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Los monopolios y sus gobiernos, responsables de la tragedia del pueblo trabajador.

Ángel Chávez
Ante la situación desencadenada por el sismo de 19 de septiembre, que ha dejado casi 300
muertos y miles de damnificados, se hace necesario detenernos a reflexionar quiénes son
los responsables y a dónde debe apuntar el repudio del pueblo trabajador por las múltiples
pérdidas de vidas y la catástrofe en materia de vivienda. Esto no es sólo un asunto social,
también es un asunto atravesado por la lucha de clases.
Si bien los fenómenos naturales son inevitables y no se puede culpar por estos a nadie, sí
hay responsables de que las pérdidas humanas y materiales se acrecienten cuando podrían
haber sido menores. Entonces la responsabilidad por las múltiples pérdidas que se pudieron
evitar es del gobierno mexicano federal y local, por la falta de medidas eficaces de
protección antisísmica.
En la CDMX, con más de 160 muertos, 47 edificios caídos por el sismo y alrededor de
6000 inmuebles con afectaciones que pueden hacerlos inhabitables, se hace evidente que no
se han cumplido las normas técnicas para la construcción de edificios y análisis de suelo.
La responsabilidad aquí recae sobre el gobierno de CDMX que ha otorgado permisos de
construcción en zonas frágiles e inviables y que no supervisó las construcciones.
Algunos medios de comunicación ha denunciado a “la corrupción” como culpable de esta
catástrofe, pero ésta no es algo abstracto. La más conocida de sus caras es el
enriquecimiento de políticos, pero su otra cara, la que en realidad domina el fenómeno es el
del interés empresarial. Gran parte de las muertes ocurridas pudieron evitarse si la máxima
ganancia de las empresas constructoras no se impusiera por sobre la vida humana. Los
monopolios y sus gobiernos son el dúo responsable de la tragedia del pueblo trabajador.
Todos los gobiernos que han pasado por la ciudad de México han sido gobiernos de los
monopolios y para los monopolios, esto explica porque se conceden con facilidad permisos
de construcción en lugares inseguros, porque se permite laborar a fábricas y oficinas que no
tiene condiciones seguras y porqué se omite la supervisión en material de construcción a los
edificios de las grandes empresas. Es evidente que la existencia de pésimas condiciones de
infraestructura en viviendas y centros de trabajo es un asunto de la lucha de clases, una de
las múltiples formas en que se da la confrontación obrero-patrón, trabajo-capital.
Los monopolios de la construcción e inmobiliarias no cumplen las normas de construcción
y para maximizar sus ganancias aumentan la producción de edificios dando por resultado
viviendas inseguras, edificios que sobrepasan las dimensiones recomendase y además
incumplen con las medidas de seguridad necesarias. Sumado a esto disminuyen los costos
de inversión ahorran millones en material, empleando menos del necesario o de una calidad
inferior a lo requerido. A esto se suma los salarios insuficientes que pagan a trabajadores de
la construcción, la falta de seguridad social y condiciones seguras de trabajo. Por donde se
mire los monopolios viven de la sangre y sudor de la clase obrera.
Con el terremoto de 1985 se demostró que la gestión del PRI en el D.F. no había observado
las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los habitantes de la ciudad, ahora en
2017 ya habiendo experimentado 20 años de un gobierno del PDR, por el que han desfilado
Cuauhtémoc Cárdenas, López Obrador, Marcelo Ebrad y hoy Miguel Ángel Mancera, se
demuestra que la socialdemocracia tampoco es la opción para el pueblo trabajador. Todos
estos han sido gobiernos para los empresarios, gobiernos que anteponen a ganancia de los
monopolios a la vida humana, que están dispuestos firmar contratos multimillonarios para
las empresas que financian sus campañas electorales y los llevan al poder.
Aunque Obrador busque desligarse del PRD para lavarse el rostro, no solo estuvo vinculado
a este partido sino que hoy acepta políticos del PRD y su gestión de la CDMX fue en
esencia diferente a la de otros políticos que buscan embellecer al capitalismo conservando
su índole de explotación.
Ni el PRI, o la socialdemocracia del PRD (hoy reunida en Frente Ciudadano por México
con el PAN y Movimiento Ciudadano), ni la nueva socialdemocracia MORENA con
López Obrador a la cabeza pueden garantizar al pueblo trabajador mejores condiciones de
vivienda, seguridad en materia de construcción y condiciones laborales o la mejora general
de las condiciones de vivienda y vida. Esto debido a que el cumplimiento de esto afectaría
las ganancias de los empresarios y todos estos partidos están al servicio de los empresarios.
Únicamente un gobierno de los trabajadores puede garantizar condiciones de vida dignas y
seguridad, únicamente un Estado que defienda los intereses de la mayoría trabajadora podrá
hacer un cambio radical en las condiciones que se tangan para hacer frente a los desastres
naturales. Este tipo de Estado es únicamente posible en el Socialismo.

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