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Nexhumedin Dumani y Zydi Pepa

El pensamiento teórico marxista leninista


del PTA y del camarada Enver Hoxha
sobre la transformación y el desarrollo
socialista de la agricultura
Revista “Albania Hoy” Número 5 (78)
Tirana, año 1984.
Páginas 15 a 24

Generalizando la historia de las guerras seculares, la situación económico-social


del país en su conjunto y del campo en particular, el camarada Enver Hoxha llegó a la
importante conclusión de que, no obstante ser nuestro país un país agrario atrasado,
tenía «... un campesinado de los más revolucionarios, que ha estado siempre al frente
de las luchas por la tierra, por la libertad y la independencia».(1) Subrayó su gran
papel progresista en pro de la libertad, de la independencia y el progreso social.
Apreciando las grandes energías revolucionarias que ocultaba en su seno nuestro
campesinado trabajador, ha señalado, que la lucha podía ganarla sólo «...la clase que
tuviera de su lado al campesinado».(2) Esta definición ha sido la base para la
elaboración de la estrategia y de la táctica del PTA a lo largo de la Lucha de
Liberación Nacional y en el curso de la construcción de la sociedad socialista.
En las condiciones en que la clase obrera constituía un sector muy reducido de la
población, el contar con un poderoso y numeroso aliado revolucionario, como era el
campesinado trabajador, tenía una importancia particular y decisiva para los destinos
de la Lucha de Liberación Nacional. Sobre esta base el Partido creó la alianza político-
militar de la clase obrera con el campesinado trabajador en el curso de la Lucha de
Liberación Nacional. El Partido recomendaba que al trabajo en el campo debe
dedicársele una importancia particular, porque el campesinado representa la gran
mayoría de nuestro pueblo y por eso allí debe estar la fuente de las prinsipales
fuerzas para la lucha actual.
La alianza político-militar de la clase obrera con el campesinado, forjada
durante la Lucha de Liberación Nacional, se fortaleció y consolidó aún más tras la
Liberación del país también en el terreno económico, que después del triunfo de la
revolución popular constituía la principal tarea. Todas las medidas que tomó el
Partido tras la Liberación del país, para levantar la economía, aplicar la reforma
agraria y llevar a cabo la transformación socialista de la agricultura, se han orientado
por la enseñanza del camarada Enver Hoxha «...que el socialismo no se construye sólo
en la ciudad ni únicamente para la clase obrera, sino también en el campo, y para el
campesinado».(3) Esta importante tesis, de principios, ha sido y sigue siendo uno de
los eslabones más importantes que ha garantizado la construcción con éxito del
socialismo en nuestro país.
La Liberación del país encontró a la agricultura, como a todos los demás sectores
de la economía, en una situación de acentuado atraso. Era trabajada sólo el 10,2 por
ciento de la tierra e irrigada sólo el 10 por ciento de la superficie laborable. En la
estructura de las siembras los cereales de panificación constituían el 83,5 por ciento
de la superficie y sin embargo, Albania no estaba en condiciones de abastecer de pan
a su población. El trabajo de la tierra se basaba en métodos primitivos, casi se
desconocía el uso de los medios mecanizados, de fertilizantes químicos, de
insecticidas, de semillas seleccionadas, etc. El potencial energético motriz constituía
un 0,8 por ciento del potencial energético total.(4) Las más extensas y mejores tierras
se encontraban en manos de los terratenientes, de la burguesía y del estado feudal-
burgués, que en conjunto disponían del 39,6 por ciento de la superficie de la tierra
laborable, en un momento en que alrededor del 13,9 por ciento de las familias
campesinas del país no tenían tierras. (5)
En estas condiciones, el primer problema, era la transformación revolucionaria
de las viejas relaciones agrarias. «No podía concebirse una democracia de forma
diferente sin llevar a cabo grandes reformas sociales, económicas, políticas y
culturales y, en primer lugar, sin realizar una reforma agraria y sobre todo en un país
como el nuestro, donde el feudalismo existía en su forma más brutal, donde el
campesino era explorado por el bey latifundista» (6) La aplicación de la reforma
agraria, en las condiciones de nuestro país, obedecía a la necesidad de resolver la
contradicción antagónica entre el campesinado trabajador y los latifundistas. Se
trataba de una gran transformación democrática que había quedado pendiente por
realizar en la agricultura.
Para resolver este problema, los clásicos del marxismo-leninismo han
determinado dos caminos: ó nacionalizando toda la tierra o confiscando toda la tierra
a los terratenientes y concediéndosela en uso a los campesinos sin tierra o con poca
tierra. Han señalado que la nacionalización de la tierra, es condición socialmente
imprescindible para asegurar el desarrollo y el progreso en la agricultura. «La tierra
-escribía V.I. Lenin- debe ser propiedad de todo el pueblo» (7). Por otra parte, V. I.
Lenin, puntualiza, que, en las condiciones de los países donde es acentuado el
sentimiento de la propiedad privada sobre la tierra, el poder proletario no debe
aplicar la inmediata abolición de la propiedad privada sobre la tierra.
El Partido y el camarada Enver Hoxha, analizando las relaciones económico-
sociales que predominaban en nuestro campo, llegaron a la justa conclusión de que a
la realidad de nuestro país se adecuaba mejor la consigna de confiscar la tierra a los
terratenientes y de entregarlas en uso a los campesinos sin tierra o con poca tierra,
mediante la aplicación de la Reforma Agraria.
La realización de la Reforma Agraria según el principio de «la tierra para el que
la trabaja», prohibiendo la venta, el arrendamiento, la enajenación, la hipoteca o
herencia de la tierra, etc., representan una aplicación creadora de las tesis
fundamentales del marxismo-leninismo en lo referente a este problema. «Nosotros,
-dice el camarada Enver Hoxha-, no proclamamos la nacionalización de la tierra,
porque esto no lo comprendería correctamente el campesinado en esa época, en el
cual estaba fuertemente arraigado el sentimiento pequeñoburgués de la propiedad
privada sobre la tierra. Nosotros promulgamos algunas leyes en base a las cuales el
campesino no tenía derecho a enajenar la tierra, es decir no tenía derecho a
venderla, intercambiarla o cederla en herencia. De este modo no proclamamos de
jure la nacionalización, sino que de hecho con las medidas que tomamos
gradualmente habíamos nacionalizado la tierra».(8)
La Reforma Agraria, tanto por el contenido, las formas y los métodos en que fue
realizada constituía una verdadera revolución agraria porque liquidó definitivamente
los remanentes del feudalismo en la economía.
La Reforma Agraria en nuestro país ha sido de tal profundidad que podía llevarse
a cabo sólo entonces cuando la clase obrera estuviera en el poder. La Reforma Agraria
se realizó por vías y con métodos revolucionarios y en condiciones de una dura lucha
de clases. Fue aplicada por las masas trabajadoras del campo, dirigidas por la clase
obrera y su Partido. Con la Reforma Agraria, los campesinos «...constataron de hecho
su existencia en el poder, el gran cuidado e interés del Partido y del poder. Esto hizo
que nuestro campesino se armara del coraje que no había tenido nunca, que
conociera sus fuerzas, se formara la convicción de que tal como había ganado la
guerra, bajo la dirección del Partido, con éste podía conquistar otros éxitos». (9)
La aplicación de la Reforma Agraria creó condiciones para iniciar la
transformación socialista del campo. El único camino para la construcción del
socialismo en el campo era el establecimiento de las relaciones socialistas de
producción, la substitución de la propiedad privada sobre la tierra con la gran
propiedad colectiva socialista. El PTA tenía en consideración la enseñanza de Lenin,
que decía que la distribución de la tierra «...es buena como comienzo. Esta debe
demostrar que la tierra se la confisca a los terratenientes y pasa a manos de los
campesinos. Pero esto no es suficiente. La vía de salida es el trabajo en común de la
tierra». (10)
La construcción del socialismo, exige necesariamente la transformación socialista
también de la agricultura. «El Partido, señala el camarada Enver Hoxha, tiene en
claro que nuestro. Estado, no puede basarse por un largo tiempo en dos bases
económicas diferentes: en el sector socialista de la economía en la ciudad y en el
sector privado de los pequeños productores del campo. Es pues una necesidad
histórica para el triunfo del socialismo la creación del sector socialista también en la
economía agrícola». (11)
La transformación de las pequeñas explotaciones privadas sobre bases socialistas
no podía llevarse a cabo con los mismos métodos, caminos y medios con los que se
realizó la socialización socialista de los principales medios de producción en la
industria. Por eso el Partido recomendaba que sería extremadamente peligroso actuar
en la creación del sector socialista del campo, del mismo modo como se actuó en la
ciudad, nacionalizando los medios de producción, expropiando pues todas las
explotaciones de los pequeños productores. El Partido, desde un comienzo,
apoyándose en las enseñanzas inmortales del gran Lenin, ha subrayado que la
construcción del socialismo en el campo se realizará mediante la organización gradual
y con plena voluntad de las pequeñas explotaciones campesinas en grandes
explotaciones colectivas, a través de la transformación socialista de la agricultura.
La vía de la expropiación y de la nacionalización de los medios de producción de
los pequeños productores, es inaceptable no sólo en un comienzo, cuando la clase
obrera toma el poder político en sus manos, sino también en el proceso posterior de
la construcción socialista. Este camino, conduce al debilitamiento de la alianza de la
clase obrera con el campesinado.
En esta cuestión de tan particular importancia, el PTA y el camarada Enver
Hoxha, se basan en las enseñanzas de V.I. Lenin, que ha subrayado que en las
condiciones de la dictadura del proletariado y de la propiedad social socialista sobre
los principales medios de producción, la cooperación constituye el camino más
apropiado, más admisible, más fácil de comprender y más conveniente para el paso
de las pequeñas explotaciones privadas a grandes explotaciones socialistas. La
experiencia de 40 años de la construcción socialista ha confirmado que la
transformación de la agricultura no puede realizarse sin asegurar el papel dirigente de
la clase obrera y de su Partido, porque sería el Partido quien haría consciente al
campesinado para que abrazara por libre voluntad el camino de la colectivización,
quien transformaría la conciencia, la concepción del mundo y la psicología del
campesino y esto representaba la garantía del éxito de este proceso revolucionario.
Por esta razón, el camarada Enver Hoxha, desde los primeros pasos de la
colectivización de la agricultura, recomendaba, «El convencimiento de los campesinos
pobres y medios sobre la conveniencia y la necesidad imprescindible de que el paso
de las explotaciones pequeñas, apartadas y pobres, al camino de las grandes
explotaciones, reagrupadas cooperativistas y socialistas, será posible sólo mediante
un vasto trabajo político y organizativo de los órganos de nuestro Partido.
Sin un trabajo ininterrumpido, aun si se crearan cooperativas, éstas se disolverán
nuevamente o seguirán siendo siempre débiles». (12)
La garantía y el fortalecimiento continuos del papel dirigente del Partido, así
como la creación del régimen cooperativista y el fortalecimiento y perfeccionamiento
constantes de las relaciones socialistas en las cooperativas, el Partido los ha
considerado y considera como una necesidad vital para la realización de la revolución
y la construcción socialista en el campo.
Los clásicos del marxismo-leninismo han señalado que el paso al trabajo
colectivo de la tierra, puede hacerse sólo voluntariamente, porque la tarea de la
clase obrera que tiene el poder en sus manos, respecto a los campesinos pequeños y
medios, consiste ante todo, en colectivizar su producción y su propiedad privadas, no
con la fuerza, sino mediante su ejemplo y aportando su contribución social al efecto.
Teniendo en consideración estas enseñanzas, el Partido ya en 1947 recomendaba que
la cuestión de las cooperativas rurales de trabajo es una cuestión de importancia y
también delicada, y que de ninguna manera debe obligarse a los campesinos a entrar
en las cooperativas contraria mente a su voluntad porque tal cosa lejos de ser
aconsejable es nociva.
El campesino debe convencerse e ingresar por propio deseo a la cooperativa.
Tanto en la constitución de las cooperativas agrícolas, como posteriormente, en el
proceso del perfeccionamiento de las relaciones socialistas en el campo, en el gran
trabajo realizado por la unión de las cooperativas agrícolas, la transformación de una
parte de ellas en empresas agrícolas, en el perfeccionamiento de las formas de
organización y de dirección, etc., el PTA se ha apoyado en la voluntad de los
campesinos. Por otra parte, ha combatido contra los puntos de vista revisionistas de
todo tipo, que especulando con este principio leninista, convirtiéndolo en un fetiche,
pretendían abandonar el proceso de la colectivización socialista del campo a la
espontaneidad total bajo la acción de las leyes y de las relaciones mercantiles.
El camarada Enver Hoxha tratando la necesidad de combinar el principio de la
voluntariedad en el proceso de la colectivización de la agricultura con su dirección
consciente por el Partido escribe: «... pueden decir que planificando la
colectivización, puede violarse el principio leninista de la voluntariedad. De ninguna
manera violamos este principio... De este modo, sin violar los principios leninistas de
la colectivización, podemos hacer previsiones y así la colectivización se desarrolla de
manera planificada en el llano» (13)
La colectivización socialista de los pequeños productores del campo, como ha
confirmado nuestra experiencia se abre paso mediante la lucha de clases, que tiene
sus causas objetivas y sirve como principal fuerza motriz para la realización de este
proceso. En el correcto desarrollo de la lucha de clases en el campo, el Partido ha
aplicado una política revolucionaria de clase. Analizando y determinando
correctamente los grupos sociales del campesinado, se apoyó en los campesinos
pobres en alianza con el campesinado medio y adoptó medidas para el aislamiento
político, la limitación económica y la eliminación de los kulaks.
El camarada Enver Hoxha apoyándose en las enseñanzas de Lenin sobre la
definición de los kulaks como clase, ha formulado las características del kulak en
nuestro país. Esta definición sirvió como base para elaborar la política de
diferenciación de los grupos sociales del campesinado en nuestro país y del desarrolló
dé la lucha de clases en el campo. Al respecto señala: «La reforma agraria ha dejado
al kulak sólo una parte de la tierra, que la mayoría de las veces, es igual a la del
campesino medio. Pero de ningún modo podemos distinguir al kulak sólo por la tierra
de que dispone; debemos tenerlo en cuenta también en el aspecto de los medios de
producción, como los animales de labor, los instrumentos, la vivienda dónde habita,
los establos, los depósitos, los galpones, las eras, etc. Pero la característica principal
radica siempre en lo que dice Lenin, en la explotación de los obreros asalariados o los
peones que utiliza el kulak aunque sea por un período breve... El kulak es
identificado, asimismo, por su pasado cercano o lejano, por sus puntos de vista en
aquella época, las relaciones con el bey y sus intendentes, por su antiguo patrimonio,
por los medios de producción, por el comerció que ha hecho especulando y realizando
el mercado negro. El pasado pesa sobre el kulak, esto no debe ser descuidado en su
identificación.» (14)
La lucha contra el kulak debe desarrollarse correctamente sin identificar al
campesino medio con el kulak ó presentar a este último como campesino medio. «Es
un error muy grave -ha subrayado el camarada Enver Hoxha- permitir la atenuación de
la dureza de la lucha de clases en el campo, pero es otro error, igualmente grande
considerar como kulaks a los campesinos medios, quienes deben ser aliados de los
campesinos pobres, en la lucha contra los kulaks.» (15)
Ya en el I Congreso, el Partido impartió la directriz: «La cooperativización es un
nuevo sector de la economía agrícola con bases socialistas, que el Partido y el Estado
harán todo lo posible por ampliar. El apoyo será desde todo punto de vista: material,
organizativo, instructivo, y político-social.» (16)
El PTA, no sólo ha ayudado ampliamente a este sector, sino que ha considerado
la ayuda que debe prestar a este sector, como una importante cuestión política,
porque mediante esta ayuda, se garantiza el ulterior reforzamiento de la alianza de la
clase obrera con el campesinado trabajador, se garantiza en la práctica el papel
hegemónico de la clase obrera, se encauza al campesinado por el camino de la
colectivización y se refuerza el régimen cooperativista.
Para aplicar en la práctica las exigencias de este principio, el PTA ha orientado
el desarrollo de la economía popular dando prioridad a la industria y dentro de ella a
las ramas de la industria pesada, porque está en condiciones de crear posibilidades
para que la ciudad preste al campo atrasado y diseminado tal ayuda radical técnica y
social, de crear la base material para un considerable aumento de la productividad
del trabajo en la agricultura y en general en las explotaciones campesinas,
estimulando de este modo a los pequeños agricultores, para que con la fuerza de su
ejemplo pasen a una gran agricultura colectiva, a la agricultura dotada de
maquinaria.
El PTA siendo consciente del gran papel que desempeña el desarrollo de la
industria en la creación de la base material y técnica de la agricultura, en la
transformación socialista del campo, tomando medidas para su desarrollo y
fortalecimiento, ha luchado al mismo tiempo contra los puntos de vista de los
revisionistas yugoslavos, quienes preconizan que la colectivización de la agricultura
debe iniciarse después de que se haya concluido la industrialización del país. Estos
puntos de vista de los revisionistas yugoslavos son variante de la tesis antimarxista del
surgimiento espontáneo del socialismo como resultado del alto nivel de desarrollo de
las fuerzas productivas y tienen por objetivo perpetuar el predominio de las
relaciones capitalistas.
Para acudir en ayuda del sector cooperativista, nuestro Estado socialista, ha
tomado medidas en todos los aspectos para la creación, la ampliación y el
fortalecimiento de las Estaciones de Máquinas y Tractores con maquinaria agrícola,
tractores, cuadros y especialistas. Con los recursos del Estado se han realizado
grandes inversiones para la bonificación, el riego, el avenamiento, la roturación de
nuevas tierras, la reglamentación y el drenaje de las superficies, para la creación de
plantaciones de frutales, la electrificación, la instalación de la red telefónica, el
desarrollo de la enseñanza, la cultura y la sanidad en el campo, que están al servicio
de las cooperativas agrícolas.
Mas el PTA y el camarada Enver Hoxha han exigido continuamente que la ayuda
prestada por el Estado para el desarrollo y el fortalecimiento del régimen
cooperativista sea correctamente comprendida políticamente porque en este
problema, como en cualquier otro es determinante el trabajo común de los propios
campesinos, el apoyo en sus propias fuerzas. El PTA ha combatido contra las
concepciones de que las cooperativas agrícolas lo esperen todo del Estado.
De gran importancia teórica y práctica para la transformación socialista de los
productores pequeños y medios en el campo es la determinación de la forma más
adecuada de la colectivización y de las etapas de solución de este problema.
El PTA y el camarada Enver Hoxha, dando importancia a las formas inferiores de
cooperación, como son las realizadas en el terreno de la circulación (las cooperativas
de compraventa), que jugaron un importante papel en la preparación de las
condiciones para pasar a formas más elevadas de cooperación, para propagar en las
filas del campesinado la idea de la colectivización en el terreno de la producción, al
mismo tiempo, orientó la colectivización de la agricultura hacia la creación de
cooperativas agrícolas de producción. El que el campesinado abrazara la orientación
del Partido para pasar directamente a las cooperativas agrícolas de producción, ha
dicho el camarada Enver Hoxha, se debió al hecho de que en el campesinado se había
formado una elevada conciencia política y tenía firme confianza en la justeza de la
línea del Partido, confianza que se creo ya durante la Lucha de Liberación Nacional y
más tarde con las medidas que se tomaron en favor del campesinado como la Reforma
Agraria, etc.
Paralelamente a la determinación de la forma más apropiada de cooperación, el
PTA ha definido correctamente las etapas para la realización de este proceso, así
como las tareas que debían realizarse y las medidas que debían adoptarse en cada
etapa. Dividiendo el proceso de la colectivización en nuestro país en dos etapas
principales que comprenden los períodos 1946-1955 y 1956-1967, el PTA y el
camarada Enver Hoxha, han combatido los puntos de vista que tendían a acelerar sin
criterio la constitución de las cooperativas agrícolas, así como los puntos de vista que
obstaculizaban y frenaban de manera artificial este proceso. El hecho es que, entre
los países donde se estableció el régimen de democracia popular después de la
Segunda Guerra Mundial, Albania entró más rápidamente, con mayor decisión y
consecuencia en el camino de la transformación socialista del país. Naturalmente, en
este rápido avance no quemamos ninguna etapa de la revolución según el concepto
leninista de éstas. «Quemamos» tan sólo las teorizaciones yugoslavas y los perversos
objetivos que se ocultaban tras estas teorizaciones.
El Partido determinó claramente la consigna de la primera etapa según la cual en
la colectivización de la agricultura «...no debemos apresurarnos ni quedarnos
estacados», teniendo como objetivo el fortalecimiento económico-organizativo de las
cooperativas agrícolas, para que demostraran en la práctica su superioridad
indiscutible respecto a las explotaciones campesinas individuales y se ganara la
debida experiencia para avanzar con pasos más rápidos hacia la colectivización
socialista masiva de la agricultura. Nuestra tarea actual, subrayaba el camarada Enver
Hoxha en esa época, «...es el fortalecimiento de las cooperativas existentes y no su
ampliación, es decir no la cantidad, sino la calidad. Su rápido aumento numérico
acarrea grandes peligros, si no preparamos debidamente el terreno y no sentamos
sólidas bases en esta cuestión». (17) A partir de 1946 hasta 1955 se crearon 318
cooperativas agrícolas que comprendían el 9,8 por ciento de las familias campesinas y
el 14,4 por ciento de las superficies de cultivo. (18)
El III Congreso del PTA, que se reunió en mayo de 1956 planteó la tarea de que la
colectivización de la agricultura, en líneas generales, concluyera dentro del segundo
quinquenio, extendiéndose en primer lugar a las zonas del llano y parcialmente a las
zonas de colinas. Sólo en 1956 se constituyeron otras 563 cooperativas agrícolas, es
decir dos veces más de las que se habían creado en la primera etapa preparatoria.
Hasta el año 1959 se colectivizó el 83,2 por ciento de las tierras de cultivo de que
disponía el campesinado. (19) El año 1960 marcó la conclusión con éxito, en general,
de la colectivización socialista de los productores pequeños y medios, el
establecimiento de las relaciones socialistas también en el campo, la construcción de
la base económica del socialismo. Tras 1960, la colectivización se extendió a las
apartadas zonas montañosas, concluyéndose en 1967.

La conclusión con éxito de la colectivización socialista de los productores


pequeños y medios del campo en nuestro país, fue la segunda revolución, el viraje
revolucionario más radical en las relaciones socioeconómicas del campo. Liquidó la
base de las contradicciones antagónicas entre el campo y la ciudad, abrió el camino a
la agricultura, para que se desarrollara con rápidos ritmos, a la par de la industria, a
fin de reforzar y consolidar aún más la alianza de la clase obrera con el campesinado,
de solucionar la contradicción entre la superestructura política y la base económica.
El Partido analizando la situación económica y social del campo, tras concluir la
colectivización socialista de la agricultura, llegó a la justa conclusión de que el
establecimiento de las relaciones socialistas en el campo no indica que haya concluido
la transformación socialista de la agricultura, porque este es un proceso prolongado
que comprende una serie de transformaciones revolucionarias de carácter social,
económico, técnico, cultural e ideológico. En estas condiciones el problema de la
ulterior profundizarán de la transformación socialista de la agricultura era una
necesidad objetiva, que obedecía a la nueva etapa de desarrollo histórico de nuestro
país, la completa construcción de la sociedad socialista.
Tras la conclusión de la colectivización socialista del campo, se demandaba que
a la par del continuo perfeccionamiento por el camino revolucionario de las relaciones
socialistas de producción, se asegurara asimismo un impetuoso desarrollo de las
fuerzas productivas, de la base material y técnica de la agricultura por el camino de
su intensificación.
El desarrollo y la intensificación de la agricultura en nuestro país, manteniendo
el principal peso específico de la población y de los brazos de trabajo en el campo, en
circunstancias en que nuestro país ha entrado desde hace años en el camino de su
transformación en un país industrial-agrario, con una industria desarrollada y
agricultura avanzada, constituye otra importante contribución no sólo en el terreno
de la teoría y de la práctica de la transformación socialista de la agricultura, sino
también en el de la construcción socialista del país en general.
En oposición a la práctica de los países capitalista-revisionistas, donde la
intensificación de la agricultura ha sido acompañada de la despoblación masiva del
campo, en nuestro país la intensificación de la agricultura ha tendido y tiende a
mantener poblado el campo. «Nosotros -ha dicho el camarada Enver Hoxha-
avanzamos por el camino de la intensificación de la producción agrícola, en
condiciones en que continuamos aumentando los brazos en la agricultura provenientes
de la población del campo y parcialmente de la ciudad. Del mismo modo aplicamos
con éxito la política de la continua reducción de las diferencias entre el campo y la
ciudad. Avanzar por este camino constituye un gran éxito, en interés de toda la
sociedad, lo que no ocurre en ninguna parte del mundo, donde el campo está siendo
abandonado y la agricultura se está degradando.» (20)
Dando prioridad al desarrollo de las fuerzas productivas, a través de la
intensificación de la agricultura, el Partido ha hecho hincapié asimismo en la
necesidad de perfeccionar ininterrumpidamente y por la vía revolucionaria las
relaciones socialistas en el campo.
El PTA y el camarada Enver Hoxha han aplicado continuamente la dialéctica de la
recíproca relación entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, han
determinado a su debido tiempo las medidas y los métodos a aplicar para
perfeccionar estas relaciones en todos los aspectos y sus elementos constitutivos. En
este sentido, nuestro Partido, se ha atenido fielmente a las enseñanzas del marxismo-
leninismo y ha abierto nuevos caminos y senderos.
Los clásicos del marxismo-leninismo han señalado que la completa construcción
del socialismo en el campo requiere la transformación de la propiedad de grupo en
propiedad estatal. En este sentido, de importancia teórica y práctica son las
enseñanzas del camarada Enver Hoxha para la creación de las cooperativas agrícolas
de tipo superior, el establecimiento de criterios y condiciones que debe cumplir la
cooperativa agrícola para transformarse en empresa agrícola, así como las que tienen
que ver con el tratamiento del patio cooperativista y del ganado de la familia
cooperativista como un tipo particular de propiedad personal en el socialismo.
Para la realización de estas importantes tareas, nuestro Partido, ha avanzado de
manera mesurada, en concordancia con el desarrollo de las fuerzas productivas en
general y del campo en particular, preparando cuidadosamente las condiciones
económico-sociales y político-ideológicas. Así, a la par del proceso de colectivización
socialista de los productores pequeños y medios en el campo, el Partido tomó medidas
para elevar el nivel de socialización de la propiedad de grupo, mediante la unión
voluntaria de las cooperativas agrícolas. Este proceso se desarrolló gradualmente,
combatiendo las tendencias de acelerarlo prematuramente, dando prioridad en un
principio a la zona del llano y más tarde a las zonas de colinas y montañosas.
Un posterior avance en el perfeccionamiento de las relaciones socia listas en el
terreno de la propiedad en el campo, fue la creación de cooperativas de tipo
superior. Con su constitución se marcó un nuevo paso adelante en el camino de la
transformación de la propiedad cooperativista, en propiedad de todo el pueblo. «La
creación de cooperativas de tipo más elevado -subrayaba el camarada Enver Hoxha en
el VI Congreso del PTA- reviste una gran importancia teórica y práctica para el
presente y el futuro de nuestra agricultura socialista, de la completa construcción del
socialismo en el campo.» (21) La importancia teórica de la creación de las
cooperativas agrícolas de tipo superior radica en el hecho de que con ellas se
descubrió una nueva forma, más elevada del desarrollo de la propiedad de grupo. El
paso de las cooperativas agrícolas a la forma de empresas estatales no puede llevarse
a efecto sin pasar antes por otra forma, más avanzada, que las cooperativas agrícolas
corrientes.
Rasgo característico de las cooperativas de tipo superior es que el Estado
participa en ellas con inversiones, no reembolsables, en obras de la esfera productiva,
convirtiéndose en coopropietario, coordinándose las relaciones de las dos formas de
propiedad socialista.
El PTA y el camarada Enver Hoxha orientaron la creación de las cooperativas de
tipo superior primero en las cooperativas más poderosas de la zona del llano, porque
precisamente en este grupo de explotaciones de esta zona habían madurado las
condiciones para tal transformación y porque podían mostrar su superioridad como
una nueva forma más elevada de desarrollo de la propiedad de grupo. Los resultados
alcanzados a lo largo de estos diez años por las cooperativas de tipo superior
demostraron en la práctica la justeza de la línea del Partido. Durante este séptimo
quinquenio estas cooperativas se están extendiendo también a otras zonas del país,
convirtiéndose de esta manera en un fenómeno masivo en el proceso de la
construcción del socialismo en el campo.

Las ideas y las enseñanzas del camarada Enver Hoxha tienen importancia teórica
y práctica para la ulterior profundización del proceso de transformación socialista de
la agricultura en lo que respecta a las condiciones que deben cumplir las cooperativas
de tipo superior para transformarse en empresas del estado, al momento más
apropiado para su transformación, a la solución del problema de los pagos que debe
hacerse a los cooperativistas de las obras de construcción, de la ocupación de las
nuevas fuerzas de trabajo en estas cooperativas, así como de los problemas
relacionados con el patio cooperativista y el ganado de los miembros de las
cooperativas que se transforman en empresas agrícolas, etc.
Otro importante aspecto del perfeccionamiento de las relaciones en el terreno
de la propiedad en el campo, son las medidas que ha tomado el Partido para la
limitación del patio cooperativista y la concentración del ganado de las familias
cooperativistas. El patio cooperativista, como fenómeno económico, surgió junto con
la colectivización de la agricultura. El patio cooperativista es una explotación
auxiliar, suplementaria, con un carácter de consumo personal y provisional. Con la
satisfacción cada vez mejor de las necesidades de la familia cooperativista, por parte
de la cooperativa, con la elevación de su bienestar, el patio cooperativista debe
reducirse gradualmente y en una etapa dada debe desaparecer. «Si conseguimos crear
la abundancia en la cooperativa -indica el camarada Enver Hoxha- es decir que el
campesino vea que la cooperativa le aporta grandes ingresos y no el patio
cooperativista, y, cuando no teóricamente, tenga la posibilidad de comprar en la
cooperativa también la leche, la carne, las verduras, las frutas, etc., entonces el
mismo verá como un obstáculo su patio cooperativista.» (22) En nuestro país, el patio
cooperativista se ha venido limitando continuamente y el papel de esta economía,
como fuente suplementaria de las necesidades de la familia cooperativista, se ha
reducido.
Los revisionistas modernos, con los soviéticos a la cabeza, no sólo no consideran
el patio cooperativista como un fenómeno que tiende a desaparecer, al contrario lo
califican como un fenómeno imprescindible que debe desarrollarse y ampliarse aún
más, no sólo en el campo, sino también en la ciudad. «La forma de capitalismo
colectivo existente en la Unión Soviética y otros países -dijo el camarada Enver Hoxha
en el VIII Congreso del PTA- en la actualidad va acompañada en amplia escala de
formas directas de propiedad privada. Las explotaciones individuales privadas son
consideradas por los revisionistas como una fuente fundamental para la producción de
carne, de leche y de otros productos agrícolas, e incluso se les confía el ganado de los
koljoses y sovjoses para su alimentación y cría, liquidando así todo vestigio que haya
podido quedar del sistema socialista en el campo. Este camino es el que ha conducido
a una profunda crisis a la agricultura de muchos de estos países, donde la falta de
alimentos y de materias primas agrícolas se ha convertido en uno de los problemas
más serios para la vida de las masas trabajadoras.» (23)
El perfeccionamiento de las relaciones de distribución y en particular las que
tienen que ver con la remuneración del trabajo, ocupan un lugar particular en la labor
del Partido para la continua profundización del proceso de transformación socialista
de la agricultura. El Partido valorando correctamente el papel determinante de la
producción como la base para la elevación del bienestar, al mismo tiempo ha
apreciado correctamente el papel activo que juega la distribución sobre la producción
y el consumo, por eso continuamente le ha dedicado una particular atención. En todas
las etapas de la construcción socialista en el campo, el Partido ha establecido tales
formas de distribución que han respondido al desarrollo de las fuerzas productivas y al
nivel de conciencia de los trabajadores de la agricultura. Un particular cuidado ha
dedicado al perfeccionamiento de la distribución de los productos agropecuarios y
sobre todo de los cereales de panificación, estableciendo justas proporciones entre
las necesidades de la reproducción ampliaba socialista, las necesidades generales
estatales y las necesidades de consumo del propio campo. A la par de esto se ha dado
importancia a la distribución de los ingresos realizados en las cooperativas agrícolas
en fondo de acumulación y de consumo. Se ha combatido tanto las tendencias a crear
el fondo de acumulación en detrimento del fondo de consumo, como la tendencia a
crear el fondo de consumo en detrimento del fondo de acumulación y del empleo sin
criterio del fondo de acumulación para la construcción de obras innecesarias por el
momento, etc. Tal política justa y clarividente del Partido ha permitido garantizar el
desarrollo ininterrumpido del régimen cooperativista y elevar el bienestar material y
cultural del campesinado trabajador.
Particular cuidado se ha dedicado al perfeccionamiento de la remuneración
según la cantidad y la calidad del trabajo. Las formas de remuneración del trabajo en
la agricultura se han venido perfeccionando continuamente. Se ha superado la forma
de remuneración en especie de los cooperativistas, se está superando también
gradualmente la forma de remuneración por día de trabajo y se la está remplazando
por la renumeración por norma de trabajo.
El ininterrumpido desarrollo de las fuerzas productivas en la agricultura, la
profundización de la intensificación de la producción agrícola en todo el país y con
prioridad en la zona del llano, la coordinación de las relaciones entre el estado y las
cooperativas agrícolas, el Partido, los ha considerado y tratado en estrecha relación
con las necesidades del ulterior perfeccionamiento aún mayor de las relaciones de
intercambio.
Al mismo tiempo el ulterior perfeccionamiento de las relaciones de intercambio
es imprescindible para abrir un más amplio camino al desarrollo de las fuerzas
productivas, así como para preparar las condiciones para que en el futuro se pase
gradualmente a la trasformación voluntarla, de manera natural, de la propiedad de
grupo en propiedad de todo el pueblo. El perfeccionamiento de las relaciones de
producción en el campo en todos los terrenos y también en el terreno del intercambio
se realiza de tal modo que gradualmente se amplía la esfera de las relaciones de
propiedad estatal y viene reduciéndose la esfera de las relaciones de propiedad
cooperativista.
Las importantes ideas aportadas por el camarada Enver Hoxha para pasar a un
más amplio a más alto nivel de la concentración y la cooperación, de la aplicación de
las rotaciones agrícolas no sólo en el interior de determinadas explotaciones
agrícolas, sino también en grupos de explotaciones, incluso superando los límites de la
actual división administrativa, el paso gradual de la planificación en las cooperativas
agrícolas, que se incluyen en la zona de intensificación prioritaria, de la forma de
recomendaciones a la de directrices, la unificación del sistema de los índices del plan
de las cooperativas agrícolas con las de las empresas agrícolas, el fortalecimiento del
control estatal en el proceso del cumplimiento del plan, en el empleo de los ingresos,
la utilización de los ingresos, etc., el perfeccionamiento de las formas de
organización interna del trabajo y de la producción en las cooperativas agrícolas hasta
pasar a las formas que se utilizan en el sector estatal, la profundización de la
especialización a través de la supresión de algunas actividades que son afrontadas hoy
por las cooperativas agrícolas en otras empresas, el perfeccionamiento de la
distribución de la producción agrícola entre las regiones y en ellas mis mas, etc.,
constituyen importantes aspectos teóricos y prácticos en el terreno del
perfeccionamiento de las relaciones de dirección y de organización del trabajo y de la
producción en el campo.

Los resultados alcanzados por la agricultura en la RPS de Albania prueban en la


práctica la justeza y la vitalidad de las enseñanzas de Marx, Engels, Lenin y Stalin, la
justeza de la línea y de la política elaborada y seguida por el PTA y el camarada Enver
Hoxha para la transformación y el desarrollo socialista del campo.
«Las transformaciones revolucionarias y los avances alcanzados en la agricultura,
-dijo el camarada Enver Hoxha en el VIII Congreso del PTA-, representan una de las
más grandes victorias de la línea y de la política del Partido para la edificación del
socialismo. Sobre la justeza de esta política habla el hecho de que durante cerca de
cuatro décadas de poder popular la producción agrícola en nuestro país ha aumentado
y aumenta, en su conjunto, alrededor de 2 veces más rápidamente que la población,
de que los ingresos reales per cápita del campesinado han aumentado de un
quinquenio a otro de un 10 a un 20 por ciento, de que la producción agrícola actual
por unidad de superficie cultivada, respecto a 1960, ha aumentado 1,7 veces, y 1,6
veces por cada trabajador agrícola.» (24)

Notas

(1) Enver Hoxha, Obras, ed. en albanés, t. 22, pág. 371.


(2) Idem., t. 17, pág. 434.
(3) Enver Hoxha. Informe ante el Vil Congreso del PTA, ed. en español pág. 67,
Tirana, 1976.
(4) Anuario estadístico de la RP de Albania, 1973, ed. en albanés, págs. 113, 119, 171.
(5) Anuario estadístico de la RP de Albania, 1959, ed. en albanés, pág. 84.
(6) Enver Hoxha. Obras, ed. en albanés, t. 3, pág. 86.
(7) V. I. Lenin. Obras, ed. en albanés, t. 27, pág. 538.
(8) Enver Hoxha. Sobre el séptimo plan quinquenal, ed. en albanés, pág. 415.
(9) Enver Hoxha. Obras, ed. en albanés, t. 5, pág. 343.
(10) V. I. Lenin. Obras, ed. en albanés, t. 28, pág. 188.
(11) Enver Hoxha. Sobre la agricultura socialista, ed. en albanés, pág. 445, Tirana,
1980.
(12) Enver Hoxha. Obras, ed. en albanés, t. 5, pág. 353.
(13) Idem, t.13, pág. 106.
(14) Idem., t.6, pág. 17.
(15) Idem., t.9, pág. 66.
(16) Idem., t.5, pág. 345.
(17) Idem, t.8, pág. 202.
(18) Anuario estadístico de la RP de Albania, 1958, ed. en albanés, pág. 55.
(19) Anuario estadístico de la RP de Albania, 1960, ed. en albanés, pág. 87.
(20) Enver Hoxha. Informes y discursos 1980-1981, ed. en albanés, pág. 187, Tirana,
1983.
(21) Enver Hoxha. Obras Escogidas, ed. en español, pág. 759, Tirana, 1983.
(22) Enver Hoxha. Obras, ed. en albanés, t. 18, pág. 344.
(23) Enver Hoxha. Informe ante el VIII Congreso del PTA, ed. en español págs. 43-44.
(24) Idem, págs. 30.

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