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(1850-
1920/30)
Los italianos fueron los pioneros en la elaboración de teorías más o menos científicas basadas
en la relación entre Contabilidad y administración empresarial. Las principales escuelas,
iniciadas a principios del XIX fueron:
La Escuela Lombarda de Francesco Villa, que aborda la elaboración de teorías más o menos
científicas, distinguiendo entre la técnica y la ciencia y elaborando un conjunto de principios
económico-administrativos.
Francesco Villa. Nacido en Milán en 1801, Francesco Villa ha sido considerado el padre de la
moderna contabilidad italiana. Efectivamente, su magna obra “Elementi di amministrazione e
contabilitá”, aparecida en Pavía en 1850, puede considerarse el punto de partida de una nueva
concepción de la contabilidad, sobre bases completamente distintas a las anteriores. La
mecánica de la teneduría de libros es, para este autor, un simple instrumento utilizado por la
contabilidad, ciencia de Contenido y ambiciones mucho más amplios, que se integra como
parte fundamental en el complejo organizativo de la empresa.
Los “Elementi” de Villa se dividen en tres partes, cuya enumeración ya nos permite calibrar la
“modernidad” de su autor: Conceptos económico-administrativos, De la Teneduría de libros y de
sus aplicaciones más usuales, y finalmente Organización administrativa y revisión de cuentas.
La escuela Toscana. Marchi, Cerboni, Rossi. En el año 1867 apareció en Prato una obra que
había de hacer célebre a su autor, Francesco Marchi (1822-1917).
Desde el punto de vista de Marchi son cuatro las clases de personas interesadas en la vida de
la empresa: el administrador, el propietario, los consignatarios y los corresponsales. Las
cuentas se dividen en dos grupos: las de propietario, por un lado, y las cuentas que deben
abrirse a los consignatarios y corresponsales, por otro. Después de Marchi apareció gran
número de autores que configuraron la escuela toscana. Entre todos ellos descolló Giuseppe
Cerboni. Giuseppe Cerboni (1827-1917) nació en la isla de Elba. Ocupo distintos cargos en la
administración militar de Toscana, de donde paso a la Hacienda italiana.
En el año 1869 se reguló por ley la organización contable de la hacienda Pública del nuevo
Estado italiano: Cerboni, que ya era un autor conocido, presentó cuatro años más tarde, en el
XI Congreso de Científicos Italianos, un estudio que causo sensación: “Primi saggi di
logismografia”, en el que proponía un nuevo sistema contable, rechazando el establecido.
Desde el punto de vista de Cerboni, la contabilidad debe tener en cuenta, en primer termino,
antes que la actividad meramente económica de la empresa, los actos de sus órganos
administrativos, con la finalidad de ejercer un control sobre ellos.
La magna obra de Cerboni fue publicada en Roma en 1886: “La Ragioneria Científica e le sue
relazioni con le discipline amministrative e sociali”. En ella desarrollaba con vigor y profundidad
su razonamiento contable.
Cerboni presenta, para aplicar su logismografía, un sistema contable basado en cuatro libros
fundamentales: el Diario, el Libro de Desarrollos, en el que se dispone cuidadosamente una
bien estudiada subdivisión de las cuentas generales del Diario con el fin de facilitar la tarea
analítica, las Minutas de la cuentas, que suponen una especie de borrador, y el Cuadro de
Contabilidad síntesis de Diario y Desarrollos, visión general, resumida y ordenada de la
contabilidad de la empresa.
La logismografía facilita un rígido y puntual control en cada paso contable, aun cuando su
excesiva complicación la ha hecho poco menos que inaplicable en la práctica. Gracias a su
estudio, sin embargo, la atención de los tratadistas se centró en el aspecto organizativo y
funcional de la empresa anticipando los modernos sistemas de control. Cerboni recibió el
nombramiento de Contador General del reino Italiano lo que le permitió hacer que se aplicara
su sistema contable a la Hacienda Pública del país. No obstante, cuando en 1892 el gran autor
toscano dejó el cargo, la contabilidad pública italiana volvió a sus antiguos cauces.
Entre los numerosos autores de la escuela toscana destaca así mismo Giovanni Rossi (1845-
1921), que colaboró con Cerboni durante más de diez años. Se aplicó preferiblemente al
desarrollo de una teoría matemática de las cuentas, que expuso en su “Trattato dell’ unitát
teorética dei metodi di srittura in partita doppia” (1885). Por otra parte, dedicó también sus
esfuerzos a la investigación histórica”.
La Escuela Controlista de Fabio Besta, que define el patrimonio como un conjunto de bienes
o fondo de valores, es decir lo analiza desde el punto de vista económico. Las cuentas como
elementos de representación de los elementos que componen el patrimonio, no van a captar
derechos ni obligaciones, sino hechos materiales (teoría materialista), y valores (teoría
valorista).
La obra cumbre de Besta, “La Ragioneria”, no fue editada en su totalidad hasta 1910. No
obstante, los elementos fundamentales de su teoría venían ya esbozándose en multitud de
contribuciones realizadas por Besta en las cuatro décadas anteriores. Puede decirse, por ello,
que la escuela veneciana de contabilidad pertenece al siglo XIX, aun cuando prolongue sus
actividades durante algunos decenios de nuestra centuria.
Besta desarrolló, al igual que su grandes contemporáneos italianos, una sólida doctrina
organizativa de la administración de empresas. Además, fue un notable historiador y un
estudioso del tema de la contabilidad de la Hacienda Pública.
La Escuela de Economía Hacendal, de Gino Zappa, que opina que la finalidad de la unidad
económica es obtener rédito y que toda la problemática contable debe quedar subordinada a la
determinación del mismo.
Vincenzo Masi (1956) creador de la escuela patrimonialista fue quien configuró finalmente los
alcances del paradigma de beneficio económico, al señalar que “la contabilidad tiene por objeto
el estudio de los fenómenos patrimoniales, sus manifestaciones y su comportamiento y trata de
disciplinarlos con relación a determinado patrimonio de empresa. De acuerdo con este
paradigma las generalizaciones simbólicas se basan en los conceptos de renta y valor para la
medición del patrimonio, la partida doble evolucionada a una dualidad de la empresa en
marcha se constituye en el patrón metodológico de medición, las técnicas y procedimientos se
seleccionan en función a su correlación y uniformidad con los conceptos fundamentales, y el
sistema contable refleja adecuadamente la realidad económica (verdad económica) y
suministra uni-direccionalmente la información suficiente a los usuarios potenciales. Como
valores compartidos se encuentran la búsqueda de la verdad económica: el cálculo del
beneficio y de la situación patrimonial, sin importar quien la recibe y por qué. Ejemplares:
aparece un nuevo conformante financiero, el patrimonio, por tanto la mejor medición y
representación posible de la situación patrimonial y del beneficio fueron fines de la regulación
Contable.