LOS RIESGOS DE LA VIDA

Una tarde, mientras Agustino y Catalina volvían caminando a sus casas del
colegio, conversaban sobre los cumpleaños de sus mamas que se celebran
dentro de pocos días. Agustino quería regalarle una tarjeta bien grande
donde pudiera pegar muchas cosas Catalina no sabía que regalarle a su
mamá, solo pensaba que debía ser algo muy bonito. Ellos en el camino
escucharon ideas de todos sus amigos, pero Catalina nada le convencía.
Cuando llegaron a sus casa Agustino le pidió a Catalina que no dijese a
nadie sobre su sorpresa.
Como la mamá de Catalina no llegaba de trabajar y como ella no quería
estar solo fuera ella mientras esperaba a su mama, fue a hablar con la
señora Martha quien vendía caramelos, chocolates y gaseosas en las
esquinas, para que le ayude a encontrar el regalo. A ella tampoco se le
ocurrió nada. Así que siguió caminando preocupada.
En eso apareció un señor de mirada rara, que nunca había visto. A ella le
recordó un personaje de la televisión que no le gustaba a Catalina y a ella le
dio un poco de miedo que en eso ella siguió caminando.
Kamisaraqui, ¿te puedo ayudar?
Lo ciento pero yo no hablo con personas desconocidas.
Ah, pero me puedes conocer ¿no? Soy don Toto y me acabo de mudar muy
cerca de aquí y eh abierto una tienda de dulces de todos los sabores.
A Catalina le cabio la cara al escuchar “dulces” porque se imaginaba los
sabores.
Pero bueno te puedo ayudar.
Catalina le dijo: Bueno está bien lo que pasa es que no sé qué regalarle a le
puedo regalar a mi mamá por su cumpleaños.
Ah, pero yo tengo muchas cosas en mi tienda, tengo tantas cosas en mi
tienda que le puedes regalar a tu mamá, si quieres todas que son muy
bonitas y caras, yo te doy algunos regalos y tú a cambio, ¿me haces un
favor?
¿Qué favor? Eso te lo diré cuando estemos allá. Pero nunca se lo puedes
decir a nadie.
Entonces Catalina se fue con el nombre desde ese día su mamá empezó a
buscar a Catalina a las semanas la encontraron violada y muerta en un
lugar descampado.