Está en la página 1de 10

GESTIÓN AMBIENTAL Y CONSERVACIÓN DE LOS RECURSOS

NATURALES
Edilberto Guevara Pérez, Prof. Dr. M.Sc. Ing.
Escuela de Ingeniería Civil/Universidad de Carabobo
Valencia, Venezuela
E. Mail: eguevara@thor.uc.edu.ve

RESUMEN

En este documento se presenta un análisis comparativo resumido de los principales criterios de


gestión ambiental y los principios utilizados por las culturas precolombinas del Perú para la conservación
de los recursos naturales. Se consideran recursos naturales al suelo, al agua y a la vegetación. La gestión
ambiental o Manejo de Cuencas se fundamenta en tres principios generales para el control de la erosión: 1)
incrementar la resistencia del suelo a las fuerzas erosivas, 2) reducir el impacto de caída de las gotas de
lluvia sobre el suelo y 3) reducir la fuerza erosiva del flujo. Estos principios se agrupan bajo la
denominación de conservación/rehabilitación de cuencas y comprende todas las acciones que se
acometen para conservar o proteger los recursos naturales al mismo tiempo que se extrae algún beneficio
para el usuario (sustentabilidad).

INTRODUCCIÓN

El enfoque de Gestión Ambiental o Manejo de Cuencas varía con el tipo de agencia u organismo
que se ocupa de los planes de desarrollo, así como de la administración, manejo, ordenamiento y
protección de las cuencas. Una de las acepciones más usadas se basa en los elementos de juicio
referidos a: a) la acción genérica, b) a los fines específicos de dicha acción, y c) al objetivo del manejo
(CEPAL, 1992), ocasionando variación en la interpretación de términos como desarrollo, aprovechamiento,
ordenamiento, manejo o administración, especialmente cuando no se especifica con precisión el sujeto de
la acción genérica. El concepto más utilizado es Proyecto de Aprovechamiento y Conservación de
Recursos Hídricos, con tres fases: 1) fase previa o de ordenamiento, planificación del uso y diseño de la
mejor alternativa; 2) fase intermedia o de habilitación que comprende la construcción de todas las obras
contempladas en la alternativa factible de los proyectos de la fase previa; y 3) fase permanente o de manejo
que comprende la operación y mantenimiento de todas las obras construidas en la fase intermedia y todas
aquellas requeridas para la preservación de los recursos de la cuenca.

Desde el punto de vista de la acción genérica, la terminología utilizada en cada fase es específica.
El concepto de desarrollo de la cuenca comprende las tres fases resumidas en un proceso de
ordenamiento, habilitación y manejo de los recursos de la cuenca, orientado a cubrir ciertas necesidades
que demandan los habitantes de la cuenca sin menoscabar las condiciones ambientales (sustentabilidad).
Dentro de la concepción de desarrollo de la cuenca, se usa el término gestión como sinónimo de dirección
o conducción del proceso de desarrollo. Los conceptos de Aprovechamiento o Construcción indican
simplemente que las acciones correspondientes pertenecen a la fase intermedia. Cuando se trata de un
proyecto de inversión, esta fase intermedia se denomina Ejecución e incluye todas las acciones para el
aprovechamiento del recurso agua de una cuenca.

Términos como Administración , Manejo, Operación, y también Gestión , se aplican como acciones de la
tercera fase, o fase permanente, cuyo objetivo primordial es el de optimizar los resultados de las
inversiones previas, para lo cual debe sustentarse en un sistema organizativo estable de los usuarios. Por
lo tanto, el manejo de la cuenca es una función de la fase permanente y abarca el manejo de los bosques
reforestados, mientras que la administración del agua incluye la operación de los cuerpos de agua.
Frente a la diversidad de significados para un mismo término, una definición clara de los objetivos y
alcance ayudará a clarificar la confusión: El Manejo de la cuenca se concibe aquí como el conjunto de
acciones de gestión en la fase permanente del proceso de desarrollo de una cuenca, extensivas a todos los
recursos, sean éstos naturales o construídos por el usuario; incluye, por lo tanto, manejo de suelos
agrícolas, fauna, silvicultura, pastos, cuerpos de agua y áreas ribereñas, nieve, escorrentía, sitios de
construcción urbana, minería y vías de comunicación.

Por lo tanto, en el Manejo de Cuencas se pueden diferenciar dos rangos de alcances diferentes:
Uno que se refiere exclusivamente al recurso agua, es la concepción hidrológico-forestal; y el otro que
abarca todos los otros recursos de la cuenca, o concepción integral. En cuanto al primero, el Manejo de
Cuencas se orienta básicamente a la Protección, Conservación y Desarrollo de los recursos hídricos,
especialmente en las áreas de cabecera, teniendo como objetivos: 1) Mantener o incrementar el volumen de
agua; 2) Mantener o mejorar la calidad de agua; 3) Regular el régimen de las descargas de agua; 4) Reducir
el riesgo de inundaciones; y 5) Minimizar los riesgos de erosión y sedimentación. En cuanto al objetivo del
manejo extendido de los recursos de la cuenca, éste se refiere a la protección y conservación de dichos
recursos con el fin de proporcionar bienestar a los usuarios, garantizando hasta donde sea posible una
producción sostenida a lo largo del tiempo. Incorpora acciones que además de afectar a la producción de
agua, se orientan a la ordenación de la fauna y el paisaje y a la preservación de las especies. Ambos
rangos del manejo de cuencas contribuyen a la sustentabilidad ambiental de la cuenca y constituyen
acciones previas o paralelas a la gestión ambiental.

EL ENFOQUE HOLÍSTICO DEL MANEJO DE CUENCAS

Los enfoques sobre desarrollo, administración , ordenamiento, manejo y aprovechamiento de


cuencas han evolucionado en todos los países. De una visión centrada en el control del agua para regular
fenómenos extremos y usos sectoriales, se pasó paulatinamente a considerar el uso múltiple, manejo de
zonas de captación, conservación de recursos naturales y finalmente, a contemplar acciones para el
desarrollo integral del hombre. Los beneficios obtenidos mediante esta concepción integral del sistema
cuenca son mayores que la sumatoria de los que que se obtendrían considerando los elementos
individualmente. Esta nueva concepción se denomina enfoque holístico.

Pese a los avances prácticos y teóricos, aún son relativamente ínfimas las realizaciones en
sistemas de gestión capaces de conducir al desarrollo integral del hombre en las cuencas, mediante la
habilitación y manejo integral de las mismas. Ni siquiera se ha conseguido establecer sistemas de gestión
estables para el uso múltiple del agua en cuencas municipales, es decir, para el abastecimiento de los
principales centros urbanos de muchos países. Tampoco ha habido cambios en los sistemas tradicionales
de gestión sectorial y parcializada de los recursos de las cuencas que conduzcan al desarrollo sustentable,
a pesar del auge de la temática ambiental

EL CONCEPTO DE USOS MÚLTIPLES EN EL MANEJO DE CUENCAS

El enfoques sobre Manejo de Cuencas ha evolucionado en todos los países. De una visión
centrada en el control del agua (volumen, frecuencia y oportunidad) se está pasando paulatinamente a
considerar el uso múltiple del recurso, al manejo de las áreas de captación y a la explotación de todos los
recursos naturales e incluso a la consideración de acciones para el desarrollo integral del usuario en las
cuencas. Esta concepción integral del sistema cuenca produce mayores beneficios que la simple
sumatoria de los beneficios de cada elemento considerado aisladamente del conjunto. Desde el punto de
vista filosófico a esa visión integral de Manejo de Cuencas se denomina aproximación holística; desde el
punto de vista técnico el concepto más adecuado sería el de Manejo de Cuencas bajo el enfoque de usos
múltiples, de uno, varios o todos sus recursos. Etimológicamente hay una diferencia entre holismo (en el
sentido de que el todo es mayor que la suma de las partes) y usos múltiples. Pero desde el punto de vista
práctico, no es posible o sería sumamente complejo considerar absolutamente todos los elementos del
sistema cuenca. Por ello aquí se utiliza el término usos múltiples para denotar la inclusión de aquellos
recursos que previsiblemente intervienen en la creación de bienestar y prosperidad de los usuarios de una
cuenca, a través de un manejo integral.

El concepto de usos múltiples se refiere entonces al manejo de los recursos de una cuenca en tal
forma de obtener más de un beneficio o producto (Guevara, 1997). La concepción hidrológico - forestal del
manejo de cuencas, es decir, la sola producción de agua y madera ha entrado en desuso, dando paso a la
concepción de varios tipos de producción tal como agrícola, forrajes, ganadería, vida silvestre, recreación,
etc. El administrador moderno tiene que dedicar esfuerzo a la administración de cada elemento dentro de
un contexto global y debe resolver los intereses conflictivos que puedan presentarse. Para ello se requiere
de una perspectiva de múltiple uso o de uso global para lograr un manejo de cuencas integrado y
sostenible, especialmente en los países en desarrollo donde grandes masas de pobladores rurales
dependen de una variedad de recursos que se producen en las cuencas de cabecera, donde hasta ahora
las actividades desordenadas han conducido a una degradación de las cuencas y han originado impactos
aguas abajo que hay que evitar. Por lo tanto, programas orientados al incremento de la productividad de las
cuencas no pueden ignorar la necesidad de implementar prácticas cónsonas con el Manejo de Cuencas.
Por otro lado, acciones tendientes a la reducción de la erosión, sedimentos y problemas relacionados con
el manejo del agua no deben ignorar la importancia que poseen las cuencas de cabecera para el usuario en
el sentido de la producción de bienes y servicios requeridos por el mismo. La clave está entonces en
diseñar estrategias de manejo de las cuencas altas que diversifiquen e incrementen los ingresos a través de
la producción agrícola y la explotación de los recursos naturales, pero promoviendo los objetivos de
conservación del suelo, agua y vegetación. Incorporando en la planificación la concepción de Manejo de
Cuencas bajo uso múltiple de los recursos se obtienen beneficios sustentables, tanto en la propia cuenca ,
como aguas abajo.

En los países en desarrollo muchos usuarios practican hasta cierto punto el uso múltiple
obteniendo diversos productos, como alimentos, fibra, leña y otros. Aunque el énfasis puede estar en el
cultivo de granos o cereales, normalmente poseen algún otro producto fuera de la agricultura. Muchas
actividades relacionadas con la explotación de los recursos están ligadas con el desarrollo y distribución
del suministro de agua; por eso, si bien el concepto de usos múltiples se viene practicando en muchas
cuencas altas, no siempre el manejo se está haciendo en forma adecuada, para los usuarios de las
cuencas altas y los de aguas abajo.

El término uso múltiple puede aplicarse, tanto a un área, como a un recurso natural en particular.
Usos múltiples referidos al área significa el manejo de varios recursos naturales, productos o combinación
de recursos sobre una cuenca. Estos usos pueden ser complementarios, suplementarios o competitivos.
En una relación de complementariedad los productos se incrementan conjuntamente. Los productos son
suplementarios cuando el cambio de uno de ellos no afecta al otro; mientras que la relación es de
competitividad cuando uno de los productos se sacrifica en beneficio de otro.

El uso múltiple aplicado a un solo recurso natural se refiere al hecho de que el mismo recurso se
usa para varios propósitos; así por ejemplo, el agua puede usarse para irrigación, industria, recreación,
abastecimiento , etc.; la madera puede utilizarse en carpintería, construcción, pulpa de papel y como
combustible; el forraje puede servir como alimento de los animales domésticos, para la vida silvestre o
como material de estabilización de las cuencas. Al igual que en el primer caso, los usos también pueden
ser complementarios, suplementarios o competitivos.

MANEJO INTEGRADO DE RECURSOS NATURALES

El Manejo de Cuencas Integrado comprende acciones directas e indirectas, según el efecto que su
aplicación produzca en la cuenca. Las acciones directas modifican o alteran fisicamente la cuenca y su
dotación de recursos, como por ejemplo una deforestación. Las acciones indirectas posibilitan la ejecución
de las acciones directas, tal es el caso de la organización de la población local, el entrenamiento de los
funcionarios públicos o el otorgamiento de créditos y servicios.

Las acciones directas de Manejo de Cuencas pueden ser de dos tipos, de acuerdo con sus fines:
aquellas cuyo propósito es evitar acciones negativas; y las que tienen el doble objetivo de evitar situaciones
negativas y propiciar las positivas. Las acciones directas orientadas a evitar situaciones negativas tienen la
función de controlar, mitigar, prevenir, combatir y proteger la cuenca contra fenómenos indeseados, sean
naturales o provocados por el hombre; a este grupo pertenecen la mayoría de las acciones de protección,
como las de control de erosión, de inundaciones, de deslizamientos, de incendios forestales, de calidad de
agua, de vertimientos en lagunas de alta montaña, de escorrentía, de relaves y otras de carácter defensivo.

Las acciones directas de manejo que procuran a la vez evitar situaciones negativas y contribuir al
aprovechamiento de la cuenca son la preservación, conservación, rehabilitación, mejoramiento y tratamiento
de recursos, tanto naturales, como construidos por el hombre.

Gran parte de las acciones mencionadas se ejecutan conjuntamente con procesos productivos, de
allí la concepción de Manejo Integrado de Cuencas. Como ejemplo de prácticas mixtas de manejo y
aprovechamiento tenemos la conservación de recursos genéticos, el ordenamiento de la fauna silvestre, el
manejo y lavado de suelos, el drenaje de tierras agrícolas, la forestación con fines de protección y
producción, el cultivo en contorno y el manejo agrosilvopastoril. Tanto el manejo integrado como el
aprovechamiento de los recursos de la cuenca comprenden un gran número de acciones complementarias,
incluyendo actividades productivas conexas. Las acciones directas se separan en tres grupos: del proceso
de manejo de cuencas, de su aprovechamiento y de ambos. Los objetivos de dichas acciones pueden
corresponder sólo al manejo de la cuenca (controlar, proteger, preservar, ordenar, recuperar, conservar), a
su aprovechamiento ( producir, extraer, transformar) o simultáneamente a ambos aspectos.

Los objetivos vinculados con la gestión integral de los recursos de una cuenca se agrupan en dos:
1) manejo de cuencas ( preservación y reserva; recuperación y rehabilitación; protección y vigilancia;
conservación de recursos); y 2) aprovechamiento de la cuenca (Utilización; producción y transformación;
explotación y extracción; degradación o destrucción de recursos.

La sustentabilidad económica de un proyecto de manejo integrado de cuencas depende del efecto


de las medidas aplicadas sobre la producción de los recursos de la cuenca o del grado en que logren
reducir fenómenos no deseados. Entre estos últimos se pueden incluir también a las externalidades. No
existe un proyecto único de manejo de cuenca, sino un conjunto; cada uno se debe evaluar en términos
económicos, primero en forma separada y luego en función de sus efectos combinados. Algunos no son
autosustentables, o lo son a muy largo plazo, debido a que no se asocian con un proceso productivo
específico o con la defensa de algún sistema de valores para el hombre.

Las acciones directas o técnicas de manejo de cuencas vinculadas o no con actividades


productivas tienen como propósito implícito incrementar la resistencia de los recursos naturales a los
efectos de algún agente, tal como aumentar la resistencia del suelo a la erosión mediante un mejoramiento
de la textura y la estructura o disipar la energía de la escorrentía por medio de la cobertura vegetal y surcos
en contorno. Entre los agentes potencialmente negativos figuran las actividades humanas, el agua, el fuego,
el clima, los contaminantes y las plagas y enfermedades. Por lo tanto, el manejo integrado de cuencas
combina acciones preventivas, defensivas, curativas y ofensivas. Como alternativa de las acciones
técnicas existen otras opciones, tales como, reducir al mínimo las situaciones de peligro, no construyendo
en zonas inundables o no cultivando especies susceptibles a plagas o heladas; aceptar un riesgo
calculado, almacenar reservas o tomar otras medidas complementarias (seguros).

La clásica convergencia entre conservación y utilización, se conoce tradicionalmente como uso


racional de los recursos; esta imagen idealizada del equilibrio entre crecimiento económico y
sustentabilidad ambiental no reconoce los extremos de la pugna entre preservar y construir. Es de resaltar
que en la formulación de programas y proyectos de manejo de cuencas no basta con señalar las
actividades directas sino que es necesario considerar todos aquellos aspectos que podrían actuar como
verdaderas limitaciones para el desarrollo de los programas de manejo. Las cuencas menos favorecidas son
las más alejadas y carentes de inversiones importantes salvo algunos escasos cultivos; en general, están
altamente degradadas, como resultado de prácticas de corte, quema y cultivos en máxima pendiente y
tienen una población invasora sin títulos de propiedad, dispersa y sin una estructura social organizada.
Desde el punto de vista social y ambiental, requieren con urgencia de medidas de protección y
recuperación, pero su rentabilidad es tan baja que existen muy pocas posibilidades de que sean
beneficiadas con proyectos que se seleccionan sobre la base de un análisis beneficio/costo.

Por lo tanto cuando se planifica la ejecución de un programa de manejo de cuencas, debe


asegurarse de que su realización se asocie con la de otros destinados al aprovechamiento de los recursos
de la cuenca y que ambos formen parte de un plan de habilitación integral de la cuenca o de la región
donde se ubica en beneficio de las generaciones presentes y futuras.

TÉCNICAS DE CONSERVACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES

La erosión ocurre cuando las condiciones son favorables para el desprendimiento y transporte de
las partículas de suelo. Tanto la erosión laminar, como la erosión por surcos son causadas por el impacto
de caída de las gotas de lluvia, por la fuerza cortante de la escorrentía superficial y el flujo concentrado en
cauces, y por la combinación de ambos fenómenos. Factores como clima, erosionabilidad del suelo,
inclinación y longitud de la pendiente y condiciones de la cobertura vegetal determinan la magnitud de la
tasa de erosión. Para reducir la erosión se han desarrollado muchas prácticas, no todas ellas de aplicación
universal; sin embargo, donde quiera que el fenómeno de la erosión ocurra, existen tres principios básicos
para un control efectivo, no sólo de la erosión hídrica, sino también de la erosión eólica: 1) incrementar la
resistencia del suelo a las fuerzas erosivas; 2) reducir el impacto de caída de las gotas de lluvia sobre el
suelo; y 3) reducir la fuerza erosiva de flujo ( volumen y velocidad). La resistencia del suelo a las fuerzas
erosivas se incrementa mejorando la estructura y la estabilidad del suelo, a través de medidas como
incorporación de materia orgánica o de otras sustancias químicas ( cal, yeso o fertilizantes), y de ciertas
labores agrícolas. El impacto de caída de las gotas de lluvia sobre el suelo se reduce fundamentalmente
mediante el mantenimiento permanente de una cobertura que proteja la superficie del suelo (tipo vegetativo
o simplemente artificial). La reducción de la fuerza erosiva del flujo se logra reduciendo el volumen de
escorrentía superficial y la velocidad del flujo. La resistencia a la velocidad del flujo se puede incrementar
mediante varias prácticas, tal como el uso de mulch, construcción de barreras, cultivo en contorno, tanto
surcos, como fajas y terrazas. Igualmente se pueden utilizar estructuras hidráulicas de retención,
conducción y control del agua y de almacenamiento.

Los tres principios generales indicados para el control de la erosión se agrupan bajo la
denominación de conservación de cuencas y comprende todas las acciones que se acometen para
conservar o proteger los recursos naturales de la cuenca al mismo tiempo que se extrae algún beneficio
para el usuario a lo largo del tiempo, es lo que hemos denominado sustentabilidad. Las medidas de
conservación de cuencas, se definen como aquellas actividades que evitan la degradación de la cuenca, tal
como manejo de suelos y cultivos (manejo agrícola), de bosques, de praderas , de sitios de minas y
construcción, de ciénegas , planicies de inundación y manejo de usuarios. Este último aspecto es de suma
importancia para el éxito de los anteriores y se refiere a la forma de organizar los usuarios, ya sea a través
de entrenamiento, extensión, investigación, etc con la finalidad de que acepten y soporten los programas de
conservación.

Las medidas de rehabilitación de cuencas, son aquellas actividades cuyo objetivo es devolver a la
cuenca a su condición original, una vez que ha sido degradada a consecuencia del mal uso. En la práctica,
sin embargo, no existe una diferenciación tan marcada entre conservación y rehabilitación ya que muchas
medidas sirven para ambos propósitos, como es el caso del control del volumen de escorrentía y velocidad
del flujo. A continuación vamos a resumir la relación de actividades relacionadas con la conservación y
rehabilitación. Una descripción detallada de los métodos se conservación se encuentran en Guevara (1997):

Medidas de Conservación

1. Manejo agrícola
- Tratamiento de suelos ácidos
- Aplicación de fertilizantes
- Aplicación de residuos vegetales y guano de corral
- Uso de residuos vegetales
- Sistemas de labranza: Cero labranza y labranza mínima, labranza mulch, labranza de bordes y surcos,
subsolación.
- Manejo de cultivos o medidas agronómicas de conservación: cobertura vegetal; manejo de monocultivos;
cultivo en fajas; fajas buffer y cultivos de cobertura.
2. Manejo de bosques
- Métodos de corte de madera
- Transporte de troncos
- Pastoreo en los bosques
- Sistemas agroforestales
3. Manejo de praderas y pastos
- Capacidad de carga y grado de utilización de los pastizales
- Prácticas para el mejoramiento de praderas
- Manejo de pastizales
- Técnicas de pastoreo
- Renovación y rehabilitación de pastizales
4. Manejo de áreas degradadas por minería y construcción
- Métodos vegetativos para la estabilización de sitios degradados
- Aplicación de mulch
- Vegetación de canales
- Áreas de minería
- Construcción de vías
- Áreas urbanas y otras actividades de construcción
5. Manejo de ciénegas (wetlands)
- Función hidrológica y ecológica de las áreas ribereñas
- Wetlands no ribereñas
- Manejo de Wetlands
6. Manejo de cauces y planicies de inundación
- Comportamiento de las corrientes
- Manejo de las corrientes
- Manejo de las planicies de inundación
7. Manejo del riego y drenaje
- Criterios de selección de los sistemas de riego
- BMP’s relacionadas con el manejo del riego (mejores prácticas de manejo): BMP’s relacionadas con el
manejo de fertilizantes, con las aplicaciones de guano.
- Criterios de selección y manejo de los sistemas de drenaje
8. Extensión para conservación de cuencas
- Extensión para pequeños agricultores
- Asignación de las labores de extensión
- Asistencia a los agricultores
- Incentivos para la conservación de cuencas
- Manejo de incentivos

Medidas de Rehabilitación
En el punto anterior hemos definido a la conservación de cuencas como todas las acciones que se
acometen para conservar o proteger los recursos naturales de la cuenca, al mismo tiempo que se obtiene
algún beneficio para el usuario a lo largo del tiempo; es decir que evitan la degradación de la cuenca,
manteniendo su sustentabilidad; también se conocen como medidas culturales. La rehabilitación de
cuencas se refiere a las actividades cuyo objetivo es devolver una cuenca degradada por el mal uso a su
condición original, tal es el caso del control de cárcavas o de torrenteras, por ejemplo. En la práctica se
sabe que no existe una diferenciación tan marcada como la expuesta entre conservación y rehabilitación de
cuencas, debido a parte de la cuenca puede requerir conservación solamente, mientras que otra puede
estar degradada totalmente y demanda una rehabilitación; por otro lado, muchas medidas sirven para
ambos propósitos, como es el caso de prácticas que se usan para el control del volumen de escorrentía y
de la velocidad del flujo. Cuando las prácticas culturales o agronómicas funcionan satisfactoriamente no es
necesario la aplicación de medidas adicionales para el control de la erosión; pero cuando no son
suficientes, se requiere de una o más de las denominadas medidas estructurales. Las terrazas se usan en
todas partes para controlar la erosión de áreas cultivadas o afectadas por otros usos de la cuenca, por que
reducen la longitud y la inclinación de la pendiente de las laderas. Las estructuras de conducción se
diseñan para transportar el flujo desde los campos hasta los cauces naturales o a sistemas de drenaje
permanentes de un modo tal que no sea erosivo. Las estructuras de disipación de energía se diseñan para
reducir la velocidad del flujo a tasas no erosivas al transportarlo de un nivel superior a otro más bajo del
terreno. Las estructuras de retención de sedimentos tienen la función de atrapar el material de transporte y
removerlo antes de que ocasionen efectos negativos aguas abajo.

En las regiones tropicales con intensas lluvias y elevada escorrentía, los problemas severos de
erosión en los terrenos cultivados empinados limitan la aplicación de las medidas agronómicas o
biológicas; bajo dichas condiciones, las prácticas culturales por si solas frecuentemente no son suficientes
para conservar y/o rehabilitar la cuenca; por lo tanto se necesitan medidas estructurales
complementarias/suplementarias, las que muchas veces son obras permanentes de enrocados, acero,
concreto y mampostería. Estas últimas trabajan mejor en combinación con las primeras, por ello es que
hemos afirmado que no existe una división clara entre la conservación y la rehabilitación, sino más bien
ambos tipos de medidas operan en una estrecha interrelación.

Uno de los retos del conservacionista constituye la selección del tipo de medida a adoptar para una
situación dada; la inclinación del profesional por un determinado tipo de medida puede tornarse en una
selección inapropiada; puede suceder lo mismo con el tipo y nivel de especialización y la experiencia
adquirida. En muchos países en desarrollo pobres existe la tendencia de aceptar cualquier tipo de medida o
estructura de conservación/rehabilitación, siempre que sea de bajo costo y fácil de aplicar, sin analizar el
grado de su efectividad. Por el contrario, en países ricos, se suelen sobre diseñar las estructuras aplicando
lo que podríamos denominar factores de seguridad tipo miedo, incrementando innecesariamente los costos
de las obras en un afán de arreglar los problemas con el puro dinero. Para evitar las mencionadas
distorsiones, es necesario encontrar un equilibrio entre los tratamientos más efectivos y los menos
costosos para seleccionar los óptimos.

Las medidas culturales son inefectivas en pendientes superiores al 12%, lo cual es común en las
áreas mencionadas de las regiones tropicales. Por lo tanto, los métodos más apropiados para el control de
la erosión en esas laderas inclinadas son las medidas estructurales, mediante la modificación del factor de
pendiente, ya sea cambiando la inclinación única de la pendiente a muchas franjas continuas planas que
corren a lo largo de las curvas de nivel en la ladera, o bien, cambiando la longitud única de la pendiente a
una serie de pendientes más cortas mediante el uso de estructuras discontinuas.
Ambos tipos de medidas se pueden diseñar de tal modo que conduzcan el flujo siguiendo las
curvas de nivel a velocidades no erosivas hacia sistemas de drenaje natural o protegidos. Los canales, sin
embargo, pueden construirse independientemente de las terrazas para interceptar la escorrentía de las
laderas y conducirla hacia los sistemas de drenaje naturales. Los grandes desniveles se vencen mediante
estructuras hidráulicas como rápidas y caídas, acompañadas de estructuras de disipación de energía para
evitar la erosión en la parte inferior de las mismas.
Las medidas estructurales que mejor se adaptan a las regiones empinadas de los trópicos
húmedos son las terrazas de banco de pendiente invertida, ya sean continuas o discontinuas, de diferentes
anchuras para adaptarse a las pendientes y a los sistemas de cultivo. Estas estructuras poseen muchas
ventajas, entre las que figuran: 1) proveen el drenaje necesario para eliminar la escorrentía que se concentra
en el pie de los sitios de corte y se conduce suavemente hacia el sistema de drenaje natural o protegido
que se encuentra fuera del área de la terraza; 2) las estructuras discontinuas son de bajo costo y dan la
flexibilidad de construirlas a lo largo de un período de varios años; 3) incrementan el área agrícola en la
cuenca ya que pueden usarse en laderas con pendientes de hasta 58% (30 grados) que de otro modo
quedarían fuera de uso; 4) las mismas estructuras se pueden usar como vías de transporte, riego o para
futura mecanización; 5) son apropiadas para cultivos anuales, semipermanentes y mixtos; 6) son
apropiadas tanto para tenencias pequeñas como medianas.

TÉCNICAS DE GESTIÓN AMBIENTAL PRECOLOMBINAS

Habiendo sido la Incaica la cultura precolombina más desarrollada en el aspecto agropecuario, ella
poseía también los sistemas de conservación de los recursos naturales más avanzados. Por lo tanto vamos
a concluir esta presentación con un resumen de los criterios utilizados por dicha cultura en la gestión
ambiental.

Existe una estrecha correlación entre el carácter de los pueblos y el de la naturaleza de la que
estos grupos etnológicos extraen la materia prima para su sustento biológico e intelectual. Esta era la
razón de ser del sistema cooperativista de las culturas precolombinas, centrado en la modalidad de los
ayllus agrícola- ganaderos en la costa y en la sierra, y la de la organización imperial (Imperio de los Incas)
que se perfeccionó durante muchos siglos, hasta que repentinamente fue destruido, por la penetración de
nuevos factores económicos, políticos y sociales que arribaron en las carabelas de Colón.

Todos los grupos humanos del pasado desenvolvieron sus actividades hacia la prosecución de sus
medios de vida, orientándose por la mínima resistencia que les oponían los factores geográficos y
climatológicos de las comarcas que habitaban. Antes de subsistir de la agricultura o de la carne de
animales domesticados, de la pesca o de la caza, lo hacían de la simple recolección de frutos, raíces y
tallos alimenticios. Lentamente se pasa a lo largo de la historia de la economía recolectora a la
agropecuaria, y así se pasa también de la condición de una especie de elementos inertes de la naturaleza
a explotadores de los recursos naturales. Las sociedades colectivistas, como la de las culturas
precolombinas de América, prestaron atención en esta última etapa a la conservación del ambiente, a lo
que actualmente denominamos sustentabilidad; mientras que las sociedades europeas y las
poscolombinas de América se distinguen por ser destructoras del ambiente debido al concepto de la
propiedad individual y al ansia de enriquecimiento personal a costa de la sobre utilización de los recursos
naturales.

En cuanto a las culturas precolombinas se refiere, la más desarrollada en los aspectos


agropecuarios, consiguientemente en la conservación de los recursos, fue la de los Incas. Su afán
conservacionista estaba ligado a las múltiples variedades topográficas, con sus respectivas variedades
climáticas. Para simplificar la explicación señalaremos que el país de los Incas (Perú actual) se divide en
tres regiones generales: Costa, Sierra y Selva. La costa abarca el 10 % de la superficie y alberga al 60 %
de la población. La Sierra comprende el 30% de la superficie y alberga al 30% de la población y la Selva
que comprende el 60% del área sólo alberga al 10% de la población.
Se sabe que a la llegada de los españoles, el Imperio Incaico se encontraba en una etapa agrícola
de economía productiva intensamente desarrollada en la costa. No se puede pensar en esa realidad
agrícola sin considerar que su desarrollo se efectuaba bajo el amparo de un perfecto sistema de irrigación y
manejo de suelos y cultivos, y un conocimiento completo de las condiciones climáticas y topográficas. En
la región andina la agricultura había rebasado las huertas familiares y se extendía sobre las cumbres de los
cerros en que se habían construido las casas colectivas de los clanes, quizás en el corazón de las markas
o tierras acotadas durante la economía recolectora. Como expresión máxima de este período, se encuentra
la agricultura en pleno desarrollo en andenerías, como una ampliación de la huerta casera y con la
concurrencia del esfuerzo colectivo de la comunidad. Las andenerías aparecen , en su primera etapa
(trabajo familiar), como escalinatas construidas de arriba hacia abajo, aprovechando los desmontes en el
segundo o tercer plano; en su etapa definitiva constituyen verdaderos sistemas de conservación de suelos y
aguas, extendiéndose hacia las defensas ribereñas y a las planicies de inundación. Los sistemas de riego
se limitaban a las aguas de lluvia o a la escasa disponibilidad hídrica de esas alturas; predominando en
esas condiciones climáticas el cultivo de la papa. El cultivo de la papa data desde unos 500 años A.C. El
propio idioma Quechua ha cristalizado todo el devenir económico, político y religioso de esta raza y sus
vocablos han aprisionado toda la fenomenología agrícola que se generó al rededor de ese producto (la
papa). Estos vocablos son tan ricos en expresión y colorido que aventajan sobradamente a los del
castellano. Si se suprimieran de la mente o conocimiento de un indígena quechua, desgarraríamos un
enorme trozo de su vida intelectual.

Los Incas cultivaban otros tubérculos como los ollucos y ocas. Este último era considerado como
una representación del phalus y un símbolo del placer sexual; el acto de la generación se denomina oca-
tarpu, es decir la siembra de ocas. Si se considera que en todos los idiomas las comparaciones y
expresiones de esta naturaleza son tan antiguos como las percepciones y sentimientos que les dieron
origen, como sapear, coger, comer, y otras tantas de la idiosincrasia erótica de los pueblos, se verá que
aquella expresión por si misma es una verdadera especie arqueológica, sobre todo cuando se la relaciona
con el concepto indígena a cerca de la tierra o Mama Pacha, la que se deja engendrar para alimentar a los
hombres con sus productos, la que se deja meter o sembrar la oca, para gestar la simiente, para devolver
en el parto o cosecha otras parecidas. Esta es la razón simbiótica por la que había que evitar la
degradación de la Mama Pacha mediante los sistemas de conservación, para que siga produciendo más y
más alimentos para una población siempre creciente.

El trabajo colectivo se denominaba mincca o minga; incluye el trabajo voluntario, en conjunto, de


todos los miembros de la comunidad o ayllu en una obra agrícola o de beneficio colectivo de viviendas para
los recién casados; supone además la alimentación o porción alimenticia que cada comunero recibe de la
comunidad o del particular a quien presta sus servicios. La expresión estatal de la minga lo constituye la
Chunca, a la cual se debe el cultivo de las extensas tierras de la marka, el perfeccionamiento de las
terrazas, la construcción de grandes canales y acequias de riego, el florecimiento de las grandes industrias
de alfarería, ya que había alimentación y tiempo suficiente para emprender esas tareas.

Los Incas convirtieron a la Chunca en la Mitta, dándole el carácter de obligatorio y castigando con
la muerte al que osare no trabajar, de acuerdo con uno de sus principios básicos amac-quella, es decir, no
seas perezoso (los otros principios básicos eran: amac-sua = no robar y amac-yulla = no mentir) . La mita
llegó a ser una perfecta organización y división del trabajo. Todos trabajaban: niños y ancianos en labores
adecuadas; mujeres y varones adultos en toda clase de industrias y empresas; por que los ejércitos
también construyeron calzadas, caminos, puentes y acequias. Sólo consumían, sin trabajaren obras
productivas, los religiosos profesos y los enfermos. El Incanato supo aprovechar la energía vital de sus
pobladores; pero no supo educar a sus hombre y pueblos ni prevenirlos para el porvenir ni para las
contingencias; así fue que fueron presa fácil de una conquista despiadada.

Entre las obras hidráulicas más conocidas o sistemas para la conservación tenemos: Los Racca
Rumi o canales de roca para la conducción de las aguas sin pérdidas por infiltración; los Puquios o
almacenamientos de aguas superficiales dentro del perfil del suelo para evitar la evaporación (similares a los
Khanates persas); las defensas ribereñas para la protección de las planicies de inundación; y los Qochas,
Estos últimos eran sistemas integrales de manejo del suelo y el agua, similares a las franjas en contorno
modernos. Los Qochas eran lagunas en perfectos círculos, en sucesión superpuesta, como si fueran
cráteres de volcanes aplanados por los vendavales de siglos. Existen también rectangulares y abarcan
extensiones de hasta 16000 hectáreas en la región del Altiplano. Probablemente se originan como una
combinación del uso de las características naturales con un perfeccionamiento continuo. Se construían
para manejar las tierras de zonas áridas, para controlar las heladas y la erosión. En la actualidad los
Qochas representan un manejo eficiente del medio ecológico y se presentan como círculos concéntricos de
cultivos alternados multicoloreados. El círculo interior se siembra con Tarwi (azul), el círculo intermedio es
de quinua (color rojo) y el círculo externo lleva papas (color verde). El sistema permite efectuar rotaciones
de ollucos, habas, ocas, cañihua, cebada, avena y pastos; igualmente se utiliza el barbecho, como técnica
de recuperación de la fertilidad de los suelos.

Las labores de conservación se extendían a los animales a través de un profundo conocimiento de


la psicología y costumbre de los animales y una completa organización política y administrativa: El Chaco.

REFERENCIAS

CEPAL (1992): Bases conceptuales para la formulación de programas de manejo de cuencas hidrográficas.
División de Recursos Naturales y Energía. LC/G.1749. Santiago de Chile.
FAO (1986): Incentives for Community Involvement in Upland Conservation. FAO Conservation Guide 14:
Strategies, Approaches, and Systems in Integrated Watershed Management. FAO, Rome.
Guevara, E. (1997): Manejo Integrado de Cuencas. Documento de referencia para los países de América
Latina. RLC/97/04-FOR-54. Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. Santiago
de Chile.
Guevara, E (1998): Ética Ambiental y Políticas de Conservación de Recursos Naturales. Consejo de
Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) de la Universidad de Carabobo. Valencia, Venezuela.

También podría gustarte