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Discurso Junta Nacional DC

Saludos iniciales:

Miembros de la Mesa Nacional, camaradas, público presente. Mi nombre es Andrés Leiva Cárcamo,
soy delegado a la Junta Regional de Magallanes y la Antártica Chilena, y hoy me dirijo a ustedes con
la necesidad de traer un tema de contingencia nacional e internacional que no nos puede ser ajenos
como juventudes de la Democracia Cristiana, y dicen relación con los movimientos feministas.

Al momento de escribir el presente discurso, me costó de buenas a primeras cómo enfrentarlo


desde la perspectiva de ser hombre. Hoy en día, el feminismo es un movimiento que no deja ajeno
a las personas y es por eso, que iniciar este discurso se me hizo complicado a la hora de tratarlo con
la seriedad, alturas de mira y respeto que se merece. La justa necesidad de reivindicación de los
derechos de las mujeres, es algo que como hombre no debemos estar ajeno, no siendo
protagonistas del movimiento sino un aliado en ésta lucha, en el cual el fin de la educación no
sexista, fin al acoso y abuso sexual, son las consignas principales de los últimos aconteceres.

En nuestro país, ya van varios años en los cuales, el feminismo se ha visto impulsado, la bullada ley
de cuotas, en las leyes laborales; como los permisos pre y pos natales, los derechos sexuales y
reproductivos como lo es el aborto en tres causales, y así, una lista que sigue, cuya finalidad es dar
dignidad a la mujer. Es de público conocimiento que éste año, el feminismo cobró mucha más
fuerza, cuando estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile realizan una toma
con la finalidad de terminar con prácticas de acoso sexual y abuso por parte de los académicos de
dicha casa de estudios. Posteriormente, varias universidades a nivel central dejaron caer el telón de
la indiferencia y se sumaron a la lucha mostrando así, que el acoso, el abuso y diferentes prácticas
de violencia de género, eran cotidianas en nuestras universidades, extendiéndose a nivel nacional
las movilizaciones.

Mi universidad, la Universidad de Magallanes, también es parte de ésta consigna, y al igual que todo
Chile, mis compañeras piden lo mismo, una educación no sexista y fin al acoso y abuso sexual.

En el campus existen lienzos y relatos colgados en, prácticamente, todos los edificios. “Aquí SÍ existe
acoso”, “No queremos que se encubran acosadores”. Es fuerte leer los relatos de mis mismas
compañeras con las que día a día comparto por los pasillos de mi pequeña universidad, en el
extremo sur de Chile, tales como:

Relato 1

Relato 2

Me violenta el hecho de que en mi universidad existan encubridores, son ellos quienes han
perpetuado estas malas prácticas y han hecho que estas víctimas se mantengan calladas,
quedándose en el anonimato de manera silenciosa, cargando con un dolor y una situación en la cual
son puestas en duda.

Son éstos encubridores quienes hoy están en altos cargos de las universidades y que, como dije
anteriormente, permiten que esto continúe, por lo mismo, es que no deben seguir donde están.
Muchas de nuestras universidades no cuentan con una amplia red de apoyo a las víctimas, tanto de
violencia y acoso sexual, como tampoco cuentan con un protocolo a seguir en caso de estar presente
en alguna de estas situaciones, y si poseen alguna de estas, son bastante deficientes no cumpliendo
su objetivo esencial.

Los reglamentos no dan el ancho para garantizar la seguridad de las mujeres dentro de la comunidad
universitaria. Muchas compañeras que han denunciado aún tienen que seguir viendo a sus
agresores, y recalcar nuevamente, existe un encubrimiento académico en la universidad en casos
contra funcionarios.

También dejar en claro que más allá de los protocolos, necesitamos crear conciencia y educación.
El no ser protagonistas del movimiento no implica no tomar un rol en dicha lucha política, sino
hacerlo desde una posición de duda con nosotros mismos, de concientizarnos de la sociedad
desigual en la que vivimos. Si la cultura machista ha perdurado por tanto tiempo, es porque los
hombres hemos sido cómplices históricos, si no asumimos nuestra responsabilidad, esto seguirá por
otro par de siglos.

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