El término Holocausto procede de los vocablos griegos holo (total)
y kaio (quemar). Originalmente es una ceremonia religiosa antigua que
consistía en sacrificar un animal, el cual iba a ser quemado o incinerado como ofrenda a los dioses. Hoy en día se refiere al genocidio o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos de raza o religión.
Cuando se emplea con nombre propio, se hace referencia al exterminio de
los judíos en Europa llevado a cabo por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. El motivo principal de este desastre humano, es que eran considerados una raza extranjera que no podía integrarse dentro de la cultura europea, para algunos eran la encarnación del mal y la antítesis de la raza aria (superior al resto de las razas y destinada a dominar el mundo).
También se encontraban dentro de ese genocidio personas consideradas
para ellos como “impuras”, las cuales eran los gitanos, homosexuales, discapacitados, dementes, prisioneros de guerra soviéticos, y, en general, cualquier persona que los nazis consideraran una amenaza.
Cuando el régimen nacionalsocialista (nazi) alcanzó el poder en Alemania en
1933, adoptó de inmediato medidas sistemáticas contra los judíos. Todo el que tuviera descendencia judía lejana era considerado judío como tal automáticamente, sin que se tuviera en cuenta ni si este individuo era miembro de la comunidad religiosa judía ni su lugar de nacimiento.