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Revista internacional de
M ª ANGELES DIAZ
Miel Otxin tiene, sin embargo, un gran enemigo, el caballo Zaldiko, que lo
embiste cada vez que tiene oportunidad. Este animal, símbolo de fecundidad
para todos los pueblos del Pirineo, es perseguido a su vez por los herreros,
quienes intentan una y otra vez ponerle las herraduras sin conseguirlo, pues
Zaldiko es un caballo salvaje, una furia de la Naturaleza, y no se deja doblegar.
El final de esta representación festiva y carnavalera es ver a Miel Otxin (el gigante
malvado) convertido en pasto de las llamas mientras que todos bailan a su
alrededor celebrando su muerte. Es decir, se trata de escenificar la purificación
por intermedio del fuego, que está presente una vez más en este Carnaval del
norte de España.
La relación de las Lupercales con el rito a Dionisos, Pan, Fauno…, nos lleva a una
asociación, curiosa, con la fiesta de los Borracheiros de Madeira, Portugal, que
venían de las partes más recónditas de la isla, caminando en fila india y sorteando
difíciles y escarpados caminos con sendos pellejos u odres, llamados borrachos,
que llevaban llenos a cuestas. Se da la circunstancia que estos borrachos están
hechos con la piel de la cabra, y que para que el vino se mantenga en óptimas
condiciones y sin alteraciones, los cortes que se hacían en la piel del animal al ser
sacrificado eran determinantes, por lo que era necesario tener un conocimiento
cabal y conocer muy bien los secretos de ese oficio.
Nos han contado que algunos de estos borrachos llegaban a pesar cerca de 70
kilos y las distancias a veces alcanzaban los 20 Km. (La foto que se muestra a
continuación es de finales del siglo XIX, y se la debemos a un amigo internauta).
Durante el trayecto consumían vino magro (mezclado con agua) para mitigar la
sed, pero previniendo que los cargadores se embriagaran. Tocaban silbatos de
conchas marinas y entonaban cánticos de trabajo relacionados con la vida diaria,
la fe, y el proceso de elaboración del vino como tal y de la elaboración de los
propios borrachos.
Esa es la razón de que grandes divinidades solares tengan alrededor del solsticio
de invierno, precisamente en la misma fecha (el día 25 de Diciembre), su
celebración general o coincidente, por ejemplo la de Apolo, Helios, Mitra,
Cristo,… Y aunque indudablemente debemos tener en cuenta áreas tanto
continuadas como discontinuas en la celebración de las distintas fiestas,
podríamos concluir que todas ellas se han ido acoplado y pasando sin dificultad
de un calendario a otro (es decir, del calendario grecorromano al cristiano de los
primeros tiempos).
Hay sin embargo una pregunta que muchos se han hecho y nos seguimos
haciendo ¿qué pasó en la mente de Occidente para que quedara fascinada por el
mito de Cristo, y no el de Mitra, o el de Isis y Osiris?12
Ocupando por sobre el éter el trono del medio, y teniendo por figura a un círculo
deslumbrante que es el Corazón del Mundo, tú colmas todo de una providencia
apta para despertar la inteligencia.
El año cristiano está insertado en el ciclo solar, pues el propio astro, tanto en su
curso diario como anual, realiza el misterio de la muerte y resurrección de Cristo,
y ambos nacimientos, el del Sol y el de Jesús, se producen a medianoche. Su
comienzo es en el solsticio de invierno, justo cuatro días antes de la Navidad,
cuando el Sol (en el hemisferio norte) está en lo más bajo de su meridiano e inicia
el ascenso a la cúpula celeste.
Si tomamos el ciclo diario del Sol, el alba se corresponde con la Pascua, la fiesta
más importante del cristianismo, la que conmemora la resurrección de Cristo, y
que tiene que ver con los Misterios Gloriosos. Mientras que la Semana Santa se
corresponde con los Dolorosos y la Navidad con los Gozosos.
Como vemos, el ciclo cristiano que aún hoy persiste en nuestro calendario, está
en íntima relación con la vida de Jesús en tanto que intermediario y arquetipo y
no únicamente como un Dios histórico manifestado relativo, sino como una
figura universal, el arquetipo de la deidad. Cristo aparece así como salvador y
regenerador del tiempo y paradigma del proceso iniciático, donde la muerte y la
resurrección del año, o de todo ciclo, es la imagen de un proceso que tiene como
protagonista al propio ser humano redimiéndose día tras día, muerte tras
muerte, de sus errores y condicionamientos. Aniquilando, matando, quemando,
destruyendo sus necedades, que son también sus limitaciones, y ampliando de
ese modo su espacio mental, es decir universalizándolo, recibiendo así la luz de la
Inteligencia.
Apuleyo describe esta fiesta del carro naval o barco de Isis en su Metamorfosis (El
Asno de Oro), y es curioso saber que en algunas fiestas de Carnaval, como es el
caso de una en Reus, Tarragona, hasta hace poco salía un carromato decorado
como carroza, que transportaba un barco de más de setenta toneladas, como si
se tratara del de la diosa.
Todos estos vocablos y aun otros más, están referidos a la misma idea, dejar la
carne, aunque con pequeños matices relativos a tiempos verbales. Por ejemplo:
Las penurias por las que debían atravesar los fieles para cumplir con los
preceptos señalados por aquella Iglesia rígida y dura que había perdido de vista el
mensaje liberador de Cristo e imponía la represión como arma al desenfreno del
pueblo, hizo nacer la figura de Don Carnal, un personaje lujurioso y glotón, que
personifica la crítica, en tono irónico, a la prohibición de comer carne.
En el siglo XIX la Cuaresma aparece dentro de un periodo de escasez de
alimentos, durante el cual la gente vivía en un estado de tristeza y desolación,
muy parecidos a los que se padecen en los momentos de sequía de la tierra. Por
ello se veía el tiempo de Carnaval como un momento de resarcimiento, tomado
de antemano. Esa es la razón por la que crearon a Don Carnal, para no privarlo y
engordaron a Don Carnal, al que no se cansaban de agasajar.
De la pelea que hay entre estos dos personajes (Carnaval y Cuaresma) nos cuenta
el Arcipreste:
Carnaval de Barcelona
Pero si tenemos que hablar de teatro y de escenificación o personificación del
Carnaval, debemos referirnos inexorablemente al de Barcelona, ya que esta
mascarada, auspiciada por Dionisos, conoció en esta ciudad su momento más
álgido. Según todos lo dicen, nunca se conoció nada igual en toda Europa,
respecto a la puesta en escena, así como a la participación del público. Ninguna
otra ciudad logró igualar esta mascarada esperpéntica y genuina, y como
veremos, tremendamente alegre, divertida y, por supuesto, con una carga de
crítica satírica hacia el poder establecido y hacia la estulticia generalizada.
¿Nunca oíste decir las carnestolendas de Barcelona? Mas porque sepas dellas
digo que desde Navidad empiezan. Allí los caballeros muestran que son tan
hábiles para las burlas cuanto determinados para las veras. (…) Hacen otras
cincuenta invenciones con lo cual se hallan en el domingo de carnestolendas. Lo
que en aquél y en los dos restantes días hay en la ciudad es imposible contártelo
si no lo ves. Pónense en aquellas calles a trechos unos candilones, de manera que
se arde toda ella, y por ellas va todo el lugar y seis mil máscaras, y en las más
calles bailes diferentes. Acábanse las carnestolendas con alguna invención
gustosa. Empiézase la Cuaresma con la devoción que aquellos tres días se han
mostrado alegres y regocijados. Los templos suntuosos que en este lugar hay, la
cantidad de gente, la riqueza, no he de gastar tiempo en decirte, pues lo oirás a la
fama, a quien se debe mayor crédito.
El caso es que en la Ciudad Condal, durante el Carnaval, se vivía una
representación teatral gigantesca, donde el personaje, Don Carnal o Carnestoltes,
era recibido en su carruaje, con toda la parafernalia imaginable, a la entrada de la
ciudad, para ser luego conducido en comitiva hasta un palacio, por la zona del
Borne, donde se le agasajaba con manjares, durante los dos días anteriores a su
muerte. Muerte sobrevenida por exceso, por gula.
Por eso en la utopía creada por este autor hermetista, la "Abadía de Thelema"
aparece como una comunidad ideal, contrapuesta a la corrupción existente en los
ámbitos monásticos y rígidos de aquel tiempo, cuyo lema era precisamente: "Haz
lo que quieras".
NOTAS
12
Ver lo que dice Alan Watts en uno de sus libros más interesantes:
“Mito y Ritual en el Cristianismo”.
13
Ver Alan Watts, obra citada.
14
A propósito del gallo, y ya que nos encontramos en tierras
catalanas, decir que la voz galejador, procede de gallo. Se trata de
un vocablo que ha quedado resguardado dentro una fiesta
popular conocida como festa del pi, en la localidad de Centelles.
En dicha celebración, un pino elegido entre los mejores es
cortado y transportado hasta la iglesia, donde se cuelga con la
copa y frutos hacia abajo. Mientras es transportado, estos
hombres, armados de trabucos, disparan aparatosamente y
sucesivamente al aire con la intención de provocar la aparición
del nuevo ciclo solar, tal como hace el gallo con su canto antes
del alba.
15
Cobarruvias, en su diccionario, dice que Antruejo es una palabra
que usan en Salamanca y que vale lo mismo que Carnestolendas.
Antruejo se refiere a un periodo de Carnaval restringido; se trata
únicamente de ciertos días anteriores a la Cuaresma, que son
como días propios, ya que en algunas partes lo empiezan a
solemnizar desde los primeros días de Enero, y en otras por San
Antón (17 de Enero): “Por San Antón Carnestolendas son”.
16
Estrofa 1607 de El Libro de Buen Amor.
17
En nuestros refranero popular aún sigue siendo costumbre decir
de una mujer muy alta que es más larga que un día de cuaresma.
Otro refrán alusivo a este tiempo de escasez, y sin duda tipo
consuelo, es aquel que dice: Amb el menjar de l’hort la cuaresma
no hipot (con la comida de la huerta la cuaresma no puede).
18
Los que hacían zapatillas con suela de esparto.
19
Ver en Las Utopías Renacentistas de Federico González el sentido
esotérico de esta obra.