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Hacia una educación humanista: las exigencias de la fe.

37. El hombre debe ser protagonista de su propia historia y por eso es capaz
de transformar la dinámica educativa.

Somos herederos de un legado de grandeza por la labor personal y la


solidez institucional de miles católicos; pero al mismo tiempo, debemos
hacer frente a nuestro propio desafío y compromiso de cara al presente y
futuro de nuestro pueblo.

Los obispos y los presbíteros deben realizar la tarea del Maestro y Buen
Pastor, Jesucristo, actualizada en las circunstancias de las comunidades. Y
así valorar y ejercer nuestra misión educativa frente a la Iglesia y nuestra
sociedad.

Los seminarios como centros educativos fundamentales en la vida de la


Iglesia deben proporcionar que al formación de los alumnos responda
realmente a las exigencias culturales de nuestro tiempo.

En las parroquias debemos recuperar su misión educadora como la


principal fuente de cultura cristiana que brota desde la Eucaristía.

El párroco debe recuperar la conciencia sobre su ministerio como


verdadero pedagogo del Pueblo de Dios y responsable de la pastoral
educativa de su parroquia.

La historia de México nos obliga a dar el lugar que les corresponde a los
fieles laicos en la Iglesia y en el mundo; es necesario ofrecerles la
oportunidad de una formación integral.

La familia mexicana debe saber superar los conflictos con una renovadora
experiencia del Evangelio.

Los medios de comunicación deben contribuir al bien que necesitamos.

Los cristianos deben ser testigos valientes de la verdad y del bien que han
encontrado en Jesucristo.

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