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El ciclo del agua

El agua no permanece siempre en los mismos lugares. Todos hemos visto cómo cae desde
las nubes cuando llueve o nieva, hemos visto cómo discurre por los ríos y arroyos; también
podemos comprobar cómo, con el paso del tiempo, se evapora el agua contenida en un
recipiente abierto... ¿De dónde viene el agua? ¿Hacia dónde va? Veamos:

Del mar a las nubes. EVAPORACIÓN

Debido al calor del Sol, el agua de la superficie del mar se va evaporando poco a poco.
También se evapora, aunque en menor cantidad, el agua de los lagos, embalses, ríos, etc.
Este vapor de agua se eleva y va formando las nubes que llegan a almacenar gran cantidad de
agua en forma de vapor.

De las nubes a tierra. CONDENSACIÓN Y PRECIPITACIÓN

El viento empujará las nubes que se formaron sobre el mar y muchas de ellas llegarán a
tierra firme. Cuando estas nubes se enfrían, el vapor de agua que contienen se condensa y se
precipita en forma de la lluvia. Si la temperatura baja aún más, la precipitación puede
producirse en forma de nieve o granizo. De este modo, el agua, procedente principalmente del
mar, pasa a tierra firme.

De la tierra al mar

Una vez que el agua se ha precipitado sobre la tierra firme, puede seguir diversos caminos:

 Parte de ella se filtrará en el terreno y se acumulará en grandes depósitos


subterráneos (acuíferos) o formará corrientes subterráneas que, con el tiempo,
dejarán salir el agua a la superficie para que siga su curso.
 Otra parte del agua caída discurrirá por la superficie terrestre
formando torrentes, arroyos y ríos que llevarán, de nuevo, el agua hasta el mar. Así se
completa el ciclo del agua o ciclo hidrológico.

El ciclo del agua,


un viaje con retorno
El agua del planeta circula y cambia de estado de forma
constante –entre sólido, líquido y gaseoso– gracias a la energía
que proviene del Sol y a la fuerza de la gravedad.
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E l agua de los océanos, los ríos, las nubes, la lluvia, etc.

sigue un movimiento cíclico. El agua de la superficie se evapora, mientras que


la de las nubes precipita y se escurre por los ríos hasta los mares y océanos o
se infiltra en la Tierra. Sea como sea, la cantidad total de agua en el planeta no
cambia. Este ciclo comienza con la evaporación del agua de la superficie
terrestre gracias a la energía solar. El vapor de agua humedece el aire en su
ascenso, se enfría sobre partículas sólidas y se condensa en microgotas, que se
unen y forman las nubes. Luego, las gotas de agua precipitan a tierra en forma
de lluvia, granizo o nieve, dependiendo de la temperatura de la atmósfera.
Finalmente, el agua acaba retornando a los océanos a través de diferentes
cauces. En total, el planeta contiene unos 1.385 millones de km 3 de agua en
sus diferentes estados, de los cuales casi el 97% es agua salada que se
encuentra en los océanos, mientras que el resto corresponde a agua dulce que
se distribuye entre los casquetes polares, ríos, lagos, acuíferos subterráneos y
la atmósfera.

Dentro del ciclo hidrológico, cada molécula de agua permanece un


intervalo diferente de tiempo en un lugar, en función de donde se encuentra
almacenada. Así, el agua acumulada en las capas subterráneas profundas
puede mantenerse ahí hasta 10.000 años, la de los glaciares un máximo de 100
años y la de un río hasta seis meses.

EL PAPEL DE LOS SERES VIVOS


Los seres vivos, a través de sus procesos metabólicos, también participan del
ciclo hidrológico, tomando y expulsando agua. En especial las plantas, que
aportan un 10% del agua que contiene la atmósfera. La transpiración es el
proceso natural de regulación de la temperatura corporal que hace que
los seres vivos expulsen agua en forma de vapor, ya sea por medio de las
glándulas sudoríparas de la piel (animales y seres humanos) o de las hojas
(plantas).

A continuación se detallan la cinco fases fundamentales del ciclo del agua.


Evaporación
Gracias al efecto del Sol, el agua de los océanos y de la superficie terrestre
(ríos, lagos, pantanos, etc.) se calienta y se vapora y, como consecuencia, el
aire se carga de humedad. En esta misma fase del ciclo hidrológico estarían
incluidas la transpiración y sudoración de los seres vivos y la sublimación
(paso de sólido a gaseoso) que se produce en la superficie de los glaciares.
Foto: Juhku © Shutterstock.
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Condensación
Para que se formen nubes de microgotas por condensación es necesario que el
vapor de agua se enfríe. Cuando esto sucede, las moléculas de agua
disminuyen su movilidad y comienzan a reunirse sobre partículas sólidas
suspendidas en el aire. Foto: K.Narloch-Liberra © Shutterstock.
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Precipitación
A medida que se enfrían y condensan, las gotas se van haciendo mayores y
acaban cayendo debido a su peso. Se calcula que cada día caen
aproximadamente 300 km3 de agua en forma de precipitaciones. Cuando las
temperaturas son especialmente bajas, las moléculas cristalizan y las
precipitaciones se producen en forma de granizo o nieve. Foto: Peresanz ©
Shutterstock.
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Escorrentía
La fuerza de la gravedad hace que el agua líquida se deslice cuesta abajo por
la superficie del terreno a través de ríos y arroyos. Este fenómeno constituye,
además, un importante agente geológico de erosión y transporte de
sedimentos. Aproximadamente 1.400 km3 de agua circulan por la superficie
terrestre. Foto: Gwoeii © Shutterstock.
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Infiltración y circulación subterránea
Parte del agua que llega al suelo vuelve a la atmósfera al ser succionada por
las raíces de las plantas y transpirada por sus hojas, y otra parte se filtra por
efecto de la gravedad a través de zonas permeables del sustrato, como las
rocas calizas. Esta agua acaba en acuíferos, que pueden alcanzar la superficie
o comunicar con el mar, o bien permanecer estancados bajo tierra.
Foto: Isabelle Kuehn © Shutterstock.
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