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de nuevo y sonaron los musicales acordes de....

ta
taaaan El Chacal y Yakarta. ¿Y esos quienes son?,
preguntó Ismael ¿Pero esto es una discoteca o qué
carajo es esto?, siguió preguntando. Yo respondí:
Yo creo que ni eso, porque lo último que supe es
que estaba prohibido poner reguetón en algunos
clubes nocturnos de La Habana. Eso nos dio pie a
la discusión de la necesidad de una Ley de Medios,
y después seguimos sobre la Ley de Cine. Nos pre-
guntamos sobre si existe o no una política cultural
trazada. Cómo regular contenidos como el
reguetón, que no gozan de la venia estatal pero sí
de la amplia mayoría de los públicos. El debate se
calentó en varias ocasiones con las opiniones de
todos. Mientras tanto se sucedían los videos clips
de reguetón. La conversación se amplió hasta casi
las ocho de la noche. Más o menos sobre esa hora
sonó una llamada telefónica en el móvil de Ismael:
¿Qué cuánto me falta? Creo que dentro de cinco
o seis Chacales y Yakarta llegamos al Barrio Obre-
ro. Todos nos reímos. Finalmente llegamos al Par-
que de la Fraternidad y Fidelito estaba que trinaba.
Yo seguía con Ray y Lenia para el Saratoga; Paquita,
Ismael y el Fide iban para El Vedado. Sonó el telé-
fono móvil de este último: ¿Qué cómo llegué? Ima-
gínate que me tuve que espantar las Obras
Completas de… ¿cómo se llaman? Ahh ya: Chacal y
Yakarta. Estallaron las carcajadas de nuevo. Fue la
venganza de los choferes. ¿Qué Revolución es esta?,
habría dicho Bladimir.

enchapado en azulejos de un color claro, con el cai- EL IMPERIO DE LOS CHOFERES


mán barbudo reflejado. Fue una decisión generosa e
inteligente ponerlo al lado de Sindo. Según cuentan, Nos vinieron a buscar sobre las ocho y media
difícilmente otro cubano venerara más al bardo que de la mañana. ¿Ustedes son los que se van con
10 Bladimir en vida. Llegó el ron y empezó la trova. Le
derramaron media botella encima a la tumba, canta-
nosotros? Sí, respondimos al unísono Fidelito y yo.
Bueno, vamos. Ahí lo reconocí. Era uno de los dos
EL CAIMÁN BARBUDO—septiembre-octubre—2016

ron los más jóvenes, incluso algunos llegados de choferes con los que habíamos venido. Usted verá,
Manzanillo; después, media botella más, y le siguió pensé. Subimos y ya estaban todos. Éramos los últi-
Ray y después David. Justo cuando no quedaba casi mos en recoger. La guagua estaba casi vacía y el
bebida, Tití intervino santiagueramente: Caballero, grupo, como siempre, estaba en lo último del óm-
dejen un poquito pal Sindo que se va a ponel celoso. nibus. Casi todos en los mismos asientos, excepto
Todos rieron y, por supuesto, hubo ron para Sindo porque se nos había unido Ismael.
Garay. Dayron Fonseca, nuestro anfitrión, agradeció Las primeras horas fueron de sueño. Parecía-
al director provincial de Cultura por su gestión en mos contorsionistas tratando de acomodarnos a
todo lo concerniente al Blado y lo invitó a leer unas lo largo y ancho de los asientos para intentar des-
palabras. Cuando acabó, como una bendición, em- cansar algo. Teníamos todo el estropeo acumula-
pezó a llover. Salimos corriendo para la guagua. do de casi tres días durmiendo muy poco. En un
Nos volvimos a encontrar al final de la noche. A momento que me levanté, vi a Ray a tirado en el
esa hora el grupo musical Nubes, dirigido por piso. Salté y fui a ver qué le pasaba hasta que sentí
Dayron, ofreció un concierto también de homena- sus ronquidos. Estaba fundido.
je. David Blanco cantó “La Bayamesa” a capella, Sobre el mediodía me desperté de nuevo por-
después cantó Ray Fernández, y por último David que sentí música. Pero no es reguetón. No. ¿Quién
Torrens de nuevo. Casi al final llegó Javier Guerra. es ese? Marco Antonio Solís. Sobre mi cabeza, en
Presentó allí mismo una de sus obras de arte e hizo el techo de la guagua, estaba desplegado un pe-
un pequeño performance. queño televisor con un video clip del cantante
La fiesta siguió en la Casa del Joven Creador mejicano. Sonaba “Dónde estará mi primavera”.
con una gran descarga, de esas que le gustaban al Usted verá.., pensé. Intenté seguir durmiendo pero
Blado, que duró hasta tarde en la madrugada. Tam- no pude. Atrás ya se había despertado Fidelito
bién celebramos el aniversario treinta de la Asocia- ¿Oye, tú viste esto? Asentí. Esta es la venganza por
ción Hermanos Saíz. En el escenario coincidían Axel el viaje hacia Bayamo.
Milanés, Ormán Cala, Ray, David Torrens, y hasta En las horas siguientes todos fueron despertan-
Tony Ávila que llegó sobre la una. Ismael Perdomo do. Lenia y Paquita le hicieron fotos a Ray y a Ismael
y Javier Guerra no faltaron tampoco; compraron dormidos. Después Ray se levantó con todo el cuer-
una banda de “macho asa´o” y empezaron a re- po adolorido y nos desternillamos de la risa. Para-
partirla entra la gente. En algún punto de la noche, mos para almorzar sobre las cuatro de la tarde en
y en un arranque de lucidez, el Fide y yo decidimos el Paladar de María. Estuvimos ahí casi una hora y
irnos porque debíamos regresar temprano en la regresamos al transporte. A los quince minutos de
mañana a La Habana. viaje se desplegó automáticamente el televisorcito
Narrativa
NOCHE de GRADUACIÓN
Por Ariel Fonseca Rivero
Recuerda las flores, los mensajes en la ta- Mark alquiló una limosina; traía puesto un
Ahora, amordazada y tirada en un rin- quilla y los chocolates. Pensó que era Tommy esmoquin y en las manos en ramo de rosas.
cón de la habitación, sólo piensa en la pri- su admirador secreto. Entonces botaba las flo- Pensó que en verdad su noche iba a ser magní-
mera vez que vio a Mark. Cada detalle, los res, rompía las notas y regalaba los chocola- fica.
más mínimos, vuelven a su cabeza. El cabello tes. Hasta que un día sorprendió a Mark Antes de irse fingió tener que utilizar el baño
desaliñado, las gafas redondas y arcaicas; dejándole una nota. Menuda sorpresa me has y llamó a Tommy. Lo siento. Olvida lo que ha-
detrás, los ojos del azul más puro que algu- dado, solo alcanzó a decirle. blamos.
na vez haya visto. Lo llevó al salón de belleza. Un corte de En la fiesta tuvo que ser objeto de envidia,
Recuerda la zancadilla de Tommy, las risas cabello no te vendría mal. Le pidió cambiar traía el vestido más caro; la acompañaba el chico
de Donna, Anna y las demás porristas. Todo las gafas por lentes. Ese azul debe verse libre. más guapo de la escuela. Pero estaba Donna,
martilla en su cabeza. Una porrista no debe Le compró ropa nueva y moderna la sentía mirarlos, acecharlos; sentía sus ojos a
interesarse en un nerd, la voz de Donna le inun- Después comenzaron a ir juntos a la helade- cada paso, cerca, bien cerca.
da los oídos, la cabeza. ¿De qué hablas, ría. Desde otra mesa Donna los miraba. A ve- Fue por ponche; entonces Donna abordó a
Donna? Eso no tiene lugar. Te aconsejo que ces se acercaba: en el baño, en la barra. Soy tu Mark. Desde lejos lo veía sonreírle a Donna;
mires a tu alrededor, por ejemplo, Tommy; él amiga, ¿has pensado si en verdad ese chico es ella lo tomó por el brazo y le susurró algo al
está interesado. Eso es lo que te conviene. Unas lo que necesitas? oído, o le lamió la oreja; no estaba segura. Pero
lágrimas le corren por las mejillas. Esto no te- Una tarde los sorprendió conversando. él reía, y le miraba a los ojos como si compar-
nía que pasar, masculla. No así. Mark estaba inquieto. Al verla, Donna agitó la tieran cierta complicidad.
Acercarse a Mark no fue tan fácil. Ya sé lo mano, despidiéndose y se alejó. ¿Qué quería? Le hizo señas a Tommy para que la encon-
que te propones, le dijo. Las chicas populares Nada, me preguntó si podía ser su tutor de trara a la salida del baño. Me dijiste que harías
no se interesan en los de mi tipo; ella rió. Solo Ciencias. ¿Y qué tú le dijiste? Que no estaba cualquier cosa por mí. Él asintió.
estás buscando entretenerte y burlarte; con- interesado.
migo no lo vas a lograr. Pero Donna no dejó de acechar, de acer- Vuelve a arrastrarse, apenas avanza, las ama-
Se apuntó en casi todos los clubes que él carse, de importunar. La verdad, amiga, no me rras están demasiado ajustadas; le duele la ca-
estaba, incluso en el de Historia del Álgebra. puedo creer que hayas caído en su trampa. beza. Si no tuviera la boca tapada gritaría,
Dejó de frecuentar la heladería, faltaba a los Despierta. Ese chico no vale nada. clamando por ayuda; o llamaría a Mark, para
ensayos. Las chicas se están preocupando, le En el pasillo siempre veía a Mark conver- saber si estaba bien, eso la calmaría un poco.
decía Donna. Comentan que estás evitándo- sando con una muchacha. Se acercaba cami- ¿Por qué Tommy se habrá comportado de
nos. Que no te interesa ya ser nuestra amiga. nando con rapidez. Al llegar lo encontraba solo. esa forma? Dijo que por ella haría cualquier
¿Te has preguntado si ese chico lo vale? La ¿Quién era? Pero siempre era alguien que bus- cosa. No entendía. Donna dijo que estaba in-
voz de Donna. ¡Oh, Dios santo! La tiene ence- caba el salón de clases, o quería saber sobre teresado, un hombre celoso podía hacer cual-
rrada en su cabeza. Si solo encontrara una una palabra o algo. ¿Era Donna, verdad? Él quier cosa. ¿Donna? ¡Oh Dios santo! ¿Y si ella
manera de eliminarla. siempre negaba. ¿De qué hablas? ¡Era Donna, lo convenció para ello? Maldita seas tú, Donna,
Intenta arrastrarse a tientas, pero las ama- no lo niegues! zorra de mierda.
rras están demasiado ajustadas. Si solo supie- Lo que más le molesta es el silencio, no sa-
ra qué había pasado con Mark, estaría un poco Vendría la graduación. Quería que esa no- ber qué ha pasado con Mark, si está muerto o
más calmada. Pero desde dónde está no pue- che fuera inolvidable. Decidió que quería en- solo inconsciente. Vuelve a forzar el cuerpo,
de oírlo, verlo. Minutos antes solo escuchaba tregar a Mark su virginidad. Alquiló una intenta arrastrarse pero avanzar es inútil. Un
los golpes que Tommy estaba dándole a Mark, habitación en un motel en las afueras de la ciu- sollozo la invade; comienza a sentir frío. Piensa
las patadas, y los gemidos que Mark dejaba dad. Tenía que ser magnífica esa noche. Pero en Mark, por dentro grita su nombre. Piensa lo
escapar. El pobre. ¡Oh, Dios santo! Luego un
silencio, después un portazo; ahora, más silen-
estaba Donna, ella jodería su noche, era segu-
ro. También jodería el futuro con Mark. Debía
linda que hubiera sido su noche si todo hubie-
ra ocurrido como realmente lo pensó. 11
cio. Por primera vez lamenta haber conocido garantizar que Mark nunca la dejara. Entonces Se queda quieta, bien quieta. Solo le queda

EL CAIMÁN BARBUDO—septiembre-octubre—2016
a Mark, enamorarse. se le ocurrió una idea. Eso tenía que funcionar. esperar que la noche termine.
Llamó a Tommy. Haría cualquier cosa por ti, le Lentamente las rosas del empapelado van
Algo no le queda claro: cuándo y por qué dijo él. Entonces demuéstralo. marchitándose, desojándose… quebrándose.
Mark comenzó a interesarse por ella. Había La madre le compró el vestido más caro De entre las paredes, una sombra comienza a
creído que él solo descubrió que entre sus in- de la tienda. Pareces una princesa. Le obse- emerger.
tenciones no estaba burlarse de él y mucho quió la gargantilla de brillantes. Hoy va a ser
menos dañarlo. Pero algo no encaja. el día más importante de tu vida.

P R PRIMERA VEZ
ESCAPE

Me gustan los pozos vacíos,

YESSICA Las caídas de agua,


El ave que escapa,
El proyectil que genera la cicatriz del espacio,
Las ballestas que descubren manzanas,
Arteaga Ibal Las mujeres que mutilan sus senos
Y encuentran placer en el reflejo.
(La Habana, 1988) Las jaulas donde despiertan alas,
La semilla que se precipita y busca el auxilio de las manos,
La sensación de sorprender a la serpiente, liberación de la carne.
En este momento,
la moneda mueve la cuerda alrededor de mi cuello.

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