaban, les cantaban y ellas
se quedaban acompañándolos desde arriba para luego ir
a tomar parte en sus juegos; a unos cuantos metros de allí
la ardilla Mimi saltaba entre medio de un árbol, bajaba a
recoger alimento y volvía a subir para disfrutarlo, en una
rama cercana descansaban las mariposas Molly y Sasha,
primas mayores de nuestras amigas que desde lo alto las
cuidaban y de vez en cuando se acercaban revoloteando
para hacerles compañía. En una de las casas contiguas
vivía un joven gato de orejas puntiagudas llamado Maxi,
como era recién llegado al lugar hacía sólo tres semanas
aún no había hecho amigos, desde su techo solitario se
resignaba a observar con entusiasmo lo que sucedía todos
los domingos pero no se atrevía a acercarse siquiera, es
que de sólo escuchar el inconfundible ruido de la reja de
la casa de al lado entraba en pánico, porque tras abrirse
esta siempre se asomaba un hocico adornado por una
negra y húmeda nariz, seguida de un par de ojos muy
vivaces que al sacar la cabeza empezaba a ladrar con la
fuerza de un terremoto y salía corriendo a toda velocidad
como un rayo, se trataba de Simba, un perro de color café
con leche largo y muy grande, a primera vista asustaba
a quien lo viera incluso a una cuadra de distancia, su
aspecto inquieto le daba justo el toque de terror como
para no toparse con él ni en sueños, pero los niños de la
villa aunque suene increible ya estaban acostumbrados,
hasta se subían en su lomo y jugaban con él como si se
tratara de un pony, en realidad aquel gigante no mataba
47
ni una mosca, por el contrario, era dulce y sumamente
amistoso, también protector, su único problema era la
fuerza desmedida de su tamaño, lo hacía sin intención
alguna, como eso ya lo sabían algunos de los animalitos de
por ahí cuando lo veían muy eufórico trataban de guardar
una distancia prudente. Al domingo siguiente la pequeña
mariposa Martina salió a disfrutar los rayos de sol, a su
paso por un jardín encontró mucho néctar, en unas flores
amarillas calmó su sed y hambre, tan contenta se disponía
a continuar el viaje cuando se percató que estaba justo en
territorio de nuestro gigante peludo, como eran amigos
ella no se asustó pero en la poco delicada bienvenida que
él le dio casi le arranca una alita con sus mandíbulas que
para el porte de Martina parecían más bien las de un
dinosaurio, lo reprendió fuertemente y le dijo que jamás
volverían a jugar si se seguía comportando de esa manera,
Simba se sonrió como un cachorro travieso y le pidió
disculpas, Martina se las aceptó pero en el fondo estaba
molesta y partió enseguida de aquel lugar, convocó a todos
los animalitos y niños de la villa a una reunión urgente,
les comunicó lo agresivo que resultaban los juegos de
Simba a pesar de que él lo hacía sin querer, pero que si
no le enseñaban a medirse más de alguien iba a resultar
seriamente lastimado, acordaron bien lo que iban a hacer
y cada quien se retiró ese mediodía. Por la tarde la reja
se abrió rechinando como siempre y como un demonio
de Tasmania corrió Simba hasta el medio de la verde
explanada de la villa donde para su gran sorpresa sólo se
encontró con un pequeño felino de orejas puntiagudas que
temblaba afanosamente a pesar de la buena temperatura
que hacía, pero como Simba era tan distraído y sólo le
preocupaba jugar no dio importancia al asunto, agachó su
cabezota, lo miró fijo y simplemente saludó ¡hola! ¿cómo
te llamas, eres nuevo por aquí? el pequeño ronroneó
despacio para despejar su apretada garganta, se lamió los
bigotes para aparentar valor y bajito le dijo ¡hola…me…
llamo Maxi! ¿y tú? ¡yo soy Simba, mucho gusto! ¡me da
mucho gusto también eh…me han hablado bastante de ti,
dicen que eres toda una leyenda! dichas palabras hicieron
48
que Simba inflara su pecho, se sonriera vanidoso y le dijera
¡no es nada pequeñín, vengan esos cinco! levantó su pata
derecha delantera chocando la pezuña con la del pobre
gato que en el acto cayó boca arriba, con las patas tiesas
y los ojos cerrados, ni la cola se le movía, ante semejante
situación el perro como pudo intentó reanimarlo pero
como las diferencias de estatura representaron un
tremendo problema, Simba se desesperó y empezó a pedir
ayuda, los animalitos salieron de sus escondites, algunos
niños de sus casas y se acercaron de inmediato, las primas
mayores Molly y Sasha sobrevolando rodearon la escena
de los hechos, Daisy y Martina le gritaron ¡ves lo que
has hecho por ser tan vanidoso, Maxi no tenía la culpa
de nada, era casi un bebé, recién empezaba a hacerse de
amigos! Simba comenzó a temblar, se puso a aullar con una
tristeza incontenible, llorando con la cabeza gacha y el rabo
metido entre las patas se tendió sobre el césped cubriendo
sus orejas, lamentando una y otra vez la desgracia que
había ocasionado por ser tan irresponsable. La ardilla
Mimi con sus ojos de avellana bañados en lágrimas tomó
en brazos a Maxi para encabezar una especie de cortejo
fúnebre, la triste fila de niños y animales la siguió una
cuadra en dirección a un parque donde se suponía iban
a enterrar al difunto gatito. No bien llegaron a la “última
morada” Daisy apresuró su vuelo y aleteó sobre el rostro
de Maxi para avisarle que ya podía dejar de fingir pero
éste no reaccionaba, ella aleteó más fuerte y nada sucedió,
no respondía, se acercaron las demás mariposas para
ayudar a darle aire pero no fue suficiente, hasta que uno
de los niños se hizo cargo y lo hizo volver en si, todos muy
preocupados se dieron cuenta del desmayo del gatito que
por fortuna no había pasado a mayores y que tampoco
tenían previsto. En ese instante sin darse cuenta de lo que
sucedía Simba caminó hacia ellos con la mirada hacia el
suelo, avergonzado, emocionalmente destruido, casi no
tenía fuerzas, sentía una profunda tristeza pero justo
cuando llegó para abrazar al difunto y darle el último
adiós vio unas orejas puntiagudas y unos largos bigotes
acercándosele a la cara, se miraron a los ojos fijamente y
49
el grandulón sin dar siquiera un ladrido cayó patas para
arriba inconsciente por la tremenda impresión de ver a ese
“fantasma” felino. No bien Simba despertó le explicaron
que sólo querían darle una lección, que no había fallecido
nadie pero que también a ellos la situación se les había
salido de control, todos se disculparon y regresaron al
jardín donde ahora Maxi pudo por primera vez jugar a sus
anchas con sus nuevos amigos y olvidarse definitivamente
de aquel techo solitario.
50
UNA NOCHE DE HALLOWEEN
Las máscaras estaban listas en las manos de tres niños,
María Fernanda, Amanda e Ignacio. Ellos estaban muy
entusiasmados con la sola idea de ponérselas y salir a
tocar timbres y puertas de varias casas para pedir los
dulces que por derecho propio les correspondían aquella
noche. Ignacio quiso la máscara con el rostro de un
gorila, él admiraba la naturaleza y por todo lo que había
aprendido en el colegio y con sus padres eligió esa figura.
María Fernanda era la más pequeña del grupo, pidió una
máscara de BabyBop, ese personaje de la serie Barnie la
traía tan impresionada que no dudó ni un segundo en
usarla, estaba feliz pero también segura de que con ese
rostro podría asustar a más de un abuelito, resultaba
divertido asustar a los demás pero ella no quería verse
tan “extraña” Amanda estaba muy relajada, sentía la
música y el baile en su corazón pero no se permitía ni un
momento sin dirigir a sus amigos, sabía que esos dulces
eran un premio muy grande, una inmensa satisfacción,
una alegría; conseguir esos dulces no iba a resultar fácil,
ella tenía la responsabilidad de ser una líder, de guiar a sus
compañeros en esa aventura, sabía que si le daba miedo
no podría retroceder porque sus amigos sentirían ese
miedo, estaba tan segura de que juntos lo lograrían que
por eso Amanda miró su máscara y la dejó caer al suelo,
poco le importaba verse distinta, le pidió a mamá que sólo
le pintara el rostro de blanco, le pusiera sombras en los
ojos y soltara su cabello al viento, con eso tuvo suficiente.
Salir a tocar puertas iba a ser una tarea dura, tal vez los
perros les ladrarían o se acercarían con la intención de
darles un mordisco, tal vez alguien les gritaría para que no
molesten pero ellos sabían que esos dulces eran el tesoro
que andaban buscando y por el que valía mucho la pena
sacrificarse.
María Fernanda tuvo mucha suerte, la primera casa
donde gritaron ¡queremos dulces, queremos dulces! y
en la que ella misma tocó el timbre fue de donde recibió
un puñado delicioso, los tres estaban muy contentos,
51
así luego de un par de casas más ella volvió a recibir
otro montón. Ignacio no resistiendo la tentación le dijo
¡podríamos repartirnos estos dulces! pero Amanda le
contestó ¡aún no es el momento! recién es nuestra tercera
casa nos faltan más todavía, no te apures Ignacio tenemos
que seguir luchando. Los tres niños hicieron una rueda
tomados de las manos como lo hacen los profesionales
gritando y saltando para darse ánimo, luego continuaron
su recorrido por esa larga calle. Amanda tocó timbres y
puertas después del coro ¡queremos dulces, queremos
dulces! y no le fue muy bien, obtuvo muy pocos y le dio
tristeza, Ignacio le dijo ¡Amanda no te preocupes somos
un equipo! ahora fue el turno de él luego del famoso coro
¡queremos dulces, queremos dulces! tocó también varias
puertas pero no fue mucho lo que recibió, le dio pena, se
decepcionó y empezó a cuestionarse si lograrían el objetivo
que se habían trazado desde un comienzo. Tomándose un
breve descanso se sentaron en la vereda, María Fernanda
se colocó al medio de los dos, mirándolos de reojo le sacó la
envoltura a un caramelo y se lo llevó a la boca lentamente,
lo saboreó con los ojos cerrados como quien disfruta el
más delicioso manjar, dio un suspiro y sonriente miró a
sus sorprendidos compañeros que casi a una sola voz le
preguntaron ¿por qué lo haces? ¡aún no hemos terminado!
podría decirse que se sintieron traicionados, ella era su
pequeña amiga, su discípula, su pequeña alumna más
encima tenían que cuidarla y así les estaba pagando, María
Fernanda les dijo ¡somos un equipo, somos amigos, nos
queremos mucho! ¿verdad? abrió su bolsita rosada sacó un
puñado grande de dulces y se los ofreció ¡es todo nuestro,
por él hemos luchado duro! si yo no hubiera tenido los
consejos de ustedes no habría conseguido absolutamente
nada, ustedes siempre me enseñan tantas cosas bonitas
que por eso los amo mucho, es momento de compartir y
renovar fuerzas, lo que viene va a ser aún mejor.
Los tres niños siguieron aquella noche más unidos
que nunca consiguiendo más de lo pensado, a mediana
distancia sus padres celosamente los escoltaban. Su
amistad perdurará por siempre y su felicidad también.
52
UNIVERSOS PARALELOS
¿Hola cómo estás? ahora que te veo me pareces ligeramente
marchito, triste, perdona mi descortesía, no me he
percatado de tu presencia desde hace varios días, sé que
no hay excusa amigo mío, pero el tiempo va y viene tan
rápido que cuando uno menos se lo imagina te ves envuelto
en una espiral o agujero negro que succiona tu conciencia
con tu propia inconsciencia, te vuelve completamente
ajeno al entorno que te rodea; no fue intencional el no
prestarte atención ¡ya estoy de vuelta! encontrarnos ahora
frente a frente me alegra mucho y me hace pensar también
que tal vez nuestras sensaciones de dicho tiempo sean
parecidas y hasta iguales en varios aspectos, pero también
déjame decirte que nuestros distintos intereses hacen que
las horas para ti pasen de forma muy diferente a la mía
como universos paralelos ¡ja,ja,ja! por favor no hagas caso
de mi loca reflexión, al fin y al cabo nuestros cuerpos se
ven afectados de todos modos por el caminar indómito del
tiempo, tal vez mañana parta yo a vivir en el subterráneo
patio de los callados o tú te me adelantes, no hay duda que
al final ambos regresaremos a la madre tierra.
¿Te has dado cuenta que se me ha caído mucho el
cabello? mi piel ya no es la misma ¿ves? no te aflijas por
favor, lo tuyo tiene remedio inmediato, voy a sacarte
algunas ramitas secas y regaré tu tierra alrededor, eso
te hará sentir fresco y cómodo mi querido pino, algo
amarillento que te veo mi arbolito, discúlpame, es más,
te confieso, muchas veces quisiera ser tú, percibir el
tiempo como lo haces, vivir en tu casa maceta roja y ser
un bonsai como tú, diminuto pero imponente, soportar
aire, sed, hambre, hablar por el color de tus hojas que son
reclamo de atenciones; quisiera ser como eres, que todos
lo días le enseñas al tiempo a tenerme paciencia y a mi
con paciencia me esperas todos los días para enseñarme
a tener tiempo, a dedicarte siquiera unos insignificantes
segundos de mi existencia, a cuidarte; quisiera ser como
eres bonsái, leal amigo que algún día terminarás siendo
nutriente generoso fundido en la tierra, alimento para dar
53
vida a nuevas formas de vida y yo simplemente terminaré
encerrado en un cubículo de madera tras una quien sabe
concurrida ceremonia de despedida, es que a ti nadie te
llorará, nadie te colocará un epitafio, eres la cruel verdad y
yo que me creo el cuento de animal superior, tras mi muerte
tendré aves de rapiña peleándose por cosas materiales
que pudiese haber dejado, con todo el respeto que esas
aves me merecen solo siguen una cadena natural para
poder sobrevivir más, yo especie elevada que me siento
sin misericordia sigo depredando en beneficio propio esa
cadena natural no permitiéndole existir. Pino amigo, no
tenía tanta locura mi reflexión, somos universos paralelos
lo sé, pero definitivamente ¡quiero estar en el tuyo! donde
te transformarás gigante en otra vida, tus raíces se irán a
lo más profundo, tu tallo crecerá portentoso, tu corteza
fortaleza, tus ramas serán timón del viento enseñándole a
bailar en tu fiesta, tu verde será primavera, humildes tus
hojas secas cuando en otoño caigan a los pies de alguien
y ese alguien a tus pies humilde levante la mirada, te
contemple y agradezca tanta nobleza.
ARIEL GAMBONI, cuyo verdadero nombre es ARIEL JUAN
MENDOZA GAMBONI nace en Valparaíso - Chile en el año
de 1966, cursó estudios de Historia del Perú en la Universidad
San Martín de Porres, Lima – Perú, estudió Inglés avanzado en
Brown’s Academy en Lima y la carrera de Comercio Exterior en
la Escuela Superior de Comercio Exterior de Santiago de Chile,
asistió al curso de narrativa en la Casa de Cultura de Tamaulipas
en México D.F. dirigido por la escritora Jessica Piedras. Ariel
también es cantante, compositor y guitarrista.
54
MANLIO BORRÁS GUTÍERREZ
“ESTO ES UN OPERATIVO”
Muchas flores abren sus pétalos en la primavera, muestran
sus colores y perfuman el ambiente para ser polinizadas
siguiendo el camino de la vida que les ha tocado vivir.
La vida es un azar en que no todos llegan a su meta
consientes de lo que desean vivir, muchos van quedando
en el camino antes de que una larga vida los vaya diluyendo
hasta hacerlos desaparecer, los que van desapareciendo
van dejando rastros de lo que fueron, rastros que el
tiempo va desvaneciendo poco a poco como se desvanece
el día cuando el sol se va a descansar fatigado de sostener
al cielo.
“Esto es un operativo” dijo el policía a través de un
magna voz al entrar al establecimiento.
Pedro y Miguel iniciaban una nueva primavera, son
adolescentes que se criaron en un ambiente en donde
la gente se muerde más que los perros, no hay mucho
tiempo para soñar y de los que sueñan algunos se rompen
como burbujas de jabón, en donde la habilidad es innata
e importante para sobrevivir y la moral la construye cada
quien según sus propias necesidades.
En la colonia la mayor parte de las viviendas se parecen
en la fachada y en la distribución de lo construido, algunas
casas tienen al frente adornos rebuscados y en algunas
esquinas han puesto imágenes de la virgen de Guadalupe
para evitar que se tire basura o se use como mingitorio.
“Esto es un operativo péguense a las paredes” escucho
Pedro a través de un magna voz.
Pedro y Miguel vivían en el mismo barrio, se conocían
desde pequeños, habían ido al Kínder y a la primaria
juntos, ahora estaban terminando la secundaria; Pedro
era dedicado a sus clases en donde se distinguía por su
aprovechamiento, su padre vendía ropa usada diariamente
en los tianguis, quien procuraba comprarle a su hijo lo
necesario para sus clases. Pedro ha participado en los
concursos de Ciencia y Tecnología con experimentos
ingeniosos, también de matemáticas y declamación.
55
 Miguel cuenta con menos posibilidades, su padre
trabaja dos turnos en una fábrica de plásticos con un
salario que les alcanza para sobrevivir en ese medio, por
lo que Miguel pocas veces le pide para el material, ya que
ese gasto afecta a la economía de la casa, aún así el padre
disfruta de su día de descanso viendo el fútbol mientras
bebe cerveza, a veces su entretenimiento es ir a visitar
a los compadres en donde también bebe, come alguna
botana y pasa la tarde.
A Miguel se le compra material cuando se puede, en las
clases está acostumbrado a las llamadas de atención de sus
maestros, Miguel constantemente se distrae en su salón,
con cualquier pretexto se para a solicitar objetos a sus
compañeros, las clases le parecen aburridas, monótonas,
poco interesantes , tiene ausente el deseo del conocimiento,
se interesa en Educación Física porque son juegos y él es
bueno para el fútbol, en música le aburre que el profesor
hable de Bach o Haendel, sólo le gusta cuando hay que
tocar la flauta y algún compañero le presta una , pasa sus
materias de panzazo, se dedica más a no complicarse la
vida, ya que él conoce a muchas personas de su barrio que
no han estudiado y más o menos la pasan bien.
A veces Miguel participa en peleas saliendo de la escuela
contra aquellos que lo quieren hacer menos.
Las madres de ambos se conocen desde hace muchos
años quienes se ven de vez en cuando en el tianguis, ellas
se dedican a las labores del hogar, platican de quién da
más baratas las mercancías, platican sobre los programas
de televisión, se solidarizan con el sufrimiento de los
personajes, aman y odian en cada telenovela, a veces
platican sobre la vida que llevan otras personas del barrio
comparándolas con las que ellas viven, opinando sobre
cómo deben conducirse las personas en la vida.
Pedro se lleva bien con sus compañeros, es la admiración
de las chicas de su salón y guarda buenas relaciones con
sus maestros; Es el último año escolar en la secundaria,
muchos de sus compañeros piensan en la Preparatoria
o en la Vocacional, algunos desean entrar al CONALEP
porque les han pasado una película sobre el éxito en corto
tiempo de los egresados de esa escuela.
56
Miguel vive el “ahora” mañana “quién sabe”; Pedro tiene
sueños para el futuro, sabe que muchos profesionistas son
exitosos y él quiere ser uno de ellos.
Cuando Pedro y Miguel se reúnen platican sobre los
tópicos del momento, las novedades de la música, los
automóviles, de las chicas, sobre todo de las chicas del
barrio, cuando pueden van a las fiestas en donde se cierran
las calles y la música sale de un equipo de sonido que hace
cimbrar la cuadra.
Los muchachos se llevan bien, se platican casi todo,
Pedro trata de ser sincero en lo que dice y hace , de esta
manera le platica a Miguel que le emociona una chica de
la cuadra, llamada Selene, quien va a la misma escuela en
que van ellos pero en otro salón. Miguel es reservado a la
hora de platicar, escucha todo lo que Pedro le dice pero
nunca le comenta que a él también le gusta Selene, que
en algunas ocasiones le ha tomado la mano tratando de
acercarla hacia él pero, Selene pone cierta resistencia,
sabe que es cuestión de trabajarla. Selene tiene cierta
preferencia por Pedro, sobre todo porque él le ayuda en
algunas ocasiones con las tareas, pero también le llama
la atención Miguel porque lo ve práctico, despreocupado,
bueno para el fútbol y los golpes. Pedro ve a Selene como
una chica muy especial, como que cuando camina no toca
el suelo, como un ángel, que cuando la ve, el ambiente
se impregna de Incienso, con ojos café brillantes como
dos soles que caen al atardecer, su aliento como rosas
perfumadas abriéndose al amanecer, su sonrisa, es la
sonrisa del mundo, su pecho dos duraznos creciendo y su
voz, el murmullo del amor.
En el tianguis la mamá de Miguel hace notar a la mamá
de Selene sobre cómo ha crecido su hija y que ya casi
es una señorita, la mamá de Selene agradece aquellos
cumplidos y continúan platicando hasta que el sol disuelve
la reunión.
Miguel le comenta a Pedro sobre el último grito de
la moda en zapatos deportivos sobre todo de los tenis,
que con el celular tiene contacto con chicas de otras
colonias y que las cotorrea, en varias casas se escucha la
57
música de moda, mientras ellos platican a la entrada de
la vivienda, otros discuten banalidades, bebiendo cerveza
en la banqueta de la esquina en forma cotidiana y cuando
pasan las chicas les lanzan piropos ofensivos relacionados
con el sexo.
En el fondo Miguel admira a Pedro por su capacidad
y entrega para estudiar por lo que le deja el camino libre
para que se lance sobre Selene. Ambos se ponen ropa
usada cuando no usan el uniforme escolar, a Miguel le
gusta ponerse gel en el cabello para hacerse puntas.
Los cuerpos de ambos van presentando cambios
por aumento de la Testosterona que se refleja en el
vello axilar, esbozo que indica también el inicio de las
autocomplacencias.
A Selene le gusta el baile, asiste en las tardes al ensayo
de un ritmo de Salsa para bailarla cuando cumpla 15 años
que ya se acerca, ella busca la manera de ser la envidia del
momento cuando sea presentada en sociedad. Selene se
habla de “güey” con sus amigas y van a fiestas en donde
ha conocido a varios chicos que la pretenden, entre ellos
a un chico que le ha gustado que la acaricie a escondidas,
parados y en lo obscuro porque le producen sensaciones
endorfinicas; pensaba que esa sensación se la podía dar
cualquier otro chico que le gustara.
Selene ha apostado con sus amigas que traerá a Pedro
como “Perro Faldero”
“La gente tuvo la culpa” dijo un policía que fue
entrevistado para la televisión.
En la avenida principal funciona una discotek que tiene
en la fachada domos con formas de globos multicolores
que se prenden y se apagan en acompasada alternancia
eléctrica, el dueño la renta para eventos musicales o,
hace tardeadas con venta de botanas, cigarros y bebidas
alcohólicas, a veces las fiestas se prolongan hasta la
madrugada y en algunas ocasiones terminan en riñas
colectivas, algunos vecinos están hartos de esta situación
y a veces llaman a la policía para meterlos al orden.
“Haremos justicia caiga quien caiga” dijeron las
autoridades.
58
Una comisión se encargó de hacer los trámites para la
celebración de fin de cursos de la secundaria, primero en la
mañana una misa de “acción de gracias” en la iglesia de la
colonia, luego en la tarde una fiesta para cerrar con broche
de oro, algunos interesados invitaron a amigos y amigas
con su respectiva cuota, algunos padres acompañarían a
sus hijos a la celebración.
Miguel estaba entusiasmado por la fiesta de fin de
cursos, su padre pidió un pequeño préstamo en su trabajo
para completar lo de la cuota y además comprarle a su hijo
los “tenis” que le pedía.
Selene le dijo a su madre que quería un vestido nuevo
porque los que tenía ya estaban muy vistos, también
pidió zapatos y que el arreglo lo haría en compañía de sus
amigas.
Pedro no se preocupaba mucho, puesto que él podía
escoger entre las mejores prendas usadas de las que vendía
su padre, ya que para eso no era muy pretencioso.
En algunas ocasiones la mamá de Selene se veía
discretamente con su compadre en la trastienda de un
pequeño negocio de frutas y verduras en donde tenían
relaciones sexuales rápidas y de paso se llevaba algo de fruta
para la casa; cuando estaba en el tianguis y alguna señora
comentaba la vida de otras mujeres del barrio, ella opinaba
molesta contra tales conductas y terminaba diciendo: “no
tienen vergüenza dios mío”. En algunas ocasiones Selene
acompañaba a su madre a las compras y luego pasaban a
la frutería para que saludara a su padrino, éste la saludaba
abrazándola efusivamente, en el abrazo Selene sentía
intuitivamente que el padrino disimuladamente algo
quería con ella. La madre interpretaba aquello como una
muestra de cariño que el padrino le tenía a la ahijada.
“TRAGEDIA” decía en colores rojo y amarillo el titular de
uno de los diarios
La comisión fijó la fecha y hora de la misa a la cual asistió
la mayor parte de los padres, sobre todo las madres, ya
que la mayor parte de los papás estaban trabajando.
59
 La misa se inició, la mayor parte de los presentes
estaban bien arreglados, algunos chicos con trajes
alquilados para esa ocasión, las chicas lucían sus mejores
galas, se escuchaba un ligero cuchicheo de cómo se veían
entre ellos, aumentando el entusiasmo para el momento
del baile, la misa terminó con la bendición del sacerdote
“vayan con dios”.
Se fueron a sus casas y en una hora era la cita para la
entrada a la discotek, se dieron los últimos arreglos y
esperaron con sonrisas nerviosas.
Selene próxima a los 15 años, morena, cara agradable,
maquillaje discreto, peinada con un rizo al frente y cola
de caballo atrás, vestido ceñido azul-verde chillante con
estrellas blancas, a media pierna y hombros descubiertos.
La discotek abrió sus puertas a la hora fijada, la comisión
vigilaba la entrada, los asistentes comenzaron a llegar y se
fueron acomodando alrededor de la pista en mesas con
manteles largos y asientos acojinados, algunos juntaron
mesas para estar más cerca, las chicas con sus padres o
con sus amigas y los chicos con sus cuates; un presentador
a través de un micrófono les dio la bienvenida deseándoles
mucha diversión, un fotógrafo andaba de mesa en mesa
indicándoles se unieran para la foto del recuerdo, las
chicas se ponían mejilla con mejilla y los chico hombro con
hombro, los de atrás a veces les ponían cuernos a alguno
de los de adelante, se puso música ranchera mientras se
servían los platillos convenidos, al terminar, los meseros
recogieron la loza y limpiaron las mesas, el baile se inició
y las parejas formadas de antemano, salieron a bailar,
algunos otros chicos buscaron pareja, Pedro fue por Selene
y Miguel por una amiga, se bailó cumbia, quebradita,
reguetón y otras, al poco tiempo algunos chicos estaban
en las mesas de las chicas, en el centro de la pista arriba
había una esfera de giro lento formada por pequeños
cristales que al ser iluminada por un haz de luz se reflejaba
en todo el salón como luces móviles, una maquina lanzaba
una ligera neblina que se confundía con el humo de los
cigarros; en el fondo en una esquina había una barra que
servía cerveza y cubas a solicitud de los presentes, al rato,
60
la fiesta estaba en su apogeo, Pedro abrazaba a Selene y ella
le correspondía, se daban vuelo sacándole brillo al piso,
muchos ya estaban eufóricos con el baile y las bebidas
preparadas, otros fumaban canabis en el sanitario, otros
externando sus rencores y falta de control tornándose
agresivos, un par de ellos se vieron en forma retadora,
“ Qué me vez güey”, “lo que quieras” contestó, el otro,
se iniciaron los golpes, los meseros intervinieron y los
echaron fuera, ya en la calle se volvieron a golpear y se hizo
una riña colectiva, Miguel salió para ver la pelea, ya que
le fascinaban este tipo de espectáculos, algunos vecinos
llamaron a la delegación de policía en donde estaban
acuartelados un grupo de granaderos, el comandante de
ellos salió para resolver el problema y sacarle algún dinero
al dueño del salón, llegaron sin sirena pero con luces rojo
y azul prendidas para hacer la redada, las pandillas vieron
los carros, Miguel y otros corrieron hacia las vecindades,
la mayor parte corrió hacia la discotek, los policías se
bajaron rápidamente y corrieron tras ellos, uno llevaba un
megáfono, los otros blandían sus toletes; “Pa’ la paloma
palomá pa’ la paloma, que vuela paloma palomita pa’
el palomar” se escuchaba en el equipo de sonido, los
muchachos entraron atropellándose y cayendo algunos,
al entrar por la estrecha puerta de entrada que también
era la única salida, la policía la obstruyó, “¡la tira, la tira!”
gritaban algunos dentro, creando confusión entre los
asistentes quienes al no saber qué pasaba sólo gritaban,
“Esto es un operativo péguense a la pared” se escuchó en
un megáfono, una gran ola de gente fue empujada hacia
atrás del salón separando a las parejas ente ellos a Selene y
a Pedro, “Pa’ la paloma palomá pa’ la paloma” Selene cayó
y Pedro trató de ir a hacia ella, pero la ola venia de regreso
al chocar contra la pared , Pedro cayo golpeándose la
cabeza contra el suelo, “Pa’ la Paloma pal” el sonido calló,
el tiempo se detuvo, la cara y las estrellas del vestido de
Selene quedaron fijas en los ojos de Pedro, se prendieron
las luces, había muchas personas en el suelo, unos
ayudaban a otros a levantarse, objetos de adorno y varios
zapatos sin sus pies aparecieron regados, Miguel salió de
61
donde se encontraba y fue a ver lo ocurrido, la policía tenía
cercada el área, el cuerpo inmóvil de Pedro fue sacado por
dos policías, Miguel lo reconoció y fue corriendo a avisar a
la mamá quien llegó envuelta en lagrimas gritando “¡hijo,
hijo de mi alma!” en un instante llegó gente, no se supo
de dónde, el sonido de sirenas de la cruz roja y demás
carros de policías aturdían el aire, periodistas de todos
los medios cubrían el caso, un helicóptero sobrevolaba la
zona, Selene salió llorando y con golpes, Miguel le hizo
señas y le gritaba ¡Selene! ¡Selene! ¡Seeleeeneeee! ella trató
de ir hacia donde estaba la mamá de Pedro llorando el
cuerpo, pero la policía se lo impidió, por lo que se dirigió
hacia Miguel, se abrazaron fuertemente y ambos lloraron
por la muerte de Pedro, otros cuerpos inmóviles estaban
siendo cubiertos con sabanas.
En los siguientes días muchas familias aún con rabia y
dolor hicieron marchas y mítines exigiendo justicia.
La rabia y el dolor se irán desvaneciendo conforme el
señor tiempo se aleje del lugar mientras saboreé una rica
taza de café caliente.
62
“68”
Debo cruzar la ciudad para llegar a la UNAM, son las 5
de la mañana y si no me apuro a prepararme las tortas
llegaré tarde a la clase de las 7:00am. Cuando me reciba
y trabaje, me compraré un cohe último modelo y una
casa en la colonia Polanco, esas si son casas y no en
donde vivo que es colonia de jodidos, casi no hay agua,
cuando llueve se encharca toda y se enlodan las viviendas,
abordo el camión hacia Tacubaya y ahí tomo el camión
que dice San Ángel-CU, mi mente va pensando en varias
cosas simultáneamente, en las clases anteriores, en mis
compañeros, en la cuadra donde vivo y las figuras de
mamá y papá, qué buena esta la Lety, lástima que ni me
fuma, el chofer lleva prendida la radio y se oye “Perdón”
con Daniel Santos.
Soy aficionado a la radio y escucho 6,20 en donde se
oye el Kikirikiii del gallito Sixto, dan la hora y dicen “en
6,20 la música que llegó para quedarse”, la mayor parte de
la música de esa estación no se escucha en ninguna otra,
por eso es mi favorita, un locutor se apellida Balderas y
el otro es Armando Rascón Salmón, me conozco casi toda
la programación, a veces escucho XELA buena música en
México que es de música clásica. Mamá y Papá escuchan
música en español como “Perfidia”, “Bésame mucho”,
“Por si no te vuelvo a Ver”, “Te quiero”, “Dijiste”, “Júrame”,
“Presentimiento”, de 6,20 les gusta “Frenesí” con Artie
Shaw y “Tango Azul” con Leroy Anderson, yo tengo en
mi cuartito un pequeño radio en donde pongo lo que me
gusta.
En 6,20 “Noche exótica” con las 101 Cuerdas.
Papá trabaja de manera eventual como maestro de
obras. Lo veo un poco cansado; el trabajo, el tiempo y las
cervezas lo van minando poco a poco, yo lo admiro y lo
quiero bastante, es muy trabajador y responsable en sus
actos. Mamá se dedica al hogar, tiene achaques reumáticos
y de la presión, de todo se queja pidiendo una atención
que Papá le prodiga cuando está y yo hago lo que puedo.
Llego al paradero de C.U. y camino hacia la facultad de
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ciencias, frente a la facultad está un edificio de investigación
de Física, de Química y cubículos de Matemáticas, a un
costado hay una estatua de Prometeo, un camión recorre
el circuito interno, la Biblioteca Central tiene en su pared
externa un gran mural con una gran cara y una mazorca
que no entiendo qué significa pero me gusta por su
colorido, a un costado de la biblioteca está la Rectoría.
Radio Éxitos es la estación en donde pasan a un
grupo de rock llamado The Beatles, en 6,20 no los
pasan por lo que para mí no son importantes. El
estadio de CU está siendo remozado, ya que se acercan
unas Olimpiadas y México es el anfitrión, las mañanas
son frías a pesar de que no estamos en invierno, estoy
inscrito en Biología, las materias de Física y Matemáticas
nos las dan en el auditorio con un retroproyector y
una pantalla grande al frente como si estuviéramos
en el cine, porque son las mismas para Matemático,
Físico y Biólogo, en la facultad también está Actuaría.
Algunos de mis compañeros hablan de maestros de mucho
prestigio como Peimbert y Moshinsky.
En 6,20 “Lili Marlen” cantada en Alemán por Marlene
Dietrich.
Llevamos Geología con un Geólogo de apellido
Ochoterena quien en clase ahorra muchos cerillos,
ya que con el primer cigarro prende los siguientes; es
alto, delgado, adusto, en la primera salida de campo no
permitió que un compañero llevara guitarra porque era
una práctica y no íbamos a dar serenatas, el compañero
tuvo que encargar la guitarra con un trabajador manual.
Salimos en punto a las 8:00am por la carretera hacia
Cuernavaca, sobre la marcha el Profesor hablaba de la
topograf ía del terreno, vimos diferentes estratos de tierra,
recogimos bombas volcánicas, a la una de la tarde dijo que
teníamos 20 minutos para comer, sacó sus sándwiches y
una coca-cola, yo saqué dos tortas de mi morral con mi
café que llevaba en una botella con tapón de corcho, al
final me bajé del camión para regar las plantas y me volví
a subir, algunos estaban buscando ramas para hacer una
fogata para asar carne, a los 20 minutos el Profesor dijo
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“nos vamos” le dijo al chofer que prendiera el motor, todos
corrieron hacia el camión, carne , tortillas y verduras se
quedaron abajo, ya que el camión comenzó a avanzar.
Ya sentados algunos de mis compañeros comenzaron a
despotricar contra el Profesor pero como cuchicheo, yo
me moría de la risa sin despegar los labios.
En 6,20 “Canción de Amor” en Francés cantada por
Edith Piaf.
En la estación de radio “Radio Felicidad” pasan baladas
y rock en español, las estrellas son “El campeón sin corona”
Enrique Guzmán y “El rubio de categoría” Cesar Costa
además de Manolo muñoz, Alberto Vázquez y Angélica
María,
El estadio de C.U. dicen que es un sombrero, a mí me
parece que es la mitad de la Banda de Moebius, la pista
de atletismo está recibiendo los últimos toques, “El Tibio”
Felipe Muñoz entrena arduamente en la poza de clavados
de la alberca olímpica.
Radio 6,20 tuvo un programa patrocinado por el
Instituto del Café en que daba pláticas un señor que
sabía mucho sobre la Lengua Española, hablaba sobre las
conductas de las personas, llamado Arrigo Cohen Anitúa,
en la noche había programas como: “Café Concierto”, “Las
que llegaron al hit parade”, “Anatomía de una Canción” y
“Gracias por el Recuerdo” en donde se interpreta el tema
del mismo nombre con la orquesta de Frank Chasckfield.
En 6,20 “Volver a empezar” con Artie Shaw.
En todas partes se forman mini grupos, así yo me
reúno con algunos compañeros para compartir opiniones
sobre las clases, ir a la biblioteca platicar sobre nuestras
compañeras y de manera ocasional divertirnos, a veces
llegaba un Profesor de la Prepa en donde estudié, a
visitar a sus amigos Profesores y trabajadores manuales
de la facultad, él me recomendó con ellos por lo que me
trataban con confianza. Había un trabajador manual que
tenía el mentón ligeramente hacia adelante como el actor
“Kirk Douglas” pero a éste le decían “Quijas Duglas” muy
dicharachero y vacilador.
Tomé una materia optativa llamada “Cultivo de
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Organismos Acuáticos” en la Marquesa, en un centro
llamado “El Zarco” para aprender cómo se cultiva la
trucha, desde la identificación de sexos, manipular para
sacarle los huevos a la hembra, fertilizarlos con el semen
del macho hasta los cuidados para que lleguen a adultos,
todo esto me pareció muy interesante.
Los organismos microscópicos que veía en aguas
dulces y marinas me impresionaron mucho y me ponían a
reflexionar sobre la grandiosidad de la vida, la importancia
de las longitudes de onda solar para que las flores abran
en el día o la noche, la relación plantas- animales, sus
funciones químicas, todo me pareció maravilloso.
Mi compañero Pepe, “El Peponazo” cantaba en
Italiano, ”Questaslistoria di uno di noi anqueluinato per
case in vía Gluk, in una casa fiurichitáa, yente tranquila
qui laboraba…” sólo se sabía esa canción de un curso de
Italiano de la Prepa.
En 6,20 “Eloísa” canta Barry Ryan.
El Maestro Martín del Campo daba Zoología IV y
además una materia optativa llamada “Raíces de Lenguas
Indígenas” (Nahuatl) en donde platicaba que los Aztecas
no hacían sacrificios humanos, que los sacrificios eran
de flores y animales, él formaba parte de un grupo de
personas que a veces trabajaban con la Antropóloga
Eulalia Guzmán.
En una ocasión hacíamos práctica con nitrógeno
líquido, metíamos objetos suaves al recipiente y cuando
los sacábamos estaban duros y quebradizos, unos
trabajadores metieron una lagartija viva que se hizo dura,
la sacaron y la dejaron en un rincón, al rato la lagartija se
movió y salió corriendo, ¡Asombroso!
En 6,20 “Tema de Tracy” con Los Caballeros del
puente.
Tenía un compañero que se sentía Clark Kent, alto,
fornido con lentes, ligeramente moreno, era: Clark cara
Azteca, era el campeón nacional de lucha grecorromana,
platicaba sobre la lucha y sus victorias, que había viajado
a Panamá, pero que en un dual -meet México-Cuba había
perdido con el cubano, que lo mejor de Cuba eran el Ron
66
y las muchachas , con cualquier pretexto subía el brazo
poniéndolo en escuadra, giraba el antebrazo y señalaba
diciendo “se fue por ahí” para mostrar el bíceps. En una
ocasión me dijo que le llevaría a la maestra de Biología
General, consiguió su dirección, llevó unas flores y una
caja de chocolates, pero él no sabía que frente a la casa
de la maestra vivía otra dama con el mismo nombre y
precisamente fue a la casa de la otra persona en donde
una señora de edad recibió el regalo para Rosa María, a la
semana le pregunto a la maestra que si le habían gustado
los chocolates, la maestra le dijo “No sé de qué me está
hablando” dio media vuelta y se retiró dejando a mi
compañero pensativo; a los tres días fue a la dirección
para investigar si se le había entregado el regalo, salió la
misma persona y le dijo que efectivamente ahí vivía su hija
con ese nombre y que le dijo que si regresaba le diera las
gracias, que los chocolates estaban muy ricos, la señora
le dijo que enfrente vivía otra Rosa María pero que esa
era maestra de la Universidad, que su hija era secretaria.
Clark-Azteca se regresó y cuando me lo platicó, me reí a
carcajadas, le dije un dicho de mi amigo Javier Castañeda
Islas (Javi) “La Universidad no quita lo pendejo”, por cierto
Javier comentó sobre un familiar egresado del Colegio
Militar, con grado de subteniente, que fue enviado a la
sierra de Guerrero en donde se dio cuenta del dinero que
recibían los oficiales superiores como soborno para dejar
pasar los carros de mariguana y la goma de Amapola y
que en el cuartel en México, hay oficiales homosexuales de
alto rango que hacen presión sobre la tropa para obtener
favores, que eso lo hizo darse de baja, Javi dijo que eso no
era nuevo, que el Ejercito se ha manejado siempre de la
misma manera.
En 6,20 “Muchachita” con Los Unión Gap.
Quijas Duglas platicó que les conocía las nalgas y los
pelos a varias Maestras, que en la pared trasera en donde
estaban las tazas de baño en el sanitario de maestras,
había un pasillo angosto con tuberías en donde cabía una
persona, que habían hecho unos minúsculos agujeros por
donde podían espiar.
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 Se celebró una fiesta en la casa de una compañera,
estábamos la mayor parte de los compañeros del salón,
se iba a rifar un regalo, pero antes unas palabras sobre la
importancia de la amistad y el futuro como Biólogos, Paco
ya estaba pasado de copas, se salió al patio porque tenía
ganas de vomitar, “Compañeros, en esta noche ‘juack’
que estamos reunidos para ‘Juack’ convivir y estrechar los
lazos de amistad ‘Juaack’ esperando que sea para siempre
‘Juaaack’ y que nuestro futuro sea exitoso ‘Juuaaaaaaack’
‘échaalooo’, se escuchó.
Y en 6,20 “La manera como luces esta noche” con Los
Jarmels.
De prácticas de campo fuimos a la laguna de Zempoala
por la carretera a Cuernavaca, a “El Chico” y a una zona
de Cactáceas en el estado de Hidalgo, a la Huasteca,
a Veracruz, a la isla de En medio y a la Isla verde, las
prácticas de campo eran maratones, salir viernes en la
noche, sábado desde temprano colectar, al regreso en la
tarde identificar o guardar, cenar, dormir, al otro día volver
a colectar y el domingo en la noche regresar.
Y en 6,20 “Fruto Amarillo” cantada en Japonés por
los tres gatitos (esta canción la cantaron en Español “Los
Panchos” con el nombre de “Tú y Yo en Sakurambo”).
En una ocasión el profesor del laboratorio de Química
que era mi cuate, me dijo: f íjate que le he visto los calzones
a tres de tus compañeras, “¿a quiénes?” le pregunté, no sé
como se llaman, me contesto, sólo me dio las señas.
La identificación de algunos compuestos con
interferencias no era fácil, había que dedicarle más de
las tres horas que daban para resolver los problemas,
ven mañana a las cuatro de la tarde me dijo, fui a la
hora fijada, la puerta del cubículo de reactivos tenía
una mesita, yo me quede espiando por una rendijita,
llegaron mis compañeras, una de ellas era Lety, la chica
que me gustaba, le pidieron al profesor que les ayudara
con los resultados que estaban anotados en una libreta, el
profesor se hizo el molón y dijo que ya no se podía, ellas
insistieron, “ándele profesor, no sea malito , esta vez y ya
no lo molestaremos” yo viendo por la rendija, “bueno” dijo
68
el profesor, muéstrenme los calzones, ellas se subieron el
vestido, “ahora dense una vuelta” se dieron la vuelta y se
bajaron el vestido, el profesor buscó la libreta y le dijo a
cada una el resultado del problema, se fueron, “ya viste”
me dijo el profesor “¡qué bien!” le dije, cuando salí de ahí
me fui directamente a palma cinco.
En XELA buena música en México el Concierto
Brandemburgo Número 5 con la filarmónica de Berlín
bajo la batuta de Herbert Von Karajan y en 6,20 el Rey
Elvis Presley canta “Devuélvase al remitente”.
En otra ocasión nos reunimos para celebrar el cumpleaños
de uno de los compañeros, fuimos a casa de Paco, al rato
yo ya estaba “happy” como todos se pusieron a cantar
también yo cantaba, Soto me dijo que me acompañaba
al piano, me prestaron unas maracas y comencé a cantar
“Perfidia” de Alberto Domínguez, Mujeeer, si puedes tu
con dios hablaar, pregúntale si yo alguna vez te he dejado
de adorar… alguien dijo ya vámonos un compañero me
tocó la espalda y me dijo “ya vámonos” me di media vuelta,
le di dos maracazos en la cabeza, y continué, al mar espejo
de mi corazón… Soto continuo tocando y yo cantando, al
compañero lo recogieron del suelo me agarraron entre
varios y me llevaron de aguilita al auto para llevarme a
casa, al siguiente día pedí disculpas.
En 6,20 “Paseando por Nueva York” con la orquesta de
Werner Muller.
Estábamos en la biblioteca varios compañeros y llegó
uno que estudiaba Actuaría para invitarnos a un viaje en
balsa saliendo de Acapulco hasta los mares del sur, que
tenia las cartas de navegación y todo lo relacionado con las
corrientes marinas, decía que todo estaba resuelto desde
cómo extraer la sal del agua de mar y hacerla potable,
latas con alimento, comer pescado crudo, un radio de
comunicación y hasta señales de auxilio, que seriamos los
primeros Mexicanos en realizar tal proeza, todo lo platicó
con gran entusiasmo esperando que alguno se animara,
nosotros lo vimos como una locura, como no logró
convencer a nadie nos tachó de maricas, cuando se fue
nos reímos mucho.
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 En 6,20 “Bajo la luna de Texas” con Jimmy Dorsey.
Un compañero que entraba de vez en cuando a las
clases, iba a la biblioteca, pedía un libro que lo ponía en
la silla y se sentaba en la mesa para leerlo, otro de apellido
Valladares quien venía de Michoacán, se distinguía al
principio como un buen alumno, después poco a poco fue
bajando de rendimiento hasta que ya no entraba a clases,
nos enteramos que diariamente fumaba marihuana,
entré con mis amigos a la biblioteca y él estaba ahí con
su proveedor de yerba, le dije: Valladares ¿porqué ya
no entras a clases? porque ya encontré lo que andaba
buscando, ¿Qué es lo que andabas buscando? A dios, y ya
lo encontré, me contestó, ah Valladares, cuando lo vuelvas
a ver me lo saludas, le toqué el hombro y nos salimos, ya
afuera de la biblioteca nos moríamos de la risa.
En 6,20 “Una dulce chica anticuada” cantada por
Teresita Brewer.
Había estudiantes de otros países, entre ellos dos
de República de El Salvador, uno de ellos de nombre
precisamente Salvador, decía que los Árabes tenían todo
perdido frente a Israel, porque a ciertas horas del día, se
hincaban y ponían las manos y la frente en el suelo, que
cuando levantaban el culo para saludar a Mahoma, Israel
aprovechaba para chingarlos por la retaguardia.
Una chica Hondureña que estudiaba Actuaría, morena,
delgada, cara agradable que se ponía una mini-minifalda,
se inclinaba frente a la barra de la biblioteca, para buscar a
los bibliotecarios, se le veía hasta la nuca y un compañero
decía: “Voy a ir al Psiquiatra para preguntarle por qué me
gusta esa negrita”.
Un amigo de Actuaría, decía que los negros eran una
sub-raza, faltos de capacidad cerebral, que sólo servían
como bestias de carga, para correr o boxeadores como
Casius Clay, “¿cuándo has visto que un negro gane un
premio Nobel? por eso Hitler los odiaba”, yo le dije que
el negro ha sido pisoteado por los blancos igual que a los
indígenas de América pero que con la lucha por la dignidad
todo cambiará, después cuando nos encontrábamos lo
saludaba con “Heil Hitler”.
70
En 6,20 “Encantamiento” con Otto Cesana.
El 23 de julio nos enteramos por los periódicos de una
riña entre alumnos de dos vocacionales del Poli contra la
preparatoria “Isaac Ochoterena”, llegaron los granaderos
para disuadirlos, los corretearon hasta la prepa y ahí
golpearon a alumnos y maestros.
El día 30 otro problema entre estudiantes y los
granaderos cargaron contra ellos en forma brutal, además
de que tomaron presos a varios de ellos por lo que hubo
una protesta general por parte de los estudiantes Poli-
UNAM. Se organizó una marcha exigiendo la destitución
del cuerpo de granaderos y al jefe de la policía por la
brutalidad de su actuación, hubieron otras marchas que
fueron reprimidas por lo que el movimiento creció, en la
facultad se organizaron asambleas en donde se informaba
sobre los sucesos, tomaban la palabra “Pereyó”, Martínez
de la Roca y Gilberto Guevara Niebla, se votó por la huelga,
desde el inicio del movimiento los periódicos publicaban
notas distorsionadas, culpando a los estudiantes de
revoltosos, comunistas, faltos de respeto y conciencia
para sus escuelas, se unieron al movimiento, la escuela
Normal Superior, Chapingo y algunas otras escuelas en el
interior del país, me di cuenta que salió un periodiquito
llamado “Por qué” que apoyaba el movimiento, se tomó
la figura de “Ernesto “Che” Guevara” como símbolo de
lucha, en la facultad hacía mantas con lemas de protesta y
figuras del “Che” un muchacho al que le decían “El Checo”
se platicaba sobre la guerra del Vietnam, de la salida de
muchos estudiantes a Cuba pagando sus propios gastos
para participar allá gratuitamente en el corte de caña, de
las dictaduras militares en el resto de la América Latina
apoyadas por Washington, se comentaba sobre la filosof ía
de Bertrand Russel y sobre el Existencialismo de Jean Paul
Sartré, se cantaba una canción Mexicana llamada “La
maquinita “y los versos de un poema de Nicolás Guillen
con música de Horacio Guaraní llamada “No sé porque
piensas tú”.
En 6,20 “Rio batucada” con George Kates.
Cuando uno platicaba con la familia sobre el
71
movimiento, ellos apoyaban pero el resto del pueblo
estaba desinformado y sólo repetían lo que decían los
diarios, algunas personas como la Licenciada Estela
Jiménez Esponda, el Licenciado Adán Nieto Castillo
y su esposa la luchadora social y cantante Judith Reyes,
apoyaban en lo que podían, se formaron comisiones para
pedir dinero en las calles (botear), para sacar desplegados
pagados en algunos periódicos que aceptaban que
aparecieran las noticias como anuncios, en una ocasión
vi en la facultad al Ingeniero Heberto Castillo, quien al
poco tiempo fue agredido por agentes de gobernación, se
comenzó a pedir el alto a la represión, derogar el artículo
sobre disolución social, la libertad de los presos políticos
entre ellos a Demetrio Vallejo, líder ferrocarrilero, por
cierto que en una marcha de ese movimiento acompañaba
al líder al frente un periodista acomodaticio y chayotero
llamado Carlos Monsiváis, que cuando vio la situación
dif ícil se retiró del movimiento sacando publicaciones
tibias, lo mismo hacía en el 68, mis compañeros de clases
se dispersaron, en casa la situación económica se volvió
dif ícil y tuve que buscar trabajo.
En 6,20 “Porque ellos son jóvenes” con Duane Eddy.
Me coloqué en una fábrica de electrodos y soldaduras
en Tlalnepantla, que tenía sucursales de ventas en el D.F.
yo estaba en Jacarandas y Tilos por el Hospital de la Raza,
procuré aprender muchas cosas relacionadas con el ramo,
tomaba pedidos, despachaba, hacía notas y facturas, esta
nueva situación hacía que me enterara sobre el movimiento
estudiantil a través de noticias maquilladas.
Frente a la sucursal cruzando la avenida “había una fonda
chiquita” que dice la canción “parecía restaurante” dos
compañeros andaban tras de una mesera que les parecía
“estaba rete tres piedras”, yo decía que era la imagen de la
Malinche pues a mí me gustaba Brigitte Bardot y Sof ía
Loren, en algunas ocasiones comíamos ahí; el negocio
era de una señora de edad que tenía una hija que atendía,
casada con el señor que preparaba tortas y cobraba, tenían
dos hijos, era público que la señora le ponía el cuerno
al señor con un obrero de la zona, además el señor lo
72
sabía por lo que el ambiente entre ellos era de tensión.
El señor para no estar ahí los domingos se la pasaba en
el hipódromo, ese día llegaba el obrero por la señora.
En el hipódromo los caballos salen al paseo, el obrero y la
señora salen de paseo, los caballos llegan al arrancadero,
el señor y la señora al hotel, los caballos se acomodan,
la pareja se acomoda, el animador Jorge “Sony” Alarcón
dice “aarrancan” al disparo, los caballos se mueven a la
carrera, la pareja se mueve en el acto, agarran la primera
curva y salen a la recta final, el publico ruge, la pareja
jadea, los caballos se lanzan a fondo, la pareja hace su
mayor esfuerzo, entran a la meta, la pareja termina, todos
sudorosos pero contentos con el resultado.
En 6,20 “Todo mi amor” con Caterina Valente y
Orquesta Werner Muller
Me enviaron un tiempo a la sucursal de Portales sobre
la calzada de Tlalpan, el dueño del local era un judío de
apellido Smelnick, la esposa y él tenían un poco más de
60 años, él era fuerte y trabajaba un camión de volteo,
la señora tenia demencia senil, en la mañana compraba
lo más barato en el mercado, las verduras y las frutas
medio podridas, pasaba a una tienda de muebles muy
conocida que tenía una bardita para separar los cristales
del publico quedando una franja vacía entre ambos, ahí
dejaba diariamente dinero por lo que los empleados al
abrir revisaban para recogerlo.
La empresa vendía pistolas industriales que disparaban
un clavo para madera, cemento o acero, un compañero
quitó la cabeza a un clavo, puso una moneda en el suelo,
en la esquina de la acalle y la fijó con un disparo, la
mayor parte de los que pasaban la querían recoger pero
se llevaban un chasco, nosotros nos reíamos por dentro,
algunos se daban cuenta de nuestra risa y nos mentaban
la madre, hasta que un tipo regresó con un desarmador y
quito la moneda doblada.
Regresé, a la sucursal de tilos, las noticias decían que
los estudiantes huelguistas habían quitado la bandera
nacional en el zócalo y que pusieron una rojinegra, que
se haría una ceremonia de desagravio, cuando estaban
73
haciendo la ceremonia, se escuchaba en la radio un coro
que decía “Somos acarreados”, “Somos acarreados”, “Somos
acarreados” y el ejercito que iba a hacer la ceremonia con
los acarreados de las oficinas gubernamentales, lanzó las
tanquetas sobre ellos.
En 6,20 “Canción Brasileña de Amor” con Nat King
Cole.
El dos de octubre, la tarde era tibia, todo estaba en
calma, después de la comida un compañero me dijo,
“nunca he estado en un mitin, me gustaría saber como
son.” Le dije “hoy hay un mitin a la seis en Tlaltelolco, si
quieres saliendo nos vamos”. Salimos y nos dirigimos hacia
Tlaltelolco, nos quedamos en el eje Lázaro Cárdenas,
desde ahí vi que estaba lleno de estudiantes, adultos
y algunos niños, los del Consejo Nacional de Huelga
habían iniciado el mitin, estaban en uno de los balcones
de el edificio Chihuahua pero casi no escuchábamos por
lo que decidimos ir hacia la explanada, ahí vi a algunos
con el cabello corto, como que escuchaban muy atentos
al magnavoz, en donde decían algo así como no ir al
Politécnico, algunos de los presentes comenzaron a decir
que estaba llegando el ejército y que rodeaban Tlaltelolco,
mi compañero dijo “mejor vámonos” en ese momento
apareció un helicóptero del ejército sobrevolando la
zona, lanzando dos luces de bengala de color verde, la
gente se comenzó a mover en diferentes direcciones,
algunos corrían, el magnavoz decía “no corran sólo es una
provocación”, en un momento ya no vi a mi compañero,
se comenzaron a escuchar disparos, los de pelo corto se
pusieron guantes blancos, sacaron pistolas y disparaban
sobre los presentes. El ejercito ya había entrado y disparaba
también, se escuchaban ametralladoras, las personas caían
ensangrentadas, gritos desgarradores y ensordecedores
por todas partes, bang, bang, bang,bang, ratatatatatata,
algunos se agruparon para cantar el Himno Nacional pero
los soldados les dispararon, la metralla me hizo entrar en
pánico, charcos de sangre y cadáveres (a dónde voy, por
dónde, cómo) ratatatatatatabangbangbangbang, caían
jóvenes , adultos, mujeres, niños, gritos de: “dios apiádate
74
de nosotros”, el terror era general, el cielo se apiadó y envió
a su hijo el Cristo que venía con sus sandalias doradas,
sus ojos verdes, túnica blanca, cabello y barba rojizos, les
dijo a los muertos y moribundos, alégrense porque hoy
estarán con mi padre en el cielo. El verde de los uniformes
se volvió rojo, el blanco de los guantes se volvió rojo, el
rojo de la bandera se volvió rojo, el águila sobre el nopal
fue herida, la serpiente la picó y la sangre que le fluyó
tiñó al nopal de rojo y las tunas verdes maduraron en ese
instante, la metralla y los disparos seguían, un fuerte dolor
en el pecho hizo que se me dificultara la respiración, me
toqué y me manché las manos de sangre, era la mía, las
piernas se me doblaron, la metralla los gritos y los llantos
los escuchaba cada vez más lejos, las luces se apagaron,
mis ojos quedaron quietos viendo hacia la nada.
Y así la matanza continuó, los cadáveres fueron
arrojados a carros de volteo y sacados fuera de la zona,
al día siguiente la prensa escribió lo que les dijeron que
escribieran.
Kikirikiiiiii y en 6,20 la música que llegó para quedarse.
MANLIO BORRÁS GUTÍERREZ Es Profesor de Biología, ha
publicado varios trabajos de investigación en la Fes Zaragoza
UNAM. Tiene poemas publicados en “El trabajo y el verso”
editado por el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha tomado
cursos de: composición literaria con la escritora Jessica Piedras,
Narrativa con el escritor Salvador Castañeda INBA-
CONACULTA Narrativa con el escritor Eusebio Ruvalcaba en el
centro de escritores S.O.G.E.M.
75
 FELIPE LÓPEZ RUÍZ
MEMORIAS DE UNA VIDA
En un día como cualquiera en medio de la preparación
de un suculento arroz cascaritas de papas para la cena,
comienzo a relatar estas memorias, que tal vez no sean
como las que están acostumbrados a leer, simplemente
son mis memorias de lo que he pasado desde la niñez
hasta mis treinta y cinco años que actualmente tengo.
La inspiración de dar a conocer etapas de mi vida por
las que he pasado a veces tristes, de desconcierto, alegres,
cómicas, de trascendencia personal y hasta social es la de
dar un pequeño mensaje motivacional a cualquier tipo de
personas que se atrevan a unirse en un mar de obstáculos,
marañas, de complejos y enredos de todo tipo, por los que
una persona con discapacidad como lo soy yo, ha pasado
dentro del ceno familiar, la sociedad, el campo laboral
etc.de la vida común y corriente que se lleva en esta gran
urbe.
Sentado y con pensamientos cruzados entre lo que
se va a realizar para mañana y lo que quedó sin hacer
el día de hoy por levantarme un poco tarde, porque
afortunadamente me despertó Omar, quien tiene acceso
al cuarto, que estoy rentando desde hace un año nueve
meses, pero ya tengo trece años viviendo en esta colonia
que es Bella vista en la delegación Álvaro Obregón, la
cual fue testigo de mi independencia. Fue causalidad o
casualidad todavía no lo he descubierto, lo que si sé es
que he tenido que pasar por situaciones inesperadas que
forman parte de mis experiencias, experiencias que más
adelante les narrare y como dijo Pitágoras lo primero es
lo primero y empezaremos por el principio.
Lo que me cuenta mi mamá es que fui un proyecto algo
retardado para concretarse, hablamos de casi ocho años
y para los que no entiendan este lenguaje algo rebuscado
es que la cigüeña que le tocó traerme se extravió y un día
si mal no recuerdo 18 de julio, se le ocurrió irme a dejar a
la Nopalera. Yo, vagamente recuerdo que le decía: que si
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era posible que me dejara en un barrio de caché pero creo
que no me entendió y ya le había pesado o simplemente ya
le había caído gordo y me dejó en la Nopalera pero ahora
entiendo que no se equivocó porque ya tenía mi lugar
reservado en el vientre de mi mamá. Aunque tuve que
esperar un poco antes de conocer el mundo en el que iba a
estar porque el doctor que iba a atender el parto se había
ido de pachanga con dos o tres gorditas y se le olvidó que
yo tenía que nacer, fueron unas cuantas horitas, creo que
fueron doce y cuando se acordó que todavía no me había
sacado del vientre de mi mamá, le tuvo que practicar
una cesaría y cuando al fin me traía a esta vida no me
dio una nalgada como lo hacen todos, sino que se mando
agasajándose dándome como seis o siete , al ver que no
lloraba me besó para que reaccionara, pues así como no
iba a llorar, cualquiera lo hace, pues digamos que ya nada
más me iba a sacar de un hoyo para meterme en otro hoyo
pero lleno de tierra . Por lo que esta pequeña canita al aire
del doctor me cambió de ser f ísicamente normal a tener
una pequeña alteración en el sistema nervioso central,
el cual fue dañado por falta de oxigeno al momento de
nacer y al que se le conoce como Parálisis Cerebral Infantil
CPI.
Todavía recuerdo al doctor, no lo conocí pero ¡ah como lo
recuerdo! Porque si no hubiera tenido esas fallas y aciertos
yo no les estuviera narrando, a lo mejor hubiera tomado
el camino chueco, porque “chueco quedé “mejor digamos
que por otro sendero. Hubiera cambiado mi historia y la
de mucha gente con la que he tenido contacto, con los
sucesos específicos por los que yo he pasado por ejemplo:
tuve un peso de cinco quilos al nacer y no pude caminar
hasta los cuatro años de edad. En este tiempo me llevaban
mis papas a doctores y clínicas donde les comentaban
que me podían checar , examinar y darles una explicación
convincente, pero en los primeros tres años solamente le
comentaban los doctores a mi mamá que yo caminaría
en cuestión de tiempo , que tuviera calma , que con el
tiempo que me tenía que hacer muchos ejercicios y todas
estas indicaciones eran hasta cierto punto lógicas para
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mis padres, pero al avanzar el tiempo surgieron nuevas
preguntas como : ¿por qué a mi hijo se le va la cabeza
de lado? ¿Por qué no puede abrir sus dedos y agarrar
los juguetes?, con todas estas incógnitas como cualquier
persona que no sabe algo y quiere saber, empezaron a
buscar respuestas a todas esas preguntas , yendo de un
lugar a otro con su chamaco siempre en brazos , visitando
a médicos, hospitales y cualquier otro tipo de lugares
donde les decían que fueran . También lo que la gente
le decía a mi mama que me hiciera o me pusiera lo hacía
por ejemplo: que me untara la clara del huevo en brazos
y piernas --- yo me sentía, como robot, todo tieso--. Otra
situación era que me dejaba enterrado de pies y manos
en la arena con una playerita y en calzoncillos como dos
horas en medio del sol. Y otras tantas cosas más que
no me llegan a la mente o que evado porque me sentía
incomodo al estar viendo por ahí jugando a mis tíos que
tan sólo me llevaban unos cuantos años. Estos remedios
supuestamente me servirían para fortalecer mis huesos y
no sabíamos cuál de todas estas cosas , remedios y demás
darían resultado pero antes que tuviera cuatro años de
edad y poco antes que llegara mi hermanita Martha a este
mundo yo ya estaba caminando. Me tocó ir a recogerla al
hospital de la mano de mi papá.
Pero, el que más me retorcía, fue el que me puso un
niño, pecosito medio güero, delgado. Su nombre no lo
recuerdo pero me traía asoleado con el sobrenombre de
“borrachito”, por mí no había tanto problema, el verdadero
dilema para mí, fue cuando empezó a contagiar a todos los
compañeros pero lo peor fue que también a las niñas de
mi salón, entonces eso sí que me caló. En esos momentos
experimentaba varios sentimientos: coraje, impotencia,
quería llorar pero sólo me quedaba serio, quieto o me
sentaba a esperar que se fueran. Nuestra maestra Verónica,
que así se llamaba, cuando los cachaba asiéndome
travesuras o burlas los castigaba pero era imposible
acabar con aquello. Entonces lo que hice fue ponerme a
practicar en el parque que estaba cerca de la casa, a tratar
de caminar bien derecho sin tambalearme y sacando
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los pies porque los metía y todavía los sigo metiendo. Yo
pensaba que con este ejercicio que practicaba en el kínder,
los niños me iban a dejar de molestar con los apodos, pero
fue algo dif ícil solamente se tranquilizaron por un tiempo
corto. Al ver estas reacciones lo que hice fue adaptarme
y hasta me di la libertad de ponerle sus apodos a todos
aquellos que me molestaban. Y es que como no me iba a
acoplar a todo esto sí estuve dos temporadas batallando
con lo mismo.
En esta misma etapa pero en el ceno familiar fue algo
normal, como cualquiera de ustedes. Mi papá me traía
para todas partes, a la tienda, con sus cuates con mis
tíos y hasta a su trabajo. Él era vendedor de veladoras
trabajaba para mi tío Enrique quien era dueño de una
pequeña fábrica. Mi papá se encargaba de ir a las tiendas y
levantar los pedidos, entonces era cuando me llevaba con
él y yo estaba encantado de acompañarlo porque aparte
de que nos la pasábamos todo el día en la calle de un lugar
a otro, comía golosinas y refrescos ”pura chatarra” que en
esa edad nos recontraencantaba a todos. Al terminar el
día pasábamos a la fábrica a entregar los pedidos del día,
esto me gustaba aún más porque el tío Enrique cuando
nos despedíamos me daba mi monedota de cinco o diez
pesos, de aquellas monedotas que todavía se oían al caer
cuando las lanzabas al aire o simplemente se te caían.
FELIPE LÓPEZ RUIZ Nació un 18 de julio de 1873. Primogénito,
de dos alumbramientos, de la unión de Victoria Ruiz Boyzo y de
Felipe López Ramírez. Terminó sus estudios con carrera técnica
y tres semestres de bachillerato, otorgándole un diplomado en
psicología, el cual le permitió explotar en situaciones personales,
emocionales y de trabajo como: vendedor ambulante, acomoda
coches, gestor, vicepresidente de una asociación civil, taxista,
chofer foráneo, asesor de derechos humanos de una O.N.G.
representante de diversas agrupaciones políticas y delegacionales,
presidente en chocofantasy y actualmente escritor. Gracias al
respaldo otorgado por Jessica Piedras.
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 El eco de la tinta, Antología se terminó de imprimir
en marzo de 2010 en los talleres de Tipográfica, S.A.
de C.V., Imagen 26, Lomas de San Ángel Inn. Está
compuesto en tipos Warnock. El papel de los forros es
cartulina sulfatada SBS de 12 puntos y el de interiores
ahuesado de 75 g.

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