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E Democracia
E Democracia
Los medios de comunicación de masas (o mass media) han cambiado radicalmente los
paradigmas de organización de nuestras sociedades. Después de la Segunda Guerra Mundial,
la explosión de posibilidades tecnológicas, culturales, mediáticas y de entretenimiento fue
descollante. La ciencia y la tecnología lo han cambiado prácticamente todo; a su vez, los
medios de comunicación se han hecho eco de estos cambios.
1.2.1. La infoxicación
1.2.2. El infotainment
En Los demasiados libros de Gabriel Zaid se nos recuerda que pronto habrá más
escritores que lectores. El sociólogo John B. Thomson, autor de Mercaderes de la
cultura, calcula que alrededor de un millón de libros nuevos aparece cada año en el
mercado anglosajón. ¿Qué implicaciones tiene esto? La facilidad de la creación tiene
algunas consecuencias no deseadas. La sobreproducción hace que surjan infinidad de
obras mediocres y malas, por muy bajas que sean las exigencias.
Tampoco hay que echarse las manos a la cabeza. La "baja cultura" o "cultura popular"
siempre existió. Además, si se analiza con algo de rigor, se puede comprobar que la
"baja cultura" no suele ser tan baja y que la "alta cultura" no siempre es tan alta. De
hecho, muchos fenómenos culturales se acercan a un término medio conocido como
"midcult".
El 17 de julio de 2011, la periodista Rebekah Brooks fue detenida por permitir y llevar a
cabo escuchas ilegagles. Esta mujer era la consejera delegada de News Corporation, uno
de los grandes imperios de la comunicación mundial dirigido por el magnate australiano
Rupert Murdoch. No es la primera vez que se traspasan los límites de lo legal. El caso
Watergate provocó la dimisión del presidente Nixon debido a un caso con algunas
similitudes. Los medios, en estos casos, son un termómetro del tipo de democracia que
existe.
Una vez más, quien mejor ha estudiado esto es John B. Thompson en su obra de
referencia El escándalo político. Las democracias actuales funcionan mediante
escándalos políticos que estremecen a la opinión pública. En 2010, el mundo vio
cómo naciones y embajadas se ponían en tela de juicio debido a las fultraciones de la
organización Wikileaks. Las democracias se basan en el derecho a la información y la
revelación de informaciones ocultas producen escándalos políticos con consecuencias
imprevisibles. En la sociedad de la información, el ciudadano no puede ser ajeno a
esta cultura del escándalo.
Desde luego, el escándalo político no es una buena noticia, pero sería aún peor que
no existieran, porque entonces viviríamos en una sociedad absolutamente
indiferente y anestesiada.
Todos sabemos que la democracia no sólo consiste en votar cada cuatro años. La
democracia es un proceso de deliberación mucho más importante que el mero
hecho de depositar el voto. Los valores de la democracia tienen que ver con el respeto
a los derechos y la vocación por participar en la vida pública. Esto puede parecer más o
menos obvio. En cambio, a veces resulta menos evidente que los medios tengan una
importancia superlativa en la salud democrática.
Las características que hemos comentado más arriba sobre los medios de comunicación
de masas condicionan el tipo de democracia en el que vivimos. Cuando los medios
llenan sus espacios de contenidos basura e información rosa, estamos
determinando cuáles son los asuntos de interés público. No se trata de restringir o
prohibir los contenidos que no parezcan culturales o con intereses elevados; podemos
aceptar que un partido de fútbol es de interés público (el ejemplo no es casual, en
España se ha discutido si el partido Real Madrid - Barcelona es de interés público y si
debería emitirse en abierto). Pero cada decisión tendrá alguna consecuencia en el tipo de
sociedad que tenemos. Los medios de comunicación de masas, como encargados de
transmitir la información a grandes audiencias, son intermediarios y en buena medida
responsables del proceso democrático.
Los tres primeros poderes son positivos, en el sentido de que tienen funciones que le
son propias (elaborar leyes, aprobarlas, dictar sentencias, etcétera). El cuarto poder, en
cambio, funciona como un contrapoder. Es un intermediario entre los tres poderes
y la ciudadanía. En la actualidad, en cambio, hemos comprobado que se necesita un
nuevo contrapoder, la propia ciudadanía. A la pregunta: ¿Quién vigila al vigilante?, la
única respuesta posible es: la ciudadanía. Un mundo verdaderamente justo es aquel en el
que todos los ciudadanos ejercemos de contrapeso a los abusos del poder.
En el cómic, que fue anterior a la película, se retrata el abuso del poder mediante una
parábola: la de unos superhéroes con virtudes extraordinarias... pero también con el
defecto de extralimitarse. El autor del cómic Watchmen es el mismo que creó el tebeo V
de Vendetta. No es casualidad que con el escándalo de Wikileaks y otros fenómenos
cercanos (el movimiento 15-M, por ejemplo), los ciudadanos hayan llevado la máscara
del protagonista de V de Vendetta, un héroe que se enfrentaba a la tiranía.
Más información en la dirección: http://es.wikipedia.org/wiki/V_de_Vendetta
¿Qué nos enseñan esas historias respecto al tema que nos ocupa? A nuestro juicio, son
metáforas útiles para explicar cómo la acción social crece mediante la comunicación y
la aportación de símbolos que unen a la ciudadanía. Por lo tanto, la sociedad civil no
sólo necesita comunicarse, también necesita crear imágenes y símbolos que
mejoren la cohesión interna.
En la sociedad de la información, nunca fue tan cierto que una imagen vale más
que mil palabras
Para que se entienda aún mejor lo que acabamos de decir. Cuando tuvo lugar el atentado
del 11-M, la comunicación fue fundamental para saber qué estaba ocurriendo. Lo que se
dedujo del 11-M fue que los SMS fueron fundamentales para la movilización
ciudadana. ¿Existía Internet? Sí. Evidentemente, también estaban la televisión, la radio
y algunos otros medios. Pero en aquella ocasión fueron los mensajes de móvil quienes
protagonizaron "la chispa" para incendiar la comunicación social y la movilización
ciudadana.
Por último, debemos añadir que la misión de estos libros no es "destruir" la sociedad
para proponer algo radicalmente distinto, como ocurre en la película El club de la
lucha. Las fantasías revolucionarias son muy divertidas, pero no proponen modelos
realistas ni recomendables (el último ejemplo de fracaso utópico lo protagonizó el
futbolista Éric Cantona con una propuesta que quiso llevar a cabo sin contar con el
apoyo suficiente para boicotear a los bancos).
Antes de empoderarnos, necesitamos conocer alguna idea básica sobre cómo funciona la
opinión pública y la teoría social. No hay nada más práctico que una buena teoría.
De ahí que introduzcamos en este curso la idea de la "espiral del silecio". La teoría de
la espiral del silecio fue propuesta por Elizabeth Noelle-Neumann y con ella se
refería a un fenómeno que observó sobre cómo actúan y opinan las personas en
función de lo que se acepta socialmente. En realidad, la sociedad no es un conjunto de
personas que actúan de manera transparente las 24 horas del día. Los individuos, para
bien o para mal, actúan de manera estratégica. Ése es el sentido que tiene la frase según
la cual la vida es un teatro. Todos representamos un papel. Todos esperamos
oportunidades, tomamos la temperatura de la sociedad para saber qué hacer o qué decir.
¿Qué paso precede al deseado empoderamiento del individuo? La espiral del diálogo. El
empoderamiento nunca se producirá si no se rompe la espiral del silecio (a
propósito, la película La ley del silencio muestra un claro ejemplo del daño que puede
provocar el silenciamiento). La ciudadanía necesita generar una espiral del diálogo para
llegar al empoderamiento social, o lo que es lo mimo, para adquirir relevancia (social
y/o política). Si el silencio es coercitivo, represivo, entonces el diálogo es liberador,
emancipador.
El empoderamiento social se constriuye con la creación de diálogo y de iniciativas
fértiles- ¿Cómo hacer todo esto? Como siempre, la teoría es más fácil que la práctica. El
desafío está en el aire, aunque hay páginas que se dedican a proponerte cómo hacer esto:
La inquietud por participar tiene que sembrarse desde el principio. Esto queire decir que
el fomento de la participación en la sociedad de la información debe nacer en la
educación obligatoria (primaria y secundaria). Una de las razones por las que existe
una brecha digital es que muchas generaciones no aprendieron a usar las TIC y ahora su
incorporación es tardía y algo problemática. Los nativos digitales, en cambio, nacieron
con las TIC y saben que la participación es esencial para sus vidas: colgar fotos en un
blog, escribirse por el móvil, todas estas acciones forman parte de la participación en la
sociedad informacional.
Este curso trata sobre la participación. Uno de los objetivos es conseguir movilizar a
las personas para que participen en el proceso democrático a través de las TIC que
ofrece la sociedad de la información. Sin embargo, hasta ahora la teoría social que ha
hablado sobre este aspecto siempre ha enfocado el tema desde el punto de vista de la
revolución. Por ejemplo: se habla del software libre como una revolución dentro del
software que pretende cambiar las reglas del juego de la informática. También se ha
hablado a menudo de las revoluciones comunicativas para que den lugar a revoluciones
reales.
Cuando describa con brillantez las situaciones que conoce, la participación llegará por
inercia. Por ejemplo: las movilizaciones del 15-M no se produjeron, pese a lo que pueda
parecer, por el hecho de que un grupo de personas quisiera revolucionar la situación del
país. Eso se ha intentado muchas veces y no se ha conseguido. El éxito de las
manifestaciones llegó cuando hubo una conciencia clara de en qué consistía la
"insatisfacción ciudadana". Desde el momento en el que un colectivo tuvo claro que la
raíz de sus problemas era la falta de "calidad democrática", los pasos siguientes fueron
muy sencillos.
Por este motivo, no hay que obsesionarse con "transformar" la sociedad. Basta con
describirla bien. Describir no es una tarea fácil: redactar un informe (como hacen las
ONG) es describir. Escribir una crónica o reportaje es describir. Ya lo hemos dicho
antes, y es un lema que adoptaron economistas y sociólogos: no hay nada más
práctico que una buena teoría. El objetivo es, por supuesto, actuar, pero para actuar
previamente hay que saber cómo hacerlo y por qué.
Pongamos otro ejemplo. Si tu trabajo está mal remunerado y las condiciones son
verdaderamente malas, cuando no ilegales, la solución no pasa por promover un motín o
una revolución, sino por explicar a tus compañeros/as de trabajo qué está fallando y qué
puede hacerse. Una buena descripción de la situación es mejor que cualquier revolución.
Una revolución es querer cambiar las cosas (lo cual está bien) y pretender que la gente
te siga a ciegas (lo cual ya no está tan bien). Otra opción es la descripción, que consiste
en explicar las cosas (lo cual está bien) y esperar a que el resto de personas involucradas
se implique de la mejor manera que pueda.
Este curso conoce bien sus limitaciones. No pretendemos, desde luego, crear una teoría
completa de la acción social. Para eso ya llevan trabajando durante años numerosos
intelectuales, como Noam Chomsky, Alain Touraine, el citado Manuel Castells o
pensadores menos conocidos como Geert Lovink. Será suficiente con proponer algunas
ideas o referencias y que los lectores hagan el resto del trabajo: pensar y participar.
El capítulo de este módulo se titula una revisión de la teoría crítica porque nuestra
sociedad de la información necesita nuevas ideas para problemas no tan nuevos. Desde
que iniciamos el curso, hemos hablado de la importancia de la intervención en la vida
pública y de la construcción de diálogos que rompan la espiral del silencio. El
empoderamiento, decíamos, se construye mediante espirales de diálogo.
Enumerar las ventajas es algo positivo para quienes no conocen nada de Internet o de la
sociedad de la información. Si ya tienes algunas nociones, como esperamos que así sea
gracias a este curso o a tus conocimientos previos, entonces las ventajas ya no son tan
satisfactorias y los lectores esperan una posición más crítica. Las personas con
experiencias en el empoderamiento social y la filantropía saben que no es oro todo lo
que reluce y se muestran más críticos con las formas de organización y acción social.
No somos más que individuos atrapados en una red de redes de personas, tecnologías e
información. Sin embargo, podemos movernos a través de esas redes. También
podemos cambiar nuestras conexiones y buscar otras distintas. Podemos seleccionar la
información y hacer que nuestra vida se interese por unos aspectos y no por otros. No
podemos cambiar el mundo, pero podemos cambiar la percepción que tenemos de él y
hacer que nuestras redes más inmediatas reaccionen a los pequeños cambios. Así
lograremos el esperado salto de lo local a lo global: reprograma lo que eres capaz de
hacer en tu vida cotidiana. "You must change your life".
La democracia es, pese a que suena a tópico, el menos malo de los sistemas. La
ciudadanía siempre tendrá la tentación de pensar que otros sistemas tienen sus ventajas,
pero lo cierto es que la democracia es un sistema de garantías que limita los abusos de
poder. En este sentido, el lema marxista sigue siendo válido: civilización o barbarie. La
democracia es imperfecta, pero las alternativas son opciones sujetas a
arbitrariedades, cuando no a atrocidades.
La ciudadanía, ahora lo sabemos, funciona como un quinto poder. Nadie tiene todo el
poder para conseguirlo, pero cada uno tiene un cierto poder individual que se suma al
del resto de ciudadanos.
Algunos modelos de e-democracia ya se han probado. Las experiencias son pocas, pero
intensas y muy fructíferas. Sólo el tiempo dirá en qué queda toda esta voluntad de
cambio hacia una democracia digital directa.
Los delegados, los alcaldes y otros cargos políticos empiezan a tomar conciencia de la
importancia de "escuchar al pueblo", lo que quiere decir que tienen que atender a sus
preguntas y responder a sus críticas en las redes sociales. Su prestigio depende de esta
comunicación y ya no hay vuelta atrás en este aspecto, porque si unos políticos se
retiraran de la red, la oposición rentabilizaría estas ausencias. Gracias a Internet,
la política está un poco más cerca de la ciudadanía.