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Joaquín Jamardo | Cívica | 4ª | 06-04-2018

El Poder Negro

En el año 1789, fecha en la que estalla la llamada revolución francesa, esta proclama
la Declaración de los Derechos Universales del Hombre y el Ciudadano. Es entonces que,
del otro lado del océano, en Haití, la población se percata de que esta universalidad se
limita a un territorio y a una condición racial. Cabe resaltar que por esos años “Haití era
por muy lejos la más rica colonia francesa en el caribe, y hay quien afirma que era la
colonia más rica en cualquier parte”1 y que más de un tercio de los ingresos de Francia
provenían de la explotación de esclavos en las colonias.

Esta Declaración entonces entra en conflicto con la situación de Saint-Domingue (nombre


previo a la revolución, luego pasa a llamarse Haití), obligando a decidir si este principio
se extendía a toda la población de la colonia. Acompañado de todo esto vino la
constitución haitiana, que no es algo menor. Uno de sus artículos, explícitamente el Art.
14 dice lo siguiente: “Todos los ciudadanos, de aquí en adelante, serán conocidos por la
denominación genérica de negros”2. Este articulo rompe con ese “universal” que habían
creado los franceses con su declaración. Sobre este llamado universal se hablará más
adelante.

No tenemos que dejar de lado la dialéctica entre el amo y el esclavo del filósofo alemán
Georg W.F. Hegel que describe, en un uno de sus pasajes, de forma narrativa el encuentro
entre dos seres autoconscientes, que se dedican a una "lucha a muerte" antes de uno
esclavizar al otro, sólo para encontrar que esto no le da el control sobre el mundo que
había buscado.3 Los sucesos en Haití y la actitud de Francia ante ellos provocaron que se
visibilizaran las incongruencias de la propia Revolución Francesa.

A esto se le suma que, en el primer articulo de la Declaración de los Derechos Universales


del Hombre y el Ciudadano, se comienza con la siguiente frase: “Todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón
y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”4

Estos dichosos derechos naturales de los hombres que se mencionan solo incluían a los
blancos franceses (los verdaderos Ciudadanos, los individuos de tez blanca con poder
1. Eduardo Gruner, Haití: “A partir de hoy somos todos negros”, pág. 1.
2. Firmantes de la constitución, Constitución Imperial de Haití (1805), Art. 14
3. Georg Wilhelm Friedrich Hegel, capítulo IV "Autonomía y dependencia de la Autoconciencia:
Dominio y Servidumbre" del libro Fenomenología del espíritu, sección A.
4. Representantes del puebo frances, Declaración de los Derechos Universales del Hombre y el
Ciudadano 1
Joaquín Jamardo | Cívica | 4ª | 06-04-2018

económico y político) que forman ese llamado “universal”; y, por lo tanto, excluían a la
masa de esclavos negros y afrodescendientes (como también personas blancas indigentes
y blancos no libres) que serian una parte de ese “universal” y también su sustento
económico. Los denominados negros saben que si o si los franceses necesitan de ellos.

La revolución haitiana no es una revolución “burguesa”: es la única de todas las


revoluciones modernas en la que son las clases explotadas por excelencia -los esclavos
de origen africano- las que toman el poder y fundan una nueva nación. Es por todo esto
dicho previamente que la revolución haitiana es más “francesa” que la francesa.

1. Eduardo Gruner, Haití: “A partir de hoy somos todos negros”, pág. 1.


2. Firmantes de la constitución, Constitución Imperial de Haití (1805), Art. 14
3. Georg Wilhelm Friedrich Hegel, capítulo IV "Autonomía y dependencia de la Autoconciencia:
Dominio y Servidumbre" del libro Fenomenología del espíritu, sección A.
4. Representantes del puebo frances, Declaración de los Derechos Universales del Hombre y el
Ciudadano 2

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