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Colombia tendrá que vivir una apertura democrática.

Tendrá que asumir cambios


en muchos terrenos, pero, sobre todo, en la política, si quiere vivir en paz algún
día. Y la hoja de ruta inicial de esta apertura está contenida en los acuerdos que
se han logrado en la Mesa, pero, sobre todo, en el punto dos sobre participación
política.
Por supuesto, la apertura democrática también consiste en garantizar que quienes
dejen las armas tengan una representación, sea por vía directa o por medio de
unas amplias garantías para que hagan el tránsito de ejército insurgente a partido
político.

Otro reto es ampliar el pluralismo informativo y la libre opinión. Los acuerdos


contemplan crear condiciones para que nuevos medios y voces emerjan como
parte de un debate público limitado por el miedo y la intimidación. También para
que un país diverso en lo regional, en lo étnico, en lo ideológico se abra a un
debate tranquilo y sereno, donde las diferencias, lejos de estigmatizar, impulsen la
creatividad y el pensamiento.

Finalmente, el gran reto es la participación. Si bien muchos colombianos definen


esta como una democracia participativa, se trata más de un propósito que de una
realidad. Los acuerdos de La Habana son taxativos en todos sus puntos –del uno
al seis– en que la participación será el ADN de la implementación. Y ahí está la
esencia del poder que tiene el proceso de paz para lograr un cambio social. Una
participación efectiva de las comunidades al definir políticas agrarias, de desarrollo
alternativo, de justicia, oxigenará nuevos liderazgos, pondrá en escena voces
nuevas y renovará la confianza pública. Es decir, es una oportunidad para que las
instituciones se nutran de la historia, el saber, y la experiencia de quienes en
carne propia han vivido la guerra y hacen el camino de la paz.
Farc pide a la JEP libertad inmediata de Santrich

El senador de la Farc Pablo Catatumbo pidió a la Jurisdicción Especial para la Paz la


libertad inmediata de Jesús Santrich, después de conocer una carta del Fiscal Néstor
Humberto Martínez en la que asegura que las pruebas en contra del excombatiente las
tiene Estados Unidos.

Catatumbo indicó que esas declaraciones demuestran que no hay pruebas contundentes
para mantener a Santrich en la cárcel.

“El fiscal le mintió al país porque hace un tiempo dijo que había pruebas contundentes en
contra. Esto lo que demuestra es que hay una detención ilegal y ahora el fiscal quiere
poner de notario a la JEP. Y cuando no hay pruebas pues lo que procede es que haya
una libertad de Santrich”, dijo Catatumbo.

Asimismo, indicó que para el nuevo partido político no es sorpresivo que el fiscal Martínez
de este tipo de declaraciones ya que ellos siempre supieron que no había pruebas en
contra de Santrich y que se trató de un montaje.

“Nos enteramos y sabemos que esas declaraciones obedecen a la realidad porque


siempre dijimos que no había pruebas. Sencillamente querían generar desconfianza y
desprestigiar a nuestro partido. El fiscal se comprometió con el país a entregar unas
pruebas que sencillamente no existen”.

Finalmente, el legislador aseguró que, si se ordena la libertad de Santrich, ese mensaje


servirá para la militancia que siente temor por su seguridad jurídica.
La pregunta es, por supuesto, si la sociedad colombiana será capaz de
transformarse a sí misma para dejar atrás la muy larga tradición de combinar las
armas y la política. De matar al adversario y tratarlo como enemigo. Eso solo será
posible si se dignifica la política. Y dignificar la política pasa por un ejercicio de
imaginación colectiva. Solo sociedades que pueden imaginarse un futuro diferente
pueden transitar del punto muerto de la guerra, al de la construcción de paz. Lo
hizo Sudáfrica, que durante décadas de apartheid creía imposible que Nelson
Mandela pudiera ocupar el solio presidencial algún día. ¿Por qué no podría
hacerlo Colombia?
Consejera editorial de revista SEMANA

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