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Laboratorios de culturas
Perspectivas poscoloniales y teológicas al reverso de las ciudades
Stefan Silber
Sumario: Summary:
Partiendo de un estudio sobre diferentes Starting with a study of different assays of
análisis de las ciudades grandes desde las large cities from postcolonial
perspectivas poscoloniales el artículo perspectives, the article reviews the
reseña los apartados del Documento de Aparecida Document sections on Urban
Aparecida sobre las urbes y describe la Pastoral and describes the presence of
presencia de Dios en la ciudad como algo God in the city as something concealed,
ocultado, que puede ser descubierto y which can be discovered and
experimentado. Finalmente se dan pautas experienced. Finally, pastoral guidelines
pastorales para la Iglesia en la ciudad. for the church in the city are given.
Palabras clave: Pastoral Urbana, estudios Urban Theology, postcolonial studies,
poscoloniales, Documento de Aparecida, Aparecida conference, signs of the times
signos de los tiempos
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habitantes de las ciudades. Un rótulo como “la ciudad de todos los argentinos” es una
afirmación universalista que oculta la existencia de argentinos fuera de Buenos Aires
tanto como el hecho de la exclusión de personas dentro de la ciudad, para no hablar de
una negación de los derechos a la ciudad de los bolivianos, peruanos y chilenos en la
Capital Federal. Por otra parte, también el intento de caracterizar a los migrantes por
sus países de origen peca del esencialismo. Lo mismo pasa cuando a las personas se les
atribuye identidades de género (varones, mujeres), culturales (indígena, mestizo,
urbano) o racistas. En las megaciudades, existen muchas etiquetas que se usan para
supuestamente “identificar” a las personas, y siempre surge el peligro o el intento de
definir estáticamente a las personas vivas con una de estas “identidades” adscritas y
ocultar al mismo tiempo que sus identidades personales son muy diversas y dinámicas.
Por esto, en los estudios poscoloniales, se critica que las identidades estáticas
no corresponden a las realidades fluidas y orgánicas de los seres humanos, sino a
intereses dominantes. Para contrarrestar esta cosificación de las identidades
personales, es preciso analizar las diferencias internas dentro de cada grupo social,
porque no son bloques homogéneos, sino sistemas de relaciones. También se necesita
estudiar las relaciones entre los miembros de un grupo social y otro, ya que estos
grupos no son contrapuestos, sino se relacionan de manera viva y procesual. Por esto
se propone hablar de las relaciones humanas como algo vivo y dinámico, que va
cambiando. Las diferencias que existen entre las personas no son esenciales o eternas,
sino líquidas.
Los estudios poscoloniales enfatizan que para la construcción de identidades,
las relaciones de poder juegan un rol muy importante, ya que a través de relaciones de
poder algunas personas tienen mayores posibilidades de definir identidades y
caracterizaciones de otras personas y de grupos sociales. El poder no es una fuerza
homogénea que se contrapone a la impotencia, sino un conjunto de relaciones
desiguales entre diferentes personas. El poder tampoco es solamente el poder de los
poderosos, sino también la resistencia abierta o inconsciente de los oprimidos, así
como la colaboración más o menos voluntaria de los que sufren las consecuencias del
poder.
Al usar términos sociales como “pobre”, “mujer”, “boliviano”, y otros, siempre
nos debemos preguntar no solamente por el significado de cada término y por lo que
oculta. Además de esto es necesario saber quién puede controlar o definir el término, y
cuáles son los intereses de los grupos sociales que utilizan estos rótulos sociales.
Gayatra Spivak, otra de las figuras importantes del pensamiento poscolonial,
introduce el término “masterword” o sea “palabra del amo” para estos términos. Estas
palabras pueden ser utilizadas por el amo, el maestro, para subordinar y dominar a las
personas denominadas por estas palabras. En los estudios sociales y culturales, tanto
como en la teología, es muy común el uso de estas “palabras del amo”, y por esto
debemos estar muy atentos a sus implicaciones políticas.
En la práctica urbana, podemos notar cómo los esencialismos terminológicos
conducen a legitimar y controlar espacios y fronteras urbanos. Diferencias culturales y
sociales sirven para denominar ciertos barrios, plazas y otros lugares y espacios
urbanos. El “barrio chino” o la “villa miseria”, como tantos nombres de espacios no
solamente sirven para caracterizar un lugar de manera esencialista, sino además para
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aluden a los diferentes estratos sociales y espacios socio-geográficos que componen las
ciudades. Además aducen una serie de “binomios” socio-culturales coexistentes en las
ciudades como desafíos diarios: “tradición-modernidad, globalidad-particularidad,
inclusión-exclusión, personalización-despersonalización, lenguaje secular-lenguaje
religioso, homogeneidad-pluralidad, cultura urbana-pluriculturalismo” (DA 512). De
esta manera, caracterizan el escenario diverso y pluralista de las nuevas culturas
emergentes en las ciudades. Nos percatamos que las nuevas culturas son
experimentales; se producen como en un laboratorio y están siendo sometidas a
diversos exámenes y tests dentro de un espacio de fuerza y poder que apuntan a una
creciente transformación y reestructuración de las culturas.
Sin embargo, los obispos no relacionan el tema de los binomios con el de las
transformaciones culturales. No indican que dentro del espacio de poderes constituido
por estos binomios, existen intereses e intenciones particulares relacionadas con
fuerzas y poderes reales que influyen de manera crucial sobre la emergencia y la
transformación de culturas. Los “laboratorios de culturas” no son un espacio científico
neutral y desinteresado, sino un campo de batalla de intereses y poderes diversos.
Por esto, para concluir este breve repaso del texto de Aparecida, es cierto que
las ciudades grandes actuales son laboratorios de culturas en los que se producen y
transforman continuamente nuevas culturas, dinámicas y transitorias, precarias y
líquidas, efímeras y volátiles. Pero es necesario tomar en cuenta las diferentes
relaciones de poder existentes en las ciudades y globalmente, que influyen sobre la
producción y construcción de las culturas. En estos procesos hay ganadores y
perdedores, actores y excluidos. Hay fracasos, como claman los obispos. Los
laboratorios de culturas ponen en peligro el buen vivir de algunos de sus habitantes, y
de hecho, como podemos percibir, de sus mayorías, si se rigen según los intereses de
unos cuantos. Nuevas culturas producen nuevas relaciones de poder. Pero las culturas
emergentes se producen también según las relaciones de poder existentes, de modo
que las grandes ciudades no son laboratorios del buen vivir, sino de culturas diversas,
contradictorias y contestadas.
Es cierto que también el poder subordinado influye sobre la producción de
culturas, a través de procesos que los estudios poscoloniales llaman imitación o
mimetismo, hibridación y mestizaje.7 Es cierto que la producción de culturas puede
resultar en la reversión de las relaciones de poder o en su nivelación. Sin embargo
podemos darnos cuenta que en las realidades urbanas del continente americano la
producción de culturas nuevas tiende en muchos casos a la exclusión social, a la
contestación del derecho a la ciudad, al ocultamiento de grandes partes de la
población urbana.
La imagen de las ciudades como laboratorios de culturas sirve para comprender
mejor estos mecanismos de nuevas exclusiones y ocultamientos y ayuda a entender,
por qué el Dios presente y vivo en las ciudades que los obispos profesan (DA 514),
muchas veces pasa desapercibido y relegado. Es un Dios ocultado y encubierto,
presente ante todo en el reverso de las ciudades.
7 Cf. Ibidem. Son términos introducidos ante todo por Homi Bhabha.
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8 Cf. mi texto: “Descubrir al Dios encubierto en las ciudades. Las transformaciones urbanas como
signos de los tiempos para la Iglesia de hoy“, Medellín 39 (2013) 325-340.
9 Cf. JOSÉ COMBLIN, “Die Zeichen der Zeit”, Concilium 41 (2005) 4, 412–424; FERNANDO BERRÍOS -
JORGE COSTADOAT - DIEGO GARCÍA (eds.), Signos de estos tiempos. Interpretación teológica de
nuestra época, Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, 2008; JUAN LUIS SEGUNDO,
“Revelación, fe, signo de los tiempos”, en IGNACIO ELLACURÍA - JON SOBRINO (eds.), Mysterium
Liberationis. Conceptos fundamentales de la teología de la liberación, T. 1, Trota, Madrid, 1990,
443-466.
10 HANS-JOACHIM SANDER, “Die singuläre Geschichtshandeln Gottes - eine Frage der pluralen
Topologie der Zeichen der Zeit”, en PETER HÜNERMANN - BERND J. HILBERATH (eds.), Herders
Theologischer Kommentar zum Zweiten Vatikanischen Konzil, Herder, Freiburg-Basel-Wien, 2006, T.
5, 134-144. Traducción del autor.
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La crítica poscolonial nos puede ayudar a ver que detrás de muchos conceptos
que estamos utilizando están los intereses de poder de algunos que pueden
aprovechar del potencial de exclusión y dominación de estos términos para profundizar
y fortalecer sus relaciones de poder. Desde la perspectiva poscolonial es posible
desenmascarar los intereses de poder dentro de las estructuras sociales y las
realidades urbanas, dentro de los medios de comunicación y la política, pero también
dentro de las ciencias sociales, históricas y la teología.
Una crítica poscolonial de la teología de los signos de los tiempos nos hará ver,
finalmente, que muchas veces hemos buscado los signos de los tiempos tan sólo en las
realidades paradigmáticas y universales, presentes en la historia. 12 Sin embargo, esta
búsqueda se vuelve ciega para las presencias de Dios en las realidades fragmentadas y
precarias de los excluidos y desechables de nuestras grandes ciudades. Dios se
presenta precisamente dentro de la realidad provisoria y efímera de lo cotidiano
marginal. Sus signos pueden ser efímeros. Las identidades líquidas y volátiles de los
subalternos remiten a la identidad dinámica e histórica de Dios, su amor vivo hacia los
despreciados y abandonados. La teología de los signos de los tiempos debe, por lo
tanto, considerarlos como realidades plurales e históricas.
De esta manera, una teología de los signos de los tiempos revisada y renovada,
nos puede ayudar a encontrar los caminos hacia las presencias ocultadas de Dios en las
grandes ciudades de hoy. Es un Dios presente y ocultado en los reversos de las
ciudades, solidario con los excluidos y desechables, llamando a la conversión a todos
aquellos que lo estamos buscando en los lados iluminados de las ciudades.
12 Cf. PETER HÜNERMANN, “Gottes Handeln in der Geschichte. Theologie als Interpretatio temporis”, en
MICHAEL BÖHNKE - MICHAEL BONGARDT - GEORG ESSEN - JÜRGEN WERBICK (eds.), Freiheit Gottes
und der Menschen. Festschrift für Thomas Pröpper, Pustet, Regensburg, 2006, 109-135; MARIANNE
HEIMBACH-STEINS, “Erschütterung durch das Ereignis (M.-D. Chenu). Die Entdeckung der
Geschichte als Ort des Glaubens und der Theologie”, en GOTTHARD FUCHS - ANDREAS LIENKAMP
(eds.), Visionen des Konzils. 30 Jahre Pastoralkonstitution “Die Kirche in der Welt von heute”, LIT,
Münster, 1997, 103-121.
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estructuras caducas” (DA 365) de la pastoral, “someterlo todo al servicio de” un claro
objetivo espiritual, social y político, que es “la instauración del Reino de vida” (DA 366)
asumir “reformas espirituales, pastorales y también institucionales” (DA 367) y el paso
de un modelo de pastoral a otro (DA 372). Afirman que no se trata solamente de una
reforma necesaria que ahora se debe aplicar, sino de “asumir una actitud de
permanente conversión pastoral” (DA 366), es decir que estamos en un proceso
constante y sin término de conversión, renovación y reforma tanto espiritual como
estructural, en el cual la Iglesia, el Pueblo de Dios, o sea todos nosotros, debemos
buscar cada vez de nuevo el rostro escondido de Dios para corresponderle provocando
rupturas cada vez nuevas en todos los niveles. Solamente estas conversiones nos
permiten ser fieles a la llamada que hemos recibido y que seguimos recibiendo de
Dios.
Nuestro proyecto internacional de investigación sobre la Pastoral Urbana dejó
como uno de sus resultados algunas propuestas claras para la conversión pastoral. 13 Las
presentaré en lo que sigue aumentándolas con algunas concretizaciones ulteriores,
para perfilarlas mejor como consecuencias necesarias del descubrimiento de Dios en el
reverso de las ciudades. Asimismo acotaré algunas enseñanzas del Papa Francisco,
pronunciadas después de la conclusión de nuestro proyecto, porque afirman y
profundizan nuestras conclusiones.
La Iglesia debe asumir una actitud de servicio frente a la ciudad y sus habitantes
Para responder a la presencia de Dios en las ciudades, la primera exigencia que
la Iglesia debe enfrentar es la necesidad de dejar de centrarse en sí misma. El Papa
Francisco advierte contra “la mundanidad espiritual” (EG 93-96) detrás de la tentación
de buscar ventajas y privilegios para la Iglesia como organización y la contrapone al
evangelio. El evangelio, por el contrario, nos impulsa a abrirnos a la ciudad en actitud
de servicio, no para buscar el bien de la Iglesia, sino buscando el bien común de todos
los habitantes de la ciudad, y conjuntamente con ellos.
Esta conversión implicará para muchas personas en la Iglesia una verdadera
ruptura, porque estamos muy acostumbrados a asegurar competentemente el buen
funcionamiento de nuestras instituciones, garantizar el financiamiento de nuestros
organismos y procurar la coherencia doctrinal de todos nuestros miembros. Para la
misión evangelizadora de la Iglesia, sin embargo, todo aquello son cuestiones
secundarias, ciertamente necesarias, pero a un nivel subsidiario: lo importante y
primordial es la misión ad extra, el servicio que la Iglesia puede brindar a la ciudad. El
fin de la Iglesia se encuentra al exterior de ella misma. Las preocupaciones materiales e
institucionales de la Iglesia adquieren sentido y legitimidad tan solo en función de este
servicio exterior.
Otra conversión necesaria en este contexto consiste en el significado de la
palabra “servicio”, ya que el uso bimilenario de este término en el contexto de
jerarquía, autoridad y poder, dentro de la Iglesia católica, a veces nos hace olvidar que
13 Cf. MARGIT ECKHOLT - STEFAN SILBER, Heute in der Stadt den Glauben leben. Die
lateinamerikanischen Großstädte und die aktuellen Veränderungsprozesse in der Gesellschaft, Kultur
und Religion. Schlussdokument, hg. von der Wissenschaftlichen Arbeitsgruppe für weltkirchliche
Aufgaben der Deutschen Bischofskonferenz (Forschungsergebnisse 5), Bonn, 2013, 48-55.
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14 Cf. STEFAN SILBER, “Una iglesia laica es posible, ya es una realidad. Alternativas eclesiólogicas
desde una perspectiva laica”, Alternativas 20 (2013) 85-104.
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Conclusión
“Dios habita en la ciudad.” Cuando conocí el libro de documentación del I er
Congreso Internacional de Pastoral Urbana en México en el año 2007, que tuvo este
título,15 no soñaba con que este tema me iba a acompañar posteriormente por varios
años. Ahora, unos seis años más tarde, me he dado cuenta que muchas personas en las
grandes urbes latinoamericanas están haciendo esta experiencia diariamente, y que
muchos científicos y responsables pastorales han asumido esta experiencia como
desafío.
Sin embargo, también me estoy dando cuenta que, aunque es cierto que Dios
vive en la ciudad, no es fácil encontrarlo. No se esconde, pero está escondido. Aunque
está presente, es preciso buscarlo, cada vez de nuevo, en lugares y espacios diferentes
y con herramientas nuevas. Como dice el Papa Francisco: “Dios no se oculta a aquellos
que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa
y difusa” (EG 71).
Creo que el aporte crítico que los estudios poscoloniales pueden dar a la
teología y pastoral urbanas, es una contribución importante a la epistemología y
hermenéutica del quehacer teológico. Es una gran ayuda para descubrir los reversos de
las ciudades y encontrar en ellos a las personas preferidas por Dios y los espacios
donde ha erigido, temporalmente, su carpa entre nosotros.
15 BENJAMIN BRAVO - ALFONS VIETMEIER (eds.): Gott wohnt in der Stadt. Dokumente des
Internationalen Kongresses für Großstadtpastoral in Mexiko 2007 (Theologie und Praxis Abteilung
B, Bd. 23), Zürich-Berlin: LIT 2008
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