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Bitácora de clase

Por: Juan Fermín Castillo Rosario

21 de julio de 2018

En el proceso del desarrollo de la maestría en lingüística aplicada que imparte la


UASD en el recinto San Francisco, entra en escena la maestra Jovanny Hortencia
Ortega a compartir con nosotros en producción escrita. En lo particular, hay una
alta expectativa sobre la asignatura y un deseo inconmensurable de seguir
aprendiendo. Estas escrituras que hago quieren ayudar a cumplir este deseo. Por
tanto, la bitácora de clase que redacto tiene el objetivo de apuntar las incidencias en
clase y registrar las ideas principales de los temas que en ella se debatan. Con este
objetivo registré el primer día.

El 21 de julio del 2018 aconteció que a razón de las 9:00 a.m. llega la maestra y
comienza la programación de trabajo del día con los asuntos preliminares: un saludo
cordial, la presentación de la maestra y compañeros, presentación de la asignatura,
debate del programa de clase y bibliografía.

Acto seguido se realiza una actividad de evaluación diagnóstica con miras a


proporcionarle a la maestra el nivel de competencia y conocimiento que tienen los
maestrantes de la asignatura. Una vez realizado este ejercicio se procedió a realizar
el receso del día.

Las actividades de aprendizaje centrales que se realizaron la comento y divido en


dos momentos: primero: La lectura comentada del libro: Cronología de la escritura,
la lectura y el libro. Es un trabajo que coordinó Alfonso Sánchez Archete y que fue
publicado con el auspicio del gobierno de México en año 2012. Esta actividad fue
realizada en el aula con los maestrantes divididos en grupos.
La segunda actividad fue la asignación de la tarea a realizar: la lectura del libro
Escribir, leer y aprender en la universidad, de la autora Paula Carlino, publicado en el
año 2005 por el Fondo de Cultura Económica de Argentina.

Estas dos actividades, a mi parecer, fueron el plato fuerte del día. A continuación
comento la primera.

Cronología de la escritura, la lectura y el libro se escribe con la intención de ser un


marco referencial para la historia de un periódico insurgente en México: El ilustrador
Nacional. Este es el objetivo y motivo explícito de la obra. El libro que expone de
forma clara y sencilla la evolución que ha tenido la escritura a lo largo de la historia.
Con ello explica cómo ha cambiado, con el transcurrir del tiempo, el soporte físico
que el hombre ha utilizado para escribir. Expone una evolución dual sencilla pero
certera.

Su línea del tiempo registra el germen de la escritura hacia el 3600 a.c. con el
surgimiento de una protoescritura. No es hasta 3000 a.c. que hay pruebas físicas de
escritura con la utilización de las tablas de arcilla en Mesopotamia. Desde ahí la
escritura y su soporte físico una carrera evolutiva cada vez más veloz.

Surgen papiros en Egipto (2800 a.c.) Pergaminos en Grecia y Roma (2500 a.c.). Hacia
el siglo III a.c. se crea biblioteca una magna biblioteca en Alejandría con el propósito
de conservar el acervo cultural de la época. Esta biblioteca, pensada por Alejandro
Magno, albergaba más de 500 mil manuscritos procedente del lejano, próximo y
medio oriente; así como de Grecia.

La invención del papel en China (II a.c.) supuso un avance significativo a la escritura
y la invención de la imprenta fue el primer paso para la conformación del libro y su
propagación primero por Europa y luego por todo el mundo. Pues, con el
descubrimiento de América la imprenta llega al Nuevo Mundo y abre un nuevo
capítulo.

La ilustración marcó un hito en el avance de la lectura y la escritura, con esta forma


de pensamiento la lectoescritura pasa a población general a través de escuelas. En
la escuela la lectura y escritura se dinamizan, entran estilos y formas de escribir
según las necesidades de la época.

Los avances tecnológicos de los últimos tiempos significaron para la escritura una
metamorfosis. La era digital trajo consigo la escritura digital. Hoy por hoy no se
necesita un soporte físico para la escritura ya que se cuenta con espacios digitales
para propagar lo escrito: Páginas web, blog, libros digitales, periódicos y revistas
digitales, etc. Muchos de los libros físicos son sometidos a procesos informáticos
para ser transformados en digitales. Eso supone una gran ventaja, por un lado facilita
la propagación y por el otro es asequible económicamente.

En cuanto a la segunda actividad, La lectura del libro Escribir, leer y aprender en la


universidad, de la autora Paula Carlino, es una joya que no puede quedar en
transparencia. La autora preocupada por el gran número de estudiantes
universitarios que no comprenden los textos que deben de leer como parte integral
de su aprendizaje y tienen grandes dificultades al momento de presentar por escrito
sus informes y reporte de tareas, decide estudiar el fenómeno. Como resultado de
ello, de sus años de experiencia, de tratar de mejorar su práctica docente para
ayudar a sus alumnos surge el libro que ahora comento.

En este libro, como propuesta general, la autora sugiere integral la producción y el


análisis de textos en la enseñanza de todas las cátedras para que los universitarios
accedan a la cultura específica de cada disciplina. El libro consta de cuatro capítulos
donde la autora va desarrollando su planteamiento.
Carlino estudia los supuestos que han dominado la práctica de la lectura y escritura
en el nivel superior, plantea una mejora en la técnica de enseñanza, no sin antes
reconocer las dificultades existentes para llevar a cabo una buena práctica y superar
la situación precaria encontrada en las universidades especialmente de su país.

Plantea que la situación actual de los estudiantes que ingresan a la universidad


tienen la característica generalizada de que: no participan en clase, leen poco,
comprenden mal lo que leen y cuando escriben lo hacen confusamente. La autora se
pregunta por qué. Estudia un conjunto de factores que intervienen en esta situación
y que a simple vista puede parecer insignificante, por ejemplo, el hecho de que leen
copias y no el libro original.

Quiero centrarme en algunas afirmaciones que la autora deja en claro. Una de ellas
es que la lectura y la escritura no son habilidades aprendidas fijas y aisladas, sino que
hay que irla cultivando en cada etapa e integrándolas con las diversas áreas del
saber. Carlino demuestra que es falso la concepción que se tiene de los estudiantes
que llegan a la universidad ya saben leer y pueden enfrentar la lectura de cualquier
texto. Explica que leer en la universidad es diferente de cualquier otro ambiente
escolar que se haya tenido, por tanto, los estudiantes deben aprender a leer en la
universidad. En este proceso deben interactuar el docente, la institución y el
estudiante, esa integración debe darse para completar lo que ella llama:
Alfabetización Académica.

Los estudiantes en la universidad no comprenden lo que leen. Frente a esta


afirmación la autora se hace la pregunta ¿Qué leen los estudiantes en la universidad?
Estudia un sin números de situaciones en las que los textos que leen los estudiantes
realmente se hacen incomprensible, propone una serie de acciones que van en pos
de mejorar esa actividad y que son importante para lograr la alfabetización
académica.

En conclusión, la autora propone que todos los docentes de todos los niveles se
ocupen de la alfabetización académica. Para ello propone actividades que van
directamente relacionada con la lectura y escritura: elaboración rotativa de síntesis
de clase, tutoría de monografías grupales, respuesta escrita a preguntas sobre la
bibliografía, lectura con ayuda de guías, reescritura del examen, preparación de
ponencia, entre otros.

Estos elementos, sin duda alguna, favorecen la enseñanza de cualquier asignatura,


no sólo en la universidad sino en cualquier espacio educativo. Propiciar la
alfabetización académica, tal como la propone la autora, potencializa la adquisición
de competencia que demanda el currículo dominicano. Queda en cada uno de
nosotros poner en obra planes que poco a poco vayan incluyendo a los estudiantes
en círculos de estudios especializados. Es una labor que lleva obstáculo, como explica
la autora, y que debe recibir un apoyo gubernamental e institucional, además del
apoyo del cuerpo docente. Cada docente puede, desde su espacio y circunstancias,
aportar su grano de arena para cada estudiante supere los obstáculos y pueda estar
a la altura que demandan los círculos de estudios superiores.

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