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La electricidad llegaría a nuestro país en la penúltima década del siglo pasado, luego de una
historia de iluminación con hachones de madera untados con grasa, lámparas de aceite,
mecheros de kerosene y, a partir de 1857, iluminación a gas. Hacia 1895 se instaló la Empresa
Transmisora de Fuerza Eléctrica, con planta en Santa Rosa de la Pampa, en la margen izquierda
del Río Rímac. La primera transmisión se efectuó el 6 de agosto a las once de la mañana.
Posteriormente, la Sociedad Industrial Santa Catalina absorbió los capitales constitutivos de la
Empresa Transmisora, y la compañía, bajo la dirección de Mariano Ignacio Prado, asumió el
nombre de Empresa Eléctrica Santa Rosa. En 1903 se inauguró la Central Hidroeléctrica de
Chosica, con una potencia de 4000 hp, y fue la primera en aprovechar un salto considerable en
el sistema fluvial Rímac-Santa Eulalia. El 1 de agosto de 1906 se realizó la fusión de todas las
empresas relacionadas con la industria eléctrica: la Empresa Eléctrica Santa Rosa, que incluía a
Piedra Lisa y la del Callao; la Compañía del Ferrocarril Urbano de Lima, el Ferrocarril Eléctrico
del Callao y el tranvía eléctrico a Chorrillos, y formando Empresas Eléctricas Asociadas.
Durante este lapso de tiempo, se creó la Central Hidroeléctrica de Yanacoto, inaugurada el 1
de diciembre de 1907.