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Asia y Occidente: El balance de la desigualdad…

Debo confesar que pocas veces un conferencista me resulta tan convincente e


innovador en sus argumentaciones, como quien motiva este ensayo. De hecho, es el
estilo en el que Kishore luce sus postulados el que más atrae; pues presentado como
el filósofo, economista, profesor de práctica de políticas públicas y conferencista
internacional que es, a más de mostrar su experticia en el tema, muestra más bien su
capacidad conciliadora para posicionar globalmente a Asia, sin descalificar a la
civilización occidental, presentando a esta última, como parte de las varias
civilizaciones exitosas que se verán hacia el 2050 – aunque no la más fuerte - y
modelo de la sabiduría que le ha permitido al Asia alcanzar y soportar su gran
crecimiento, con las licencias que a un intelectual de su talla se le permite, al explicar
tan sorprendente éxito.

Sin embargo, en medio de esa reflexión quise poner especial interés a uno de los siete
pilares que Kishore presenta como bases de la civilización occidental, y que le habrían
permitido a Asia lucir ese impresionante 10,000%1 de mejora en la calidad de vida:
“La cultura del pragmatismo”

Para ello, debo reconocer primero que tiene en los otros seis postulados todo el crédito
que la modernidad, desarrollo y liderazgo global, le otorgan a China - entre los más
fuertes de Asia -, por mérito propio. Pero, ciertamente la tarea de argumentar
críticamente una posición al respecto me ha permitido evaluar los planteamientos del
autor y contrastarlos con la abundante información - seria por supuesto – que se
dispone sobre el particular. Así las cosas, si bien estos ya varios gigantes asiáticos
son sin dudas expectantes actores del desarrollo global, cierto es también que sobre
todo en China, por citar alguno, la disminución de la desigualdad no ha tenido la misma
velocidad2.

Y es que la “Cultura del Pragmatismo” – entendida como ese mix referencial entre el
Comunismo y Capitalismo, que en esencia ya no representa para los chinos en

1
Dato facilitado por el economista estadounidense Larry Summers, 71º Secretario del Tesoro de los Estados
Unidos de 1999 a 2001 bajo la presidencia de Bill Clinton.
2
China está tercera en el ranking mundial de PBI, pero mantiene un extrema pobreza de 800 millones de
habitantes, sin grandes mejoras. Ver http://www.lagranepoca.com/articles/2009/09/30/3686.html
ninguno de sus extremos un fin en sí mismo – está siendo, creo yo, la causante de
que el modelo no sea lo suficientemente inclusivo, como debe.

Si solo repasamos las diferencias entre las teorías de Hayek y Keynes3, recordaremos
que de por medio quedaban precisamente las dudas sobre si el Estado debía o no
intervenir en el mercado para regularlo, compensando las deficiencias que hacían del
modelo de libre mercado, un modelo imperfecto.

De hecho, en China se ha liberalizado tanto la economía que ha ido quedando


rezagado y a su suerte un gran sector rural, con pocas oportunidades y casi sin ningún
acceso a ese veloz desarrollo, en medio de un régimen gubernamental que todavía
no parece haber entendido que bajo su “modelo” los desequilibrios – aun cuando no
parecieran afectar el crecimiento – evidencian que lo pragmático de ese comunismo
termina cayendo más bien en lo perverso del capitalismo. Pero, exploremos algunas
razones de esta fisura, contrarias por cierto, al éxito que el conferencista le otorga a
ese “pragmatismo” chino.

Aun cuando el Partido Comunista de China (PCCh) ha intentado reformar


económicamente al campo, a la luz de las evidencias, esos intentos siempre han
fallado. Algunos analistas piensan que en realidad no le conviene cambiar la situación
de los campesinos. ¿Por qué? Una respuesta estaría alrededor de la hipótesis que la
pobreza del interior le permite principalmente al PCCh mantener el acceso a una gran
masa de mano de obra barata, además de asegurar el control psicológico
manteniéndolos económicamente dependientes.

La mano de obra barata genera los precios bajos con los cuales los productos chinos
han dominado los mercados mundiales –en particular el estadounidense y el europeo–
, atrayendo, a su vez, enormes inyecciones de inversión extranjera. Esta es la base
sobre la cual el régimen chino ha edificado su PBI.

Es pues un sistema perverso, en el que si bien esos pilares parecen haber impulsado
el boom, su “pragmatismo” está develando también el punto más débil de este
Capitalismo de Estado: la fragilidad para sostenerse en el tiempo.

3
Economistas Gurú que centraron sus diferencias sobre la economía de libre mercado, respecto a la necesidad
– o no – de que el Estado intervenga para regular las deficiencias que el modelo tiene.
1-2

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