Está en la página 1de 9

UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN

Facultad de Filosofía, Humanidades y


Artes
Departamento de Historia
Año: 2do.
Cátedra: Historia de España
Informe: España visigoda
Docentes: Hugo Roberto Basualdo Miranda,
Verónica Coria
Alumnos responsables: Daniel Cortez, Hernán
Videla, Santiago Hierrezuelo

Despliegue: semestral

Ciclo lectivo: 2011


Política

A partir del siglo V y hasta 711, se establece en España la dominación


visigoda. Sin embargo en el primer siglo iniciado en 409 tal poderío sobre la
península es inexistente, ya que la influencia visigoda se ubica al sur de la
Galia con capital en Tolosa.

El asentamiento en la península, tiene que ver con la progresiva desvinculación


de los visigodos con Roma.

Ya desde inicio del siglo V Hispania estaba abandona a los saqueos de los
pueblos barbaron sin ninguna protección romana. De ese modo se instalaron
los suevos, vándalos, silingos y asdingos en la península. Ya en el 411 dichos
pueblos se reparten la península: Galicia bajo los asdingos (bajo el rey
Gunderico); Lusitania de los suevos (con Hemerico); cartaginense con los
Alanos y la Baetica bajo los silingos.

Así pues, en el 416 los visigodos al mando de Ataulfo penetran como aliados
de Roma, a través de un «foedus», derrotando a los alanos y a parte de los
vándalos, con lo que el Imperio recupera el control de las regiones más
romanizadas (la Bética y el sur de la Tarraconense).

Posteriormente los visigodos se retiran a la Galia. Alli incrementan su poder


con la dinastía de Teodorico, durante mas de un siglo hasta Amalarico.

Mientras tanto los suevos y los vaguadas se expanden en la Hispania, es por


ello que el ejercito imperial junto con los visigodos los combaten pero no los
repelen definitivamente. Recién lo logran en 454 con Teodorico II.

Ya a mediados del siglo V los monarcas visigodos incrementan su poder desde


el sur de la Galia y hacia el 507 comienza la ocupación visigoda de la Hispania,
que se produce de modo paulatino con enclaves militares y aristocraticos.
Después de que los visigodos fueran vencidos por los francos, Teodorico
impulsa su regencia por más de 15 años. Dicha regencia consistía en insertar
una serie de instituciones en el territorio pero desvinculando las funciones
jurídicas y legales de las militares. Así las primeras estarían en manos
aristócratas civiles y las segundas en el ejército, que queda bajo el poder de un
ostrogodo. A la muerte de Teodorico los ostrogodos regresan a Italia,
separándose el gobierno de la Hispania subiendo al poder Almarico, quien
libera la prefectura de las Galias en Arles. A su muerte asume Almarico. Luego
toma el poder Teudis, quien permite los matrimonios entre arrianos y católicos.
Le sucede Teudiselo pero es muerto al poco tiempo.

El poder político se desplaza hacia el norte (Merida) y los visigodos entran en


contacto con los habitantes de la Baetica, que habían adquirido algunos habitos
de independencia.

Es elegido como rey Aguida, con el apoyo de la nobleza, pero en 522 Sevilla se
revela contra el, y es asesinado siendo suplantado por Atanagildo. El recupero
algunas plazas que los bizantinos ya habían apoderado de la costa sureste,
pero no los logro desalojar. Además los suevos volvieron a desplazarse a las
zonas limítrofes.

El rey Lluva circunscribe la Galia Narbonense y asocia al poder a su hermano


Leovigildo, quien controlaría la Hispania Citerior, quien termina haciéndose con
el poder real.

Leovigildo, Recaredo y Lluva II forman una unidad en cuanto al proyecto de


actividad exterior y reorganización interna.

En lo que respecta a la sumisión de los pueblos coexistentes con los visigodos,


se les permite a los suevos convertirse al catolicismo. Además se dedican a
hostigar la costa bizantina y se realizan campañas contra Córdoba.

Leovigildo toma Mérida, y pone sitio a Sevilla, mientras que aisla a


Hermerigildo quien pide ayuda a los suevos y a los bizantinos pero es
asesinado. En sus últimos años Leovigildo se enfrenta a los francos y anexiona
el reino suevo.

La unidad interna se dio mediante una organización en materia de política


religiosa y actividad legisladora. De este modo se estableció el codex reuisus
que permitia nuevamente los matrimonios mixtos, y le daba suma importancia a
las jerarquías eclesiásticas.
A la muerte de Leovigildo asume su hijo Recaredo, quien se convierte al
catolicismo y llama a un concilio arriano para discutir asuntos de dogma. Otras
obras fueron devolver a la iglesia los bienes confiscados, darle a la nobleza
religiosa atribuciones civiles y continuar la lucha con los francos.

El poder cae en manos de Lluva II y Viterico, con sus sucesivas muertes.


Asume Gundermaro quien aplica una política contra las atribuciones de la
nobleza, mientras se debilita por motivos externos el poder de los bizantinos.
Toma el trono Sisesbuto quien nombra personalmente a los obispos y lleva una
política antisemita. Llega al poder Suintila quien por fin expulsa a los bizantinos
y logra conquistar toda la península. Sisenando es nombrado y legitimado rey
por un concilio. Es sucedido por Chintila también con el apoyo de la Iglesia,
continua con políticas antijudías y entregando bienes a la jerarquía católica.

Le sigue en el trono Tulga y luego Chindasvinto quien propone el centralismo


político y el fortalecimiento monárquico, desaciendose de todo opositor.

A partir del reinado de Vamba, comienza la anarquía en toda la península, con


levantamientos nobiliarios, descentralización del poder en los dux provintiae,
aumento del poder religioso. Estos factores influyen en los siguientes reyes:
Egica, Witiza y Rodrigo. El golpe de gracia lo dan los musulanes que derrotan a
Rodrigo en 711.

Economía

En la península ibérica, la agricultura con diferencia siguió constituyendo el


sector básico de toda la producción de bienes: será en relación a ella como se
podrá analizar la estructura de la sociedad en clases o grupos.

La producción agraria presenta varios niveles o aspectos a considerar:


organización del paisaje rural, principales cultivos, técnicas de cultivo,
estructuras de de la propiedad funeraria y de la fuerza del trabajo agrícola.

El habitual rural debía variar bastantes de unas zonas a otras, siguiendo


tradiciones de origen generalmente remoto. Se detectan como muy normales
toda una serie de pequeños núcleos habitados de carácter rural.
El carácter rural, de explotación agraria ocupa un primer plano en relación con
el aspecto de residencia señorial de antes.

En estos núcleos rurales se desarrollan una serie de nuevas edificaciones, muy


distintas de las típicas villas del bajo imperio. Estas nuevas edificaciones tan
características tienen una finalidad religiosa muy concreta: son capillas o
iglesias rurales, u oratorias de carácter martirial. Su proliferación se
corresponde a un acontecimiento de la llamada <historia de las mentalidades>,
de primerísima importancia la cristianización de los hábitos y costumbres de la
aristocracia funeraria. Con frecuencia estos toman forma de un monasterio.

Tales monasterios o iglesias y monasterios aseguraban a sus fundadores


ciertas rentas, una mayor dependencia de los campesinos de sus dominios y
las inmunidades propias de la propiedad eclesiástica.

Del estudio de los textos legales se deduce con facilidad que los principales
cultivos de la época eran los cereales, viñedos y olivos: los principales cultivos
de los cuales constituía las principales especies para el pago del tributo. La
organización de las tierras de labor (terrae), por lo general eran espacios
abiertos sin cercas. Estas últimas eran más frecuentes en el caso de los
viñedos y huertos, así como parcelas recientemente ganadas al bosque. No
obstantes se daban espacios de montes o prados acotados y cercados que se
dedicaban a la ganadería que debía constituir la principal ocupación de estas
aresas.

Las técnicas de cultivo empleadas en esta época no experimentarían cambios


con respecto a la época imperial. Se siguió utilizando el arado normal de tipo
mediterráneo que no permitía un laboreo profundo de las tierras pesadas. La
utilización del instrumental de hierro está bastante extendida, aunque su precio
no sería depreciable, las excavaciones de alguna zonas del reino visigodo han
mostrado lo usual de la fabricación en el medio rural de los principales
instrumentos férreos de utillaje agrícola e incluso de defensa militar, esto
demuestra el alto grado de autarquía de los grandes dominios a este respecto.
Es importante señalar que en determinadas zonas de la península se daba el
uso de complicados sistemas de irrigación. Isidoro de Sevilla y las leyes
visigodas señalan la existencia de acequias y canales y la regulación mediante
pago de derecho de riego por horas de utilización.

El desconocimiento de todo método de mejora de tierra¡, salvo el barbecho y el


abono animal , permite sospechar unos rendimientos situados a un nivel no
mucho más allá de subsistencia.

El rasgo principal de la evolución de la propiedad agrícola en la península


ibérica durante la antigüedad tardía, iba a ser su paulatina concentración en
pocas manos, con la consiguiente disminución de la pequeña y mediana
propiedad libre.

En el marco jurídico de la gran propiedad existía una parte que el propietario


se reservaba y hacia trabajar directamente, en general por medio de esclavos.
El resto de la propiedad se desmembraba en una serie de pequeñas unidades
autónomas, entregadas para su explotación a gentes de muy diverso status
social, pero todos ellos obligados a librar en beneficio del propietario una serie
de rentas en numerario, o en especie.

El rasgo característico de la evolución de la estructura y composición de la


fuerza de trabajo de estas unidades autónomas, en el seno de la gran
propiedad fundiaría, es la desaparición prácticamente total de los coloni, quizás
se deba a que habiendo empeorado a lo largo del siglo V su situación
socioeconómica habían llegado a confundirse con los simples esclavos, con los
que abrían formado una única entidad jurídicamente distinguible. Entonces el
sentido de la evolución, tendía a homogenización jurídica, bajo el status de
esclavo, de todos los campesinos dependientes que trabajaban en grandes
propiedades hispanogodas .

En cuanto a la producción artesanal, Al parecer era en las principales ciudades


de la península donde se concentro lo esencial de la producción artesanal
especializada, como en Córdoba y Mérida en el siglo VI, posteriormente en
Toledo, en el siglo VII adoptando motivos y formas escultóricas de origen
bizantino, también se registra un gran producción de cerámica estampada de
origen norteafricano en el Valle de Guadalquivir. En la zona de León y de
Astorga debió de existir algún centro productor de bronces de lujo en el siglo
VII.

Los orfebres trabajaban por encargo, se les proporcionaba la materia prima


oro, plata, pedrería y ellos terminaban la tarea terminada pero se dejaban algo
de la materia prima de forma parecida trabajaban los maestros monederos.

Sabemos de la organización del trabajo artesanal en grados o cualificaciones,


que incluía a por lo menos a maestros y aprendices, realizándose la enseñanza
individualmente y mediante el pago por el aprendiz de cierta cantidad.

En el plano del comercio, en esta época se mantuvo en bastante buen estado


la red de calzadas heredadas por bajo imperio y su nivel de utilización también
fue alto. Es evidente en esta época de muchas personas que se dedicaban al
comercio en forma occidental, tales como los campesinos que se acercaban a
la ciudad a vender los productos de su huera , o instituciones eclesiástica y
sus clérigos quienes realizaban un amplio evergetismo que ponían en
circulación gran numero de bienes de consumo directo, alimento, ropa etc.

Clases y grupos sociales

Es evidente que dada la estructuración protofeudal del Estado visigodo al fin de


su existencia, el análisis abra de estar centrado en torno al surgimiento de las
dos clases sociales antagónicas de la gran aristocracia fundiaria por un lado, y
del campesinado dependiente por el otro.

La clase social peninsular de la época va a estar constituido por la aristocracia


fundiaria laica, los denominados potentes, seniores o maiores loci en las
fuentes visigodas y eclesiásticas. El origen de esta clase aristocrática de la
tierra hay que buscarla en los epígonos de la antigua aristocracia senatorial
tarda romana. Esta poderosa nobleza hispanogoda se caracteriza, desde el
punto de vista de las mentalidades, por una parte, por la asunción de una
cierta superestructura ideológica gótica que adquiere un característico tinte
germánico del siglo VII, pero también por la perduración de una tradición
cultural clásica refugiada cada vez más en círculos cada vez más estrechos,
cultura que tiende a hacerse de tinte fuertemente cristiano.
Es evidente que era la institución del patrocinium , junto con la propiedad
fundiaria, la verdadera base del poder socioeconómico de esta aristocracia. Al
hablar de estructuras de la propiedad fundiaria y observar las relaciones de
producción que en ellas se daban, observamos el modo y las consecuencias de
tal institución del patrocinium, para la conversión de antiguos campesinos libres
en dependientes de la gran propiedad fundiaria de tipo señorial.

Había sido una práctica tardo romana, seguida por la gran aristocracia
senatorial, recibir bajo su patrocinium a bandas de soldados privados a quienes
mantenían y armaban a cambio de su servicio de policía o en luchas privadas,
soldados a los que se daba el nombre de bussellarri .A cambio de tales
servicios armados y para proceder a su mantenimiento, el patronus solía
entregar a esos soldados tierra a titulo condicional pero heredable si sus hijos
seguían prestando el servicio.

Es evidente que en las cambiantes condiciones políticas de toda la época


visigoda éstos abrían de constituirse en un poderoso factor de movilidad social
y de ennoblecimiento. En las frecuentes luchas por el trono rebeliones etc.,
tenían un papel esencial en las luchas de fortunas y desgracias de sus
patronos, <formaron un elemento básico en la edificación del protofeudalismo
visigodo>

Ya en la segunda mitad del siglo VII, se comprueba ya una verdadera jerarquía


basallatica que abarca prácticamente a toda la clase dirigente. En la cima de
ella se encuentra el rey, cuya imagen se a modelado a imitación de los
emperadores tardo romanos y recibiendo un fortísimo influjo eclesiástico, lo que
se refleja a la perfección en la ceremonia de la unción real. Por debajo del
soberano se encuentran los potentes, entre los que se encontraban los altos
cargos de la administración y grandes propietarios fundiarios. Entonces el rey
se convierte en el patronus de sus grandes dignatarios y estos a su vez tienen
en relación de dependencia a otros nobiles de rango inferior o a simples
ingenuos.

En el otro extremo del aspecto social habría que situar a las personas
directamente implicadas en la producción de bienes y fundamentalmente en la
agricultura. Entre las masas trabajadoras, la superestructura jurídica seguía
distinguiendo a los hombres libres de los de condición servil o a los libertos.
Pero ya vimos, esta tendencia a la formación de una clase cada vez más
homogénea de campesinos dependientes .La formación de esta clase,
constituirá, con la nobleza, la otra gran fuerza determinante del desarrollo
histórico de esta época.

Una gran masa de esclavos se transformó en campesinos asentados en esas


unidades autónomas de producción.

También podría gustarte