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1. Introducción.
La técnica de Resonancia Magnética (RM) se basa, a diferencia de las
clásicas modalidades de examen radiológico que utilizan radiaciones ionizantes, en
el estudio de los cambios que producen en la materia la aplicación de campos
magnéticos tanto fijos como variables en el tiempo. Estos campos son capaces de
modificar el estado de una propiedad intrínseca de las partículas subatómicas
conocida como ESPIN (traducido del término inglés spin). Para la obtención de
imágenes a través de esta modalidad de examen en particular, el elegido es el
núcleo de hidrógeno. El espín le permite al núcleo reaccionar frente a la presencia
de campos magnéticos externos, cuyos cambios pueden ser medidos y
cuantificados para generar una imagen o, incluso, determinar la presencia de
metabolitos específicos.
Figura 3: Se observa la dirección y sentido del campo magnético generado por la corriente que
circula a través de una espira. Note que estos parámetros dependen de la dirección de circulación
de la corriente I.
Esta situación puede llevarse a un caso más simple, en el que una sola
partícula cargada gira entorno a un centro. Al igual que la espira conductora, la
partícula generará un campo magnético perpendicular al plano que describe su
trayectoria, adquiriendo las propiedades de un pequeño imán (dipolo magnético).
Tanto la carga del electrón (e) como su masa (me) son conocidas, pero
¿podremos saber la magnitud del momento angular del electrón orbitando el
núcleo? En 1921, el físico danés Niels Bohr postuló, en el contexto de su modelo
para el átomo de hidrógeno, que el valor del momento angular orbital para el
electrón no podía tomar cualquier valor, sino que debía estar cuantizado y tomar
valores específicos de acuerdo a lo siguiente:
Por ejemplo, la órbita que posee un número cuántico principal n=2, por
correspondencia posee valores de número cuántico orbital l igual a 0 y 1. Para el
suborbital con l=0, las orientaciones posibles se restringen a solo 1 (1=2*0+1),
mientras que para el suborbital l=1, las orientaciones posibles son 3 (3=2*1+1).
Esto es de vital importancia ya que determina el número de electrones que pueden
ubicarse en cada nivel energético.
Figura 5: Orientaciones posibles del vector momento angular para un electrón en el suborbital
l=2. El número total de orientaciones es 5.
Figura 6: Átomo de plata con un electrón desapareado en su última orbita (de valencia). El
momento magnético de este átomo está dominado por este electrón desapareado.
Figura 7: Los átomos de Plata, representados en la figura por los pequeños imanes, se suponía
serian desviados al pasar por el campo magnético inhomogéneo de acuerdo a su atracción o
repulsión con sus polos, generando un abanico de desviaciones.
Figura 9: Comparación entre la predicción clásica y el resultado real del experimento. Este
resultado se tomó como la confirmación de que el momento angular del electrón se encuentra
cuantizado, es decir, solo puede tomar ciertos valores permitidos, discretos.
̅
Tanto como h barra son constantes, por lo que la relación solo queda
supeditada a la magnitud de B.
Figura 12: Los electrones alrededor de un núcleo son capaces de generar un campo magnético
que se opone a la aplicación de un campo magnético externo (en este caso denominado Ho).
( )
( )
( )
Figura 16: Tabla de valores de desplazamiento químico para núcleos de hidrógeno en metabolitos
observables en espectroscopia cerebral.
8. Bibliografía.