Detergente en polvo: el más convencional de todos, el de “toda la vida” desde

la aparición de la lavadora es habitual usarlo para ropa blanca. Para calcular

adecuadamente la cantidad exacta que vamos a emplear, es recomendable
hacer uso de un vaso o cazo dosificador.

- Detergente de estado fijo: es el que suele venir en forma de pastilla o tableta

y alcanza sus mejores resultados a temperaturas altas, preferiblemente que
oscilen entre los 40 y los 60 grados centígrados.

- Detergente líquido: muy popular en los últimos años, se trata del más
recomendable para ropa delicada que tengamos que lavar a bajas
temperaturas.