EL PRINCIPE.

Si nos enfocamos en el caso de que es el pueblo quien elije el Estado, así

constituido puede llamarse principado civil. El llegar a él no depende por completo
de los méritos o de la suerte; depende, más bien, de una cierta habilidad
propiciada por la fortuna, y que necesita, o bien del apoyo del pueblo, o bien del
de los nobles.

CAPITULO X – Como deben medirse las fuerzas de todos los príncipes.

En este capítulo se plantea una pregunta la cual es que si un príncipe puede

mantener su reino o necesita ayuda de otro también hablan sobre los súbditos y la
fuerza militar, sobre Alemania la cual es gobernada por el emperador cuando les
place porque no les da miedo si son atacados por alguno de los poderosos que lo
rodean la razón es porque esta fortificado pues posee, armas, comida, bebidas y
todas las cosas necesarias para responder el ataque.

Un príncipe que sea fuerte y que la gente no lo odie, porque si alguien atacara el
atacante tendría que irse pues a veces pasan muchas cosas las cuales son
inesperadas, porque después de que pasen unos días los daños estarán hechos y
no se podrán arreglar.

CAPITULO XI – De los principados eclesiásticos.

En este capítulo hablan sobre los principados, las dificultades las tienen antes de
que existan porque se adquieren por valor o por suerte ya que tienen estado y no
lo protegen. Tienen súbditos y no los gobiernan no se preocupan por
su soberanía son los únicos principados seguros y felices, hablan sobre que antes
de Alejandro la iglesia ha logrado hacer temblar a un rey de Francia y
mencionaran cuales fueron las causas.

Antes de Carlos el rey de Francia, esta estaba gobernada por el papa de los
venecianos el tenia que tener dos cuidados principales los cuales eran llamar
la atención de un ejercito extranjero y la otra era que esto se preponderara pues la
fuerza militar del papa no la respetaban ya que eran facciones de romanos.