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LAS RELACIONES IGLESIA-ESTADO EN LAS

CONSTITUCIONES DEL PERÚ (1821-1979)

Introducción
Antes de comenzar a desarrollar las relaciones de la Iglesia Católica y el
Estado peruano en las constituciones políticas del Perú, es importante tener
presente que las relaciones entre la Iglesia y el Perú han pasado por cuatro
períodos1: el Patronato Regio, el Patronato Regio como privilegio
hereditario (1821), el Patronato Nacional (1874) y la autonomía e
independencia de la Iglesia y el Estado peruano por medio de la
Constitución de 1979 y el Acuerdo de 1980.
El desarrollo de este trabajo se realizará según esta división de períodos.
Sin embargo, se presentará más atención a los tres últimos, porque en estos
períodos se puede hablar específicamente de las relaciones Iglesia y estado
peruano.

1. Relaciones Iglesia-Estado en el Patronato Regio

Antes de nada vale mencionar, a grandes rasgos, en qué consiste el


Patronato Regio. Es el conjunto de privilegios que los papas concedieron a
los Reyes Católicos europeos: soberanía temporal y espiritual sobre las
tierras que conquistaban, propagar la fe, y, especialmente, presentar
candidatos para el episcopado ante la Santo Sede.
En el caso de América, el Patronato fue dado a los Reyes Católicos de
España, denominado Patronato indiano. Lo realizó el papa Julio II por
medio de la bula Universalis Eclesiae regiminis (1508)2.

1
Los tres primeros períodos los menciona J. ROGER RODRÍGUEZ RUIZ, La
relevancia jurídica del Acuerdo entre la Santa Sede y el Perú, Universidad Los
Ángeles de Chimbote, Lima 2006, 18-23; y el cuarto período es añadido por mí,
teniendo en cuenta las nuevas relaciones surgidas entre la Santa Sede y el Estado
peruano a consecuencia de la Constitución de 1979 y, sobre todo, por el Acuerdo de
1980.
2
Existen dos bulas anteriores del papa Alejandro VI que marcaron el camino del
Patronato indiano: Inter caetera (1493) y Eximiae devotionis sinceritas (1501).
Con esta forma de gobierno en América, las relaciones de Perú y la
Santa Sede fueron prácticamente indirectas, porque las comunicaciones
pasaban a través de la Nunciatura de Madrid3.
Dentro de este período es interesante ver la constitución de Cádiz (La
Pepa) de 1812, porque en ella se plasmaron las bases de las futuras
constituciones de los estados republicanos de América y, en este caso
concreto, la república del Perú.
Esta constitución española, puesta en vigencia por tres veces (1812,
1820 y 1836) es «el hito democrático en la primera mitad del siglo XIX»4.
Los temas resaltantes de sus 384 artículos son: suprimió la monarquía;
estableció la soberanía en la Nacional, la confesionalidad católica del
estado, la separación de poderes; limitó los poderes del rey; permitió la
libertad de sufragio del varón, la libertad de prensa y expresión, etc.
En este campo que se está viendo las relaciones de la Iglesia y el Estado
es importante citar y comentar el artículo 12 de esta constitución: «La
religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica,
apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias
y justas y prohíbe el ejercicio de cualquiera otra».
Como se ve este artículo, por un lado, resalta la confesionalidad del
estado español y, por otro, no admite la libertad religiosa.
Es clarísimo que este artículo es copiado casi literalmente por las
primeras constituciones políticas del Perú.

2. Las relaciones Iglesia-Estado en el Patronato Regio como


«privilegio hereditario»
La independencia de Perú el 8 de julio de 1821 marcó un cambio en el
ejercicio del Patronato Regio5 otorgado por los papas a los reyes católicos
de España. Este poder propio de la corona española, al independizarse Perú
de España, los presidentes del Perú lo tomaron como suyo, considerándolo
como un privilegio heredado, inherente a la soberanía6. Y aún más,
ejercieron este privilegio sin que la Santa Sede les haya reconocido y
otorgado, cosa que sucedió en 1874 (tema propio del segundo apartado de
este trabajo).
Al independizarse Perú, gracias a la obra de José de San Martín, la
política peruana no contaba con una constitución, sino que, tras haberse
proclamado la independencia, José de San Martín plasmó una normativa
llamado el Estatuto Provisional. Es de gran importancia este Estatuto

3
J. ROGER RODRÍGUEZ RUIZ, La relevancia jurídica del Acuerdo entre la Santa
Sede y el Perú, Universidad Los Ángeles de Chimbote, Lima 2006, 16.
4
https://es..wikipedia.org/wiki/constitucion-española-de-1812 (9-julio-2017).
5
Interesados en Patronato Regio y sus privilegios, ver: Papa Julio II, Bula
Universalis Eclesiae (28-7-1508); J. ROGER RODRÍGUEZ RUIZ, La relevancia
jurídica del Acuerdo entre la Santa Sede y el Perú, Universidad Los Ángeles de
Chimbote, Lima 2006, 18-20.
6
Cf. J. ROGER RODRÍGUEZ RUIZ, La relevancia jurídica del Acuerdo entre la
Santa Sede y el Perú, Universidad Los Ángeles de Chimbote, Lima 2006, 20.
Provisional, porque aquí quedó plasmado la orientación jurídica de las
futuras constituciones del Perú: la invocación a Dios en el Preámbulo; la
confesionalidad del Estado, y el establecimiento de las relaciones Iglesia-
Estado en un concordato7.
Una vez visto lo anterior es necesario entrar en el tema específico de este
apartado, las relaciones Iglesia-Estado en las ocho primeras constituciones
políticas del Perú. Para ello, en primer lugar, es necesario citar los artículos
más importantes de las constituciones referentes a este tema y, en segundo
lugar, realizar un pequeño comentario que abarque a todos los artículos de
cada constitución.
Art. 8° de la Constitución de 1823: «La religión de la República es la católica,
apostólica, romana, con exclusión del ejercicio de cualquier otra».
Art. 6° de la Constitución de 1826: «La religión del Perú es la católica,
apostólica y romana».
Art. 3° de la Constitución de 1828: «Su religión es la católica, apostólica,
romana. La nación la protege por todos los medios conformes al espíritu del
Evangelio; y no permitirá el ejercicio de otra alguna».
Art. 2° de la Constitución de 1834: «Su religión es la católica, apostólica,
romana. La nación la protege por todos los medios conformes al Espíritu del
Evangelio, y no permite el ejercicio de otra alguna».
Art: 3° de la Constitución de 1839: «Su religión es la católica, apostólica,
romana, que profesa sin permitir el ejercicio público de cualquier otro culto».
Art. 4° de la Constitución de 1856: «La nación profesa la religión católica,
apostólica, romana: el Estado la protege por todos los medios conforme al
espíritu del Evangelio y no permite el ejercicio público de otra alguna».
Art. 4° de la Constitución de 1860: «La Nación profesa la Religión Católica,
Apostólica, Romana: el Estado la protege, y no permite el ejercicio público de
otra alguna».
Art. 3° de la Constitución de 1867: «La Nación profesa la religión Católica,
Apostólica, Romana. El Estado la protege, y no permite el ejercicio público de
otra alguna».
Se ve en todos estos artículos citados que el estado peruano es un estado
confesional desde su independencia. Y todo esto a pesar que el Patronato
Regio como privilegio hereditario aún no había sido reconocido por la
Santa Sede.
La confesionalidad del estado peruano consistía en asumir la «religión
Católica, Apostólica, Romana» como parte de su ordenamiento político, en
primer lugar, y, en segundo lugar, en protegerla, incluyendo el rechazo de
otra confesión o creencia religiosa (ausencia de libertad religiosa).
Por tanto, en este período del estado peruano, aunque no se llegó al
reconocimiento del Patronato hereditario ni a realizar acuerdos entre la
política peruana y la Santa sede (cosas previstas también en las

7
Cf. Ibíd. 21.
constituciones, no mencionadas en este trabajo 8), sin embargo, estas ocho
constituciones con sus respectivos artículos son un verdadero reflejo,
aunque en gestación, de las relaciones de la Iglesia y el estado peruano que
se concretarían en el año 1974 con el reconocimiento del Patronato
Nacional.

3. Patronato Nacional
E Patronato Nacional que se inició con las Letras Apostólicas Praeclara
inter beneficia (5 de marzo de 18749). Con este documento el papa Pío IX
concedió el derecho del Patronato a los presidentes de la República del
Perú, quienes lo denominaron “Patronato Nacional”10. Este originó una
verdadera relación entre la Iglesia y el Estado peruano.
En este trabajo no es momento de ver los privilegios que la Santa Sede
concedió al Patronato Nacional. Es suficiente decir que el presidente de la
República del Perú, por gracia de la Santa Sede, gozaba de los mismos
derechos que los Reyes Católicos de la corona española11: proteger y
defender la fe, presentar los candidatos para el episcopado, etc.
Lo importante de este nuevo contexto del estado peruano es que aquí se
inició real, formal y verdaderamente las relaciones entre la Santa Sede y el
Estado peruano, de manera directa.
Para ver la relación Iglesia y estado peruano es necesario citar los
artículos de las constituciones del Perú de los años 1920 y 1933. Y,
asimismo, realizar un comentario a dichos artículos, especialmente, el
primer artículo de la constitución de 1933.
Art. 5° de la constitución de 1920: «La Nación profesa la religión
Católica, Apostólica, Romana. El Estado la protege».
Este artículo no presenta novedades respecto a los artículos de las
constituciones citadas más arriba, es decir, el estado peruano sigue siendo
confesional. Sin embargo, ha omitido la parte última de las constituciones
anteriores: “Y no permite el ejercicio público de otra alguna”. Pero esto que
falta se sobreentiende, porque si un estado es confesional es lógico que en
él no exista libertad religiosa.
A continuación los artículos de la constitución de 1933:
Art. 232°: «Respetando los sentimientos de la mayoría nacional, el Estado
protege la Religión Católica, Apostólica, Romana. Las demás religiones gozan
de libertad para el ejercicio de sus respectivos cultos».
Art. 233°: «El Estado peruano ejerce el Patronato Nacional conforme a las
leyes y las prácticas vigentes».

8
Por ejemplo la Constitución Política de la República del Perú, 1828, art., 48°:
«Atribuciones al congreso dar instrucciones para celebrar Concordatos con la Silla
Apostólica, aprobarla para su ratificación, y arreglar el ejercicio del Patronato».
9
Según el texto latino. El texto español lo fecha en el año1875
10
Cf. RODRÍGUEZ RUIZ, La relevancia jurídica del Acuerdo entre la Santa Sede y
el Perú, o.c., 21.
11
Interesados ver papa Pío IX, Bula Praeclara inter beneficia (5-03-1974).
Art. 123°: «Son atribuciones del Congreso…crear nuevos Arzobispados y
obispados, o suprimir los ya existentes, a solicitud del poder ejecutivo».
Art. 154°, 23-24: «Los eclesiásticos peruanos que deban ocupar las vacantes
de los arzobispados y obispados, serán designados por el presidente de la
República, en Consejo de Ministros. El jefe del Estado hará la presentación
ante la Santa Sede y dará el pase a las bulas respectivas».
Art.154°,25-26: «Son atribuciones del Presidente de la República…hacer
presentaciones para las dignidades y canonjías de las catedrales y par los
curatos y demás beneficios eclesiásticos…Conceder o negar el pase a los
decretos conciliarios, breves y rescriptos pontificios; y a las demás bulas…».
Art. 234°: «Las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica, se regirán por
un Concordato celebrado con arreglo a las instrucciones dadas por el
Congreso»12.
El art. 232° es el más importante, porque en él se ve un cambio
substancial, si se puede llamar así. El estado peruano deja de ser
confesional (principio de laicidad). La palabra «protege» no es igual a
«profesar». Sin embargo, el Patronato Nacional sigue vigente.
En cuanto a la libertad religiosa se ve un cambio, porque este artículo
deja libertad para que dentro del estado peruano otras confesiones
religiosas no católicas puedan ejercer su fe. Sin embargo, «teológica y
jurídicamente no se puede hablar de verdadera libertad religiosa si el
Estado protege a una religión en particular»13. Y esto tenía que ser así
porque seguía aún vigente el Patronato Nacional.
Sobre los demás artículos citados de esta constitución se puede decir que
manifiestan clara y jurídicamente la dependencia de la Iglesia con respecto
al estado peruano, privilegio concedido por la Santa Sede al Patronato
Nacional.
En conclusión, las relaciones Iglesia-Estado en este período del
Patronato Nacional están fundas en las Letras Apostólicas de Pio IX y en la
Constitución Política del Perú de 1933. Esta constitución determina la
aconfesionalidad del estado peruano y promueve la libertad religiosa,
realidades que llegarán a su plenitud en la constitución de 1979.

12
Ley N°. 9166, art., 3°. Modificó el art., 234°, de la Constitución Política de 1933.
Quedó así: “Las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica se regirán por
Concordatos celebrados por el Poder Ejecutivo y aprobados por el Congreso”.
13
FRANCISCO INTERDONADO, Relaciones de la Iglesia y el estado en la nueva
constitución del Perú (En línea), Derecho PUCP (1981), 89 (Consulta: 16 junio 2017),
Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5084938l.pdf.
4. Independencia y autonomía de la Iglesia y el Estado
En este cuarto período de las relaciones Iglesia-Estado se entra en un
campo totalmente distinto del de los anteriores, porque las relaciones entre
la Iglesia y el Estado están marcados por dos principios de la doctrina del
concilio Vaticano II14: independencia y autonomía entre la Iglesia y el
Estado y la libertad religiosa.
La nueva visión de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, propuesta
por el Concilio, permitió que la nueva constitución Política del Perú de
1979 llevara a término también una nueva relación entre la Iglesia y el
Estado Peruano: relación de independencia y autonomía y de cooperación.
Para profundizar en esta novedosa relación es necesario citar el artículo
más importante de esta constitución:
Art. 86°: «Dentro de un régimen de independencia y autonomía, el Estado
reconoce a la Iglesia Católica como elemento importante en la formación
histórica, cultural y moral del Perú. Le presta su colaboración. El Estado
puede también establecer formas de colaboración con otras confesiones».
Este artículo refleja dos principios iluminadores de la libertad religiosa:
el principio de laicidad y el principio de cooperación.
El principio de laicidad está expresado en las palabras «Régimen de
independencia y autonomía». Con estas palabras el artículo manifiesta que
el Estado peruano deja de ser confesional para ser, con término propio,
«Estado Laico», no «laicista»15.
La laicidad del Estado tiene, en primer lugar, un sentido negativo de no
confesionalidad, es decir, ausencia de reconocimiento de una religión como
elemento oficial del Estado, ausencia de inspiración de la actuación del
Estado en los principio de una determinada religión16. Y en segundo lugar,
tiene una valoración positiva del factor religioso, porque el Estado
reconoce, garantiza y promueve en la sociedad las condiciones jurídicas
que permitan a los ciudadanos y a la confesiones religiosas seguir y
conseguir finalidades de índole religiosa, sin encontrar prohibición,
impedimento o daño por parte de otros ciudadanos, de individuos o grupos,
privados o públicos17.
Por tanto, el principio de laicidad, no laicismo, permite entablar nuevas
relaciones entre la Iglesia y el Estado: el Estado es independiente y
autónomo de la Iglesia en cuanto a los bienes temporales; y «la Iglesia,
como expresión social de la fe cristiana, por sus parte, tiene su

14
Textos importantes: LG 36; GS 36 y 76; DH 2; etc.
15
Diferencia entre laicidad y laicismo en: T. IGNACIO JIMÉNEZ URRESTI,
Estado e Iglesia, laicidad y confesionalidad del Estado y del Derecho, Editorial del
Seminario, Vitoria 1958, 182-187.
16
Cf. SILVERIO NIETO NÚÑEZ, Relaciones Iglesia-Estado en Perú,
CATECUMENIUM 8, Facultad de Teología «Redemptoris, Mater», Callao-Perú 2006,
44.
17
Ibíd., 45.
independencia y vive su forma comunitaria basada en la fe, que el Estado
debe respetar»18.
El principio de cooperación se encuentra, las palabras «el Estado
reconoce a la Iglesia Católica como elemento importante en la formación
histórica, cultural y moral del Perú. Le presta su colaboración. El Estado
puede también establecer formas de colaboración con otras confesiones».
El principio de cooperación «significa la constitucionalización del
común entendimiento, bilateral o plurilateral, que han de tener las
relaciones entre poderes públicos y las confesiones en orden a la
elaboración de su estatus jurídico y a la regulación de su contribución al
bien común ciudadano»19. Pero nunca debe entenderse el principio de
cooperación como unión entre el Estado y las confesiones religiosas, ni
tampoco como incomunicación, ruptura, entre estas dos realidades.
Esta parte del Art. 86º ha eliminado la palabra «protege», presente en las
constituciones anteriores, y ha propuesto el término de «colaboración»,
porque con esta expresión se sigue reafirmando el principio de autonomía e
independencia entre el Estado y la Iglesia. Y asimismo, el Estado evita
convertir cualquier religión y su fe en elemento constitutivo de la nación,
de su unidad política o aun cultural20.
El principio de cooperación estable que el estado peruano y la Iglesia
católica tengan relaciones de entendimiento, de contribución, con la
finalidad de buscar el común de todo ciudadano peruano, que es al mismo
tiempo ciudadano del estado peruano e hijo de la Iglesia.
Las formas de colaboración del Estado peruano con la Iglesia Católica
están plasmadas detalladamente en el Acuerdo entre la Santa Sede y la
República del Perú (16 de julio de 1980). Este Acuerdo porque no es tema
de este trabajo; ni tampoco las formas de colaboración del Estado peruano
con las otras confesiones religiosas.
En conclusión, el artículo de la constitución de 1979 establece que el
estado peruano es aconfesional, no tiene una religión como propia.
Reconoce lo que hay en la sociedad y se propone mantener relaciones de
cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones21.

Conclusión
La relación de la Iglesia y el Estado peruano no ha sido igual en toda la
historia del Perú independiente, sino que ha tenido unas características
peculiares en cada período de la política peruana.
En el Patronato Regio las relaciones fueron indirectas; en el Estado
Nacional como privilegio hereditario las relaciones de la Iglesia con el
Estado Peruano fueron oscuras e ilegales, porque la Santa Sede no había
concedido el privilegio de patronato a los presidentes del Perú, y éstos lo

18
BENEDICTO XVI, Carta encíclica Deus caritas est, (25 diciembre 2005), n. 28.
19
SILVERIO NIETO NUÑEZ, Relaciones Iglesia-Estado en Perú, o.c., 46.
20
Cf. INTERDONADO, Relaciones de la Iglesia y el estado en la nueva
constitución del Perú, o.c., 89.
21
Cf. SILVERIO NIETO NÚÑEZ, Relaciones Iglesia-Estado en Perú, o.c., 45.
ejercían sin su consentimiento. Sin embargo, las ocho primeras
constituciones del Perú (1823-1867) manifiestan que la república del Perú
es confesional y además abren caminos para un futuro reconocimiento del
Patronato Nacional.
En el período del Patronato Nacional las relaciones de la Iglesia y el
estado peruano estuvieron orientadas por las Letras Apostólicas de papa
Pío IX, luego plasmadas en la constitución política del Perú de 1933. Ésta
manifestaba (Art. 232°) que el estado peruano ya es aconfesional y, por
tanto, aparece la libertad religiosa.
La relación de la Iglesia con el estado peruano tuvo un avance más con
la constitución política del Perú de 1979 (At. 86°.), porque aquí las
relaciones Iglesia-Estado se determinaron bajo los principio de
independencia y autonomía y de cooperación, acorde con la doctrina del
concilio Vaticano II. El Estado peruano se convirtió en un estado laico,
renunció al ejercicio del Patronato Nacional, es decir, autónomo e
independiente de la Iglesia en cuanto a los bienes temporales, pero que
respeta y colabora con la Iglesia para que cumpla su propio fin: el don de
los bienes espirituales.
Esta constitución permitió que las relaciones de la Iglesia y el estado
peruano llegaran a su plenitud el 16 de julio de 1980, gracias al histórico
Acuerdo entre la Santa Sede y la República del Perú.
BIBLIOGRAFÍA

BENEDICTO XVI, Carta encíclica Deus caritas est, (25 diciembre 2005).
F. INTORDONADO, Relaciones de la Iglesia y el estado en la nueva
constitución del Perú (En línea), Derecho PUCP (1981), 89 (Consulta: 16
junio 2017), Disponible en:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5084938l.pdf.
J. RODRÍGUEZ RUIZ, La relevancia jurídica del Acuerdo entre la Santa Sede y
el Perú, Universidad Los Ángeles de Chimbote, Lima 2006.
R.L. RUBIO DE HERNÁNDEZ, Presentación y documentos (En línea), Acerca
de las relaciones entre la Iglesia y el Estado Peruano 7 (30 de junio 1980),
111 (Consulta: 16 junio 2017), Disponible en:
repositorio.pucp.edu.pe/index/bitstream/…/relaciones_iglesia_estado_rosa
-rubio.pdf.
S. NIETO NÚÑEZ, Relaciones Iglesia-Estado en Perú, CATECUMENIUM 8,
Facultad de Teología «Redemptoris, Mater», Callao-Perú 2006.
T.J. URRESTI, Estado e Iglesia, laicidad y confesionalidad del Estado y del
Derecho, Editorial del Seminario, Vitoria 1958.
S. NIETO NÚÑEZ, Relaciones Iglesia-Estado en Perú, CATECUMENIUM 8,
Facultad de Teología «Redemptoris, Mater», Callao-Perú 2006, 44.

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