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INTRODUCCION lo que he dado a esta s Espiritu», suena pretencioso, y hal airevido que creo que debo comenzar con una ju con una apologia. El tema en si no requiere, desde justiicacion, y menos ain dentro del marco de las Gifford Lectures, Lo que 1e enfrentarlo, pues no 1engo la pre tension 16s0Fo, ni de contarme entre los que enker von Gewerbe (pensadotes do profesién) (1). La cuestién radica entonces en si no debia de haber Xsjado estos problemas en manos de los expertos, y la respuesta de- welar que es fo que me fa impulsado a abancdonar ef campo Ce. ‘amente seguro de la ciencia y teoria politica para aventurarme én, les, en vez de dejarlos seguir su curso. Jaambiciin de ser | juicio de EICHMANN en Jerusalen, En mi relato del mi able de la wbanalidad del mal». Tras esta expresion no sostenia tesis © doctrina alguna, aunque fuera confusamente consciente de que iba en contra de nuestra tradici 0 fitoséfico— sobre el también es un angel» —UNAMUNO), cuyo pecado es el orgullo («cy gulloso como Lucifer»), es decir, aquella superbia de la que s6lo son ‘capaces los mejores: no quieren Servir a Dios, sino ser como El. Los hombres malvados, se nos dice, aetian por envidia: ésta puede adoplar forma de resentimiento por no haber triunfado sin que mediara su 1 ANNAH ARENDT propia falta (Ricardo 111), la envidia de Cain, que mat a Abel por- {que «el SeNor tuvo atencién para sus ios, pero para Cain y s Ofrendas no tuvo ninguna consi por la debilidad (Macbeth). 0, arraigada ccencia de ravacion de k (radix omnium malorum cupiditas). Si fui confrontada era tot Me impresion6 la mat Budd, un odio considerado por MELVILLE como «de: wuraleza», 0 por la codicia, «la raiz de mbargo, aquel -as ni de motivaciones especi y la-tnica caracteristica notable que se podia d amiento pasado y en el que manifest a lo largo del juicio y de los les anteriores al mismo fue algo enteramente nerat vo: no era estupider, sino falta de reflexion. En el marco del juicio y del proceso carcelario israelita se supo desenvoiver tan bien conto lo ia de fas situaciones 0s rutinarios estaba in yeuaje producia en la ti vida fie vigramos que ceder cor agolados cnseguida; FICHMANN se di todo estos req) na, donde apenas 1 propension, de detenernos y pensar— GEs posible hacer el mal (los peeados de omisidn y e LA VIDA BEL ESPIREEW Is cl sentido, por supuesto, en el que i por si mismo la buena obra, como si la ud pudiera ensefarse» y aprenderse —sOlo los habitos y las cos- jeden ensehar, y conocemos demasiado bien la veloci ¢ con la que se desaprenden y olvidan cuando nuevas cambio en las costumbres y pautas de com: mos las cuestiones icapacidad para comprender —i si: igual de evidente ‘que pademos quiera en et sentido d cn (odas las circunstancias donde apare calificar como éticas 0 problemas de co: La cuestion que se imponia era la siguiente: a actividad de pensar ada proceso del (a hipdtesis por todo lo que

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