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Introducción

Desde hace muchas décadas, la sexualidad humana socialmente aceptada, estaba enfocada
desde un punto de vista binario (hombre o mujer) de acuerdo al sexo anatómico que se
presentaba al nacer, estableciendo una heteronormatividad dirigida por la atracción hacia
el sexo opuesto (Peña, 2009) generando actitudes y reacciones negativas hacia las personas
que se alejan dela norma (Ortiz, 2005).

A la fecha en México se han realizado algunos avances en materia de igualdad y no


discriminación por la orientación sexual, identidad y expresión de género; que han
permitido una transformación paulatina que nos dirige hacia una concepción posmoderna
de una sociedad más libre y justa para la comunidad LGBTTT (Puyana, 2012).
En el ámbito federal, desde su reforma en 2011, el artículo primero de la Constitución
Política prohíbe todo tipo de discriminación basado en “preferencia sexual”. Mientras que
la Norma Mexicana en Igualdad Laboral y No Discriminación reconoce a los centros de
trabajo que cuentan con prácticas en materia de igualdad laboral y no discriminación,
incluidas aquellas centradas en las personas LGBTI.
Algunas dependencias han creado materiales para establecer directrices no
discriminatorias: la PGR y la SCJN cuenta con un protocolo de acción en casos que Involucren
la orientación sexual o la identidad de género. Por su parte la Secretaría de Salud cuenta
con un protocolo general de atención a personas LGBTI y el CONAPRED emitió en 2017 una
Campaña Nacional contra la Homofobia. Además, actualmente se ha legalizado el
matrimonio igualitario en 15 estados, aunque sólo Coahuila y la Ciudad de México
reconocen el derecho a la adopción por parte de parejas del mismo sexo.

Aun con todos estos avances, la comunidad LGBTTT, sigue enfrentando al rechazo de un
número de personas, que es manifestada por medio de la homofobia y se ha convertido en
un problema social en muchos países. Por ejemplo, en la Encuesta Nacional sobre
Discriminación en México (SEDESOL-CONAPRED, 2010), cuatro de cada diez mexicanas y
mexicanos no estarían dispuestos a permitir que en su casa vivieran personas homosexuales.
Por otro lado, una de cada dos personas lesbianas, homosexuales o bisexuales considera
que el principal problema que enfrenta es la discriminación, seguida de la falta de
aceptación, las críticas y burlas. Además, siete de cada diez personas LGBTTT se han sentido
discriminadas en espacios educativos y la mitad manifiesta haber vivido, por lo menos una
vez, situaciones de acoso, hostigamiento o discriminación en el trabajo (CEAV y Fundación
Arcoíris 2016).
En cuanto a la cifra de homicidios, registrados de enero del 2013 a diciembre del 2017, al
menos 381 personas LGBTTT fueron asesinadas en México, presuntamente por su
orientación sexual o la identidad o expresión de género (Brito, 2018). En promedio, esa cifra
representa 76 asesinatos por año y alrededor de seis al mes.

Es por ello que el propósito de este estudio pretende conocer la percepción que se tiene de
la comunidad LGBTTT en los estudiantes de la UAM- Xochimilco sobre las distintas
orientaciones sexuales haciendo una serie de cuestionarios a un número determinado de
individuos, además de investigaciones donde se pretende ver o comprobar el porcentaje de
aceptación, rechazo o tolerancia hacia la misma.

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