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ABLACIÓN
ABLACIÓN
(REFERENTES JURISPRUDENCIALES)
Por:
A:
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ABLACIÓN
DEFINICIÓN
Según El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la ablación es una
práctica que “comprende todos los procedimientos quirúrgicos que consisten en la
extirpación total o parcial de los genitales externos, u otras intervenciones practicadas en
los órganos genitales femeninos por motivos culturales o no terapéuticos”.
Dicha práctica varía en “el grado de extirpación de los genitales femeninos, desde un
corte insignificante hasta la eliminación del clítoris o hasta un Procedimiento mayor en el
cual se extraen el clítoris y los labios menores y se cose la abertura de la vagina (se
infibula)” (Henao y Pineda 2010, pág. 9).
Según la Organización Mundial de la Salud “unos 140 millones de mujeres y niñas sufren
en la actualidad las consecuencias de la MGF en países de África y Medio Oriente, sin
embargo su práctica está presente en todo el mundo como producto de la migración de
estas naciones. En América solo está presente en Colombia.
EN COLOMBIA
En 2007, los embera-chamí rompieron un conjuro, una especie de mal de ojo. Ese año,
una niña falleció en el hospital de Pueblo Rico, en el departamento de Risaralda, en el
centro de Colombia, donde viven unos 25.000 emberas. Esa muerte puso al país, y al
continente, en el mapa de la mutilación genital femenina, que se pensaba restringida a
África y Asia. El médico que atendió a la niña se dio cuenta de que le faltaba el clítoris.
El caso abrió la caja de los horrores. Aparecieron otras niñas mutiladas y se supo que la
mayoría de las mujeres de esa comunidad lo estaban.
Como cualquier tipo de sociedad, los Embera Chamí “tienen gobernadores con la
potestad para actuar como autoridades, los jaibanas o médicos tradicionales y de la
espiritualidad hacen tareas rituales como castigos, arreglos y salidas positivas, para los
transgresores. El orden social está determinado por la organización más importante de
la comunidad, la familia.
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PRACTICA CULTURAL
La ablación puede ser interpretada de dos maneras: como una práctica ancestral que se
justifica al seguir un mandato que ha pasado por generaciones guiando la conducta de la
comunidad y la segunda como una práctica adquirida que es cultural al repetirse en el
tiempo.
Una de las prácticas que se deben realizar en la comunidad para que éste equilibrio se
mantenga es la ablación femenina, reconociendo que esta práctica es importante para
ellos.
Los Emberá practican la ablación femenina, que según la misma comunidad “se trata de
un rito sagrado […], cuyo objetivo es, por un lado ayudar a que el mundo no se destruya
y por otro garantizar la fidelidad de la mujer a su esposo.
Las Chamí dan diferentes nombres a la ablación; la manera más frecuente de llamarla es
"curación", también le dicen "el arreglo" o "la operación". Dichas denominaciones dan
cuenta del significado que se otorga al procedimiento, que se supone consiste en arreglar
un defecto en el cuerpo de ellas.
Artículo 3: “Los pueblos indígenas y tribales deberán gozar plenamente de los derechos
humanos y libertades fundamentales, sin obstáculos ni discriminación.
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CONVENIO ONU
Los derechos de las mujeres declaran que se les debe respetar los derechos
fundamentales, deben vivir en una sociedad libre de relaciones de poder basadas en
género, vivir sin violencia, sin discriminación, ser educadas, participar en igualdad de
condiciones con el hombre en la sociedad, entre otros.
La ablación iría en contra de estos derechos pues leyendo la práctica desde los no
indígenas, la práctica es una manera de control sexual de las mujeres.
Estos derechos deben ser garantizados por el Estado, y según el convenio deben
“adecuar su legislación, crear programas y políticas específicas y contar con los
mecanismos y recursos para la implementación efectiva de las medidas que aseguren la
vigencia plena de los derechos de la mujer.”
Se podría decir que los derechos a la mujer son derechos culturales pues buscan proteger
a las colectividades. Los derechos culturales son parte de los derechos colectivos, pero
no son los únicos que existen.
Estos derechos pretenden garantizar una igualdad real de los miembros de la sociedad,
mediante una intervención estatal que asegure a todas las personas unas condiciones
materiales mínimas acordes con su dignidad humana
«(...) La mutilación genital femenina constituye un grave atentado contra los derechos
humanos, es un ejercicio de violencia contra las mujeres que afecta directamente a su
integridad como personas. La mutilación de los órganos genitales de las niñas y las
jóvenes, debe considerarse un trato «inhumano y degradante» incluido, junto a la tortura,
en las prohibiciones del art. 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos -EDL
1979/3822- (...)».
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Uno de los objetivos internacionales del milenio ha sido reconocido como el objetivo de
la promoción de la igualdad entre géneros y la autonomía de la mujer y plantea entre sus
acciones las de prevención, atención y sanción, de la violencia contra las mujeres.
CONSTITUCIÓN POLÍTICA
El Estado se encuentra ligado a los derechos culturales pues la Constitución de 1991 los
menciona y por ende son de obligatorio cumplimiento.
En los artículos 7 y 8 menciona que “el Estado reconoce y protege la diversidad étnica y
cultural de la Nación colombiana”, y “es obligación del Estado y de las personas proteger
las riquezas culturales y naturales de la Nación”.
Estos dos artículos se refieren al papel del Estado con relación a los grupos étnicos y al
respeto de sus creencias, los dos muestran que al abordar la ablación los indígenas
estarían protegidos por estos artículos si se argumenta que la práctica es parte de la
cultura.
Los artículos 18 y 19 dicen: “se garantiza la libertad de conciencia. Nadie será molestado
por razón de sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a actuar
contra su conciencia.
Dónde está el límite entre los derechos sociales y culturales y dónde está el límite
de los derechos fundamentales lo ha venido guiando la Corte Constitucional, en el caso
de las comunidades indígenas ha sido muy clara en decir que el derecho a la autonomía
y a las prácticas étnicas, no pueden ir más allá de los derechos fundamentales.
DOCTRINA
Silvia Arias, especialista en prevención y punto focal de ONU Mujeres, dijo que para ella
no existe una disyuntiva: “para mí los derechos culturales son derechos humanos. Ya ahí
me parece que la tensión es artificiosa”.
La antropóloga Raquel González, mencionó que según su percepción “existe más que
una disyuntiva, pues hay una dominación muy fuerte por parte del hombre. Sin embargo
los derechos culturales no pueden violar a su juicio los derechos humanos. Dentro de la
cultura hay una relación de poder que dicen que se mantiene y en este caso la tienen los
hombres. Hay que abogar por los derechos culturales y humanos pero es por medio del
diálogo que se puede resolver la disyuntiva, es por medio de otorgarles el diálogo a las
mujeres”.
CORTE CONSTITUCIONAL
Los jueces deben ser respetuosos del estándar internacional y adoptar un enfoque de
género en el estudio de los casos concretos que permitan administrar justicia de manera
efectiva.
“La facultad de las autoridades de los pueblos indígenas está sometida al respeto de los
derechos a la vida, a la prohibición de la tortura, los tratos crueles, degradantes e
inhumanos y al debido proceso, que son principios de mayor monta que la diversidad
étnica y cultural y sobre los cuales existe un verdadero consenso intercultural”.
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“cuando se presenta una tensión entre los derechos individuales fundamentales y el
reconocimiento de la diversidad étnica y cultural, el juez debe atender las circunstancias
particulares del caso concreto y tener en cuenta que las características de los elementos
que integran la jurisdicción especial indígena varían en función de la cultura específica.
La sentencia SU-510 de 1998, la Corte estableció que, “la consagración del principio de
diversidad étnica y cultural (…) se encuentra en una relación de tensión con el sistema
de derechos fundamentales consagrado en la Constitución, toda vez que, mientras el
primero persigue la protección y aceptación de cosmovisiones y parámetros valorativos
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diversos e, incluso, contrarios a los postulados de una ética universal de mínimos, el
segundo se funda en normas transculturales y universales que permitirían la convivencia
pacífica entre las naciones”
CONCLUSIONES
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