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AL
CAMBIO 1
Albert Einstein
Al mismo tiempo que se avanza en visualizar lo que se puede alcanzar se hacen evidente muchas de las
equivocaciones propias (actuales y antiguas). Los adultos aprendemos desaprendiendo. Ello produce
sensaciones de desconcierto e incluso de vergüenza mientras se van descubriendo cosas nuevas.
Las personas tienen que despegarse de muchas de sus creencias, ideas y costumbres mientras se
desarrollan los procesos de descubrimiento de una nueva realidad posible. Las personas renacen mientras
inventan sus nuevos futuros.1
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El presente se reproduce al interior de nosotros no solo como situación sino también como un grupo de
ideas de futuro que muestran al presente como la opción única y natural. Durante los procesos de creación
de futuros se agudiza la tensión entre lo viejo y lo nuevo al interior de cada persona.
En los procesos de Creación de Futuro se busca desarrollar una nueva interpretación sobre el contexto,
especialmente sobre los procesos en cursos. Esa reinterpretación de la realidad externa además de ampliar
la visión, permite comprender como los viejos paradigmas han estado ocultando las posibilidades abiertas.
Lo que sucede en el foro privado de cada participante no es punto de agenda en un proceso de Creación de
Futuros. Cada persona puede tener entonces la tranquilidad para procesar sus descubrimientos internos
mientras aporta ideas en la construcción de las nuevas posibilidades.
La experiencia de varios años de trabajo con este enfoque ha permitido observar cambios significativos en
las conductas de las personas a partir del descubrimiento de las nuevas posibilidades, sin tener que pasar
por los momentos desagradables de los procesos de crítica.
Los seres humanos nos apegamos mucho más a una idea vieja cuando es la única
posibilidad que logramos vislumbrar.
La principal hipótesis que sustenta ese enfoque consiste en creer que “nadie cambia algo por nada” es decir,
que los seres humanos, por lo general, necesitamos comenzar a visualizar o a imaginar una nueva
alternativa antes de decidir abandonar una opción conocida, una idea ya validada o una vieja creencia con
la cual estamos operando.
Ello produce la impresión que si la creencia muere uno también se muere. La crítica a la idea es sentida
como la crítica a la persona que comparte la idea. Y la reacción defensiva brota inmediatamente. Si detrás
de esa creencia hay varias apuestas personales y varios años de vida involucrados la reacción es todavía más
fuerte.
Las dos principales resistencias que he detectado en las personas para incorporar activamente una idea o
un hecho nuevo son:
Cuando la incorporación de una idea implica reconocer errores estratégicos que han
perjudicado muchos años de la vida profesional y social de si mismos o de otras personas.
Es decir, el desperdicio de la juventud en ideas erradas o en objetivos y estrategias inútiles. 2
Cuando se vislumbra que en las nuevas perspectivas que se abren ellas se encuentran en
una relación de desventaja respecto al pasado o a los nuevos competidores (por pérdida de
actuales privilegios, por desactualización profesional, etc.). Es decir, los elementos de futuro
que se logran vislumbrar no son atractivos. 3
Si los fragmentos de futuro visualizados y/o creados son positivos, se genera energía y se alimenta la
voluntad para avanzar en el auto análisis. Sé que en el mundo de hoy predomina el miedo como factor de
motivación, sin embargo, creo que la sensación de descubrimiento de nuevas posibilidades es todavía más
poderosa que el sentimiento premonitorio del desastre para inducir la ruptura con el pasado.
La confianza adquirida con la visualización de los futuros deseables posibilitan la comparación de la realidad
interna con los requerimientos para el logro de los objetivos vislumbrados, reduciendo significativamente
los aspectos negativos de la identificación de debilidades. Es poco probable que una persona quiera
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Además de esos elementos propios de la situación, existen los defectos de personalidad como la
arrogancia, el orgullo, la necesidad de imagen, etc. Ellos juegan un papel bloqueador de los cambios
personales. La única idea que he tenido para abordar esos casos es dejar que actúe el tiempo. Algunas
logran superar esos vicios con el tiempo, otras personas seguirán hundiéndose irremediablemente. Jamás
he buscado actuar sobre el carácter de las personas en los procesos de creación de futuros.
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En esos casos, la visualización de otras opciones ayuda a romper las resistencias pero no las superan
plenamente. Es muy común que esas personas tengan razón sobre su futuro.
abandonar la simple repetición de los éxitos presentes y pasados, aunque sean muy limitados, para apostar
por algo desconocido e inseguro; si es que no tiene, por lo menos, fragmentos de una visión atractiva de
posibilidades futuras, manejable por la persona.
Si existe una predisposición básica, el tránsito desde los problemas hacia las ideas posibilita a las personas
liberarse de una gran cantidad de ataduras (micro procesos que reproducen las situaciones actuales) y
reorientar / reorganizar sus capacidades y recursos hacia la realización de sus nuevas aspiraciones.
Cuando se ha descubierto una nueva posibilidad, se ha visualizado o intuido sus potencialidades, la actitud
hacia lo viejo es de incomodidad, de rechazo. La razón
principal es que, por lo general, las ideas y conductas viejas impiden el logro de los nuevos objetivos. Se
genera así las condiciones para tomar las decisiones de cambio, que eran inimaginables antes.
Las nuevas ideas y aspiraciones son los motores del cambio personal. Y la conciencia que los demás también
han visualizado las nuevas posibilidades y que si uno no reacciona al ritmo adecuado puede quedarse
rezagado. La superación de las debilidades fluye mas fácil cuando no es cuestión de reconocer sus defectos
sino de ser inteligentes.
Una de las ventajas de este enfoque de cambio, descubrir / crear lo nuevo para abandonar lo viejo, es que
produce grandes satisfacciones y alegrías en las personas involucradas. Ya no son necesarios los conflictos,
las polémicas y las autocríticas, sino la ayuda a visualizar en su real dimensión las posibilidades que se tiene
adelante. El cambio personal ya no es cuestión previa para avanzar, es parte del mismo proceso de avance.
Las personas logran cambiarse, mientras se avanzan en los otros logros.
En los países de América Latina se puede observar claramente dos bloques de personas de mediana edad
(40 a 60 años):
Quienes sufren los cambios y se adaptan forzadamente a la nueva realidad, arrastrando sus
esquemas mentales desactualizados. El desgaste de energías y el envejecimiento de esas personas
es notable en todos sus aspectos.
Y quienes están en un esfuerzo de renovación, de ingreso activo al torrente del futuro,
reconociendo los profundos errores de muchas de sus antiguas creencias, simpatías y pasadas
apuestas personales, construyendo las nuevas capacidades necesarias para el siglo XXI. Esas son
personas más alegres, joviales e inteligentes.