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Diagnóstico por imagen de la patología cervical en pediatría.

Poster no.: S-0786


Congreso: SERAM 2012
Tipo del póster: Presentación Electrónica Educativa
Autores: 1 1
E. Doménech Abellán , C. Serrano García , I. Solís Muñiz ,
2

1 1 1
A. Gilabert Úbeda , F. Valero García , J. Guardiola Martínez ;
1 2
Murcia/ES, Madrid/ES
Palabras clave: Pediatría, Cabeza y cuello
DOI: 10.1594/seram2012/S-0786

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Objetivo docente

Realizar una descripción de la anatomía radiológica de la región cervical.

Establecer las ventajas e inconvenientes de las técnicas de imagen disponibles para el


estudio de la patología que afecta a las estructuras del cuello en el niño.

Describir los hallazgos radiológicos de la patología del cuello en la infancia.

Revisión del tema

1. ANATOMÍA RADIOLÓGICA:

El cuello se divide en regiones supra e infrahioideas por el hueso hioides (1,2,3). La


porción suprahioidea llega hasta la base de cráneo y la infrahioidea hasta las clavículas.

La porción suprahioidea está dividida por tres fascias cervicales profundas en ocho
compartimentos (1).

- Espacio parafaríngeo.

- Espacio mucoso parafaríngeo.

- Espacio masticador.

- Espacio parotídeo.

- Espacio retrofaríngeo.

- Espacio perivertebral.

- Espacio cervical posterior.

La porción infrahioidea se divide en los siguientes compartimentos:

- Espacio visceral.

- Espacio carotídeo.

- Espacio cervical posterior.

- Espacio retrofaríngeo.

- Espacio perivertebral.

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Los compartimentos supra como infrahioideos pueden identificarse en tomografía
computerizada (TC) y resonancia magnética (RM). El conocimiento de la anatomía y el
contenido de cada compartimento es importante en el diagnóstico de la patología de
cabeza y cuello (1,4).

2. TÉCNICAS DE IMAGEN:

Debido a los avances técnicos de las dos últimas décadas, la radiografía (Rx) simple
ha sido reemplazada por la tomografía computerizada (TC) multicorte y la resonancia
magnética (RM), aunque sigue utilizándose en determinadas circunstancias. (1,2,5,6)

La TC y la RM son las dos técnicas diagnósticas más útiles en el estudio de esta región
anatómica, y realizadas en condiciones técnicas óptimas son adecuadas en la mayoría
de las situaciones.

2.1. RADIOLOGÍA SIMPLE

La radiografía simple se puede realizar en pacientes con traumatismos y patología


inflamatoria en determinadas circunstancias (1,2,3,5,6) (figura 1). También es útil en la
valoración inicial de de malformaciones y lesiones óseas focales.

El estudio suele incluir proyecciones antero-posterior (AP) y lateral. Las proyecciones


frontales del cuello y el tórax son de utilidad en la evaluación de los cuerpos extraños y
en la extensión de procesos inflamatorios o neoplásicos hacia el mediastino (1).

2.2. ECOGRAFÍA

La ecografía sirve para delimitar el tamaño, localización y las características de las partes
blandas del cuello situadas en planos superficiales (1,2,6). Permite la diferenciación
de lesiones sólidas y quísticas, así como la detección de calcificaciones. La ecografía
Doppler proporciona información sobre el flujo sanguíneo, tanto en patología de origen
vascular como en la vascularización de los tumores. Es además la técnica de elección
en la valoración de la glándula tiroides (1).

El protocolo que se realiza es:

- Transductor lineal de alta frecuencia (7,5 MHz o 10 MHz).

- Estudio en modo B y Doppler color.

- Se deben valorar las siguientes estructuras: Glándulas parótidas y submandibulares,


glándula tiroides, estructuras vasculares (carótidas comunes y yugulares), estructuras
musculares superficiales y cadenas ganglionares.

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Su principal ventaja es la ausencia de radiación ionizante que hace que sea la primera
prueba a realizar ante sospecha de patología en el cuello, sobre todo masas palpables.
Además debido a la rapidez de la realización de la prueba no es necesaria la sedación.

2.3. TRÁNSITO ESOFÁGICO Y FISTULOGRAFÍA

Es el método de imagen de elección para evaluar anomalías de los arcos branquiales,


especialmente en senos y fístulas (1,7). En algunas ocasiones no se puede demostrar
la fístula debido a la inflamación o edema reactivo, por lo que se debe tratar la infección
existente previa a la realización del examen (6,7).

El estudio del seno o fístula branquial incluye dos posibilidades:

- Tránsito esofágico: Se introduce contraste por boca y se rellena la vía aérea superior
y esófago proximal. Se pueden identificar aquellos trayectos fistulosos que comuniquen
con estas estructuras.

- Fistulografía: Se canaliza el orificio externo cervical y se introduce contraste a su través.


Se puede identificar el recorrido del trayecto y su terminación, además de si existe
comunicación con vía aérea o tracto digestivo o bien de trata de un conducto ciego.

2.4. SIALOGRAFÍA Y SIALO-TC

Los estudios radiológicos simples y sialografía con contraste hidrosoluble son las
técnicas clásicas en el estudio de la patología inflamatoria y litiásica de las glándulas
salivales. La TC es más sensible en la detección de litiasis radioopacas.

La sialografía convencional se realiza inyectando contraste hidrosoluble a través de los


orificios de salida del conducto de Stenon en la parótida y en el de Wharton en el estudio
submandibular. Está contraindicada su realización con contraste liposoluble porque su
eliminación es dificultosa y provoca artefactos en posteriores estudios de TC o RM.

La sialo-TC consiste en la práctica de una TC tras la realización de una sialografía.


Esta técnica no aporta más información que una sialografía convencional en el estudio
de la patología ductal, ni más información que a TC o RM en el estudio de tumores
intraglandulares.

Ambas técnicas están contraindicadas en la sialoadenitis aguda porque pueden inducir


una extensión del proceso infeccioso (8).

2.5. TC MULTICORTE

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La TC permite una mejor valoración de las estructuras óseas y tiene mayor sensibilidad
en la detección de calcificaciones. Además, el menor tiempo en la adquisición de
imágenes hace que esté indicada en niños y pacientes poco colaboradores, así como
en situaciones de urgencia.

Su principal indicación es en el estudio de lesiones de origen traumático o inflamatorio-


infecciosas, como primer estudio en urgencias (8). También es una prueba de elección
para el estadiaje tumoral (9).

En la actualidad el uso de la TC multicorte permite realizar adquisiciones de0,6 mm.


que permiten hacer posteriormente reconstrucciones multiplanares y tridimensionales
(3D). Se deben valorar con algoritmo de hueso y de partes blandas con y sin contraste
intravenoso (iv.) para estudio de la patología tumoral (8).

El protocolo de estudio debe ser el siguiente (8):

- Extensión del estudio: Desde la base de cráneo hasta mediastino superior. Todos los
estudios se planifican a partir de un topograma lateral o frontal (1)

- Es necesario el uso de contraste yodado intravenoso (iv), ya que permite la


diferenciación de estructuras vasculares y parénquima, así como la delimitación de los
tumores.

- La dosis de contraste máximo en niños es de 2 ml por kilogramo de peso. Son


preferibles los agentes de contraste no iónico (1)

- Se deben realizar reconstrucciones milimétricas con ventana de partes blandas y de


hueso en los planos coronales y axiales principalmente (es opcional la reconstrucción
sagital) (1). La TC multicorte también permite reconstrucciones 3D, muy útiles sobre todo
en patología de origen vascular y comprobar el estado de las estructuras vasculares
respecto a tumores en la vecindad.

Sus principales ventajas son la disponibilidad, menor coste que la RM, y el empleo de
un tiempo mínimo en la realización de la exploración (9).

El principal inconveniente de esta exploración es la administración de una mayor dosis


de radiación respecto a otras exploraciones radiológicas. Los protocolos de TC deben
ser optimizados para que la calidad de las imágenes sean óptimas con la menor dosis
de radiación según el criterio ALARA (as low as reasonably achievable) (10).

2.6 RESONANCIA MAGNÉTICA

Las ventajas que ofrece la RM incluyen: mayor capacidad de contraste tisular, capacidad
de obtener imágenes multiplanares y la posibilidad de identificar estructuras vasculares
sin necesidades de utilizar medios de contraste, además de la ausencia de radiación

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ionizante. Todo ello permite una mejor identificación de la extensión de los procesos
tumorales y de las relaciones anatómicas con estructuras vitales (8,9).

La RM se debe utilizar para estudio de estructuras de partes blandas, vasculares y


afectación intracraneal y su principal indicación es en el estudio de lesiones tumorales
cervicales, así como lesiones que afecten a la base del cráneo o con diseminación
perineural (1,8).

El protocolo incluye (8):

- Extensión del estudio: Desde la base de cráneo hasta el mediastino superior.

- Secuencias sagital, axial y coronal T1 sin contraste, axial y coronal T2.

- Secuencias T1 tras la administración de gadolinio en planos coronales y axiales (es


muy útil que se lleve a cabo la supresión de la grasa para una mejor identificación de
las lesiones). Grosor de corte 3-4 mm.

- Siempre es necesario realizar secuencias antes y después de la inyección de contraste


paramagnético para valorar la extensión de tumores y estudio de su vascularización (8).

La angio-RM es útil para la evaluación de estructuras vasculares (trombosis, aneurismas,


etc.) (1).

Su principal inconveniente es la larga duración del estudio, por lo que no se puede


realizar en situaciones de urgencia con pacientes inestables y es necesaria la sedación
en niños pequeños. También es un inconveniente la menor disponibilidad de los equipos
de RM y un mayor costo de la exploración respecto a la TC (9).

2.7 ARTERIOGRAFÍA

Es una técnica indicada en el estudio de lesiones vascularizadas, para establecer la


relación entre los tumores y grandes vasos y para la embolización de tumores muy
vascularizados previo a la cirugía (8). Es la técnica definitiva para el diagnóstico y
el tratamiento de la enfermedad vascular oclusiva y otras anomalías vasculares. Es
un componente esencial de la radiología intervencionista endovascular (1, 2, 3, 5, 6).
Se utiliza la inyección percutánea de agentes esclerosantes en el tratamiento de las
malformaciones venosas (1).

2.8 MEDICINA NUCLEAR

La mayor aportación de la medicina nuclear en la valoración del cuello del niño son las
imágenes del tiroides (1,11). Las indicaciones principales de la gammagrafía tiroidea son
la identificación de tejido tiroideo ectópico en una masa del cuello, la valoración de tejido

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tiroideo ectópico en el hipotiroidismo congénito y la evaluación de nódulos tiroideos. Se
utilizan los agentes I-131 y Tecnecio 99m (Tc-99m) (1).

Los estudios isotópicos de las glándulas salivales ofrecen información funcional, aunque
con escasa utilidad diagnóstica. El trazador utilizado es el Tc-99-m (8).

3. PATOLOGÍA CONGÉNITA:

3.1. ANOMALÍAS BRANQUIALES

Tienen su origen en un desarrollo incompleto del aparato branquial o en remanentes


de restos epiteliales. Se clasifican en función de la hendidura o la bolsa en las que se
originan (1). Los defectos del aparato branquial incluyen anomalías branquiales, tímicas
y paratiroideas, que se manifiestan como quistes, senos, fístulas y glándulas ectópicas
(4,12).

Las fístulas y los senos se identifican en el nacimiento o poco después por la presencia
de secreciones. Los quistes se diagnostican en niños mayores y adultos (1, 6). Un
quiste se representa en ecografía como una masa quística o compleja que suele tener
detritus ecogénico (13). La TC con contraste nos muestra una masa quística oval o
redondeada. Puede asociar cambios inflamatorios (pared engrosada, realce periférico y
edema regional). Si no está complicado se presenta como una masa de baja atenuación
con pared fina y lisa. En RM la apariencia del quiste depende de su contenido en
proteínas (1,6).

Los quistes del primer arco branquial son raros, y pueden originarse en la nasofaringe,
región parotídea, unión osteocartilaginosa del conducto auditivo externo (CAE), oído
medio o en el triángulo submandibular encima del hueso hioides (1,12). Suelen
presentarse como masas cerca del polo posterior de la parótida por debajo del ángulo
de la mandíbula (figura 2), y el diagnóstico diferencial incluye un quiste inflamatorio
parotídeo, malformación linfática o adenopatía con necrosis. La ecografía es la primera
prueba a realizar ante el hallazgo de una masa en estas localizaciones.

Las anomalías del segundo arco son las más frecuentes del aparato branquial y
se presentan como masas en el ángulo de la mandíbula, mediales, aunque puede
aparecer desde la fosa amigdalina hasta la región supraclavicular. El trayecto debe
pasar entre la carótida interna y externa y se dirige hacia la fosa amigdalina (1,12)
(figura 3). El diagnóstico diferencial incluye anomalías vasculares, conducto tirogloso
paramedial, laringocele externo y adenopatías metastásicas o supurativas (1). Mediante
ecografía, TC y RM se puede demostrar la presencia del quiste del segundo arco y sus
complicaciones, y mediante fistulografía podemos demostrar el trayecto ascendente a
lo largo del borde anterior del esternocleidomastoideo (1).

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Las fístulas, senos y quistes de los arcos branquiales tercero y cuarto son infrecuentes.
El del tercer arco se origina en el punto más caudal del seno piriforme y se extiende
entre la carótida común y el nervio vago hacia la porción inferolateral del cuello. El cuarto
se origina en el punto más caudal del seno piriforme pasa por debajo del arco aórtico
y sube para pasar por la bifurcación carotídea y terminar en la porción lateral el cuello.
Los abscesos recidivantes tiroideos y cervicales profundos deben hacernos sospechas
fístulas del seno piriforme (1,6,7,14,15) (figura 4).

3.2. QUISTES DEL CONDUCTO TIROGLOSO

Es la anomalía congénita de línea media más frecuente en el cuello del niño, y suponen
un 70% de las lesiones del cuello (1,13). El 80% son de localización infrahioidea (4).

En ecografía se visualizan como masas anecoicas o hipoecogénicas bien delimitadas


con buena transmisión del sonido (16). Pueden tener contenido heterogéneo en casos
de infección del quiste. Si se demuestra en ecografía un trayecto en sentido craneal
desde el quiste apoya el diagnóstico de quiste del conducto tirogloso (16,17) (figura
5). La TC y la RM tienen un papel complementario dirigido a definir la relación con las
estructuras vecinas y determinar la posible extensión del quiste al espacio preepiglótico,
lo que ocurre en los quistes de localización inmediatamente caudal al hueso hioides (18).

El diagnóstico diferencial por imagen incluye dermoide, teratoma, quistes de retención


y laringocele (17). Si no se encuentra en línea media también se debe considerar
malformación linfática y anomalía branquial (1)

3.3. MALFORMACIONES VASCULARES

Los hemangiomas en cuello son frecuentes (1). Pueden ser de 3 tipos: capilar,
cavernoso, y mixto (19). Pueden ser de pequeño tamaño y estar localizados o bien ser
grandes con afectación de múltiples compartimentos, incluido el mediastino. La ecografía
muestra lesiones sólidas bien delimitadas con estructura interna hiperecogénica y
homogénea, con gran vascularización interna. La TC y RM son útiles para la
caracterización y localización de grandes hemangiomas con extensión a compartimentos
profundos del cuello, previo a posible intervención quirúrgica (figura 6). Aparecen como
masas sólidas homogéneas con gran realce tras el contraste. Pueden existir zonas con
reemplazamiento graso (16).

Las malformaciones venosas, venolinfáticas y arteriovenosas son menos frecuentes.


Aunque están presentes desde el nacimiento, se ponen de manifiesto en la infancia
tardía (1,16).

Las malformaciones linfáticas son anomalías vasculares de bajo flujo, quísticas o


septadas que contiene líquido proteináceo. Pueden crecer como consecuencia de
infección o hemorragia. Es característica la presencia de niveles líquido-líquido vistos

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en ecografía, TC y RM (1). En las pruebas de imagen se ponen de manifiesto como
lesiones multiloculadas quísticas con pared fina y septos de diferente espesor. La RM es
muy útil para evaluar una extensión profunda y la posibilidad de que asocie anomalías
venosas (19).

4. PATOLOGÍA ADQUIRIDA:

4.1. PATOLOGÍA INFLAMATORIA-INFECCIOSA

Los procesos inflamatorios de la boca, garganta y cuello son muy frecuentes en la


infancia (1, 2). A la exploración física es difícil distinguir entre absceso, celulitis y adenitis,
es por ello que las técnicas de imagen son de gran utilidad para su diagnóstico etiológico
y localización.

4.1.1. CELULITIS Y ABSCESOS RETROFARÍNGEOS.

Ocurre por diseminación de una amigdalitis, aunque también pueden ocurrir como
consecuencia de una perforación traumática o iatrogénica de la pared posterior de la
faringe (16,19).

Puede diseminarse hacia espacio periamigdalino, parafaríngeo y retrofaríngeo (8,20).


Si la infección ocurre en el espacio prevertebral puede ser consecuencia de una
osteomielitis vertebral o de un absceso epidural.

En Rx simple aparece un engrosamiento de las partes blandas retrofaríngeas y


desplazamiento anterior de la vía aérea (figura 1).

La ecografía puede distinguir entre una celulitis o un absceso, aunque puede ser normal
sin la localización es muy profunda, para ello se debe realizar TC o RM. Sirve también
como guía para posibles aspiración o drenaje (1).

La TC es la técnica de elección en servicios de urgencias para un diagnóstico inicial.


Permite distinguir entre flemón y absceso, establecer la localización exacta del proceso y
sus posibles complicaciones regionales, como la tromboflebitis de la vena yugular (8,20)
(figura 7). La RM es de mayor utilidad para el seguimiento de las lesiones, para evitar
administrar dosis de radiación repetidas al niño. El absceso en TC y RM se observa como
una colección encapsulada con líquido heterogéneo y realce periférico tras el contraste
(1,16,19).

Puede ser difícil diferenciar entre absceso y adenopatías necróticas (1).

4.1.2. LINFADENOPATÍAS.

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La linfadenitis cervical es frecuente en niños y suele ser consecuencia de infecciones
amigdalinas, faríngeas o dentales (1,17).

Los estudios de imagen muestran el número, tamaño y localización de las adenopatías,


así como sus contornos y estructura interna. En ecografía se aprecian como un conjunto
de masas ovaladas, hipoecogénicas, a lo largo de una cadena linfática cervical (1,17).
En TC se consideran patológicas si tienen un diámetro mayor de 1-1,5 centímetros(cm).
Si presentan un realce homogéneo hay que considerar infección viral. Las infecciones
bacterianas pueden dar lugar a la formación de abscesos (figura 8). En el caso de
las micobacterias los ganglios presentan una radiolucencia central, realce periférico,
captación de los planos faciales y una distribución unilateral (17,19). Si se aprecia
calcificación hay que pensar en enfermedad granulomatosa, linfoma ya tratado y
metástasis.

4.1.3. TIROIDITIS.

La tiroiditis supurativa aguda y los abscesos tiroideos o peritiroideos son raros en el niño y
sugieren la existencia de una fístula congénita del seno piriforme (1,7,15,18) (figura 4). El
absceso tiroideo o peritiroideo en ecografía se evidencia como una masa hipoeogénica
o anecoica (1). La TC y RM permiten también diagnosticar la formación de un absceso,
establecer su extensión y relación con estructuras vecinas.

4.1.4. ENFERMEDADES INFLAMATORIAS DE LAS GLÁNDULAS SALIVALES.

La inflamación aguda suele tener una etiología vírica o bacteriana. Se produce


inflamación difusa de la glándula y adenopatías. La sialoadenitis supurativa es más
frecuente en la parótida (1). En la ecografía, la inflamación aguda se caracteriza
por un aumento del tamaño glandular y una disminución difusa de la ecogenicidad
(3,14). Además, es posible objetivar múltiples áreas hipoecoicas ovaladas y de pequeño
tamaño, así como un aumento de la vascularización (6). En la TC y la RM la glándula
inflamada está aumentada de tamaño, con captación de contraste, alta densidad en la
TC e hiperintensidad de señal en las secuencias T2. La inflamación glandular puede
acompañarse de la formación de abscesos, adenopatías cervicales y periglandulares,
engrosamiento de las fascias superficial y profunda e infiltración de la grasa subcutánea.
(21,22,23).

La inflamación crónica engloba procesos como la sialolitiasis, infección bacteriana


recurrente, enfermedad granulomatosa, irradiación previa o enfermedad autoinmune (1).
Al igual que los procesos inflamatorios agudos, los que tienen un curso crónico son más
frecuentes en la glándula parótida.

En la ecografía, los procesos inflamatorios crónicos se caracterizan por una disminución


del tamaño y de la ecogenicidad glandular. Al igual que en la inflamación aguda, es
posible identificar múltiples áreas hipoecoicas de pequeño tamaño, aunque sin aumento

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de la vascularización (21,24) En la TC y la RM la inflamación crónica se manifiesta con
atrofia glandular, hipointensidad en las secuencias T1 y T2 y posibles calcificaciones
focales que se detectan mejor con la TC (21).

4.2. PATOLOGÍA TRAUMÁTICA.

Las lesiones de cabeza y cuello suelen estar causadas por accidentes de tráfico, heridas
por mordedura, cuerpos extraños, y quemaduras. También se deben considerar los
malos tratos.

Los traumatismos de partes blandas dan lugar a inflamación, laceración, hematoma o


enfisema (figura 9). Las complicaciones agudas incluyen compromiso de la vía aérea,
contusión, laceración o perforación de la vía aérea, esófago o lesiones vasculares.

Las pruebas de imagen permiten demostrar la extensión de la lesión, localizar cuerpos


extraños y detectar posibles complicaciones. La TC es muy útil para diagnostico de
complicaciones vasculares, y se debe usar con contraste iv (1).

4.3. PATOLOGÍA PSEUDOTUMORAL Y TUMORAL

4.3.1. FIBROMATOSIS COLLI.

Es una masa benigna del músculo esternocleidomastoideo en el neonato (1). Suele


aparecer dos o más semanas tras el nacimiento y es frecuente la existencia de un parto
traumático (17,25).

La ecografía muestra una masa focal o aumento de tamaño del músculo de forma difusa
(figura 10). La ecogenicidad suele estar aumentada, disminuida o ser similar al músculo.
La RM puede mostrar la presencia de hemorragia o calcificaciones. Habitualmente no
se suelen realizar pruebas radiológicas, excepto en casos de duda o si no responde a
tratamiento (1,17,25,26).

4.3.2. DERMOIDE Y EPIDERMOIDE.

En el cuello suelen situarse en línea media o cerca de ella en pacientes asintomáticos


menores de 3 años. La ecografía muestra masas ecogénicas bien delimitadas con pared
fina. La TC y RM ponen de manifiesto una masa encapsulada, similar al quiste del
conducto tirogloso (1,19,27). Es característica la restricción del contenido en secuencias
de difusión por RM (17).

4.3.3. TERATOMA.

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Suelen estar presentes en el nacimiento como grandes masas anteriores que causan
distrés respiratorio y disfagia. Las pruebas de imagen muestran una masa heterogénea
con áreas quísticas, calcificaciones y grasa en su interior (1,17,28).

4.3.4. NEUROBLASTOMA.

Representa la tercera neoplasia más frecuente en niños. Puede surgir en cualquier


localización de la cadena simpática, siendo la localización cervical la más rara, y
representa menos del 5%. La ecografía es la primera técnica a realizar ante una
sospecha de masa cervical, y aparece como una masa sólida con calcificaciones y
vascularización interna. La TC simple muestra una masa sólida que puede presentar
calcificaciones intratumorales en una masa localizada en el triángulo cervical posterior
(figura 11). La RM es la técnica de elección para demostrar si existe relación con el canal
vertebral (16,17,19,29).

4.3.5. LINFOMA.

El linfoma corresponde más frecuentemente a la variedad no Hodgkin. La linfadenopatía


asintomática es la forma de presentación más frecuente (figura 12). Los hallazgos
ecográficos incluyen adenopatías en diversas localizaciones. En TC las adenopatías son
isodensas con el músculo, e isointensas en T1 y generalmente hiperintensas en T2 en
RM. La afección linfomatosa nodal y extranodal no suele mostrar evidencia de necrosis
pretratamiento a diferencia de otros tumores malignos. La necrosis y calcificación
aparecen en el linfoma tratado (1,17).

4.3.6. RABDOMIOSARCOMA.

El rabdomiosarcoma es la neoplasia de partes blandas más frecuente en la edad


pediátrica, constituye el 3-5 % de todos los tumores malignos en niños (26,30). Tiene
predilección por el área de cabeza y cuello (40% de los rabdomiosarcomas), que hace
que sea el segundo tumor más frecuente en esta zona después del linfoma.

Se pueden encontrar tres localizaciones principales para estos rabdomiosarcomas:


Parameníngeo, no parameníngeo y orbitario.

Las pruebas de imagen proporcionan información precoz en el diagnóstico al definir con


exactitud la localización de la lesión y al ofrecer un diagnóstico diferencial. También es útil
en el estadiaje del tumor, así como delimitación del tamaño y extensión a compartimentos
adyacentes, demostrando la existencia o ausencia de afectación intracraneal, erosión
ósea e infiltración de nervios craneales (30,31) (figura 13).

Es fundamental la imagen en el seguimiento oncológico para monitorización de la


regresión tumoral durante el tratamiento y para detectar recurrencia tumoral (30,32).

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La ecografía es la primera técnica de elección en el estudio de masa cervical, aunque
no puede alcanzar a compartimentos profundos del cuello. La RM es la que mejor valora
estos tumores de forma global. La TC se debe realizar para estudio de estructuras óseas
afectadas y para determinar si existe extensión pulmonar (30,33).

El diagnóstico diferencial incluye el carcinoma nasofaríngeo, linfoma, tumor de glándulas


salivares y orbitarios (30).

4.3.7. TUMORES DE LAS GLÁNDULAS SALIVALES.

El tumor benigno no vascular más frecuente es el adenoma pleomorfo (1,2). Los tumores
malignos suelen ocurrir en niños mayores y adolescentes y el 50% de los tumores
descritos (excepto las lesiones vasculares) son malignos.

La ecografía puede utilizarse para localizar la masa y determinar su naturaleza sólida o


quística. La RM es el mejor método diagnóstico para evaluar la extensión tumoral. La
infiltración de estructuras adyacentes sugiere malignidad (1,34).

4.3.8. CARCINOMA DE TIROIDES.

En la infancia se asocia en ocasiones a irradiación previa de cabeza y cuello. Los tres


tipos que ocurren en la infancia son el papilar (70%), folicular (20%), y medular (10%)
(1,19). La ecografía se utiliza para mostrar el tamaño, localización y número de lesiones,
además de diferenciar entre sólido y quístico. El carcinoma suele ser hipoecogénico en
relación con el tejido tiroideo normal.

Se suele estudiar con gammagrafía de Tc99m o I-123 aquellos nódulos solitarios, y los
benignos es frecuente que capten (1).

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Images for this section:

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Fig. 1: Rx lateral de cuello. Aumento de partes blandas de región prevertebral con
desplazamiento anterior de vía aérea debido a la existencia de absceso retrofaríngeo.

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Fig. 2: Dos pacientes diferentes con fístula de primer arco branquial complicada
(arriba:a,b,c) y quiste no complicado del primer arco branquial (abajo:d,e,f). Al paciente
de arriba se le ha realizado una RM cervical con secuencias axial y coronal STIR
(a y b) y coronal T1 con gadolinio (c): Se observa trayecto fistuloso con localización
anterior a conducto auditivo externo que se extiende caudalmente hacia la superficie
cutánea anterior e inferior a pabellón auricular. Presenta realce tras el contraste (c) en
periferia de la fístula y tejido celular subcutáneo por cambios inflamatorios. El paciente
de abajo se le ha practicado ecografía (d) y TC con contraste iv (e) con reconstrucción
sagital (f). Presenta una imagen quística laterocervical derecha localizada posterior a
glándula submandibular y anterior a carótida y vena yugular interna. El quiste muestra
un contenido homogéneo sin cambios inflamatorios regionales.

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Fig. 3: Fístula del 2º arco branquial. Paciente con orificio laterocervical izquierdo,
supratiroideo. La ecografía muestra un trayecto fistuloso (*) desde el orificio cutáneo,
superficial a músculo esternocleidomastoideo y con paso entre carótida externa y
externa.

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Fig. 4: Absceso peritiroideo izquierdo secundario a fístula del seno piriforme. La
ecografía (a y b) muestra un aumento difuso del músculo esternocleidomastoideo
izquierdo con ecoestructura heterogénea y colección mal definida profunda al músculo y
próxima a lóbulo tiroideo izquierdo. La ecografía comparativa (b) entre ambos músculos
pone de manifiesto la diferencia en el espesor. La TC (c) con reconstrucción coronal
(d) confirma la existencia de un proceso inflamatorio del músculo izquierdo con absceso
peritiroideo que capta contraste periféricamente.

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Fig. 5: Quiste y fístula del conducto tirogloso visto por ecografía. Se observa un quiste
en tejido celular subcutáneo de región supratiroidea, en línea media (a), que presenta
trayecto fistuloso hacia planos más profundos cervicales (b, c, d). La glándula tiroides
presenta una localización normal (e).

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Fig. 6: Hemangioma parotídeo izquierdo. En ecografía realizada en modo B (figura
a) y Doppler color (figura b) se observa una masa sólida levemente heterogénea con
vascularización abundante, localizada en región parotídea izquierda. La RM cervical con
secuencias axial T2, coronal y axial T1 supresión grasa con contraste iv confirma la
existencia de una masa sólida con captación homogénea de contraste localizada en
región parotídea izquierda y extensión profunda hacia espacio parafaríngeo.

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Fig. 7: Absceso parafaríngeo derecho visto por ecografía (figura a) y TC con contraste
(b) con reconstrucciones coronal (c) y sagital (d). Se aprecia colección heterogénea con
realce periférico en TC localizada en espacio parafaríngeo derecho que impronta sobre
vía aérea. En ecografía (a) se comprueba la presencia de material heterogéneo en el
interior, con reacción de partes blandas.

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Fig. 8: Absceso cervical. La ecografía en modo b (figura a) y Doppler (figura b) muestra
un absceso en partes blandas con extensión a la superficie y vascularización periférica.
La TC con contraste (figura c) confirma la existencia de un conglomerado adenopático
laterocervical izquierdo con abscesificación en su porción superficial (*).

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Fig. 9: Paciente de 21 meses con traumatismo en cavidad oral provocado por una
percha. Presenta una tumefacción fluctuante en el suelo de la boca. La ecografía en
modo B (figuras a y b) muestra un extenso hematoma heterogéneo de márgenes mal
definidos localizado entre planos musculares superficiales y profundos del suelo de la
boca.

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Fig. 10: Fibromatosis colli derecha en paciente con tortícolis. Figura a. La ecografía
comparativa entre ambos músculos esternocleidomastoideos muestra un aumento de
tamaño del músculo derecho. Figura b. Ecografía centrada en línea media donde se
visualiza la asimetría en el espesor de ambos músculos (*).

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Fig. 11: Neuroblastoma cervical. Ecografía en modo B (figura a) muestra una masa
sólida heterogénea laterocervical izquierda adyacente a tiroides con calcificaciones
ecogénicas intratumorales (*) y márgenes definidos. La ecografía Doppler-color que
pone de manifiesto la presencia de vascularización intratumoral. La TC cervical
con contraste iv (figura c) con reconstrucción coronal (figura d) confirma la masa
sólida parcialmente calcificada laterocervical izquierda con desplazamiento de vasos
carotídeos y vena yugular. Asocia adenopatías metastásicas parcialmente calcificadas
en espacio cervical posterior (à).

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Fig. 12: Paciente con linfoma. Masa palpable laterocervical derecha. En ecografía
(figuras a y b) se aprecian adenopatías mayores de 1 cm. con pérdida del hilio graso
central y ecoestructura heterogénea (*). En la TC cervical con contraste (c) se observa
conglomerado adenopático en espacio cervical posterior (*).

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Fig. 13: Rabdomiosarcoma. RM cervical con secuencias axial y coronal T1 (a y d), axial
y coronal T2 supresión grasa (b y e) y axial-coronal T1 tras la administración de gadolinio
(c y f). Se observa una masa sólida heterogénea parafaríngea derecha que realza con
el contraste. Impronta y oblitera la vía aérea y contacta con la raíz de la lengua.

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Conclusiones

La patología de la región cervical es frecuente en pacientes en edad pediátrica, siendo


fundamental conocer por parte del radiólogo, las pruebas de imagen más adecuadas
para cada patología, así como su diagnóstico diferencial, para ayudar al clínico a realizar
un diagnóstico y tratamiento precoz.

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