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Herminia Brumana y la mujer en las revistas populares

Herminia Solari
Universidad Nacional de Mar del Plata
hsolari@mdp.edu.ar

Escritora y maestra argentina de la primera mitad del siglo veinte, la producción de

Herminia Brumana (1897/1954) gira alrededor de tres ejes: uno, la niñez y la educación, otro, la

mujer y, finalmente, los temas sociales y nacionales. Todo ello desde una perspectiva de

filiación anarco-socialista. Si bien comienza a escribir y publicar de modo constante desde

1917, es en la década del treinta en la que se concentra su producción más importante acerca de

los temas de la mujer. El tratamiento avanzado de estas cuestiones, es lo que le ha dado cierta

trascendencia. Sin embargo sus ideas ya se venían oyendo entre los sectores de más

combatividad. La defensa del amor libre, la crítica al matrimonio inexorable y rutinario, la

reivindicación del apellido de soltera y de la maternidad (no como destino obligado sino por su

trascendencia espiritual y como potencial de transformación social), la defensa a ultranza de la

paz y la oposición a las diferencias e injusticias sociales como responsabilidades públicas y

privadas de la mujer, la defensa de la libertad como máxima regla que debe regir a los seres

humanos (la mujer incluida), y en relación con esto, la valoración del trabajo femenino, ya

habían sido planteadas entre otras por las anarquistas. Por otro lado, su obra no alcanza una gran

calidad literaria. Mi pregunta es, ¿por qué, entonces, calles, bibliotecas, escuelas, la recuerdan, y

por qué se ha escrito sobre ella?; es decir: ¿qué es lo que ha motivado su relativa trascendencia?

Para responder a esta inquietud, este trabajo rastrea en su participación en publicaciones

periódicas.

Las revistas literarias:

Podría decirse que Brumana a los diecinueve años armó su posibilidad de escritura

periódica con la edición en su lugar natal, Pigüé, donde trabajaba como maestra, de una “revista

mensual, literaria, social de ideas y crítica”, que precisamente lleva el nombre del pueblo. Ella

apareció doce números entre julio de 1917 y junio de 1918 y su orientación es, en un sentido

amplio, progresista sin enrolarse directamente en una línea determinada. Brumana dirigió los
ocho primeros números y colaboró con artículos sobre diversas cuestiones en los primeros once,

a veces con pseudónimo y otras con sus iniciales o su nombre completo.

Más de dos décadas después, en una nota de la revista Leoplán, en la que se preguntaba

a distintas escritoras acerca de sus inicios en la literatura, Brumana comenta que envió sus

primeros trabajos a José Ingenieros, quien al manifestarle su apoyo, hizo que se decidiera a

enviar uno a Caras y Caretas que se lo publicó. Este fue su inicio profesional en el año 1920 en

revistas de amplia circulación, en este caso, una considerada literaria.

Washington L. Pereyra en La prensa literaria argentina. 1890- 1974 recoge en tres

tomos las publicaciones de ese tipo que salieron en los períodos 1890 – 1919 (primera parte),

1920 – 1929 (segunda parte), y 1930 -1939 (tercera parte), con detalles como dirección y

colaboradores, ideología, aspectos formales, etcétera, de cada una de ellas. Si bien no es una

recopilación exhaustiva (de hecho, no aparece Pigüé), es un trabajo sumamente amplio que

permite obtener datos a los efectos de hacer algunos análisis para este trabajo. Cabe aclarar que

W. Pereyra ubica las revistas en el momento de su aparición, aun cuando, como en el caso de

Caras y Caretas por ejemplo, abarcara los tres períodos, sin discriminar por etapa la

información brindada i.

De lo recogido se desprende que, si bien fue aumentando de un período a otro el

número de mujeres que colaboraba en revistas, fueron pocas las que lo hicieron en varias de

ellas; más precisamente, la gran mayoría (86 %) no pasó de colaborar en una sola publicación.

Teniendo en cuenta que la mayoría de estos emprendimientos fueron de vida corta, puede

pensarse, además, que estas mujeres no tuvieron más que un vínculo pasajero con la publicación

literaria. Para explicar esto podría pensarse que, o bien las mujeres, en su mayoría, tenían pocas

posibilidades de sostener públicamente sus intereses culturales, o bien que estos eran débiles.

Por otro lado se ve claramente el aumento explosivo de participación de ellas en revistas: entre

el primero y segundo período, la cantidad casi se quintuplica, y entre el tercero y el segundo está

cerca de duplicarse. Comparativamente, las revistas consideradas oscilaron entre 38 en el primer

período, 390 en el segundo, y 382 en el tercero; esto significa que entre el primero y segundo

período se decuplicaron, y entre el segundo y el tercero hubo una mínima baja (2%). De aquí se
sigue que, si bien en términos absolutos la participación de las mujeres fue aumentando, la

observación se relativiza al compararla con el aumento de publicaciones. Estos datos deberían

completarse con la comparación de la cantidad de mujeres para cada revista, y tipo de

publicación en la que participaban, a los efectos de poder sacar conclusiones más esclarecedoras

en función de una generalización en lo referente a la participación femenina en revistas

literarias.

En este marco puede considerarse que el nombre de Herminia Brumana, si bien se

encontraba lejos de los de Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou y Gabriela Mistral, aparecía

entre los de las que más se diversificaban. Por otra parte, si bien estas son cifras que pueden

hasta cierto punto explicar el reconocimiento que se le tuvo, no hay que engañarse: ninguna de

las escritoras mencionadas tuvo en las revistas el peso que Victoria Ocampo logró con la

creación y dirección de Sur; sin embargo, si nos guiáramos para medir la trascendencia pública

por el número de revistas en que apareció, a ella la encontraríamos tan solo en seis

publicaciones diferentes. Demás está decir que tampoco juega en esto la calidad literaria. Otra

relación significativa es la de colaboradores hombres y mujeres en las revistas que participó; su

presencia entre una gran mayoría masculina la destacaba junto con sus otras compañeras

(cuando las tuvo).

Asimismo lo que puede observarse es que, si seguimos la caracterización de W. Pereyra,

las publicaciones culturales en que colaboró Herminia Brumana, no eran defensoras del arte por

el arte sino básicamente revistas de las izquierdas. Como lo dijo en más de una oportunidad,

escribir para ella era una herramienta para contribuir en la realización de un mundo mejor.

En suma, creo que su constante, consecuente y valiente participación, hizo que Brumana

lograra cierto lugar de relativo reconocimiento en el mundo intelectual de las izquierdas,

reforzado comparativamente por la escasa presencia de mujeres en él.

La difusión callejera:

Un aspecto más problemático a la hora de evaluar su reconocimiento público lo ofrece

su participación en revistas de divulgación masiva, destinadas a un público menos sectorizado.

Según José Luis Moreno, en la sociedad argentina en la década del treinta había una fuerte
impronta católica en los temas vinculados a la mujer y la familia, por influencia de la visión

tradicional que acerca de ellas traían los inmigrantes italianos, y por la acción deliberada de los

sectores eclesiásticos “embarcados en una guerra ideológica y política que ponía en jaque las

concepciones de la sociedad y el Estado sostenidas por el liberalismo vernáculo y el

comunismo”ii. El problema que surge es en qué medida Brumana podría sostener las ideas de

avanzada que aparecían en sus libros, en revistas como El Hogar, por ejemplo, de amplia

popularidad y de un perfil que, alejado de la adhesión al amor libre que defendiera la autora, era

un aliado de los padres celosos “que fortificaba la vida doméstica y restauraba la sana

devoción”iii.

En Me llamo Niebla, su octavo libro, publicado en 1946, su último relato explica el

motivo que la llevó a ponerle ese nombre a la obra siendo que no contiene ningún cuento que

así se titule. Comenta que ese era el nombre de un relato publicado no recuerda en qué revista ni

en qué fecha, cuya protagonista, Niebla, es su más querido personaje. Reconstruye la historia en

la que esta mujer hastiada de una reunión en su casa sale a caminar, y ante la insinuación aguda

de un hombre Niebla sube a su auto. Brumana no se perdona haber obligado a Niebla “a

regresar a su encierro, a torturar su pensamiento, a formar, con palabras manchadas, la mentida

frase de una injustificable justificación” iv. La explicación que da de su elección es la siguiente:

“Mi cuento debía ser apto para todos los medios sociales y no podía desentonar, si pretendía su

publicación en la revista familiar que pagaba religiosamente la colaboración [comentario que

hace inverosímil que no recordara en qué medio había sido publicado]. Ya bastante me

enrostraban y echaban en cara, cuando alguna muchacha que se decía mi lectora, quería

manejarse en un plano de relativa independencia, diciéndome que eso era el fruto de mi siembra

de ideas avanzadas..., que les llenaba la cabeza de cosas raras...”. (N, 607). Entre su

correspondencia se encuentra una carta con membrete de El Hogar. Revista semanal argentina,

fechada en noviembre de 1928, en la que se señala que por indicación del director se le

devuelve un artículo, y donde se lee textualmente “que, por cierto saborcillo, puede resultar

inconveniente para las páginas de esta revista, circunstancia que sabrá disculpar su inteligencia

ya suficientemente prevenida para estas contingencias”. También en una carta de marzo de


1934, firmada por Manuel Peña Rodríguez, de La Nación, se lee: “Le devuelvo, aunque

lamentándolo por más de un motivo que usted se imaginará sin esfuerzo, los originales que tan

gentilmente envió...”. Con estos datos, mi expectativa era encontrarme con artículos referidos a

la autonomía de la mujer y a la crítica de las costumbres sociales, de un tono menor en

comparación con lo publicado en los libros (algunos de los cuales fueron ediciones personales).

Desde fines de la década del veinte Herminia Brumana publicó con relativa asiduidad y

simultaneidad en las “revistas ilustradas de vasta difusión callejera” v. Aquellas en las que con

más regularidad aparecieron notas suyas fueron Mundo argentino, El Hogar y La novela

semanal. Entre las revistas consideradas femeninas, Estampa es en la que colabora Brumana. Si

bien estas son las que cuentan con mayor número de las notas de la autora, por lo que se ha

conservado en su archivo y por lo que surge de la correspondencia que se ha guardado, podría

decirse que desparramó publicaciones en diarios y revistas ampliamente: el suplemento cultural

de La Nación de Buenos Aires, El Trabajo de Mar del Plata, La Nueva Provincia de Bahía

Blanca, El suplemento, publicaciones locales, etc. contaron con su firma. En la década del

treinta se concentran aquellas notas en que su preocupación principal es la mujer y su mundo.

Según Pablo Mendelevich, coincidiendo con la caracterización que hace la revista

Nosotros, El Hogar, al abrir sus páginas a escritores argentinos, contribuyó a la expansión de

sus libros. En el caso de Herminia Brumana considero que inversamente, la publicación en estas

revistas es la que la hizo escritora (independientemente de que viniera publicando libros: de

1923 es Cabezas de mujeres y de 1929 Mosaico). No son pocos los cuentos recopilados en sus

libros que a la vez aparecieron en las publicaciones periódicas, y Cartas a las mujeres

argentinas (1936) es una selección de las aparecidas en La novela semanal entre 1934 y 1936

aproximadamente. Estas Cartas..., notas que bajo la forma epistolar como recurso de

acercamiento entre la autora y las posibles lectoras (incluso algunas de ellas adquieren el tono

del consultorio sentimental), están destinadas a hacer de las mujeres argentinas motor de su

propia realización y de transformación social. Las demás colaboraciones son relatos

costumbristas, notas de viajes, reflexiones y comentarios sobre distintos temas,

mayoritariamente pensados para el público femenino de clase media vi, con el fin de que la
mujer de pueblo y de barrio atada a los convencionalismos sociales, que ella misma hubiera sido

si no tomaba distancia para ver la sociedad con una mirada crítica, se convirtiera en dueña de su

propia vida.

En relación con su presencia en las revistas me parece interesante ver algunas señales

que fue dando Brumana. Creo que con el pasar de los años fue ubicándose en el lugar de una

mujer que escribía porque consideraba que tenía cosas importantes para decir pero que fue

abandonando la idea de la “gran obra”. En una nota del 15 de julio de 1928, en El Telégrafo

anuncia que tiene entregada una novela para su próxima aparición, La conquista del hombre, y

años antes, en una carta dirigida a Miguel de Unamuno de diciembre de 1923 vii escribía: “Estas

novelitas sin importancia [se refiere a Cabezas de mujeres] me las editaron para abrir camino a

una novela ¡grande¡ que –si esto va bien- me publicarán el año próximo”. Esta novela, aunque

está terminado el original, nunca se publicó. En 1933 fue a España y en uno de sus comentarios

de viaje aparecidos en El Hogar señala que como los españoles no creían en la mujer como

valor social “tuve buen cuidado de no dejar adivinar que soy (iba a decir una escritora) una

muchacha que escribe en las revistas. [...] Por lo demás, hablando claro mi amigo, ¿qué título es

este de escritora en ciernes para pregonarlo?”viii. En 1936, en una de las cartas a las mujeres

argentinas publicadas en La novela semanalix, hace una reflexión acerca de su situación

intelectual: “¡Resuelto mi destino! Lo único que sé es que cuando comprendí que no tenía

talento para hacer la obra de arte que engrandece a los demás, traté de hacer en este, mi querido

oficio de escribir, una tarea útil que me salvara a mí misma. Y aquí me tiene a medio camino,

peleando con la suerte”. En suma, Brumana asume la escritura periódica como opción frente a

la imposibilidad de una obra mayor, como instancia de autorrealización, y para “enseñar a las

mujeres a ser más buenas, optimistas y más felices” x con el ideal de lograr un mundo de justicia

y libertad xi.

Algunas consideraciones finales:

El cuento rechazado por El Hogar al que hice referencia era “La mejor Navidad”,

publicado posteriormente (1946) en Me llamo Niebla. En él se relata la experiencia de una niña

que se desencanta de los rituales, obligaciones y oradores sagrados y que ya joven, junto a su
novio y observando la pobreza de un pesebre, descubre que “Ahora que amaba, la luz se hacía

en su conciencia y creía en Jesús Hombre, como el más grande corazón de todos los tiempos”

(N, 559).

En un artículo periodístico, “Elogio de Herminia”, del que no hay datos de autor ni de

medio en qué apareció, y que por referencias que hay en él debe haberse publicado entre 1935 y

1936 poco antes de Cartas a las mujeres argentinas, se exalta un cuento de La Grúa, “El lunes

me caso” , en el que una mujer a punto de contraer matrimonio se cuestiona su falta de interés y

la presión social que la lleva a eso, ante la solicitud de un hombre en el subterráneo (cfr. G,

187/191). El comentario dice: “Es una página de antología que algún día recibirá consagración.

Hasta ahora lo ha impedido más que un criterio depurado de selección, la filiación política de la

escritora” (s/d).

Sin embargo, Herminia Brumana es reconocida en los medios entre “distinguidas

artistas argentinas” (La novela semanal, 16/IX/1929) incluyéndosela en notas sobre “el mundo

femenino de las letras” (El Hogar, 30/XI/1923); se la consulta en encuestas o se le hacen notas

personales en las que opina sobre diversas cuestiones, más allá del vasto número de reseñas que

tuvieron libros.

En suma, la hipótesis que planteo es que en el caso de Herminia Brumana, si bien en el

tratamiento que hacía de la cuestión de la mujer la sociedad mostraba un relativo permiso, en

aquello que tuviera que ver con su orientación en la transformación del orden socio-económico

encontraba una censura más marcada. Es cierto, como se vio, que ella comenta el verse

cuestionada por difundir ideas de autonomización entre las “muchachas”, pero en verdad

aquello que escribió en los libros acerca de la mujer no fue más allá de lo que apareció en las

publicaciones periódicas, y en ellas, con mayor o menor frontalidad, no dejó de llamar a las

mujeres a ser dueñas de sus destinos y a hacerse responsables para el logro de un mundo mejor.

Es más, creo que sus notas contribuyeron a las transformaciones en las ideas acerca del

amor, la vida familiar, y la moral sexual que a partir de los años veinte se produjeron en la

sociedad argentinaxii. Paralelamente a la imagen binaria de la mujer que ofrece el tango en los

años treinta (la “milonguita” y la “santa madre”) xiii de fuerte impronta machista, convivieron en
el seno de la sociedad argentina expresiones de alcance popular que ayudaron al

cuestionamiento del patriarcado y a la emergencia de la mujer. La conferencia radiofónica “La

mujer y su expresión” (1935) de Victoria Ocampo, la difusión a través del cine de costumbres

extranjeras menos atadas a la tradición y la aparición de alguna película nacional, como La

vuelta al nido (1938) de Leopoldo Torres Ríos en que la mujer retratada en el seno familiar se

aleja del modelo de la “santa madre”xiv, la popularización del psicoanálisis en el modo de

consultorios epistolares en diarios y revistas, con todas sus ambigüedades, son ejemplos

reconocidos que dan cuenta de la aparición de un nuevo tipo de feminidad. A ellos puede

sumarse el pedagogismo libertario dirigido a los sectores medios de Herminia Brumana que con

sus colaboraciones en las revistas, a la vez que hizo a su autorrealización y a su

reconocimiento, pudo llegar a los hogares para “enseñar a las mujeres a ser más buenas,

optimistas y más felices”.


BIBLIOGRAFÍA:

DE HERMINIA BRUMANA:

Palabritas, Buenos Aires, Talleres Gráficos Argentinos L.J. Rosso, 1918.


Cabezas de mujeres, Buenos Aires, M. Gleizer Editor, 1923.
Mosaico, Buenos Aires, Talleres Gráficos Argentinos L.J. Rosso, 1929.
La grúa, Buenos Aires, Talleres Gráficos Argentinos L.J. Rosso, 1931.
Tizas de colores, Buenos Aires, Talleres Gráficos Argentinos L.J. Rosso, 1932.
Cartas a las mujeres argentinas, Santiago de Chile, Ediciones Ercilla, 1936.
Nuestro hombre, Buenos Aires, Talleres Gráficos Argentinos L.J. Rosso, 1939.
Me llamo Niebla, Buenos Aires, impreso en los Talleres Gráficos Américalee, 1946.
A Buenos Aires le falta una calle, Buenos Aires, Editorial Losada, 1953.
Obras completas, compilación y prólogo de José Rodríguez Tarditi, Buenos Aires, Edición Amigos de
Herminia Brumana, 1958.

Archivo personal de Herminia Brumana

SOBRE HERMINIA BRUMANA:

Fletcher, Lea: Una mujer llamada Herminia, Buenos Aires, Catálogos Editora, 1987.
Mazur, Norma: “América en clave de mujer. Herminia Brumana (Memorias de una maestra olvidada)”,
en Símbolo. Revista de Cultura y opinión; Año LI , No 65, noviembre/diciembre 1998.
Paniza, Delio: Semblanza de Herminia Brumana, Buenos Aires, Montiel, 1954.
Rodríguez Tarditi, José: “Herminia Brumana, escritora y maestra”, Buenos Aires, 1956.
Sámatan, Marta Elena: Herminia Brumana, la rebelde, Buenos Aires, Plus Ultra, 1974.
Szlaska de Dujovich, Raquel: Herminia C. Brumana en su proyección docente e intelectual, Buenos
Aires, Edición de la autora, 1987.
Solari, Herminia (2002 a), “La libertad en el pensamiento de Herminia Brumana acerca de la mujer”, II
Jornadas Nacionales de Agora Philosophica, Mar del Plata.
Solari, Herminia (2002 b), “Aspectos del pensamiento de Herminia Brumana acerca de la mujer”, en
Cultura política y democracia en América Latina. Humanismos, perspectivas y praxis
alternativas en la encrucijada. Vo Encuentro del Corredor de las Ideas del Cono Sur, Facultad de
Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Río Cuarto, Río Cuarto.
Solari, Herminia (2003 a), “Mujer y educación en Herminia Brumana”; Mujeres que hablan de mujeres,
Universidad de Quilmes / Centro de Derechos Humanos “Emilio Mignone”; Quilmes (en
prensa).
Solari, Herminia (2003 b), “Normalismo desobediente”, en Actas II Congreso Interoceánico de Estudios
Latinoamericanos: Sujeto y utopía. El lugar de América Latina, ISBN no 987-1024-51-7,
Mendoza.
Solari, Herminia (2004 a) “El pensamiento de Herminia Brumana acerca de la mujer en publicaciones de
circulación periódica”, VIo Encuentro del Corredor de las Ideas del Cono Sur con el trabajo,
Montevideo.
Solari, Herminia (2004 b), “La reivindicación de la mujer en la obra de dos escritoras argentinas
contemporáneas”, VI Seminario Argentino Chileno y I Seminario Cono Sur de Ciencias Sociales,
Humanidades y Relaciones Internacionales, Mendoza.
Varios: Ideario y presencia de Herminia Brumana, Buenos Aires, Edición Amigos de Herminia Brumana,
1964.
Wapnir, Salomón: Perfil y obra de Herminia Brumana, Buenos Aires, Editorial Perlado, 1954.

NOTAS:
i
Es interesante destacar que, aunque por amplia mayoría lo fueran, no todos los autores registrados eran
contemporáneos al período en que aparecen; por ejemplo, entre los de las mujeres, el nombre de Juana M. Gorriti, que
había fallecido en 1892, aparece una vez en el primer período y otra en el último; entre los de los hombres, puede
ejemplificarse con los nombres de José Martí y Pedro Kropotkin. Del primer período, nosotros consideramos
exclusivamente las revistas que, como fecha más lejana, estaban saliendo en 1920, ya que es el año en que Herminia
Brumana empieza a publicar profesionalmente. Otro aspecto a considerar es que en revistas de larga vida, o no aparecen
o aparecen mencionados muy pocos colaboradores; por ejemplo, ni en Caras y Caretas ni en Nosotros se nombra a
Brumana entre sus colaboradores, como efectivamente lo fue.
Los datos recogidos son los siguientes:
Cantidad de revistas consideradas
Primera etapaSegunda etapaTercera etapa1900-1909: 2 revistas
1910-1919: 36 revistas1920-29: 390 revistas1930-39: 382 revistas
Cantidad de firmas femeninas registradas por período
Primera etapaSegunda etapaTercera etapa29138259
Relación entre cantidad total de mujeres y cantidad de revistas en que publican
Cantidad de mujeres3382211633511111Cantidad de revistas en que publican1234568911151932
Mujeres que alcanzan a publicar en al menos ocho revistas diferentes entre los tres períodos
Mujeres

Cantidad de
revistas en el
primer períodoCantidad de revistas en el segundo períodoCantidad de revistas en el tercer
períodoCantidad de revistas en los tres períodosStorni, Alfonsina6131332Ibarbourou, Juana de013619Mistral,
Gabriela010515Lange, Norah03811Villarino, María de0369Adler, María Raquel0268Brumana, Herminia0448Bunge,
Delfina1528Lamarque, Nydia 0268Negri, Ada0628
Número de mujeres por período ordenado según la cantidad de revistas en que aparecen
Cantidad de revistas para la misma firmaPrimer período:
Cantidad de mujeresSegundo período:
Cantidad de mujeresTercer período:
Cantidad de mujeres128111223201715304540175013611480011001013021

Revistas en las que aparece colaborando Herminia Brumana

Revistas
Fecha de aparición de la revista
PeríodoCaracterización ideológica de la revista según W. PereyraInsurrexit 1920/1SegundoComunistaEl lápiz
azul1925/6SegundoDivulgación literaria independienteLa novela de la juventud1920/22SegundoDivulgación
literariaPolémicas1927/9SegundoSocialistaDerechos del hombre1938TerceroIzquierdaItinerario de
América1938/41TerceroAmericanistaNervio1931/36TerceroLibertariaVida Femenina1933/41TerceroFeminista
Relación entre mujeres y hombres cuya firma aparecía entre los colaboradores en cada una de estas publicaciones en
que participó Herminia Brumana
RevistaCantidad de mujeresCantidad de hombresInsurrexit333El lápiz azul149La novela de la
juventud323Polémicas224Derechos del hombre124Itinerario de América361Nervio233Vida Femenina643
ii
Moreno, José Luis: Historia de la familia en el Río de la Plata, Buenos Aires, Sudamericana, 2004, p. 256.
iii
Mendelevich, Pablo: Las revistas, en La vida de nuestro pueblo, volumen 1, Buenos Aires, Centro Editor de América
Latina, 1982.
iv
Brumana, Herminia: Obras completas, Buenos Aires, Edición Amigos de Herminia Brumana, 1958, p. 608. De aquí
en más, las citas se harán en base a la edición de Obras completas y las referencias se indicarán entre paréntesis en el
texto señalando el número de página a continuación de la sigla con que se identifica el libro de partencia según el
siguiente detalle: Palabritas: P; Cabezas de mujeres: CM; Mosaico: M; La grúa: G; Tizas de colores: TC; Cartas a las
mujeres argentinas: CMA; Nuestro Hombre: NH; Me llamo Niebla: N; A Buenos Aires le falta una calle: BAC.
v
“Nuestro periodismo literario”, Nosotros, año XXI, No. 219-220, 1927, p. 504.
vi
“nuestras mujeres de clase media –a las que me refiero generalmente cuando escribo-...”, en “¿Para qué quieren el hijo
las argentinas?”, El Hogar, 31 de mayo de 1929.
vii
Hay fotocopia de ella en su archivo personal.
viii
“Carta a un amigo desconocido”, El Hogar, 9 de febrero de 1934.
ix
“¿Vacaciones gratis?”, La novela semanal, 17 de agosto de 1936.
x
Carta a Miguel de Unamuno, 2 de diciembre de 1923.
xi
Desde un pedagogismo humanitarista y moralizante, Brumana está decidida a propagar sus ideas acerca de la mujer,
su autorrealización y valor social. Un análisis más fino podría discriminar diferencias entre las distintas publicaciones,
que en algunos casos son más cuestión de forma que de contenido. Donde son siempre jugadas sus posiciones es en los
reportajes y notas que estos mismos medios le hacen a ella. Para una encuesta de El Hogar (“¿Qué haría usted si fuera
hombre?”), luego de decir que no envidia la condición de varón, contesta: “sería un gran revolucionario, un orientador
de los humildes y un peligro para los obcecados egoístas. No dejaría títere con cabeza hasta asistir a la revolución social
con el sueño hasta que me fusilaran...”. En otra nota defiende los movimientos femeninos por la paz y en otra titulada
“¿Cómo será la mujer del porvenir? Igualdad pide Herminia Brumana” (s/d) dice: “Yo no creo [...] que la inteligencia
tenga sexos. El hombre tendrá ahora más aptitud por la práctica, pero ya llegará la mujer a igualarlo en todo sentido. Por
eso tampoco creo que pueda existir en el futuro una división sexual del trabajo. En cualquier rama, desde la fábrica a la
Universidad, la mujer llegará a tener la misma eficiencia del hombre”.
xii
Cfr. Barrancos, Dora: “Moral sexual, sexualidad y mujeres trabajadoras en el período de entreguerras” y Vezzetti,
Hugo: “Las promesas del psicoanálisis en la cultura de masas”, en Historia de la vida privada en la Argentina. La
Argentina entre multitudes y soledades. De los años treinta a la actualidad, Buenos Aires, Taurus, 1999.
xiii
Campodónico, R.H. y Gil Lozano, F.: “Milonguitas en-cintas. La mujer, el tango y el cine”, en Historias de las
mujeres en la Argentina, tomo II, Buenos Aires, Taurus, 2000.
xiv
En esta película se retrata la situación de un matrimonio de clase media agobiado por la rutina, en el que el hombre
aparece cumpliendo ampliamente con sus deberes paternales pero se mantiene alejado de su mujer, lo que la lleva a esta
a tomar la iniciativa y reclamar, lejos de la imagen de resignación y sometimiento convencional. (Agradezco este y
otros datos sobre el cine nacional al querido y respetado Ricardo García Oliveri, y la facilitación de la película y otros
materiales a la generosa Graciela Torre Nilsson, así como otros datos fílmicos a mi amiga Susana Allegretti).

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