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AUTOR:
PROFESOR:
PROFETAS II
FACULTAD DE TEOLOGÍA
Medellín, Noviembre 04
2011
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TABLA DE CONTENIDO
Introducción……………………………………………………….……………………..2
Conclusiones……………………………………………………………………………...11
Referencias…………………………………………………………………………….....13
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INTRODUCCIÓN
Al pensar en hacer un estudio sobre el pecado desde los libros de los profetas posteriores,
es evidente que hay una material abundante para el estudio y análisis del concepto en cada
uno de ellos, sin embargo, llamó particularmente la atención de los autores del presente
trabajo el observar como Yahweh se presenta, más allá de ser el Señor de la nación de
Israel, como Señor de todas las naciones, y como aquel que juzga el pecado, no solo de su
pueblo elegido sino de todos los pueblos de la tierra, dando un marco aun más grande de la
dimensión del pecado por fuera del contexto judío, el pecado original extendido a aquellos
sin la revelación de la ley.
Por otro lado, al estudiar el libro de Amós nos vamos a encontrar con un espejo que quizá
refleje en mucho la realidad de injusticia de nuestra sociedad actual y aún, puede reflejar
nuestros propios corazones, pero mas allá de esto, dará luz a sus lectores acerca de la visión
de Yahweh frente a la realidad de iniquidad e injusticia en la cual vivimos.
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Se dice que Amós fue uno de los profetas más antiguos, y según algunos escritores, el
primero en escribir lo que predicaba. Su nombre significa “carga” o “cargador” y su tierra
de origen era Tecoa, población empotrada en las montañas de Judá, que quedaba a 18 Kms
al sur de Jerusalén. Se dice que este profeta fue criado a orillas del desierto, y por no haber
mención al nombre de su padre, se pude decir que descendía de una familia pobre o cuya
procedencia no merecía ser mencionada de acuerdo a los parámetros de dicha época.
En los primeros versículos del libro se comienza haciendo un tipo de claridad acerca de
quién es esta persona que va a hablar a los pueblos y que está denunciando su pecado. Se
dice de este, que fue un pastor que profetizó en días de Uzías rey de Judá y en días de
Jeroboam hijo de Joás, y que fue tomado para el servicio del Señor en medio de las
actividades de su profesión, pastor y cultivador.
Este período en que el profeta predicó su mensaje fue en una época de prosperidad nacional
en Israel, sin embargo al mismo tiempo hubo poca sabiduría en la administración de dicha
bonanza, la cual se caracterizó por los grandes derroches que se daban frecuentemente en
banquetes y fiestas. Además de esto, con los privilegios y cambio de costumbres culturales
se fue dejando de lado el esfuerzo religioso y se comenzó a alimentar un espíritu de avaricia
e injusticia en dicha sociedad, resultando esto en la riqueza cada vez más creciente de los
ricos, a costa del crecimiento de la pobreza en el país.
Finalizando esta sección, y dando inicio a los juicios, se menciona uno de los aspectos más
importantes dentro de dicha profecía, y es el hecho de que estas palabras que serían
anunciadas a los pueblos vienen departe de Jehová, del cual se dice que rugirá desde Sion y
dará su voz desde Jerusalén, lo que revela la verdadera procedencia de dichas palabras y las
implicaciones de las mismas sobre el pueblo acusado. Por lo anterior se puede decir que el
verdadero autor es Jehová, quien a través de Amós, profiere juicio, castigo y finalmente
esperanza al pueblo de Israel.
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En Amos aparece una denuncia del pecado de ocho naciones. En cada una de estas
denuncias aparece la fórmula: “Por tres pecados de (la nación), y por el cuarto, no revocaré
su castigo”. Esta fórmula dejaba ver a sus oyentes que el juicio de Jehová no venía por un
solo pecado, sino que Dios que es “Lento para la ira y grande en misericordia” (Sal 86:15)
había aún dejado pasar su pecado en busca de su arrepentimiento, a pesar de que aún por
uno solo era meritorio hacer venir el juicio justo de Dios sobre ellos.
Llama la atención que dentro de la profecía de Amos se condene el pecado social puesto
que al menos seis de las ocho naciones eran paganas. Al parecer, esta condena del pecado
contra la humanidad, como lo detallaremos más adelante, apela a la ley natural, a la ley que
viene de la conciencia la cual ha sido puesta así mismo por Dios, a pesar de que para estas
naciones no haya habido una revelación especial del mismo.
Amos hace una acusación a ocho naciones de una forma que podría agruparse
coherentemente así: primero habla a las naciones paganas vecinas (Amós 1:3-10), es decir a
Damasco, Gaza y Tiro; después hace una exhortación a las naciones que tenían cierta
familiaridad con el pueblo de Dios (Amós 1:11—2:3), es decir, Edóm, Amón y Moab; y
por último, se menciona el pueblo de Dios (Amós 2:4-16), es decir, Israel y Judá*.
El juicio de Dios para esta nación se profiere sobre lugares específicos, diciendo que
enviará fuego sobre Temán y los palacios de Borsa.
Hasta esta altura de la profecía de Amós, todas las siete naciones anteriores han sido
identificadas en su contexto como los enemigos de Israel, así que hasta aquí, los
oyentes de la profecía habrán pensado esto como una esperanza futura de paz para
ellos como sostiene Mosquera. Sin embargo el profeta continuo con un juicio
mucho más enfático contra Israel que ocupa aproximadamente siete capítulos, lo
que nos da una idea de la exigencia de Dios para con aquellos que le conocen y que
se han comprometido con Él.
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2.8.1 Juicio contra Israel: Israel es acusado de vender al justo por dinero, y al
necesitado por un par de sandalias. Así mismo, se declara que pisotean en el
polvo de la tierra la cabeza de los desvalidos, lo que revelaba la injusticia
social y la dureza de su corazón, pues con estos actos, mostraban que habían
abandonado la enseñanza de Yahweh que protegía al pobre y al
menesteroso. Por otra parte Amós declara que ellos tuercen el camino de los
humildes, dando a conocer que nos solo su corazón estaba dañado y torcido,
sino que hacían caer también en pecado a aquellos de camino recto.
A su vez Dios les recuerda que Él mismo destruyó al amorreo cuya altura y
fortaleza eran de grandes proporciones, que destruyó sus frutos y sus raíces,
y que les sacó de Egipto conduciéndoles por el desierto para que tomaran la
tierra del amorreo. También les recuerda que levantó profetas y nazareos
entre ellos, como de alguna forma mostrándoles su fidelidad y cuida especial
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Luego, sostiene Mosquera, les reclama por haberles hecho beber vino a los
nazareos y ordenarles a los profetas que no profetizaran, por obstruir aun la
labor de aquellos que Dios había enviado para su arrepentimiento, por lo que
les advierte que el refugio le fallará al ligero, al fuerte le fallará su poder, que
el valiente no podrá salvar su vida, el que empuña el arco no resistirá, el
ligero de pies no escapará, ni el que monta a caballo, aún dice que hasta el
más hábil entre los valientes huirá desnudo el día de su juicio.
2.8.2 Castigo de Israel: Este reclamo que hace el Señor se dirige a los hijos de
Israel y a toda familia que hizo subir de la tierra Egipto, y se enfoca en
señalar su fidelidad (de Dios), en contraste con la infidelidad de este pueblo.
Les dice que sólo a ellos ha escogido de todas las familias de la tierra y que
por eso mismo el castigo vendrá sobre ellos por las iniquidades que han
cometido. Seguido a estas palabras se atribuye las calamidades de la ciudad
como causadas por el Señor, y manifiesta que estos actos han sido revelados
con anterioridad a los profetas. El discurso continúa haciendo énfasis en que
este pueblo no sabe hacer lo recto, que atesoran violencia y destrucción en
sus palacios.
Hay una mención a las vacas de Basán, las cuales son acusadas por oprimir
al pobre y quebrantar al menesteroso para acrecentar su propio bienestar, por
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lo que les dice que vendrán días en que serán expulsados de sus tierras
forzosamente.
Luego el Señor hace una comparación, diciendo que como ellos han
ofrendado y hecho ceremonias y cultos en vano, Él también ha hecho que
haya falta de alimento y de lluvias, aparición de vientos abrasadores y de
plagas en todas sus ciudades para que se volvieran a Él, sin embargo no se
han vuelto a Él por lo que les advierte que se preparen para enfrentarse con
Él, quien es su Dios que ha dado forma a los montes y ha creado el viento,
que declara al hombre cuáles son sus pensamientos y hace del alba tinieblas,
el que camina sobre las alturas de la tierra, y que Jehová de los ejércitos es
su nombre.
CONCLUSIONES
Como se dijo anteriormente, los pueblos acusados están divididos en tres secciones: Los
conocidos como naciones paganas (Damasco, Gaza y Tiro), las naciones con cierta
familiaridad con Israel (Edóm, Amón y Moab) y el pueblo de Dios (Judá e Israel). Es de
notar que las denuncias van aumentando al igual que los castigos, al irse incrementando
la cercanía del pueblo con Israel, hay más detalles y sabor de indignación a partir de la
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mención de la cuarta ciudad, finalizando con el mismo Israel al cual se le dedica cerca
del 80 por ciento del contenido del libro.
Frente a la reacción de estos pueblo, podemos decir que como nos deja ver el contexto
histórico, ellos habían entrado en una época de bonanza que no supieron manejar, pues
sumado a las constantes fiestas y distracciones reinantes, cada uno de estos pueblos se
encargó de buscar por cualquier medio mantener dichas condiciones a costa de los más
indefensos y necesitados, llegando al punto, en el caso de Judá e Israel de alcanzar a
menospreciar la ley del Señor y dejarla de lado.
Otro punto importante es que Dios no sólo juzga el pecado de su pueblo, sino aún de los
que no le conocen, apelando a sus conciencias. Sin embargo se puede ver en la
extensión dedicada a Israel, y en el tono de los reclamos e insistencia hacia a ellos, que
el castigo para estos sería mayor, debido a lo que también se esperaba de ellos y que los
mayores reclamos de parte del Señor se dan en contraste con las obras que ha hecho
Dios por ellos, y que al parecer han olvidado o tal vez menospreciado.
Con Judá aunque la reprensión no es tan grande en extensión del libro, igual hay que
ver la mención a que lo que ellos han hecho, o por lo que han disgustado al Señor, no es
por el daño hecho a otros, sino por la misma rebeldía frente a Jehová, y por postergar el
pecado de sus padres con respecto a la mentira, posible idolatría, engañándose a sí
mismos.
La visión que se muestra del actuar del Señor frente al pecado es coherente con la
santidad de su carácter mostrada en Levíticos, pues aunque recuerda su amor por el
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REFERENCIAS