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Un partido Especial.

Como lo indica el nombre del campeonato, Nacional - Juventud de las Piedras tuvo
muchos condimentos especiales. Uno como enamorado del club, no puede dejar de
destacar el espectáculo que brindó la hinchada de Nacional. Nadie es ajeno a la tragedia
que resultó en la muerte de 71 personas, y los actores del partido tampoco lo fueron.
Nacional jugó con el escudo del Chapecoense en el pecho, mientras que los pedrenses
"tiñeron" de verde su casaca. En tiempos donde mucha gente siente que todo está
perdido, se vivió el minuto de silencio más cabal, y emocionante que haya presenciado.
Durante más de treinta segundos fue el más profundo y absoluto silencio, el cual se
continuó con un unánime aplauso de todos quienes estaban en el Gran Parque Central.
Se soltaron 71 globos -con helio- para que volaran a lo más alto del cielo, tan alto como
hoy en día están muchos de los campeones de la Copa Sudamericana. Además de ello,
el recinto locatario lucía de gala, ya que estaba coloreado por los miles de bastones y
globos, rojos, blancos y azules.
Luego de dos semanas y un clásico trunco, la parcialidad alba reclamaba fútbol,
necesitaba la alegría de ver a su equipo, y de volver a su casa, el histórico y tan querido
Gran Parque Central. Nacional debía responder a las expectativas, debido a que si
ganaba, y sus inmediatos perseguidores -Wanderers y Danubio- perdían puntos, se
consagraría campeón uruguayo.
En el primer tiempo reinó el desorden, típico partido donde se juega mucho y el
nerviosismo hace mella en la precisión de los jugadores. Nacional tuvo chances claras
para ponerse en ventaja, entre ellas un mano a mano entre Silveira y Carini, y un penal
que Sebastián Fernández marró, rematando a media altura, sobre el lado izquierdo del
ex golero de la selección uruguaya. El segundo tiempo Nacional entró más enchufado, y
de la mano de Alfonso Espino -quién entró tras la lesión de Otálvaro- tras gran disparo
de fuera del área, se puso en ventaja. El elenco albo controló el partido, brindándole al
número nueve locatario inmejorables chances para aumentar la ventaja. Pero llegó otro
gol del banco tricolor. Tras escasos minutos en juego Martín Ligüera sentenció el
encuentro con un disparo cruzado, luego de que el remate de Kevin Ramírez rebotara en
el vertical izquierdo de Carini.
En líneas generales, merecido triunfo para Nacional que tuvo su punto más alto en
Ramírez, exhuberante con sus desbordes, y ratificando el acierto de Gustavo Munúa,
quién lo volcó al sector izquierdo del ataque. Hay que resaltar el funcionamiento de la
dupla Romero-Porras, quienes se conocen de tal manera que cuando está uno, el otro
aumenta exponencialmente su rendimiento. A su vez felicitar el tino de quienes
insistieron por la vuelta de Ligüera, que faltando una fecha es el goleador de Nacional
con 6 goles en 11 partidos, que teniendo en cuenta los minutos jugados significan un gol
cada 78 minutos.
El campeonato 46 está a la vuelta de la esquina, debido a que con por lo menos un
empate en la próxima fecha frente a Boston River, volverá a salir campeón uruguayo en
su cancha tras más de una década sin lograrlo. Sin lugar a dudas, Nacional tiene a mano
la forma más "Especial" para cerrar este campeonato.

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