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Tierra
Enviado por Karen Gutman el Vie, 30/01/2009 - 13:01
Hasta ahora, algunos expertos en clima habían afirmado que los océanos
ayudarían a controlar el aumento de dióxido de carbono actuando como
filtros. Sin embargo se ha comprobado que el dióxido de carbono que es
despedido de la atmósfera entra a los océanos como ácido carbónico,
alterando gradualmente la acidez del agua de los océanos. El plancton
marino y otros organismos cuyos esqueletos o conchas contienen
carbonato de calcio, que se disuelven con soluciones ácidas, pueden ser
particularmente vulnerables. El aumento de los niveles de dióxido de
carbono en los océanos podría entonces amenazar la salud de varios
organismos marinos, comenzando con el plancton, en la base de la
cadena alimenticia, lo que tendría impactos inmedibles en la flora y
fauna marina. Es así como ya se puede observar una disminución de las
aves marinas y de las reservas de pesca.
Si continuamos por el camino que estamos transitando, produciremos
cambios mayores que los experimentados en los 300 millones de años
pasados. Desde que empezaron a medirse los niveles de dióxido de
carbono sistemáticamente a nivel mundial en 1958, su concentración en
la atmósfera ha aumentado un 17 por ciento. De acuerdo a estudios, el
cambio producido en el último siglo, ya alcanza la magnitud del cambio
ocurrido en los 10.000 años que precedieron la era industrial.
Los expertos señalan que los cambios que sufrimos hoy son irreversibles. Nada
los podrá revertir, por eso lo que queda es crear consciencia entre la ciudadanía
para que cuide el espacio que habita y, por ejemplo, no desperdicie el agua que
hoy aparentemente sobra.
Situación mundial. Mientras los gobiernos del mundo gastan miles de millones
de dólares en buscar una solución a la crisis económica, no se percatan de que
muchos de los efectos del aumento de la temperatura en el mundo son ya
irreversibles, incluso si las emisiones de los gases de invernadero pueden de
alguna manera ser frenadas.
Así lo advierte un importante estudio realizado por un equipo de científicos
internacionales del Laboratorio de Investigaciones de la Administración Nacional
del Océano y de la Atmósfera en Boulder, Colorado (EE.UU.).
"El aumento de la temperatura en el planeta se mantendrá durante mil años y lo
único que pueden hacer los países del mundo es evitar que las temperaturas
continúen aumentando en los próximos años, porque las consecuencias serán
terribles para la humanidad", advierte el informe.
Grave escenario. En diálogo con Correo, el director político de Greenpeace
Argentina, Juan Carlos Villalonga, explicó que los registros científicos indican
que la temperatura en el planeta comenzó a incrementarse desde 1860, en
plena Revolución Industrial.
Además, señaló que los efectos se comenzaron a sentir en la década de los
noventa -considerada la más calurosa de los últimos mil años-, con un
incremento en la temperatura de unos 0.4 °C. Diecinueve años después se elevó
un 0.9 °C.
"La atmósfera más caliente está desarrollando fenómenos climáticos extremos,
como huracanes más intensos, olas de calor, temporales de frío, así como el
incremento de las actividades de huracanes en el Atlántico", refirió Villalonga.
Estos climas extremos, indicó el experto, se dan porque el planeta se está
acomodando a su nuevo sistema climatológico -inducido por el hombre- y que
no tiene precedentes en los últimos 30 mil años.
"La Tierra sobrevivirá, como lo ha hecho durante miles de millones de años,
pero será muy distinta a como la conocemos. La única diferencia es que los
cambios, que serán extremos, afectarán económica y socialmente a la
civilización humana", advirtió el representante de Greenpeace.