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Desde el punto de vista ético, la crisis de la razón y del paradigma tradicional muestra que las

nociones guía de ciencia, técnica y racionalidad aparecen como nociones ciegas; hace también crisis,
el supuesto ético conforme al cual las sociedades pueden y deben ser racionalmente fundadas en
orden a una única finalidad, que en este caso es traducida en lógica de la dominación y deviene en
un orden racionalizador que estigmatiza y excluye como irracional y no verdadero todo lo que se
resiste a ser encerrado en ese orden, es decir, todo lo singular, contingente, el arte, la pasión, etc.
(M. Téllez, 1995).

La ética ha sido definida (Lalande, 1953: 419) como el estudio que tiene por "objeto el juicio
de apreciación en cuanto se aplica a la distinción del bien y del mal" y cuyo núcleo central
es, y ya lo decía Aristóteles (Ética a Nicómaco, 1952, V3. 1130), la equidad que se basa
en la justicia. La ética supone una reflexión general de carácter social, relacional, de la cual
se derivan los mandamientos específicos que cada persona deberá implementar en su
conducta cotidiana. Así, la moral es el conjunto de prescripciones, de normas, cuyo
cumplimiento se exhorta a seguir en una época y en una sociedad o en una cultura
determinadas. Como su etimología lo indica (viene del latín mores, es decir costumbres), la
moral concierne a los modos de hacer, de comportarse.

Un pensamiento que vincula fuertemente la ética con la ciencia es el de Edgar


Morin. El sugerente título de su obra directamente relacionada con el tema lo
indica: "Ciencia con consciencia". Esto implica que el filósofo francés efectuará
un análisis crítico de la actividad científica. Para lo cual será necesario un
pensamiento que reflexione y organice los hechos, concibiendo el enraizamiento
de los valores en una cultura y sociedad dada (Morin 1984:93). Una de las
críticas será la de superespecializar el conocimiento científico,
compartimentalizando y fragmentando el saber. Por esta visión simplificadora es
que se ha llegado a consecuencias como la de Hiroshima y la posibilidad actual
de la intervención en la afectividad, la inteligencia y el espíritu por la elucidación
de los procesos del cerebro y genéticos. Debemos cuidarnos de la posibilidad de
que se introduzca un gen que modifique un individuo en provecho de un dictador,
poder o ideología.

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