Está en la página 1de 27
Ciencias Sociales y Sociedad en Guatemala Carlos Figueroa Ibarra Resumen El autor parte de que las Ciencias Sociales, més que cualesquiera otras, son profundamente dependientes de las condiciones sociales del pais y que no se desarrollan en el campo exclusiva de la academia Por ello inicia su articulo con una reflexién acerca de las Ciencias Sociales y Ja sociedad en Guatemala y hace una revisi6n de /a evolucién de dichas ciencias en ese pais a partir del examen de procesos tales como fa revoluci6n de octubre de 1924, Ja relacién entre clases, etnias, capas y sujeto revolucionario y entre Estado, terror y democracia. 1 Introduccién Una preocupacién que asalta al intentar hacer un ensayo —aunque sea preliminar como este trabajo— sobre la historia de las Ciencias Socia les en Guatemala, es la de hacerlo, de tal manera que no incurra en olvidos u omisiones indeseables, Siendo estas notes de un cardcter preliminar, el riesgo esté presente y seguramente tales olvidos y omisiones serdn inevitables, Por ello, mas que un repaso exhaustive de lo que ha sido la elaboracién en materia de Ciencia Social, estas I(neas deberan ser tomadas como el testimonio intelectual de un cientéfico social que trata de expresar su propia experiencia en cuanto a aquellos libros, art(culos Ciencias Sociales. 33: 13-39, 1986 en general aportaciones cientificas— y hechos so- ciales que lo marcaron en lo individual. Segura- mente dicha experiencia seré la de muchos de los antropélogos, soci6logos, politélogos, historiado- res y economistas de Guatemala, y por ello este trabajo tiene pretensiones que van més alld del relato anecd6tico, casual @ irrelevante. Pero tam- bign se tiene la certeza de que otros cient/ficos sociales quatemaltecos no se reconocerdn en el re- cuento y anélisis que ahora se expone. Por ello es necesario aclarar que estas notas tienen un ca- récter preliminar, general, no exhaustivo y ademas restringido, por la propia especialidad del autor. Se parte de algunos supuestos en la elaboracién de estas notes. En primer lugar, las Ciencias Socia- les (més ain que otras ciencias), se encuentran profundamente dependientes de las condiciones sociales del pats en que se forjan. Por ello cual- uier andlisis del desarrollo de las ciencias sociales, Por lo tanto su historia, tienen que partir de un andlisis de las caracteristicas peculiares de a so. ciedad que es su contexto. Parecerfa que cualquier intento de hacer historia de las ciencias sociales, Que Gnicamente captara el hilo conductor, del de- senvolvimiento cientifico en el terreno del pensa miento resultarfa, paraddjicamente, ajeno a la ciencia social. En términos generales puede decirse, ¥ no hay motivo para que Guatemala sea la excep- cién, que las ciencias sociales cbservan un determi: nado ritmo de desarrollo, se conducen por tales 0 cuales senderos, son influidos por tales 0 cuales Pensadores sociales, segin sean los problemas so- ciales que enfrentan y segin sean las caracter‘sticas nacionales del contexto en el cual se producen. También puede afirmarse que en el terreno de las Ciencias sociales, os estudios o investigaciones cu: yo nivel de abstraccién es tal que sus indagaciones se cireunscriben a niveles nacionales 0 regionales, es mayor el impacto de las caracter(sticas de las 14 CIENCIAS SOCIALES clases sociales, de la naturaleza del Estado, de los rasgos peculiares que adquiere la confrontacion social y los rasgos culturales de la poblacién, en pocas palabras, las especificidades de los proble- mas nacionales y sociales. Es indudable que estos determinan el objeto de sus preocupaciones y la naturaleza de sus elaboraciones. Ello implica que ciencia social y sociedad establecen una relacion en la queesta ultima influye o determina a la pri- mera y en la que aquella, en la medida en que se vuelve fuerza material a través de la accién politi- a, también hace lo propio. Podrfa decirse que es esta relacion dialéctica, la que constituye “el mo- tor de la historia” de las ciencias sociales, la cual es por ello —sin que esto debe interpretarse mecé- nicamente—, manifestaci6n en el terreno de la teo- 1a, de la historia de la sociedad en, Ia cual se gene- a, Por otra parte, y como algo derivado de las an- teriores consideraciones, partimos de la base de ue las ciencias sociales no se desarrollen en el Ambito exclusive de la academia. Por su propia naturaleza, las ciencias sociales tienen otros esce- narios de desarrollo (a veces de ninguna manera despreciabie), tales como las organizaciones po- liticas y sociales. En el caso quatemalteco, cual- quier estudioso que intente hacer un estudio exhaustivo —obviamente que vaya més allé de Io que son estas modestas consideraciones— tendré que abocarse a las elaboraciones cientificas que las necesidades polfticas y reivindicativas han origina- do. Todavia puede irse un poco més lejos en esta linea de razonamiento y con ello se hace el tercer Planteamiento que sustenta a este trabajo. En oca- siones, las ciencias sociales son ampliamente desa- rrolladas por grandes hechos sociales que son ori- ginados por Ia préctica politica y que no necesaria- mente son objeto de sistematizaciones tedricas. Parecerfa que la practica politica, en ocasiones re- suelve por medio de la préctica problemas y discu siones, que son planteadas en el terreno de la ciencia social a un determinado nivel de abstraccién te6ri- ca. Y esto en sf mismo, atin cuando parezca extra- fio, también debe ser considerado aportacién al conocimiento, y por tanto debe formar parte de la historia de las ciencias sociales. Finalmente, lo anterior no excluye que, Ia his- toria de las ciencias sociales deba reconstruir ol desarrollo propiamente légico de éstas. Esto impli- a detectar sendas de desarrollo, influencias, su- eraciones, criticas. No cabe duda que este aspec- to de la reconstruccién histérica de las ciencias sociales os dificil y requiere un esfuerzo de mayor aliento, que el que pueden tener estas notas preli- minares. Il, Ciencias Sociales y Sociedad en Guatemala 1. Estado oligarquico y oscurantismo En términos generales puede decirse que, las caracteristicas del desarrollo social han sido poco Propicias para el desenvolvimiento de las ciencias sociales, ain cuando también es necesario agre- gar, que esa adversidad politica y cultural también ha ido generando una reaccién importante en los Ultimos tiempos y se ha convertido en una espe- cie de est’mulo invertido, La historia de Guatemala, ha sido, simplifican- do un poco, la historia de Ia imposicién de un proyecto de clase bastante conservador. La vieja oligarqufa terrateniente—comercial, que se estruc- turé en lo que fue la sociedad colonial, impuso desde el principio su proyecto y por lo tanto su gestién politica. En el contexto de varios Proyectos de independencia con respecto a Euro- pa, entre ellos el sustentado por sectores de la pe- quefia_burguesia urbana, habria de imponerse el oligérquico. Por ello, la independencia no repre- sentard ningtin cambio esencial en las relaciones de produccién sobre las cuales se establecia la sociedad quatemalteca. En el contexto de gran- des contradicciones, entre las cuales se debati el proyecto de los grandes comerciantes (revolu- cidn sin independencia), el de los terratenientes (independencia sin revolucién), el de la pequefia burguesfa urbana (independencia con revolucién), en el que hubo lucha entre los hacendados, la Co- rona y los ladinos de los pueblos de indios (pues estos Ultimos pretendian romper el bloqueo agra- rio y participar forzosamente en la explotacién de fuerza de trabajo forzada) finalmente triunfo 2! Proyecto politico del hacendado lstifundis- tal Entre 1821 y 1838, la sociedad guatemalteca presencié la sucesién de gobiernos liberales y con- servadores en una lucha por el poder que se defi- nid a fines de los 30 del siglo XIX, cuando un go- bierno conservador se instauré y habrfa de tener ‘ ‘Severo Martinez Peléez, La Patria de/ Criollo. Ensayo de interpretacion de ia realided colonial guatemalte- 2, Editorial Universitaria Centroemericana-EDUCA., Ba. Edici6n, Costa Rice, 1981, pig. 185-187. FIGUEROA: Ciencias Sociales y sociedad en Guatemala 15 continuidad haste ser derrocado en la séptima dé- cade de dicho siglo, Seré necesario estudiar amplia- mente todo este perfodo, pero desde el principio resulta fécil percibir que fue un perfodo de oscu- artismo, estrechas vinculaciones entre Estado e iglesia Catolica y por tanto de una actitud oficial veecia @ la penetracién de las ideas que la ciencia social decimonénica producfa, De por si, en casi todos los érdenes, el régimen conservador fue poco Ginémico. Durante los afios que los conservadores gobernaron a la sociedad guatemalteca, el princi- al producto de exportacién fue la grana 0 cochi- villa. Por ello “el régimen de los treinta afios”, Sgrifieé en el contexto de una sociedad que vi- vie del trabajo forzado del indio, una relativa tran- vilidad para este ultimo, pues tal cultivo no nece- sitaba de mucha fuerza de trabajo”. En el caso de ‘es gobiernos liberales que se empezaron a suceder 2 partir de 1871 —cuando triunfé la revolucién li- eral encabezada por Miguel Garcia Granados y Justo Rufino Barrios— tampoco puede afirmarse ue se observé un cambio sustancial que favoreciera €! desarrollo de las ciencias sociales, a pesar de que tal revolucién implicé cambios sustanciales para la sociedad quatemalteca. Le separacién entre Estado € Iglesia que se observé sobre todo en los primeros ‘fos de revolucién, la introduccién de una edues- Gn laica en términos relativos y la introduccion y proliferacién de las ideas democrético-burguesas, clertamente rompieron el ambiente viciado del au- terquismo conservador. Hay que recordar que fue €\ periodo en que hombres preclaros como José Marti estuvieron en el pais. Las medidas agrarias yy en general econémicas, representaron para Gus- temala el introducirse definidamente en el proceso e transicién al eapitalismo. Pero fueron estas me- dides las que precisamente generaron las condicio- nes para la restauracién de un Estado dictatorial e intolerante. Fécil es percibir la contradiccién que represent6 la adopcién en ta préctiea de los princi- pios de la democracia burguesa, en el contexto de tun Estado que tenie que realizar entre otras tareas, '8s propias de la acumulacién originaria, lo cual ‘mplicaba el despojo de grandes cantidades de tie- rras que desde la colonia hab/an tenido en pose- Carlos Figueros Ibarra. E/ proletariado rural en el ‘agro guatemalteco. Editado por el Instituto de In- vestigaciones Econémicas y Sociales de la Unive dad de San Cerlos de Guatemsla, Guatemala C. 1976, pig. 28. sin las masas indigenas*. EI mismo proceso de definicién de las relaciones con vastos sectores oligérquicos que simpatizaban con los conservado- res también generaban un ambiente poco propi- cio para la democracia politica en el pais. Con el tiempo, la vieja oligarqufa terratenien- tecomercial que se mantuvo desde ta colonia, se fue ampliando con la capa de los terratenientes emergentes dedicados al cultivo del café. De esta manera se amplié el mundo oligérquico y se creé la base social, que sostuvo a las dictaduras liberales hasta mediados del siglo XX. Como es sabido, la de Estrada Cabrera (22 afios) y la de Ubico (14 afios) serfan las més significativas y representati- vas. Asentadas en el poder que les conferfa una oli- garquia terrateniente que explotaba con métodos serviles a una gran masa de indios, tales dictaduras fueron unipersonales, asentadas en el terror y en el ‘oscurantismo asf como en el paternalismo despéti- Co que coexistia paradéjicamente con el discurso tiberal. El Presidente Estrada Cabrera o el Presidente Ubico, eran felicitados por grandes sectores con motivo de su cumpleafios o tenfan ingerencia en problemas familiares que se presentaban por los mismos interesados. Mano dura con los vagos y ladrones, mucha administracién y poca politica, rectitud y honestidad, austeridad en el manejo de 10s fondos publicos, tales fueron los estereotipos que tales dictadores y sus corifeos lograron intro- yectar en buena parte de la poblacién. Al extre- mo esto fue asf, que atin ahora, tales estereotipos forman parte de los mitos que conforman la cultu- ra politica de la poblacién urbana guatemalteca. No obstante que tal ambiente politico y social, no fue el més propicio para el desarrollo de las ciencias sociales en Guatemala, serfa un absurdo unilateralizar esta visién. Lo cierto es que a lo lar- 90 de todo ef siglo XIX y hasta la mitad del siglo XX, a pesar de que la sociedad guatemalteca vivié la imposicién de los intereses més conservadores y oseurantistas, siempre hubo intelectuales que tra- taron de rescatar del olvido aquellos trozos de la jeraban més relevantes Seguin Bauer Paiz, alrededor de 1978, se habfan dis- tribuldo 128 titulos de propiedad que comprendian 1.541. caballerfas. Alfonso Bauer Paiz, Destelfos y Sombras de la Historia Patria, Editorial Piedrasente, Gustemale, C. A. Bauer Paiz ha escrito otro libro, Cémo opera el capital yanqui en Centroamérica, obra pionera en el andlisis sistemético de la actuscién del Capital monopolista estadounidense en ol pats. 16 CIENCIAS SOCIALES © difundir corrientes de pensamiento social desde la cétedra universitaria® . Probablemente a través del perfodo o hecho que intentaban rescatar, ya hab/a en ciernes una interpretaci6n del dato histérico y una posicion politica, En este caso serfa un error absolutizar el planteamiento que tales elaboraciones eran simples relatos, a pesar de que en su mayorla ta- les. trabajos no pasan de ser crénicas o historio- graffas con pocas pretensiones de ir més alld de! relato del hecho mismo. Pero atin cuando esto fue- ra asi, no podrlamos dejar de ver en estos esfuer 20s intelectuales, las formas primarias, el embrién de la ciencia social guatemalteca. Por otra parte, en tales obras estd buena parte de las raices de la cultura nacional. Es tarea intelectual de gran enver- Hay que mencionar de acuerdo @ lo planteado por S vero Martinez, por ejemplo Ia cétedra de economia politica impartida por Garcia Pelsez. He aqut uns bibliograffa que no pretende ser exhaus- {iva pero que puede dar une Idea de le produccién intelectual en materia de pensamiento social durante el siglo XIX; José Cecilio del Valle, Memorias de la educacién. El estudio de José Cecilio del Vaile que ha elaborado Jorge Mario Garcia Laguardia y citado pé- ginas adelante, menciona la correspondencia y relaci6n Intelactual de del Valle con Von Humboldt y con Jeremy Benthem, Antonio Batres Jauregul, La Amé- ica Central ante la historia (1821-1921) (memoria de un siglo} Tipograffa Nacional, Guatemala, 19: EI Doctor Mariano Gélvez y su époce, Vol. 16 de la Biblioteca Guatemalteca de Cultura Popular, Editorial dol Ministerio de Educaci6n PGblica, Guaternala C. A. 1987; Victor Miguel Diaz, Historia de Ia imprenta en Guatemala, Tipogratia Nacional, Guatemala 1930; Las Bellas Artes en Guatemala, Tipografia Nacion: Guatemala, 1934; Boceto biogrsfico del Dr. Mariano GéWvez, Tipografia Sénchez de Guise, Gusteral 1925; Barrios ante le posterided, Tipogratfa Nacio- nal, Guatemala 1935; Narraciones, Volumen 58 de la Biblioteca de la Cultura Popular 20 de octubre, E torial José de Pineda Ibarra, Guatemala C. A. 1980, Juan José AAycinena, E/ Toro Amarillo, Vol. 54 de la Biblioteca de Cultura Popular 20 de octubre, Editorial José de Pinede Ibarra, GuatemalaC., A. 1980, Felipe Estrada Paniagua, Administracién de Estrada Cabrer Tipograffa Nacional 1904. Miguel Angel Gordillo, ‘Mariano Galvez: organizador de la escuela guatema- teca", Revista de Educacién, Afio X, nimeros 6-9, Guatemala, 1942. Agustin Gomez Carrillo, Historia de Guatemale, Guatemala C. A, 1891; Historia de la América Central, Tipografta Nacional, Guatemala 1905, Domingo Jusrros y Lecunza, Compendio de a historia de la Ciudad de Guatemals, Tipogratia Nacional, Guatemala, C, A. 1936, Alejandro Marure, Bosquejo histérico de las revoluciones en Centroamé rica desde 1811 hasta 1834, Tipogratia el Progreso, gadura su reinterpretaci6n y relectura en el pro- ceso de formacién de la identidad nacional. Las pretensiones de estas notas preliminares sobre el desarrollo de la ciencia social guatemalte- ca limitan el hacer un anélisis exhaustivo de la pro- duccién de este perfodo, por lo que nos conforma- mos con mencionar las aportaciones hechas por Domingo Juarros y Lacunza, Alejandro Maruré Juan José de Aycinena, José Cecilio del Valle, José Milla, Lorenzo Montifar, Antonio Batres Jau- regui, Ramén Salazar, Francisco Lainfiesta, Agus- tin Gémez Carrillo, Felipe Estrada Paniagua, Mi- nor Miguel Diaz, J. Antonio Villacorta, Miguel An- gel Gordillo, Ignacio Solfs, Ramiro Rubio, José Joaquin Pardo, Otto Stoll y otros mas*. Gustemaia, 1877. José Milla, Historia de la América Central, Tipogratia Nacional, Guatemala 1937. Loren- 20 Montiifar, Resefla histdrica de Centroamérica, Gus- ‘temala 1887, José Joaquin Pardo, Prontuario de Rea- Jes Cédulas, Unién Tipogréfica, Guatemale, 1941; Efemérides para escribir la historia de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros det Reino de Gustemels, Tipografts Nacional, Guateme- a 1944; en relacién a J, J. Pardo también hay que ‘mencionar la titénica labor que realiz6 en la organiza- ci6n del Archivo General de Centroamérica, Casimiro Rubio, Barrios a través de la Historia, Tipogratta Na- clonal, 1945, Ramén Salazar, Historia del desenvolvi- ‘miento intelectual de Guatemala, Biblioteca de Cultu- ra Popular 20 de octubre, Editorial del Ministerio de Educacién Pablica, Guatemala, 1951. Manuel José Arce (ie misma editorial), Guatemala 1952; Mariano ‘de Aycinena (misma editorial), Guatemala 1952; Derecho Internacional Guatemalteco, Tipograffa y en- cusdernaci6n nacional, Gustemala 1892; Ignacio Solis, Memoria de la Casa de Moneda, (original en la Biblioteca de la Sociedad de Geografia e Historia de Guatemala, Hasta 1980, esta obra continuabs inédita).. 4J. Antonio Villacorta, Curso de Historia de América Central, primera edicién, Guatemala 1928; Carlos Wyld Ospina, &/ Autécrata, Ensayo politico y social Tipograffa Sénchez y Guise, Guatemala 1929. Otto Stoll, Etnografia de Guatemala (escrita entre los 70 y Jos 80s, del siglo pasado) Seminario de Integracion Social de Guatemala, Guatemala 1958. Francisco Lainfiesta, Apuntamientos para la Historia de Guate- ‘male, Editorial José de Pineda Ibarra, Ministerio de Educacién Pablica, Guatemala C. A. 1975. Rafael Arévalo Martinez, /Ecce Pericles! Tipogratia Nacio- nal, Guatemala C. A. 1945. A todo esto hay que agre- 10r de difusion de fa revista Studium que fuera en Ia Universidad de San Carlos de Guste- or estudiantes universitarios que forman parte de la llamada “generaci6n del 20”. Dicha revista que ircul6 desde fines de los 20s, hasta los 40s, publicé varios articulos sobre ciencias sociales. El dato osté fen el libro de Epaminodas Quintana, Le generacién el 20, editado por la Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala C. A. FIGUEROA: Ciencias Sociales y sociedad en Guatemala 7 Hoy cuando la ciencia social guatemalteca ha avanzado grandes trechos desde mediados de los afios cuarenta, también resulta evidente la necesi- cad de engarzar las aportaciones hechas por los autores mencionados con las interpretaciones que \e realidad social actual exige en el momento ac- tual, Resulta claro que de todas las elaboraciones citedas y de otras més que escapan al cono to y a la memoria de quien escribe estas Iineas, surge un vasto y rico material para elaborar inter pretaciones sobre el proceso histérico de confor- macién del capitalismo y del Estado de Guatema- la @ [0 largo del siglo XIX y a principios del XX, la conformacién del Estado nacional, la cuestin nacional, las clases sociales y sus luchas, la confor: macion de los partidos politicos, la historia de las ideas, ete. Es precisamente el contexto del Estado oligér- auico en el cual surgen las primeras elaboraciones relativas al problema del Estado y la Democracia. Le misma novela de Miguel Angel Asturias, E/ se For Presidente, es la denuncia con forma literaria e una manera de hacer politica y de concebir la gestion estatal. Es precisamente un retrato literar Ge! Estado oligérquico con todas las caracteris cas propias, en lo que concierne al terror, a las re- laciones de parentesco, compadrazgos, miseria social. Retrato que sigue vigente, pero que tam- bién tiene una parte de obsolescencia después de 1as profundas huellas que dejé el perfodo revolu- cionario de 1944-1954 y el inicio de una nueva etapa estatal a partir de 1963 con el golpe militar encabezado por el Coronel Enrique Peralta Azur- dig el que depuso al General Miguel Ydigoras Fuentes. Lo mismo puede decirse de iEcce Peri- cles! —escrita entre la tercera y cuarta década del presente siglo— de Rafael Arévalo Martinez, obra que contiene un retrato extraordinario de! Estado oligérquico y contiene un material histo: rico que puede ser reinterpretado y por lo tanto utilizado como fuente histérica y sociolégica® © He intentado hacer dicha utilizacién en dos trabajos: ‘Contenido de clase y participaci6n obrera en el mo- vimiento antidictatorial de 1920" publicado en la Revista de la Escuela de Ciencia Politica de la Univer- sidad de San Carlos de Guatemala, Politica y Sociedad, No. 4, julio-diclembre de 1977. Una version més corta de este trabajo fue publicada con el nombre de “Gua temaia 1920: oligaraufa y movimiento popular” en la Revista Latinoamericana de Pensamiento Marxista, Historia y Sociedad, No. 16, México D. F. 1977. Ei otro trabajo es “Le Guatemala’, publicada por Politica y Sociedad. No. 8, Guatemala C. A., julio-diciembre de 1979. 2. Los afios de primavera En una frase que casi se ha vuelto lugar comin para los guatemaltecos, Luis Cardoza y Aragon dijo que el perfodo revolucionario observado en Guatemala entre 1944 y 1954 eran “diez aftos de primavera en e! pats de la etvna tirania”. Ciertamente, si comparamos el perfodo revolu- cionario, con lo que sucedia antes y con lo que acontecié después, los gobiernos y los hechos acae- cidos en aquellos diez affos se enaltecen y se vuel- ven bandera popular. En las postrimerfas de la dictadura ubiquista, ya habfa en el exilio varios intelectuales que ha- biéndose liberado del dogal oscurantista de la dic- tadura oligérquica, tenfan otra visién del mundo y de la sociedad. En el interior de la sociedad gua- temalteca, particularmente entre los estudiantes Universitarios, maestros y otros sectores de la pe- quefia burguesia se gestaba a pasos agigantados tuna conciencia antidictatorial que ademés se im- pregnaba de una visién revolucionaria, en lo que se referfa al quehacer después de derrocada la dic- tadura. Entre los primeros, se encontraba Luis Cardoza y Arag6n, quien en temprana fecha como lo es 1942, ya tena interesantes reflexiones sobre la cuestién étnica en Guatemala, aunque fuera a propésito de otro tema”, asi como intelectuales marxistas 0 simpatizantes del marxismo, formados en el exterior como fue el caso de Alfonso Soldrza- no, Ernesto Capuano, Humberto Sosa, Carlos Arias, Entre los segundos estaban Manuel Galich, los hermanos Méndez Montenegro, Augusto Char- naud Macdonald, Victor Jordany, Hiram Ordomiez, Mario Silva Jonama, Augusto Monterroso, Dago- berto Vazquez, Carlos INlescas, Raul Leiva y diri- gentes como Victor Manuel Gutiérrez y Manuel Pinto Uzaga, asf como personalidades democrdti- as como Enrique Mufioz Meany, Jorge Luis Arreola, José Castafieda y otros*. 7 Me reflero al trabajo de Cardoza y Aragbn “Flor y mis- torio de la danza; el carnaval de Husjotzingo”, Revista Cuadernos Americanos, enero-febrero de 1942. El texto as{ como otros que el autor public en a cita da revista han sido compilados y publicados en un ti bro: Guatemala como una piedra adentro, Coleccién Cuadernos Americanos No, 8, CEESTEM-Editorial Nueva Imagen, México D. F. 1983. ‘Testimonio de Alfonso Solérzano recosido por Carlos Figueroa Ibarra. Fue publicado por la Revista Critica de la Universidad Autonoma de Puebla con el titulo de El resurgimiento del_marxismo en Guatemal \Véase ol No. 10-11 de la citada reviste, julio-diciembre de 1981 18, CIENCIAS SOCIALES Cuando el pais presencié la revolucién de oc- tubre de 1944, se dieron las condiciones que per: mitieron el regreso de una buena parte de los exi- liados guatemaltecos y se creé un ambiente de de- sarrollo intelectual para una nueva generacién. Ademés, exiliados democraticos y revolucionarios de otros pafses llegaron a Guatemala entre los cuales no se puede dejar de mencionar a los herma- nos Max y Abel Cuenca, Matilde Elena Lopez, Virgilio Guerra, Miguel Marmol, Efrain Rios, Pe- dro Geofroy y Rivas de El Salvador. También lle- garon republicanos espafioles cuya estela fue pro- funda, al extremo de que la Facultad de Humani: dades de la Universidad de San Carlos de Guatema- la es impensable en muchos de sus aspectos inicia- les, sin la participacion de ellos”. Guatemala abrid sus puertas a los apristas peruanos, a los antibatis- tianos cubanos, a hombres que en ese momento no eran: importantes pero que después —teniendo en cuenta la experiencia guatemalteca como una ensefianza— se volverfan figuras mundiales como es el caso de Ernesto Che Guevara. Ademés diri- gentes sindicales y politicos como Vicente Lom- bardo Toledano, Valentin Campa de México, Blas Roca de Cuba asesoraron y aportaron su experien- cia en la conformacién de un amplio movimiento sindical, La asesor{a de revolucionarios latinoame- ricanos, también estuvo presente en la constitucién del Partido Comunista de Guatemala en septiem- bre de 1949. La revolucién de octubre de 1944 también tuvo efectos directos en el desarrollo de las ciencias so- Ciales en dos vertientes al menos. Una en lo que se refiere a la investigacién social (en el ramo de la Antropologia), con la fundacién del Instituto tn- digenista Nacional, el cual se quiso inaugurar des- de la época de Ubico pero el oscurantismo lo im- pidié'®. El Instituto Indigenista Nacional propi- cié la investigacién de antropélogos que provinie- ron principalmente de los Estados Unidos, ios cuales dejaron una estela importante en el pais con sus trabajos hechos desde la Optica de la An- tropologia culturalista. La otra vertiente fue el ° ademés debe destacerse la fecunda labor, de gran im- ronta para toda una generacién, de Maria de Sellares, quien funglera como directora del Instituto Normal para Sefioritas de ""Belem”, hasta el momento de la contrarrevolucién de 1954, 10 Véase el prologo de David Vela al libro de uno de los principales fundadores del indigenismo en Gustems- la, Antonio Goybaud Carrera, Indigenismo en Guate- ‘mala, SISG-MEP, Guatemala, 1964, pig. 10, resurgimiento del marxismo en Guatemala; segin el investigador Ronald Schneider, existfan aproxi- madamente 13 comunistas en el pais y los 13 estaban en la cércei. En 1954, diez affos después, en Guatemala actuaba el Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT, con aproximadamente 5.000 afiliados. Dicha organizacién con el tiempo se constituiré en la matriz directa o indirecta del con- junto de organizaciones revolucionarias que ac- tualmente existen en el pa‘s. Algo significativo, en relacion a esta vertiente de la ciencia social gua- temalteca, es que durante el perfodo revolucion: tio, tuve poca incidencia a nivel universitario y en todo caso inspiré pocas investigaciones soci les en el seno de la academia, El marxismo tuvo ues, como escenario fundamental en dicho perfo- do, a las organizaciones politicas y sociales, prin- cipalmente del PGT, asi como distintas organize- ciones sociales donde militaban comunistas 0 sim- patizantes de dicho partido. También se identi caban con el marxismo algunas personalidades como los hermanos Cuenca, Capuano y Solérze- no, que siendo marxistas no militaban en el seno de dicho partido. En el caso de la vertiente inspirada en la antro- pologfa culturalista, hay que decir que el perfodo revolucionario dio una continuidad y desarrollo a las investigaciones que algunos especialistas ex- tranjeros realizaban en el pals desde la época de la dictadura ubiquista, As/, Robert Redfield ha- fa realizado sus investigaciones en el segundo lustro de la década de los treinta, mientras Sol Tax las hizo entre 1935 y 1941". Oliver La Far- ge hizo su investigacién en los 30 y Sandford A. Mosk trabajé en relacién a Guatemala desde el pri- mer lustro de los 40 y en igual situacién podemos ubicar a Chester Lioyd Jones. Mientras la investi- gacién de Charles Wagley fue hecha en 1937. El caso més lejano es el de John Parke Young cuyos trabajos se remontan a 1925. El fundador del in- digenismo en Guatemala, Antonio Gouband Ca- rrera también realixé la mayor parte de sus obser- vaciones en la epoca prerrevolucionaria pues habiendo muerto en 1951 tenfa ya algun tiempo de estar dedicado a la labor diplomética. No obs- tante ello, el perfodo revolucionario, abrié las puertas a investigadores —Io que continué atin des- pués de la contrarrevolucién— como Melvin Tu- "soi Tax. £1 capitalismo de! centavo, Seminario de In- tegracién Social Guatemaltece, Ministerio de Educ cin Pabiics, Guatemala, C, A. 1964. Tax afirma en su cobra que la Giltima Investigacion de campo ia realiz6 entre 1940 y 1941, FIGUEROA: Ciencias Sociales y sociedad en Guatemala 19 min, Nathan L, Wethem, Leonard Reissman, Ma- nning Nash, Francis Lebeau, George Britnell, Franz Termer, Kalman H. Silvert, E.C. Higbee, Elizabeth Hoyt, John Gilling y naturalmente, a quien serfa la figura més notable de todo ese conjunto de investigadores extranjeros, Richard N, Adams? ? En un libro que pretende ser un ensayo criti- co de todas las aportaciones hechas por la mayo- rfa de los autores antes mencionados'®, el socié- logo guatemalteco Humberto Flores Alvarado, las engloba en un denominativo comin: “adams. cismo”. Ello pareciera injusto, tanto para el pro- pio Adams como para los demés cientificos socia les que tienen coincidencias con él en el terreno tedrico-metodolégico. Injusto para ambos lados, Porque existen entre ellos fuertes diferencias y por ello no puede hablarse de una homogeneidad. Ade- més, porque la homogeneidad que tiene, no la otorga la elaboracién original de Adams, sino una corriente mucho mas amplia que es la del cultura- lismo. As‘, mientras que Britnell y Whetten sostie- nen que la econom(a indigena en Guatemala es 14 al margen de los limites de la economia general del pafs, Tax y Tumin manifiestan su acuerdo con los trabajos de Mosk y ponen en duda dicha afir- macién, No obstante ello, de manera general todos los autores parten de la base de que la sociedad quatemalteca esté escindida en dos mundos total- mente distintos: el de los ladinos y el de los 12 6s libros en los que se pueden encontrar las aporta- iones hechas por los autores mencionados son: Inte- gracién Social en Guatemala y Cultura Indigena en Guatemala, los dos editados por SISG-MEP Guatema- aC. A. 1956, De Richard N. Adams, Encuesta sobre Ja cultura de los ladinos en Guatemala, Publicaciones dol SISG, Guatemala C, A. 1956, Migraciones Internas en Guatemale, SISG @ Instituto de Estudios Latinoa- mericanos de Texas. Guatemala, 1966. John Gilling, ‘San Luis Jilotepeque. La segurided de! individuo y de Ja sociedad en la cultura de una comunidad guatemal- teca de indigenas y ladinos, Publicaciones del SISG No, 7, Guatemala 1958, Franz Termer, Etnologia y Emnografia de Guatemais, SISG No. 5, Guatemala 1957, Charles Wagley, Santiago Chimaltenango, Pu: blicaciones de! SISG No. 4, Guatemala 1957. Véase también, Economia de Guatemala. C. A. 1958. De obligada consulta con todos los némeros de la Re- vista del Instituto Indigenista Nacional, Guetemala Indigena, 'a cual fuera fundada por Jorge Luis Arriola 13 Humberto Flores Alvarado, E/ Ademscismo en la cledad guatemalteca. Coleccion “Textos Modern: Editorial Escolar “Piedra Santa”, Guatemal 1973. Podrén tener desacuerdos en relaci6n a la naturale- 2a de las relaciones que estos dos mundos o cultu- ras pueden mantener entre sf, pero nadie parece Poner en duda la pertinencia de la estratificaci6n social tal como ellos la conciben. Ademés, tal como Io indica el nombre de la editorial que di- fundi6 todos los trabajos de los cientiicos soci les mencionados, el objetivo de la ciencia social ¥ de los estudios que ellos hacen es el de lograr la integracién social. Independientemente de que se esté en desa- cuerdo con los planteamientos de las investigacio- nes culturalistas mencionadas, no puede dejar de reconocerse que son una referencia indispensable en la historia de las ciencias sociales en Guatema- fa, Ademds los resultados de las investigaciones constituyen un material empirico valios(simo, Para todos aquellos que quieran realizar estudios sobre la sociedad quatemalteca. Finalmente, a pe- sar de los avances que ha tenido la ciencia social guatemalteca y de los ‘dividendos cientificos’ que la politica ha arrojado en los Ultimos 15 afios, es indudable que para la correcta concepcién de la cuestion nacional y de la cuestién étnica en nuestro pals, es necesario un ajuste de cuentas, sereno, objetivo y cientifico, con todo este lega- do cient/fico que fue forjado a lo largo de varias décadas, Poco tiempo después de la contratrevolucion de 1954, el gobierno guatemalteco auspicid una reunién de especialistas en Ciencias Sociales! * Es sintomético el hecho de que la inmensa ma- yoria de los especialistas en ciencias sociales que participaron en esta reunién, fueron extranjeros, Particularmente norteamericanos. Solamente tres © cuatro de los participantes fueron guatemaltecos desempefiaron un papel secundario como comen- tarista a las ponencias que se presentaron. Proba- blemente esto se debid a que paraddjicamente en el contexto de un pals con una abigarrada compo: sieién social y étnica, las instituciones de ensefian- za superior no tenian entre sus disciplinas y ca rreras la Antropologia y la Sociologia'®, hasta 14 La reunion te llev6 a cabo entre el 17 y el 23 de junio de 1956, y de ella da noticias Richard N. Adams en la introducei6n al libro Integracion Social en Guatema- fa, citado paginas atrés. Por ello buena parte de los sociblogos del pats han sido abogados que habiéndose formado en gran me- dida por su cuenta, posteriormente estudian fuera del pats. Este es el caso de Edelberto Torres Rivas, Gabriel Aguilera Peralta, Carlos Guzmén Bockler para citar solamente a los més conocidos. 20 CIENCIAS SOCIALES hace relativamente poco tiempo, las Ciencias Sociales en la Universidad de San Carlos de Gua- temala se redujeron a las carreras de Historia, También acaso fuera porque los estudiosos norteamericanos y extranjeros que realizaron investigaciones en el pais forma- ron pocos discipulos, entre los cuales pueden men- cionarse a Jorge Luis Arriola y Joaquin Noval. Noval es un caso curioso en la historia de las cien- ccias sociales guatemaltecas; es un hecho indudable que su formacién en ciencias sociales la obtuvo bajo el influjo de la antropologia cultural nortea- mericana, en su caso mediante la relacién con Richard N. Adams. Ingres6 al Instituto Indige- nista Nacional poco tiempo después de que este fuera fundado y en 1947 fue designado jefe de Investigaciones técnicas. Cuando Gouband Carrera fue designado por el gobierno de Arévalo al servicio diplomético, Noval fue nombrado Director del Instituto mencionado (1949), cargo que ocupé hasta julio de 1954, cuan- do presenté su renuncia al gobierno contrarrevo- lucionario!®. ‘A partir de ese momento, Joaquin Noval se encuentra con le otra vertiente de las ciencias so- ciales que habfa surgido con motivo de las condi ciones propicias que brindé la revolucién de 1944, Esta vertiente hab(a formado 2 intelectuales de gran valfa, en cuanto a la interpretacién politica del desenvolvimiento social del pafs, tales como Alfredo Guerra Borges, José Manuel Fortuny, Mario Silva Jonama y Bernardo Alvarado Mon: z6n. Desde sus inicios, los marxistas guatemalte- cos habian fundado dos escuelas de formacion polftica y por tanto de difusién del marxismo: Ja escuela “Jacobo Sénchez” y la escuela “Clari- dad”. El periédico comunista Tribuna Popular, llegé a tener circulaci6n diaria y a convertirse segiin afirma Fortuny en el segundo periddico de més tiraje a nivel nacional. Ademés el PGT, fundd tna librerfa, 1a Librerfa Futuro, a partir de la cual se difundieron muchos textos marxistas y revistes apologéticas del campo socialista que indudable- mente sirvieron para formar a toda una generacién de marxistas quatemaltecos y ademés para crear simpatizantes de 1a causa socialista y comunista 16 Estos datos han sido tomados del obituario hecho por el Dr. Gonzalo Rubio Orbe, Director del Instituto Indigenista Interamericano ei cual fuera publicado fen uno de los nimeros de la Revista América Ind. gena del afio de 1976, el mismo en que murié Jos- uin Noval. Con esta libreria, muchos Hlegaron a tener la opor- tunidad de poder leer textos de Marx, Engels, Le- nin, Mao, Liu Chao Chi (Cémo ser un buen comu- nista era uno de los textos de cabecera de la mili tancia comunista de entonces) y obviamente de Stalin, cuyo libro Fundamentos del leninismo, ‘cumplié un papel divulgador de gran importancia, Con la contrarrevolucién de 1954, todo esto se termind. La librerfa fue clausurada y toda la lite: ratura que vendia, fue exhibida en el Palacio Na- cional antes de ser quemada. E! periédico corr igual suerte, y las posibilidades de difusion del marxismo quedaron canceladas casi totalmente. La represién a los comunistas y a todo lo que se le pareciera, fue el signo de todos aquellos aftos del segundo lustro de los cincuentas, lo cual coin- cidfa con la politica de la guerra frfa que se im- pulsaba desde Washington. Noval ingres6 en aque- Hos afios al PGT, en cuyas filas se mantuvo hasta el dia de su muerte, llegando a ocupar altos cargos en el seno de la comisién politica de dicho parti do. Pero algo que resulta interesante y que tiene que ver con el objeto de esta ponencia, es que su bagaje culturalista nunca le abandono!’, to cual no impidi6 que en Ia practica sus conviccio- nes se manifestaran por el marxismo. Esto es algo que olvidan todos sus erfticos, los cuales desde el marxismo como opcién tebrica (lo cual es relativo como en el caso de Herberth y Guzmén Bockler) nunca hicieron con el marxismo, la préctica que 6 realizd en los dltimos 22 afios de su existencia, ‘Acaso una critica que podria hacérsele a Noval es que nunca pudo sintetizar, y elevar con ello a un nivel superior, sus origenes tebrico-metodolégicos, con el aporte del marxismo, atin cuando hizo se- rios intentos como lo demuestra su magnificotraba- jo de critica a los aportes hechos por Herbert y Guzmén Bockler’® y en algun otro que sobre la 17 ease por ejemplo Temas Fundamentales de fa Antro- Pologie, editada por el Departamento de Publicacio- nes de ie Facultad de Humanidades de ls Universided de San Carlos de Guatemala, "Biblioteca del Estudian- te de Humanidades”, Gustemala C. A. 1966, Todavla més obvio es este bogsie, mo que se refleja en la estructura misma de le obra, en el Resumen Etno- gréfico de Guatemals, Coleccién Estudios Universita- riog No. 8, Editorial de a Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala C, A. 1972. Noval mismo asienta que su obra esté inspirada en los textos de Redfield, Sol Tax y Richard N. Adams. 18 Joaquin Noval, "Lo visi6n de una Estructura”, Revista Econémica No. 34, Instituto de Investigaciones Eco- némicas y Sociales de la USAC, Guatemala C. A. 1972, FIGUEROA: Ciencias Sociales y sociedad en Guatemala a violencia estatal también public6!”. Por otra parte, también es curioso que el PGT nunca haya podido incorporar plenamente a su concepcién teérica, las preocupaciones de Noval con respecto a las diferenciaciones culturales que 4 observaba en et pais. El hecho cierto es que la concepcién del PGT con respecto a la cuestién étnica, la cual fuera aprobada en su IV Congreso de 1969, esinteresante en la parte relativa al plan- teamiento del problema y a la forma en que se debe concebir al indio guatemalteco, pero suma- mente pobre en el marco de las reivindicaciones que un partido revolucionario debe enarbolar en una sociedad en Ia cual, poco més de la mitad de \a poblacién forma parte de una de las 22 etnias indigenas que existen en el pais*?. En el fondo, ‘© que sucedié fue que en este asunto, el PGT siempre subestimé la importancia de las diferen- cas culturales, sobre la base de que la diferen- clacién en clases sociales y la lucha que le era con- sustancial, eran lo determinante en el proceso po (tico que vivia el pafs. Fue precisamente este va- cio el que llenaron con su préctica esclarecedora, l2s organizaciones revolucionarias, como el Ejér- © Guerrillero de los Pobres y la Organizacin el Pueblo en Armas, que involucraron a grandes masas de campesinos indigenas a la vida politica nacional 3. El proceso de 1944-1954 Eldebate acerca de su cardcter EI examen del impacto que la revolucién de octubre de 1944 tuvo en las condiciones objeti- vas para el desarrollo ulterior de las ciencias socia- ‘és en Guatemala, revela la importancia que tal hecho historico tiene en todos los érdenes de la vida social guatemalteca, Por ello es que tal per/o- do ha sido bastante estudiado y debatido, parti- cularmente en lo que se refiere a su carécter. En el debate con respecto a la revolucién de ‘etubre de 1944, ha estado presente de manera implicita o explicit, el debate con respecto al carécter del programa que el sujeto revoluciona- *9 Joaquin Noval “El Estado y la Violencia", Revista de la Facultad de Ciencias Juridices y Sociales de Guatemala, junio-octubre de 1977, Guatemala C. A. (publicado péstumamente). 30 pGT, EI camino de Ia revolucién guatemaltece. Edicio- nnet de Cultura Popular, México D. F. 1972 y Progra- rio debe enarbolar para aglutinar a grandes secto- res de las masas populares, la necesidad de re- valorar o desechar un hecho histérico a efecto de calificar 0 descalificar corrientes politicas, lan cesidad de combatir la manipulacién demagogica, que los sectores conservadores de! pas hacen ahora de dicho perfodo. En muchos de los que han evaluado la experiencia democrética burguesa de 1944-1954 se encuentra la preocupacién con res- _ Pecto a los errores de concepcién y conduccién ue se cometieron en el seno del gobierno y de la red de partidos politicos democraticos y revolucio- narios y que finalmente condujeron a la debacle al gobierno arbencista. EI hecho de que un buen nimero de cientéfi- cos sociales y ensayistas, haya analizado el per(o- do revolucionario durante los uitimos 30 afios, demuestra la vitalidad, hasta el momento vigen- te, de fa misma. Las reflexiones comenzaron en tan temprana hora, como fue el afio de 1955. En el campo de la izquierda, le primera reflexién sis- temética que se empez6 a difundir fue ef andlisis autocritico que hizo el Comité Central de PGT y que esté fechado en julio de 19557". En él, fos co- munistas hicieron el andlisis de sus errores de con- cepcién en fo que se referfa a la burgues(a local y al Estado, los cuales provocaron las vacilaciones en cuanto a la decisién de presionar al presidente Arbenz para que distribuyera armas al pueblo y formara las milicias que realmente defenderfan a la revolucion. Por otra parte el PGT planeaba que se deberfan haber tomado en cuenta las limitaciones que ten(a @l proceso de transformaciones sociales en el con- texto de un espacio politico, en el cual los partidos democrético-burgueses vacilaban, el ejército cons- piraba y ademés era aliado de las fuerzas conserva- doras que organizaban la contrarrevolucién. Tam- bién en un sentido bastante eritico, se encuentra el libro de Luis Cardoza y Aragén??, el cual llega a afirmar que es un exceso denominar revolucién al perfodo de los 10 affos y lo caracteriza como 71 €1 documento fue conocido popularmente como el ‘documento de la magnesia’, por haber sido publica- do para circulacién clandestina con una portada que Jo hacia aparecer como un folleto propagandistico de un producto farmacéutico. Miche! Lowy lo ha re- Producido en su ibro sobre el marxismo en América Latina, y en la introduccién Io ha valorado amplia- ‘mente por su contenido radical y autocritico. 22 Luis Cardoza y Aragin, Le Revolucién Guatemalte- ca, Cuadernos Americanos, México D. F, 1955, 2 CIENCIAS SOCIALES un proceso de formas que tendian a democratizar al pats??, Este ha sido precisamente uno de los debates que se han observado en el seno de la izquierda y de las ciencias sociales en Guatemala: el carécter del proceso politico y social que se observé en aquellos 10 afios. Debate que viene desde precisa- ‘mente aquellos afios 50 cuando Jaime Diaz Rozzo- to publicé su libro Ef cardcter de la Revolucién Guatemalteca, (el ocaso de una revolucién demo- ¢rética burguesa corriente}?*. De manera verbal y escrita mucho se ha dicho ‘con respecto a este asunto y en el fondo del de- bate estén en juego posiciones politicas e ideolé- gicas en el seno del movimiento revolucionario: una caracterizacién del proceso observado en aque- los 10 afios que vaya en un sentido (reformismo) © en otro (revolucién) determinaria un programe y una conducta politica. En relaci6n a esto se puede afirmar que negarle el cardcter de revolucién al proceso observado en- tre 1944-1954, es manifestacién de un radicalismo que no siempre es fructifero en cuanto a resulta- dos cientfficos. Inclusive desde un punto de vista leninista (que es el aparato conceptual de muchos de los que consideraron a {a revolucién de octubre como un proceso reformista), la afirmacién se hace insostenible cuando se recuerda el concepto de Lenin, relativo al “ciclode las revoluciones bur- guesas”, En ese sentido me parece particularmente fruetifero el trabajo de Carlos Sarti Castafieda, Aproximacién af estudio de la revolucién guate- malteca 1944-19547*, en el cual trata de utilizar dicha categor(a para analizar el proceso revolucio- nario de esos afios. Sarti Castafieda sensible al planteamiento de que los perfodos no pueden verse de ninguna manera como algo homogéneo, sino como un proceso ascendente en el cual las, 23 similares afirmaciones hace Cardoza y Aragon en el prélogo al libro de Guillermo Toriello, Tras la cortina de banano, Fondo de Cultura Econémica, México DF. 1976 y en las paginas introductorias al libro Gua temala con una pledra adentro (ya citado paginas atrés) 24 Jaime Dfaz Rozzotto, EI carbcter de la revolucién guatemalteca (elocaso de la revoluci6n democrética ‘burguese corriente) Costa Amic, México D. F., 1958. 25 Tesis presontada en ta Facultad Latincamericana de Ciencias Socisles -FLACSO— México, D. F. 1978. Una sintesis de sus tesis fue publicada en la Revista de Estudios Sociales Centroamericanos, No. 27, x tiombre-diciembre 1980, San José, Costa Rica (edita- da por et CSUCA). posibilidades de transicién de un proceso demo- crético burgués a uno de carécter democratico revolucionario, estaban al menos planteadas?®. Particularmente sugerente es el planteamiento hecho en forma de interrogante en relacién, @ si ya ha sido concluido el ciclo de las revoluciones burguesas en Guatemala, Sarti Castafieda es t jante en cuanto a la respuesta, como tajantes fui mos en su momento —lo que nos inclina— por ta concepcién de la revolucién de octubre que Sarti plasmé en su trabajo: el ciclo ha sido cerra- do porque en el seno de la clase dominante no existe ninguna fraccién que esté interesada en abandonar la via terrateniente de desarrollo capi- talista en el pats, entre otras cosas porque no exis: te ninguna necesidad de hacerlo, dada la existen- cia del Mercado Comun Centroamericano®”. No obstante la coherencia de dicho planteamiento, habrfa que reflexionar con respecto al concepto de Lenin “ciclo de las revoluciones burguesas”: éSolamente se referfa en dicho ciclo a los mo- mentos jacobinos de las revoluciones burguesas © también inclufa el cumplimiento por la via reaccionaria de ciertas tareas de desarrollo capita lista? Una reflexién més detenida me inclina a pensar en este ditimo sentido, sobre todo si se recuerda que Lenin planteaba que en el proceso general de construccién de la sociedad burguesa, muchas veces los restauradores terminaban re lizando por otras vias lo que sus adversarios derro- tados pensaban hacer por medio de la revolucién. Esto supone una concepcién mucho més amplia del ciclo de las revoluciones burguesas, el cual por otra parte servird de base a Gramsci para construir la categorfa de “revolucién pasiva”. Hoy, en la sociedad guatemalteca el transformismo esté a la orden del dia, y a afirmacién tajante que muchos hicimos hace algunos afios, el desenvolvimiento de los hechos la ha puesto en duda, En todo caso, Jos procesos sociales muchas veces demuestran a los cientificos sociales que en materia de su cien- cia, la prediccién es harto dificil y que el lema que Marx tuvo presente, “de omnibus dubitandum”, es buen consejero siempre y cuando no se vuelva autorrestrictivo en la produccién cientifica. 26 Esta es también Ia perspectiva de andilsis del trabajo de Huberto Alvarado “Entorno a las clases soc! ten la Revolucién de Octubre”, Revista Alero No. 8, ép0ca, Universidad de Sen Cerlos de Guatemala, 1974, 27 Carlos Sarti Castafieda, “La revolucién quatemalte- ca de 1944-1954 y su proyeccién actual”, Estudios Soclales Centroamericanos No. 27, pg. 76. FIGUEROA: Ciencias Sociales y sociedad en Guatemala 23 Otras aportaciones al estudio del perfodo men: cionado se encuentran en los articulos de Edelber to Torres Rivas y José Manuel Fortuny*® Fortuny polemiza con respecto a algunas afir ‘maciones criticas que con respecto a) perfodo ha ce Torres Rivas. Este sintetiza y eleva a un nivel superior todas las observaciones eriticas que con respecto a la izquierda revolucionaria (en ese caso conereto et PGT) se han hecho con respecto a su actuacién en el periodo. Por otra parte Fortuny cuestiona lo que considera un exceso de Torres Rivas, y destaca la adversidad de las condiciones objetivas en el plano internacional, los cuales a su juicio fueron factores més determinantes en la cafda det gobierno de Arbenz que los propios errores de la izquierda, Otras aportaciones al estu dio del perfodo que hay que destacar son las de Guillermo Toriello Garrido, la de los estudiosos de NACLA (en particular Susanne Jonas) y las de Alfredo Guerra Borges, Juan José Arévalo, Alfon so Bauer Paiz, José Luis Barcarcel, Manuel Galich, Julio Gémez Padilla, Alfonso Solérzano?? 28 tates artfculos fueron publicados en la Revista Lati- noamericana de pensamiento marxista Historia y So. ciedad No. 15, México D.F. 1977, con los titulos res pectivos “La caida de Arbenz y los contratiempos de Ja revoluci6n burguesa” y “Observaciones al trabajo de Edelberto Torres Rives”. 2 Lg bibliogratia de! periodo es sumamente amplia co: mo lo demuestra la compilacién hecha por Roberto Diaz Castillo y que fuera publicacién en el Anuario de la Universidad de San Carlos de Guatemala de 1974 (th ép0ea, No. 5). Los libros de Toriello Garrido, ade- més del citado en la nove, son: La batalla de Guate- male, Ediciones de Cuadernos Americanos, México D.F. 1955 y Guatemala: mas de veinte aftos de tral cién, Colecci6n Popular "Mario Lopez Larrave” Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala C.A. 1979. En 4) se hace una especie de valoracién del perfodo revolucionario al contrastarlo con lo que ha hecho !a contrarrevol ion de 1954, Los textos de Susanne Jonas estén en el libro escrito por varios especialistas de NACLA, Gua’ temala y una historia inmediata, Siglo XX\ Editores, México D. F. 1976. Alfredo Guerra Borges, Pensa: miento econémico y social de la Revolucién de Oc- tubre, Departamento de Publicaciones de ta Facultad de Ciencias Economicas de la Universidad de San Car. los de Guatemala, Guatemala C. A, 1979, Juan José ‘Arévalo, Guatemala, la democracia y el imperio, Edito: Flal Palestra, Buenos Aires 1964. Los trabajos de José Luis Balearcel, Julio Gomez Padilla, Alfonss Baver Pa(z, Manuel Galich se encuentran en la Revista Alero No. 8 citada antes en este trabajo, de Manuel Galich véate también Por qué lucha Guatemala; Arévalo y Arbenz, dos hombres contra un imperio, Editorial Elmer Editor, Buenos Aires, Argentina 1956. Un balance preliminar de toda esta copiosa bi bliografia que con respecto al periodo, existe, permite constatar que hay mucho de apologia y de denuncia en lo que se ha escrito. Por ello nos hemos detenido en aquellos anélisis que se puede considerar que trascienden este nivel, para entrar a aquel que constituye el del andlisis cientifico y ob: jetivo de! perfodo. Es importante agregar que el perfodo revolucio- nario debe ser reivindicado y convertirse en bande ra popular, que es tarea de la ciencia social y de la politica convertirlo en un elemento nacional popu lar que se articule a grandes sectores en torno a un programa que sigue estando vigente en la medida en que como lo afirma Sarti Castafieda en su traba jo, no puede ser cumplido at menos por la via que fo pretendié hacer la revolucién de octubre. Se tra ta de volver fuerza material, un hecho histérico que todavia esté presente en la memoria colectiva de grandes sectores del pais*° Desde ia perspectiva de la contrarrevolucién, le produccién es numerosa y reveladora, Pareciera que et conservadurismo en el pafs tiene serias limi- taciones en cuanto a las aportaciones en materia de ciencias sociales en el pais. La inmensa mayo. fa de los textos se limitan a reproducir los argu- mentos pedestres en torno al comunismo y a su pe- netracion en América Latina (particularmente en Guatemala), planteando una carecterizacién del comunismo que evidencia gran atraso politico, En gran medida las elaboraciones hechas por la derecha con respecto al perfodo, incurren en un serio error hist6rico al sefialar que el proceso re volucionario de 1944-1954 se encaminaba hacia la instauracion del comunismo en el pais. Aqui, puede observarse, cémo los intereses ideolégicos pueden destrozar todo propésito cientifico en ma teria de ciencias sociales. Entre toda la bibliogra fia que sobre el perfodo y de la cual tengo cono- cimiento, que ha sido escrita desde una perspecti va anticomunista, solamente un libro puede ser considerado particularmente valioso. Se trata del escrito por Ronald Schneider, E/ Comunismo en 3° Este planteamiento se encuentra en Carlos Figueroa Ibarra, "La Revolucion de Octubre de 1944 y la lucha por Ia democracia en Guatemala’, Ciencias Sociales Revista Centrosmericana-Guatemala C, A. No. 7, editada por el Centro de Investigacion y Documenta. cién Centroamericana —CIDCA=, Guatemala, junio de 1980. 24 CIENCIAS SOCIALES América Latina (el caso de Guatemala)", el cual independientemente del titulo que revela los pro- pésitos del autor, tiene el inmenso mérito de ser luna fuente de datos verdaderamente notable. Al parecer, el autor conté con los archivos del PGT ue fueron decomisados después de la contrarre- volucion y enviados a los Estados Unidos. Partien: do de esta base empirica, el autor relata todo el proceso politico observado a lo largo de los diez afios de proceso revolucionario, sin subestimar las contradicciones entre los comunistas y las fuerzas dirigidas por los partidos democrético- burgueses, organizando y utilizando su informa- cién de manera verdaderamente notable. ‘Al observar la produccién literaria de contenido Politico, que en un sentido amplio podemos in- cluir en el campo de las ciencias sociales, puede constatarse que el pensamiento conservador qua- ‘temalteco tendré que renovarse para poder ser de dificil refutacion ideolégica. En relacién a es- ta renovacién, evidentemente una reinterpreta- cién del perfodo de 1944-1954 pareciera estarse imponiendo en el seno de las derechas guatemal- tecas, Acaso se esté observando en los momentos en que estas I{neas se escriben®* 31 Ronald Schneider, E/ Comunismo en América Latina {el caso de Guatemala). Editorial Agora, Argentina 1959. Véase también de Daniel James, Técticas rojas ‘en las Américas (preludio guatemalteco). Editorial Helio México, México D.F, 1955 (este libro prologa- de por David Vela entusiastamente, es bastante In- ferior al de Schneider!. Jorge del Valle Matheu, Un pusblo que se redime, Guatemala, Tipografia Nacio- ral, Guatemala 1954; Mario Lépez Villatoro, éPor ‘qué fue derrotado @! comunismo en Guatemala?, Edi- cloner Liberacién, Guatemala C.A. 1957; Mariano Rossel y Arellano, “Técticas y obras del comunismo en Guatemala’, Revista Conservadora del Pensamien- to. Centroamericano, Managua, Nicaragua, No 87 (diciembre de 1967); Marlo Efrain Néjera Farfén, Los estafadores de la democracia, Editorial Glem, Buenos Aires, Argentina 1956; José Calderén Sala zar, Letras de Liberacién, Tipografia Nacional, Gua- temala 1956. 3? Las declaraciones de algunos militares quatemalte- cos con respecto a lo que sucedi en Guatemala en 1954, fue una “invasién’” pudiera ser un sfnto- ma de esta renovacién. Habré que estudiar los ani sis que hacen partidos de la nueva derecha como la UCN y la misma D.C. 4. Laoscuridad y la resistencia de la razon Aquellos afios que siguieron a la contrarrevo- lucién de 1954, fueron perticularmente adversos para el desarrollo de las ciencias sociales. Al terro: rismo de Estado que tuvo su primera ola en esa €poca, le fue consustancial el terrorismo ideolé- gico, Este combind la légica del marcantismo, con el atraso politico ideolégico de la vision del mundo de la oligarquia terrateniente comercial Y conformé el discurso ideolégico que ha sido el dominante en buena parte de los altimos 30 afios de la historia det pa(s, La ideologla conservadora Y oscurantista ha sido poco proclive al distinguir matices, es radical, maniquea y por tanto falsa; pero el hecho es que ha impregnado a todo el mun- do burgués guatemalteco y ha creado un ambien te cultural que combinado con el empobrecimien: to de las masas populares, el analfabetismo y los efectos que en la cultura se observan por la ausen- cia de una democracia politica, han conformado un cuadro bastante miserable’*, En aquellos afios 50, esta situacién era mucho més acusada Las mentatidades més luicidas del pats, se sumer- gieron en la clandestinidad 0 salieron al exilio, siendo este Ultimo una suerte de refugio para re- flexiones y desarrollo en lo que concierne a la formacién intelectual. Fueron los afios en que Cardoza y Aragén concluyé su obra Guatemala, las Iineas de su mano, extraordinaria reflexion sobre las raices de la identidad nacional; en que Jaime Diaz Rozzoto, elaboré su tesis de Licent tura en Filosoffa en la Universidad Nacional Au- ténoma de México, 1a cual titulara significative mente E/ ocaso de la revolucién democrética-bur- guesa en Guatemala’*. Fueron esos mismos afios 33 Desde hace varios afios, Mario Solérzano Martinez ha estado planteando la ruptura con Ia ideologta conser- vadora de cardcter oscurantista. Los hechos no le die~ ron Ia raz6n en los afios siguientes @ que publicé en la Revista Politica y Sociedad No. 5 (enerojunio de 1978), “La constitucién de un nuevo bloque hist6ri- co en Guatemala” (que en aquellos affos, Solérzano Martinez exager6 algunos indicios, que por lo demés fueron barridos ante la react la emergencia re- volucionaria de los 80). Pero hoy cuando la emergen- cla referida ha hecho madurar a una parte del mundo bburgués, el planteamiento vuelve a cobrar actualidad. 34 EI libro ha sido citado péginas atrés y revela en su titulo, una postura en relaci6n al ciclo de las revolu- clones burguesas en el pals. FIGUEROA: Ciencias Sociales y sociedad en Guatemala 25 en los que Carlos Gonzélez Orellana concluyé su obra Historia de la Educacién en Guatemala**, exhaustiva investigacién que arranca de la época precolombina y concluye con la contrarrevolucién de 1954 y que se ha convertido en un clésico de la historia de la pedagogia del pafs y, en alguna medi da, de la interpretacién histérica del mismo. Tam- bién fueron esos afios, en los que Severo Martinez Peldez dio un salto importante en su formacién in: telectual bajo las ensefianzas que recibié de varios maestros, entre ellos Wenceslao Roces. Finalmente fue en esa época en que Monteforte Toledo es- ribié y concluyé su Monografia Sociol6gica®® En el interior de Guatemala, esos afios presen- claron un resurgimiento de! movimiento popular, en el cual los estudiantes universitarios cumplieron tuna labor important(sima, que tuvo su primer fruto en la movilizacién de protesta estudiantil popular de 1956 y empez6 a evidenciar que a largo plazo uno de los costos politicos de la con- trarrevolucion, serfa la inestabilidad estatal de cardoter estructural. En equella época circulé el periédico de la Asociacién de Estudiantes Univer- sitarios ~AEU™, E/ Estudiante, en el cual se hacla denuncia y anélisis politico de la situacién nacio- nal y de los saldos negetivos que la contrarrevolu- cién habla arrojado. Este esfuerz0 resurgié a fines de los cincuentas y a principios de los sesentas cuando circulé la revista Lanzas y Letras, la cual dejé una importante huella en ciertos sectores ur- banos del pais. En el campo de las ciencias sociales, la vertien- te de la antropologfa culturalista, institucionaliza- da en el Instituto Indigenista Nacional, siguié sus labores, como de manera sumaria hemos visto en el epigrafe anterior. El marxismo se sumergié en la clandestinidad, o salid al exterior y en tanto que hasta ese momento era en lo fundamental, expre- sién ideolégica de un movimiento politico, su in- Cidencia en el terreno de la academia fue limitado. En aquellos afios se empez6 a conformar otra vertiente en el terreno de las ciencias sociales. Fue la que surgié principalmente en la Facultad de Ciencias Econémicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala, y se encarné en un grupo de estudiantes y maestros del més amplio espec- tro ideol6gico pero que en general tenfan una 35 Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala C.A, 1980. 36 Mario Monteforte Toledo, Guatemala, Monografia Sociolégica, Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Editorial Cultura, México D.F. 1959. Postura progresista y democrética ante los gran- des problemas nacionales y sociales. Siendo un grupo heterogéneo, acaso serfa su- ficiente decir que todo este conjunto de intelec- tuales universitarios tenian en comin el haber si- do simpatizantes del proceso revolucionario que fue truncado en 1954 y el de percibir que era ne- cesario hacer reformas en el pals y ademés defen- der los intereses nacionales ante la presencia del capital norteamericano en el pals. Fue una ma- nifestacion de resistencia intelectual ante la con- trarrevolucién de 1954, que estaba articulada en Un principio en torno a planteamientos democré- ticos y nacionalistas pero que con el tiempo, en algunos de sus protayonistas, habrfa de arribar al marxismo, Por ello no fue casual que el Instituto de In- vestigaciones Econémicas y Sociales que surgiera en el seno de la Facultad mencionada, desde su inicio estableciera en los principios que animaban a su actividad, el de defender los intereses nat nales y el tener una postura inclaudicable ante la defensa de la soberan{a nacional. El surgimiento de la Revista Economia como érgano de expr sién del INES, en el primer trimestre de 1962, mar- c6 una nueva etapa en la expresién de ese grupo inorgénico y heterogéneo cuyo vinculo més séli- do fue la propia Facultad de Ciencias Econémicas. Al revisar los diversos nimeros de la Revista Economia \as posturas democraticas y revolucio- narias (basicamente keynesianas y marxistas) salen a relucir. Asi encontramos en las paginas de la citada revista a inclaudicables figuras anti- imperialistas y defensores de la independencia econémica y la soberan{a politica como Rafael Piedra Santa Arandi?’, demécratas avanzados co- mo José Luis Paredes Moreira cuya investigacién sobre la Reforma Agraria del perfodo de Arbenz es referencia indispensable para el estudio del perfodo revolucionario®®, demécratas revolucio- narios que después se transformaron en marxis- tas como Julio Alfonso Figueroa Galvez®®, key- 37 introduccién a tos problemas econémicos de Guate- ‘male, Edit. Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala C.A. 1971 38 aplicacion de! Decreto 900. Editado por el HES de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Guate- mala, C.A. 1964, 3 Estructura y grado de desarrolio en la industria manu: facturera en Guatemale, Publicaciones del IES, Mono- gratia No. 7, Universidad de San Carlos de Guate- male, Guaterala C.A. 1978. esianos progresistas como Marco Antonio Rami- vez’, demécratas como Rail Sierra Franco, Manuel Villacorta Escobar*', Roberto Lopez Po: rras, René Arturo Orellana*®, Jorge Gonzalez del Valle, Roberto Quintana, Jorge Lucas Caballero {quien fuera candidato presidencial de la DCG), Vietor Quintana Diaz", social-demécratas como Mario Anibal Gonzdlez**, teendcratas progresis- tas como Gert Rosenthal y economistas revolucio- narios como Alfredo Guerra Borges*®, Satil Osorio Paz, Bernardo Lemus, Mauro Anibal Mejia, Carlos Enrique Centeno, ete. Puede decirse con alguna solvencia que durante la mayor parte de la década de los sesentas lo més importante de las ciencias sociales progresistas se concentré en la Facultad de Ciencias Econémicas ¥ en la de Ciencias Juridicas y Sociales. En torno a esta ultima hay que destacar las aportaciones que hicieron abogados como Mario Lopez Larrave, Santiago Lépez Aguilar, Manuel Andrade Roca en materia de derecho laboral. Es durante este tiempo que se funda le Escuela de Ciencia Politi- ca adscrita a la Facultad de Ciencias Juridicas y Sociales y de la cual uno de sus directores fue el especialista en derecho constitucional Jorge Ma rio Garcfa Laguardia, quien ha hecho aportes importantes en materia de historia con su libro sobre el pensamiento liberal en Guatemala y diver- 4° »nlecesidad de sjecutar la Reforma Agraria en Guate mala’, Revista Economia No. 24, I1ES de la Univers: dad San Carlos de Guatemala, Guatemala C.A. 1970, 41 apuntes de Economia Agricola, Editorial Universita ria, Universidad de San Carlos de Guatemala, Guate- mala C.A. 1973, de la misma Editorial véase el libro del mismo autor, Recursos econdmicos de Guaterna: (a, editado en 1978, 4? ingresos y gastos del asalariado agricola en Guatema- a, IES, USAC, Guatemala C.A., 1969. 3 Las inversiones extranieras en Guatemala, Publicacio- es del IIES-USAC, Guatemala Ca. 1974, 49 Woventa y seis affos de legislacion petrolera en Gua: temala, Publicacién IIES, USAC, Guatemala CA, 1977. EI pevrdleo y los minerales en Guatemala, Depto. de Publicaciones de la Facultad de C. EE USAC, 1976. 45 ” Geogratia econémica de Guatemala (dos tomes), Edl- torial Universitaria, Universidad de San Carlos de Gus- temala C, A, 1969. Inversion extranjera y politica in- dustrial centroamericana. Lecturas universitarias, Fa- culted de Ciencias Econémicas, Universidad de’ San Carlos de Guatemala, Guatemala C.A, 1979, CIENCIAS SOCIALES sos escritos sobre derecho constitucional*®. La fundacién de la Escuela de Ciencia Politica y su posterior desarroilo hasta convertirse en una uni- dad académica que brinda estudios de Licencia- tura en Ciencia Politica, Sociologia y Relaciones Internacionales, constituye un avance importante de las ciencias sociales en el pais. Con el arribo a la rectorta de la USAC, de Saul Osorio Paz, se ha- Haron algunas dificultades para diversificar la ense- fanza de las ciencias sociales en la Escuela de Cien- cia Politica. A partir de 1979 se inicia la carrera de Sociologia que permitird que los futuros socié- logos sean formados en el pais, hecho que hasta el momento no habia sucedido pues la mayorta de los sociélogos y antropélegos fueron formados en México, en Costa Rica (en la Licenciatura Cen- troamericana de Sociologia que funcioné en San José, Costa Rica en la década de los 70), Francia, Alemania, Espafia y en otros paises. Diversas revistas empezaron a circular a partir de la década de los 70 las cuales deben ser conside radas como aportes importantes al desarrollo de las ciencias sociales, entre ellas es imposible de. jar de mencioner a la Revista Alero (la cual fue desvirtuada a partir del momento en que el terror expuls6 de la Universidad de San Carlos de Guate- mala a la inmensa mayoria de la intelectualidad progresista) y a otras revistas como Politica y So- 48 Jorge Mario Garcfa Laguardia es uno de los investiga- dores més prolificos del pais, sbogado y doctor en Derecho, puede decirse que Garcfa Laguardia tam- bién es historiador. Su caso es un ejemplo claro de co- imo la ciencia social no puede alejerse de la politica en tun sentido amplio; asi sus investigaciones sobre ta Reforma Liberal sobre los origenes constitucionales en Guatemala y Centroamérica sobre José Cecilio del Valle, buscan entroncar lat rafces del pensamiento li- beral'e ilustrado con un particular proyecto politico para el pals que estarla articulado en torno a la consti- tucion de una real democracia representative en el pais. Desde el marxismo se le han hecho criticas, las cuales por un lado no estén sistematizadas y por el foro olvidan ei aporte cientifico real que sus trabsjos han tenido, Ademés de los teabsios mencionados, véase E/ pensamiento de José Cecilio de! Valle, edit do por el Depto, Editorial de ia Universidad Nacional ‘Auténoma de Honduras, Honduras 1982 y "Evolucion de la organizacion politico-constitucional en América Latina 1950-1975” (compilacién de textos). Cuader- ‘nos de Humanidades No. 6, Universidad Nacional Au- tonoma de México, Difusion Cultural, México DF 1976, FIGUEROA: Ciencias Sociales y sociedad en Guatemala 27 ciedad, Ciencias Sociales*”, \a Revista Economia, la Revista de la Facultad de Ciencias Juridicas y Sociales y otras publicaciones. Es interesante ha- ‘cer notar que estas publicaciones, el desarrollo de la Escuela de Ciencia Politica, la creacién del Ins- tituto de Investigaciones Politicas y el Instituto de Investigaciones Juridicas y Sociales, la funda- cién de la Asociacién Guatemalteca de Cientificos Sociales, la separacién de la Escuela de Historia de la Facultad de Humanidades, la fundacion de Ja carrera de Antropologia Social, la difusion masi- va del materialismo histérico y en general de las Ciencias sociales en las Facultades de Ciencias Eco: nomicas y de Ciencias Juridicas y Sociales, la im- particién de cursos de Sociologfa en Guatemala en facultades como la de Ingenierfa y Arquitectu: ‘a, asi como la introduccién de ciencias sociales fen las de Agronomia y Arquitectura, forman par- te del proceso de ascenso democrético y popular que se va a observar en todo el pais durante la década de los 70, una vez hubo amainado le se- gunda ola de terror que el pais vivié durante 1967-1971 1a cual, fuera dicho sea de paso, un re curso efectivo de contrainsurgencia en ta lucha contra la primera oleada insurreccional que obser- vara el pa’s a partir de 1962. Fueron estos affos en los cuales, buena parte de los cientificos sociales pudieron estar en el pais y dar su aporte en materia de ensefianza y educacién. Cuando, después del extraordinario avance de las luchas populares abiertas y legales, ‘observado en la década de los 70, se inicié la ter cera ola de terror (1978), y este terror se incre ment6 ain més, como un recurso infructuoso esta vez, para derrotar al movimiento revolucio- nario de cardcter armado, algunos cient/ficos sociales fueron asesinados y la gran mayorfa tuo ‘que salir del pals y desarrollar desde alli sus inves- tigaciones. Gran importancia ha tenido por ello, la publi taci6n de la Revista Polémica como parte del es- fuerzo que el Instituto Centroamericano de Inves tigacién Social —ICADIS— realiza desde Costa 47 La Revista Ciencias Sociales fue Srgano de expresion del CIDCA y su Consejo de Coordinacién estuvo in: tegrado por Gabriel Aguilera Peralta, Jorge Romero Imery, Enrique Torres Lezama, Rubén Zamora (shora ditigente importante del FOR) y Ricardo Galindo. En un primer momento Nelson Amaro también fue ‘miembro de dicho Consejo. Rica*®. Tal revista, junto con la de Estudios Socia- les Centroamericanos constituyen para los cient/- ficos sociales de la regién y en particular para la ciencia social guatemalteca en el exilio, factores importantes de expresién. Durante los Gltimos 15 afios, la clencia social guatemalteca ha debatido y por ello ha ido desa- rrollando una concepcién sobre problemas que el proceso social guatemalteco ha ido planteando. As(, entre las cuestiones debatidas y sobre las cua- les ha habido aportes importantes, estén las refe- rentes al desarrollo del capitalismo en el pafs, la naturaleza de las relaciones sociales de produc- cién que coexisten y se articulan en la formacién social guatemalteca, a dependencia y el subde- sarrollo, las caracteristicas de las clases sociales les y de sus luchas en el pals, la cuestin étnica y su relacién con las clases sociales, la naturaleza del Estado'en Guatemala y por tanto el anélisis de las caracterfsticas peculiares de la dominacién de clase en el pafs, el terrorismo de Estado y las pe- culiaridades del ejército quatemalteco, las caracte- risticas de la participacién de las distintas clases sociales en el proceso politico y Gitimamente, las perspectivas de la democracia en Guatemala. 5. Clases sociales, etnias y proceso politico ‘Acaso el debate en el cual se sintetiz6 la discu- sion con respecto a muchas de estas cuestiones, fue el que suscit6 Ia aparicién del libro de Jean Loup Herbert y Carlos Guzmén Bockler, Guate- mala: una interpretacién hist6rico-social** 98 Esta Revista surge a iniclativa del Instituto Centroa- merieano de Investigacion Social ~ICADIS— organis- mo_amplio vinculado al Frente Democrético contra la Represi6n. Su Consejo Editorial ha estado integra: do por Edelberto Torres Rivas, Miguel Angel Reyes IWlescas, Mario Sol6rzano Martinez, Gabriel Aguilera Peralta, y también en un primer momento, por Gui- Hermo Colom Argueta. Carlos Guzman Bockler, Jean Loup Herber, Guate- male: una intorpretacién histérico-tocial, Siglo XX\, Editores §. A. México D.F. 1970. E! planteamiento de la Interpretacién historice-soclal también esté en otro libro de Guzmén Bockler, Colonialismo y Revo- luci6n, Siglo XXI, Editores S.A, México D-F. 1975 ¥ en el trabajo ““Las clases sociales y le lucha de cla- ses en Guatemala” que elaboraron Carlos Guzmén Bockler, Julio Quan y Jean Loup Herbert en et Suple- mento 3,3. de la segunda época de la Revista Alero. Este articulo esté también en una compilacion Selec: clones de la Revista Alero, que contiene el trabajo de Severo Martinez Peléez ""éQué es el indio?” y ol de Humberto Flores Alvarado, “E! proceso de proletari zacion", Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos Guatemala, Guatemala, C.A. 1974. 49 28 CIENCIAS SOCIALES El ensayo de Herbert y Guzmén partia de un sustrato teGrico-metodolégico legado por varios autores que en determinado momento estuvieron inscritos en la teoria de la dependencia tales como Rodolfo Stavenhagen, Enzo Falleto, F. H. Cardo- so, Pablo Gonzélez Casanova y de otros autores tales como Balandier, Nemmi, Kenyatta y Fanon. Haciendo una apretada sintesis del libro, puede decirse que 10s autores de la interpretacion his térico-social, partian de la base de que la sociedad guatemalteca era una sociedad bicolonial, en tanto que en su conjunto estaba sometida al colonialis: ‘mo externo (particularmente con respecto a los Estados Unidos de América) y en su interior, las relaciones de explotaci6n estaban marcadas por lo que Stavenhagen en las Siete tesis equivocadas so- bre América Latina y Gonzélez Casanova en So- ciologia de la explotacién denonimaron “colonia- ismo interno”. Dichas relaciones de explotacién generaban a las dos clases fundamentales, la de los ladinos y la de los “ind/genas” (el entrecomillado es de los autores quienes consideraban de esta for- ma de referirse al indio, una muestra més de colo- nialismo), en la que los ladinos concentraban los medios de produccién y distribucién, el poder del Estado y hasta tenfan una ideologia de domina- cién que era el indigenismo. La sociedad guate- malteca era una sociedad capitalista sometida a un empobrecimiento global por la dominacion imperialista, este explicaba que hubiera ladinos empobrecidos, Io cual no necesariamente los identificaba con los indigenas explotados, pues en la mentalidad de los primeros la discriminacion racial estaba profundamente introyectada, Esta diferenciacién social y dominacién de clase se remontaba al afio 1524 (afio en que se efectia la conquista, de lo que ahora es Guatemala, por parte de los espafioles), en el cual Guatemala habia sido integrada a la relacion capitaliste, de tal manera que desde l2 colonia la naturaleza de las relaciones de explotacién habla sido capita- lista; tas telaciones de produccién capitalistas estaban matizadas por la ‘mentalidad caballe- resca’ del capitaliste y algunos rasgos de escla- vismo y servidumbre. En la medida en que se ubi- caban en una postura de izquierda, ios autores conclufan que el proceso revolucionario que de- bia observar el pafs estarfa marcado por las carac: teristicas de la lucha de clases en el pals, proce- so en el cual el “indigena seria el factor funda: mental de la destruccién del orden establecido y el ladino consciente y revolucionario, su aliado”. En la medida en que los autores en su libro arremet(an contra la “izquierda ortodoxa y colo- nizada”, 'a reacci6n de un amplio sector de fuer- zas politicas en el movimiento revolucionario, no se hizo esperar’. A todo este amplio sector le preocupaba y lo decfa explicitamente, las con- secuencias pol{ticas que una interpretacién de esta naturaleza podfa tener. Consideraba como nocivo ara el proceso de unificacién popular en contra de los intereses dominantes, la division entre la- dinos e ind(genas que planteaba el ensayo de Guz- mén Bockler y Herbert. El debate se agrié més por cuanto en la Univer- sidad de San Carlos de Guatemala, un amplio sec- tor de intelectuales y estudiantes simpetizaron con tales planteamientos y ademés organizaron un movimiento estudiantil, que hacia del radicals mo verbal y el ataque contra un sector de la iz- quierda, el eje vertebral de su discurso politico, Desde un punto de vista tedrico, los planteamien- tos de Herbert y Guzmén Bockler eran al menos discutibles desde un punto de vista marxista, y Una critica desde este punto de vista no es exter- na en tanto que ellos se proclamaban marxis- tas. El circulacionismo heredado de las interpre- taciones de André Gunder Frank, llevaba a los autores mencionados a interpretaciones verdade- ramente erréneas con respecto a la naturaleza de la sociedad colonial y en general al proceso de desenvolvimiento social en el pafs*', la tesis del colonialismo interno (y esto no es debate pe culiar de la sociologfa guatemaiteca sino de Ia fati- noamericana), oscurecia las relaciones de explota- cién tal cual se daban en el pais y tenfan como resultado una maia caracterizacion con respecto a las clases sociales en el mismo, Asi, el plantea- 5° E1 PGT y tos intelectuates que simpatizaban con ¢! desarrollaron una lucha ideolégica fuerte contra la “interpretacién historico-social”. También en un do- cumento que circul6 clandestinamente les Fuerzos Armadas Rebeldes —FAR— criticaron tales posturas Y ealificaron al debste, como manifestecién de una “contradiccién no antagénica en el campo de la iz- ‘uierda, 51 Para poner algin ejemplo: en la medida en que la so- ciedad quatemalteca podfa ser calificada como capi- talista en su “estructura dominante’, Ia independencia de 1821 con respecto 8 Espafia, las pugnas entre libe- rales y conservadores, la revolucién liberal de 1871, la revolucion democrético-burquesa de 1944, eran sucesos sin mucha importancia para los Intereses po- Posture s¢ derivé una vision ultraiz- del proceso revolucionario de 1944-1954. FIGUEROA: Ciencias Sociales y sociedad en Guatemala 29 miento de que en Guatemala no exist(a una bur- guesfa en el estricto sentido de la palabra, sino intermediarios del poder colonial, era una visién incorrecta de las relaciones de dependencia con respecto al imperialismo, como también lo era la divisién de clases sobre 1a base del esquema lad no-explotador, “ind/gena"-explotado. Esto ultimo, hasta las apreciaciones mas superficiales de la rea lidad social guatemalteca y el propio sentido co- min lo contradecian, y efectivamente como lo observaban ciertos sectores politicos de Ia izquier da revolucionaria en el pals, podia dar pie a una préctica politica de resultados segregacionistas ¥ divisionistas. Después de un largo perfodo en que se fue ges tando la madurez intelectual del autor, Severo Martinez Peldez concluyd La Patria del Criollo, Este libro, que se ha convertido en uno de los clé- sicos de la historia latinoamericana y en parte in- dipensable del desarrollo de as ciencias sociales en Guatemala fue en lo fundamental concluido Por Martinez Peldez en Sevilla, Espafta, lugar en el que estuvo realizando una exhaustiva investigacién de archivo®?. Fue la segunda ola de terror, la que llevé a Martinez Peldez a su segundo exilio y la que paradéjicamente, creé condiciones para la conclu: sién de un libro que tendr/a amplias repercusiones no solamente en el campo de las ciencias sociales sino también en la politica. Hoy puede decirse ue no existe organizacién revolucionaria que pue- da ignorar el aporte de La Patria de! Criollo ya sea para utilizarlo como elemento de interpreta- ci6n o en referencia critica. Puede decirse que el libro de Martinez Peléez, marcé @ un buen sector de cientificos guatemaltecos los cuales podemos considerarnos disc(pulos del autor, tomando esto timo en su sentido més amplio. En todo caso, los cientificos sociales que nos formamos en el pri- mer lustro de la década de los setentas, tuvimos en La Patria de! Criollo, 1a explicacion histérica a muchos de los problemas actuales. La cuestidn étnica, en 1a parte referida a la ex- plicacién historica del indio, puede considerarse uno de los aportes fundamentales del libro, el cual se convirtié en la respuesta més contundente a la “interpretacién hist6rice-social”, ain cuando su elaboracién poco tuvo que ver con la polémica 5? En relacion a investigaciones historicas es necesario ‘mencionar también Iss que elaboraron J.C. Cam- branes (sobre la Revolucion Liberal y sobre el Impe- jalismo Alemén en Guatemala), ademés de la de Ralph J. Woodward. que el libro de Herbert y Guzmén Bockler desen- cadend, Martinez Peléez hizo en su trabajo, un exhaustivo anélisis de la formacién social colo- nial, lo que incluy6 las relaciones sociales de pro- duccién, las clases sociales y capas sociales que conformaban a dicha formacién, la naturaleza de la dominacién de clase y su interrelacién con la dominacién colonial. Como un resultado de todo lo anterior, el autor ileg6 a la conclusion de que el Indio guatemalteco no es otra realidad que un pro: ducto colonial, una cultura nacida en el contexto de la opresi6n, que no es 1a misma que se observé en la época precolombina, pero tampoco una asi- milacién mecénica de! legado espafiol. Se trataria de una realidad inédita, un producto colonial que sobrevive hasta el presente, En el momento actual, el indio quatemalteco ya no puede identificarse con una clase social en particular como en térmi nos sustanciales se pudo hacer en la colonia la identificacion indio-siervo colonial, de tal manera que lo correcto es hablar del indio como una manifestaci6n cultural heredada de Ia colonia que se expande por todas las clases sociales que confor- maban a la sociedad guatemalteca®>. La “interpretaci6n hist6rico-social” pronto per- did beligerancia, y muchos de sus simpatizantes con el tiempo se fueron deslindando de ella. Hoy, el libro de Herbert y Guzman, y su continuacién en el libro que el mismo Guzmén Bockler escribie- ra tiempo después, solamente es recordado como Un episodio en la historia de tas ciencias sociales en Guatemala. No obstante ello, serfa profunda- mente errado limitarse a esta constatacién, pues la “interpretacion histérico-social” cumplié un papel de gran importancia al poner el dedo en Ja Ilaga. La vertiente culturalista de tas ciencias sociales en Guatemala habla sobreestimado a las diferentes culturas y tas habfan convertido en una suerte de pantalla encubridora de las desgarrantes contradic- ciones sociales existentes en una sociedad como la quatemalteca. Por otro lado, interpretaciones de la realidad social guatemalteca inspiradas en el mar- xismo, subestimaron el papel de la cuestion étnica al considerarlas casi irrelevantes dentro del conjun- 10 de las contradicciones sociales. Pero independientemente de las anteriores apre- ciaciones, la “interpretacién hist6rico-social” hizo tuna severa llamada de atencién acerca del descuido $3 al igual que en texto de Herbert y Guzmén, esta os tuna apretada sintesis de les tesis expuestas por el au- tor. En este caso se trata de la sintesis de lo expuer- to en un volumen bastante axtenso. 30 CIENCIAS SOCIALES con que se trataba la cuestién étnica en el pais. Es: te descuido procedia de la realidad social (expre sada fundamentalmente en el PGT en le década de los cincuenta) trataron el asunto, confundiendo con la cuestion campesina a secas y destacando por encima de todo la lucha de clases. A pesar de sus profundos y tajantes deslindes con las interpreta ciones del PGT, Flores Alvarado expresa de mane- ra clara en sus trabajos, el descuido al que hacemos referencia, Esto pudo verse claro en la polémica que sostuvimos con motivo de la aparicién de su fibro sobre lo que él liamé “el adamscismo”. Al hacerle ver su descuido con respecto a la contra diccién indio-ladino, Flores Alvarado responder ia con un trabajo cuyo titulo es de por sf elocuente: EI indio esfumado. A su juicio, la Gnica realidad efectiva era la que derivaba de las contradicciones que originaron las relaciones sociales de produc cién capitalista®* Un aporte importantisimo en torno a la articu lacion de las clases sociales, la lucha de clases y la cuestién étnica, la darfan con su practica politica las distintas organizaciones revolucionarias que en- cabezaron el esfuerzo armado de masas que se ob- servé en 1979, Particularmente el Ejército Guertillero de los Pobres -EGP— y la Organizacién del Pueblo en ‘Armas —ORPA-, demostraron en los hechos que a lo largo de muchos aftos, algunos cientiticos so- ciales y determinadas corrientes politicas habla mos unilaterizado la visién del pals, desde una perspectiva urbana, puso en un brete las afirmacio- nes tradicionales con respecto al papel que las dis $4 Ls polémica se publicS en los siguientes articulos: Carlos Figueroa Ibarra “Acerca dei Adamscismo y la sociedad guatemalteca”, Revista Economia No. 40 labrit-iunio de 1974); Humberto Flores Alvarado, "El Indio esfumedo”, ‘Revista Economia No. 41 {jullo-septiembre de 1974) y Carlos Figueroa Ibarra, "La contradiccién indioladine: una realidad objeti va", Revista Economfa No. 42 (octubre-diciembre de 1974). En este Gltimo articulo plantea la necesi- ded de que la contradiecién indio-ladino fuera vista ‘como una contradiccién objetiva de cardcter secunda: fio pero actualmente en le realidad social. En torno a la polémica que mothé la “interpretacion histé- Fico-social, véave el articulo de Mario Solérzano Foppa, “Ei nacionalismo indigena: une ideologia burguesa’* en Revista Alero No, 1, tercera époce (ju: Hio-agosto de 1973). Norma Stoltz, "La minoria que es una mayaria: los indios de Guatemala” en Guatemala una historia inmediata. Véase también ol articulo de Noval "La Visién de una estructura”, citada paginas atrés y finalmente, ol articulo de Se- vero Martinez Peldez, “Que es el indio", también citado anteriormente, tintas clases sociales del pais jugaban 0 deberian desempefiar en el proceso politico del pais, demos. tr6 en la préctica como siendo la situacién de clase el motor fundamental de la confrontacion social, la cuestién étnica desempefaba, un papel de cre ciente importancia en la conciencie politica de las masas de campesinos indigenas que se incor. Poraban al proceso revolucionario. Esta partici Pacién politica demostré también como los cam esinos indigenas transitaban de “etnia en si” a “etnia para si”, en la medida en que su actuacién en el seno de una organizecién revolucionaria de- sarrollaba su. “autoconciencia como explotados y como oprimidos. Hoy, es indudable que un pro- blema de singular importancia to constituye la cuestién nacional en Guatemala, y que el haber Puesto este problema sobre el tapete y ante los ojos de las ciencias sociales fue un hecho que aporté la politica’ ® 55 cuando decimos que el movimiento revolucionario con su préctica ha hecho aportes 3 las ciencias so: ciales, no solamente tomemos en cuanta los hechos que dicha préctica descencadena y que contribuyen a ‘aclarar la perspectiva que los cientiticos sociales tienen sobre las distintas cuestiones que son objeto de su estu- dio, Tembién aludimos a las elaboraciones que con el ‘coneurso dels teoria han hecho estas organizaciones. En este aspecto basta mencionar la Revista Compafero, Grgano de difusién internacional del EGP, la Revista Guatemala an Lucha de las Fuerzas Armadas Rebeldes =FAR-, la Revista Debate Comunista que edita una de las expresiones del PGT (aludo a la que surcié ol 6 de enero de 1984), la Revista de andlisis Opini6n Publica, recientemente empezada a publicar, el docu: mento del EGP La lucha democrética popular y revo: lucionaria contra el poder de los ricos (manifiesto de ‘octubre de 1978), en el cual acufaron la categoria de ‘burguesia burocrética”” para referirse a una fraccion de Ia burquesta, También deben verse como un aporte, las eleboraciones que con respecto al racismo ha hecho ORPA: Gaspar llon en: Guatemala: ei fracaso de Ja contrainsurgencla y la nueva dictadura, Ediciones ORPA, Guatemala C.A., 1984; Mario Payeras, Los dias de la selva, Editorial Nuestro Tiempo, México D.F: 1981; asimismo los distintos andlisis pibblicos y clan. destinos que cotidianamente hacen las distintas orgs nizaciones revolucionarias y entrovistas como las que la Fevista mexicana Por esto, publicd entre el No. ty 18 y las que hizo Martha Haernecker a dirigentes revo- lucionarios y que nan sido publicadss por Editorial ERA de Mexico, Resaltar esto me parece de singular importancia esto que asienta una postura en relacion 8 [a ciencia y a la investigacién social, Fue para mi particularmente evidente cuando en octubre de 4979, un grupo de cient/ficas sociales fuimos amen zados de muerte por el Ejército Secreto Anticomunis: 12, que no era otra cosa més que el-ejército ejecutando el terror clandestino. En la reunién que celebramos los amenazados (de los cuales 3 fueron posteriormente FIGUEROA: Ciencias Sociales y sociedad en Guatemala 31 6, Clases, capas sociales y sujeto revolucionario Las caracterfsticas de los distintos componen- tes del movimiento revolucionario observado durante la década de los setentas y los ochen tas, ha puesto a la orden del dia la discusién con respecto al sujeto revolucionario en Guatema la. Esta discusién tuvo su origen en el ambito de la politica a fines de la década de los sesentas, cuando en el seno del movimiento revoluciona rio hubo quienes pusieron en duda la afirmacién de carécter doctrinario del marxismo con respec- to al papel de la clase obrera en el proceso polt- tico del pais, Una de las razones que esgrimian los que afirmaban tener dudas con respecto a la citada afirmacién del marxismo, era su aplicabili- dad a las condiciones concretas de ta formacin social guatesalteca, dadas las proporciones numé. ricas de la clase obrera guatemalteca en propor cidn @ las demés clases populares en el pais, par ticularmente el campesinado, obstante ello, hay que destacar que con la constitucin del Mercado Comun Centroamericano, las posibilidades de ex pansién de la industria en el pais se vieron favo recidas, el ritmo de crecimiento industrial en re: lacién a los otros rubros de la economia fue su: erior, y la clase obrera industrial en el estricto sentido de la palabra crecié en aproximadamente un 100%. En general, durante la década de los sesentas, el desarrolio capitalista en el pais obser- vo un avance notable fo cual implicé cambios importantes en el cuadro de las clases sociales en el pais. Asi, la importancia del capital indus- trial erecié en relacién a tas otras formas de ca pital, la vieja oligarqufa terrateniente agroexpor tadora se aburgues6, se desarrollaron las cuspides monopélicas que coexistfan con amplios sectores de atraso capitalista, se profundizé la desapari- cidn de formas serviles de trabajo en el campo co. mo el colonato. Todo esto se combind con el hecho de que la inversién del capital monopolis- ta extranjero, cambié las areas de la economia nacional en las cuales preferentemente invertia (ferrocarriles, banano, electricidad) para orientar- se hacia Ia industria y el comercio. Todo ello pro- vod un renovado interés por parte de las cien- ‘asesinados) para analizar la situacion, se virtié Ia infor macién de que la amenaza proven{a entre otrai causas, poor el hecho de que se nos atribufa Ia elaboracién del manifiesto de octubre de 1979 del EGP, pues este con: tenfa un andlisis de la situacién nacional que "solo odfan haber hecho sociélogos o economistas” cies sociales (en particular ta sociologfa y la eco noma} en et estudio del desarrollo del capitalis ‘mo en el campo, el cual se encadend con el anali sis que 2 nivel centroamericano hizo en la década de los sesentas, Edelberto Torres Rivas‘° Asi podemos encontrar estudios sobre el pro: ceso de industrializacién en Guatemala, como el que elaboré René Poitevin Dardén’? o bien el que se elabord en el Instituto de Investigaciones Econémicas y Sociales durante 19795°, También se observaron estudios sobre las caracteristicas del desarrollo del capitalismo en la agricultura®?, que daban cuenta de la necesidad de captar el hecho de que le contrarrevolucién de 1954 no ne cesariamente deberia verse como un hecho poli- tico que tuvo consecuencias negatives o de estan- camiento en cuanto al proceso de desarrollo ca- pitaliste en general 56 Edelberto Torres Rivas, Interpretacién de! desarrollo social _centroamericano, EDUCA, San José, Costa Rice, C.A, 1971 57 René Poitevin Dardun. E/ proceso de industrializacién en Guatemala, Editorial Universitaria Centroamericana EDUCA, San José, Costa Rica, C.A. 1977. $8 Varios, Los rasgos fundamentales de 1a formacién social guatemalteca, \nvestigacién hecha en el IIES de la USAC y aditada por e! Depto. de Publicaciones de la Facultad de Ciencias Econémicas de la Univer: sidad de San Corlos de Guatemala, Guatemala C. A. 1980, 5° vease entre otros lor trabajos de Gustavo Porras Cas tején, “Guatemala, la profundizacién de las relaciones capitalistes’, Revista ECA, (estudios centroamerica nos) de la Universidad Centroamericana José Sime6n Cafias, No. 356/357, junio/julio de 1978, afio XXXII, San Salvador, El Salvador. Ademas los ensayos de Andrea Brown, David Tobis, Fred Goff en: Guatema- Ja: una historia inmediata; Juan Pablo Soléreano, ““Procesos del capitalismo en el campo", en Politica y Sociedad, No, 8 enerojiunio de 1979, del mismo autor "Observaciones sobre la transicién del Estado Oligér guico al Estado Monopslico”, en Politica y Sociedad, enero/junio de 1978; Rokael Cardona, "Descripcién de la Estructura Social y Econémica en el agro quate: malteco (1954.1975)", Politica y Sociedad, No. 6, julio/diciembre 1978, Ana Marfa Digguez, Jean Fouillet, “Eldesarrollo del comercio y sus efectos en la economia rural en el altiplano occidental de Gua: temala'; Carlos Figueroa Ibarra, “Acerca del proleta: riado rural en Guatemala. Politica y Sociedad No. 3, enero/julio 1977: Carlos Figueroa Ibarra, “Algunas consideraciones preliminares sobre la_acumulacién capitalista en ol agro guetemalteco”, Revista Alara No. 1, Quinta Epoce, Guatemala, mayo/iunio 79. Alfredo Guarra Borges, “La cuesti6n agraria, cuesti6n clave de la crisis en Guatemala”, Revista Polémica No. 13, enero/febrero, 1984 32 CIENCIAS SOCIALES Acaso este proceso de desarrollo capitalista, cuyo ritmo se incrementé significativamente en la década de los sesentas, tuvo un efecto en las caracter(sticas peculiares de la confrontacién so- cial en el pafs, Este fue el que la clase obrera em: ez6 a tener una mayor participacién en la lucha en contra de la dictadura guatemalteca partir de principios de la década de los setenta. Hasta antes de esa década no puede negarse que el epi centro de la lucha demoerética y popular estuvo en el seno de las capas medias urbanas. Asf fue en aquellos dias de 1956 cuando se observé a prime- ra manifestacién del permanente conflicto social que la sociedad guatemalteca ha observado en los ltimos treinta afios. También lo mismo sucedi6 en las luchas popu- lares de 1960 y en la crisis pol(tica que provocé el movimiento popular de marzo de 1962. En la primera ola insurreccional que se observé entre 1962 y 1967, fueron las capas medias urbanas ¥ algunos sectores del campesinado los que estu: vieron al frente de /a confrontacién. & partir de 1973 cuando empez6 la reactivacién del movi- miento popular, la presencia de la clase obrera se hizo més evidente que en el pasado. La Central Nacional de Trabajadores, que era de tendencia Social Cristiana rompié con la CLAT y adoptd una postura decididamente clasista, mientras que la Federacién de Trabajadores de Guatemala —FTG— surgié de manera beligerante al escenario de las luchas reivindicativas, con lo que la tradicional Federacién Sindical Clasista, 1a Federacién Aut6- noma Sindical de Guatemala —FASGUA- se vio acompafiada e inclusive superada en la lucha por las reivindicaciones obreras en el pats. En esos afios se fundé y desarrolld la Escuela de Orienta- cién Sindical, adscrita a la Facultad de Ciencias Jur(dicas y Sociales de la Universidad de San Car- los, la cual coadyuv6 a la formacién de un amplio sector de sindicalistas, siendo las ciencias sociales el eje bésico de la educacién impartide. Pero aun en este contexto de elevacién de la participacion obrera en las luchas populares, fue evidente que lo que genéricamente se ha denominado “movi- miento popular”, englobaba a un componente heterogéneo de clases y capas sociales como los campesinos pobres, obreros agricolas, colonos de asentamientos urbanos, trabajadores bancarios, comerciantes, maestros, estudiantes, etc. El as- censo de! movimiento popular y la creciente parti- cipacién obrera en él, renové el interés por el estu dio de la clase obrera en Guatemala y determiné en algunos cient/ficos sociales su rea de investi- gacién. De esta manera los trabajos de Mario Lé- pez Larrave con respecto a la historia del sindic lismo son aportaciones importantes que en reali dad abren las brechas para una elaboracién més Profunda®® y que junto a los trabajos de Antonio Obando Sanchez, Graciela Garcla, Huberto Alvara- do®', constituyen fuentes importantes, no sola- mente en Io que se refiere a los datos sino también en cuanto a interpretacién®*. Por otra parte, el andlisis del cuadro de las clases sociales en Guate- mala revela fécilmente que el proletariado indus- trial en su sentido estricto, es una minorfa en re- lacién a otras formas de subsuncién real del tra- bajo por el capital como lo es el proletariado agr/- cola y el semiproletariado, extensa masa de tra- bajadores que se confunde con el campesinado po- © Mario Lopez Lerrave, Breve historia del movimiento sindical guatemalteco, Coleccion Popular Mario Lopez Larrave No, 1, Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala CA, 1979; Repercusiones del Sindicalismo en Guatemala, publi cacién de a Comision de Propaganda y Relaciones PAblicas de! Frente Unido de Ia Revoluci6n —FUR-, Guatemala C.A., septiembre de 1977. 5 Antonio Obando Sénehez, Memorias, Guatemala C.A, 1972. Graciela Garcia, Las luchas revolucionarias de nueva Guatemala, México 1952; Huberto Alvarado, Apuntes para la historia del Partido Guatemalteco def Trabajo ~PGT— editado por el PGT, sin feche, presu- miblemente en 1975. © Otros trabajos importantes son los de Arturo Tarace- 1a Arriola mer partido Comunista de Guatema- la (1922-1932)", Revista Araucaria No. 27, 1984, Madrid, Espafi. El autor hace referencia a su tesis doc toral cuye titulo es “Los orfgenes del movimiento Obrero en Guatemala (1878-1932)"; Carlos Figueroa Ibarra, Articulos citados en la note 6; Marfa Eler Recinos Garcia, E/ movimiento obrero en Guatema- Ja (1900-1954), tesis de licenciatura de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatema- la, Guatemala C.A. 1977; Miguel Angel Albizures, Lu- has y experiencias del movimiento sindical, perfodo 1976 junio 1978. Revista ECA, No. 356/357, junio- julio de 1978 (citada anteriormente). Luis Rail Sal- vad6, "Cronica de una Huelga" (a propésito de la rela- cién entre modernizaci6n y conflicto", Politica y Sociedad No, 5, Escuela de Ciencia Politica -USAC-, enero-junio de 1978. Del mismo autor hay un traba- Jo inédito (hecho circular por medio de una version mimeogrética), Estado y Sectores Subalternos (1954- 1978); Luis Fernando Matzul, 'Situacién actual y perspectives del movimiento obrero en Guatemala’, Revista Polémica No. $ sin fecha (presumiblemente 1983). FIGUEROA: Ciencias Sociales y sociedad en Guatemala 33 bre y medio del pafs®*. Ademés, el proceso de descomposicion de la economia campesina, auna- do al lento y dificultoso proceso de industrializa- ci6n —realidad presente en el pafs pese a los avan- ces mencionados anteriormente— asf como la cri sis econ6mica del pafs han ido aumentando la masa de desempleados y subempleados, superpo- blacion relativa que se expande sobre todo en las, ciudades y se aglutina informemente en el sub- proletariado y el lumpen®* La presencia de un nlimero importantisimo de trabajadores, intelectuales, oficinistas, maes- tros, ete., también nos informa que las capas me- dias de la poblacién son un factor nada desprecia- ble en el cuadro de la estructura social guaternal- teca y también en la confrontacién que de ella se deriva, En efecto, pese al aumento de la impor- tancia de la participacion obrera en las luchas po- pulares de la década de los setentas, esto no em- pafié la participacién de amplios sectores de capas medias en dichas luchas, tampoco desdice el pa- pel tan importante que han tenido en el seno de la lucha insurreccional. A todo esto habria que agregar el hecho de que en la década de los ochen- tas, el campesinado indigena pobre hizo su apari- ci6n en la escena politica del pafs, actuando beli- gerantemente por medio de la lucha armada y con una creciente conciencia de sus reivindicaciones de clase y étnicas. Todos estos hechos han lleva do en primer lugar al interés creciente por el estu: dio de las masas campesinas y de la cuestion ét- 3 Carlos Figueroa Ibarra, EI proletariado rural en el agro guatemalteco: Rokael Cardone, Empleo Rural, Estado ¥ politicas piblicas de empleo en la regién sur de Gus- temala. \nvestigaci6n realizada para el CSUCA, IDRC y SEGEPLAN, (mimeo) Guatemala, septiembre de 1983. Es importante también la investigacién realize- dda en 1966 por el IIES, y cuya publicacion y anélisis de datos fue hecha por René Arturo Orellana, ingresos ¥ gastos del asaleriado agricola, publicaciones del HES—USAC, Guatemala C. A. pb (sin fecha); Lester Schmidt, E/ papel de fa mano de obra migratoria en et desarrollo econémico de Guatemals, lIES—USAC, Guatemala C.A. 1973, 64 Una sistematizacion de datos que puede servir para iniciar alguna reflexion sobre el tema es el libro de M. Soto, C.S. Villa, C, Frank, Guatemala, desempleo ¥ subempleo, Editorial Universitaria Centroamericana EDUCA~ San José, Costa Rica, C.A. 1982. nica®* y por otro lado a un serio replanteamien: to en relacién al sujeto revolucionario en Guate- mala. La polftica ha informado a la ciencia social guatemalteca, sobre todo la vinculada al marxis- mo, que no es posible seguir contenténdose con las afirmaciones doctrinarias con respecto al pa pel historico de la clase obrera en el pafs. Los procesos revolucionarios observados en El Salva- dor y sobre todo el de Nicaragua, revelan pecu: liaridades regionales en la naturaleza de la con- frontacién social y por lo tanto en las caracteris- ticas de los papeles que cada uno de los campos ¥ clases sociales desempefia en la misma, Edelber- to Torres Rivas ha abierto la puerta a las reflexio- nes de esta naturaleza en su ponencia magistral presentada ante el V Congreso Centroamericano de Sociologia, celebrado en San José, Costa Ri- ca en noviembre de 1982°° en la cual pretende darle carta de ciudadania al concepto de “popu- Jar revolucionario”, para designar a la amplitud del sujeto revolucionario en Centroamérica. El planteamiento de Torres Rivas parte de la critica @ posturas obreristas para concluir que el conjun: to abigarrado de contradicciones que generan las formaciones sociales centroamericanas, —y que no pueden ser reducidas a la contradiccién capi taltrabajo— generan un heterogéneo movimien- to popular revolucionario que se articula cierta 5 ease por ejemplo el trabajo de Ricardo Falla, Quiché Rebelde, Editorial Universitaria, Guatemala 1979; és se también a Luis Ral Salvad6, Organizacién popular ¥ lucha de clases en.e/ campo, Programa Controame cano de Ciencias Sociales del CSUCA, San José, Costa Rica 1981 (mimeo). No es casual que el autor empieza su trabajo haciendo referencia a le huelga de prolete- Flos rurales temporales (en su mayoria también cam- pesinos pobres) de feurero-marzo de 1980. El No. 3 de la Revieta Polémica, enero-febrero de 1982, dedi cado a la cuestién étnica y que contiene los ensayos do Carlos Rafsel Cabarrus, Julio Castellanos Cambre- ‘nes, Mario Solérzano Foppa (publicado nuevamente, s# trata del articulo citado en la nota 54). Leonel Luna, Pedro Chamix, Severo Martinez Peléez (so trata de extractos da su trabajo sobre el Indio guatemalte- 0). Puede decirse que el estudio del caso elaborado, or Miguel Angel Reyes illescas en “‘Conflicto soci fen San Martfn Jilotepeque’, Revista Po/émica No. 6, diciembre de 1982, va en el mismo sentido, Véense también los artfculos de Ricardo Falla, El movimien- to indigena” y el de Carlos Felipe Castro Torres, “Cre: cimiento de las luchas campesinas en Guatemala (febrero de 1976-mayo de 1978)", en Revista ECA anteriormente eitads, 5 La ponencia fue publicada en Ia Revista Polémica No. 3, enero-febrero de 1984 con el titulo de" ZQuién destapé la Caja de Pandora”?, 34 CIENCIAS SOCIALES mente en torno a la explotacién pero sobre todo en torno a la dominacién’” independiente que uno esté de acuerdo con esta ultima afirmacién, el trabajo de Torres Rivas es sumamente valioso pues es un serio intento de reflexién creativa con respecto a las especificidades de la lucha de clases en la region y por tanto un cambio de perspectiva dentro de! marxismo centroamericano en relaci6n a visiones tradicionales y doctrinarias. 7. Estado, terror y democraci Como se ha dicho antes, la contrarrevolucién de 1954 abrié un perfodo de luchas de gran vio- lencia, de inestabilidad politica y debilidad esta- tal. El caso guatemaiteco es un claro ejemplo de como una victoria contrarrevolucionaria que se asienta sobre todo en el terror, tiene grandes costos politicos y sociales y se transforma por fo tanto en una victoria pirrica, La sociedad gue- ‘temalteca ha observado a lo largo de los diltimos treinta afios, una constante confrontacién en la cual la violencia ha ido paulatinamente crecien- do hasta llegar a ascensos sin precedentes como los de la segunda y Ia tercera ola de terror por tuna parte y como el primer y segundo ascenso revolucionario de 1962-1967 y el de 1979-1982 respectivamente, EI Estado guatemalteco desde 1963 a la fecha ha ido aumentando su cardcter terrorista y se ha articulado bésicamente en tor- no al poder del ejército quatemalteco. Este he- cho también ha repercutido en las ciencias socia- les, las cuales desde diferentes perspectivas han tratado de denunciar, interpretar y luchar contra este fendmeno politico. En el campo de las cien- cias jurfdicas, la defensa de los derechos huma os adquiere un nivel que trasciende a la denun- cia y se convierte en una clara y sélida argumenta- cién de carécter juridico®®. En el campo de la so- ciologfa y de la ciencia politica, se pone a la orden del dia el andlisis de la naturateza del Estado gua- temalteco, el papel del ejército en éste, las carac- teristicas de los mecanismos del terror estatal, las causas més profundas de éste y como resultado 67 En Ia misma Revista Polémica No. 13, Gabriel Agui lera Peralta publica un trabajo que también es uns re- flexién sobre el sujeto revolucionario en Guatemala, Neva el titulo de "EI nuevo sujeto de lucha en Guate: mala 68 En relacién a este punto hay que destacar el valioso trabajo de ta Comision de Derecho Humanos de Gue- temala en sus distintas publicaciones. de la reflexi6n sobre el horror que vive la socie- dad quatemalteca, surge la necesidad de plantear- se el problema de la democracia en dicha socie- dad. Los estudios sobre este problema, en el campo de Ia sociologia y de la ciencia politica, empiezan @ surgir como consecuencia de ta segunda ole de terror. Es indudable que esta fue la motiva: cién que llevé 2 Gabriel Aguilera Peralta a plan- tearse como problema de investigacién la violen- cia en Guatemala®?. Dicho estudio, que tiene un sustento tebrico al menos discutible, tiene el gran mérito de ser una de las primeras sistematizaciones, sobre el terrorismo de Estado en Guatemala, Aun hoy, cuando han pasado 15 afios de su elaboracién, el trabajo sigue siendo una fuente indispensa. ble en el estudio del Estado y el ejército, Gabriel Aguilera Peralta continuaré por esta senda de investigacion convirtiéndose en el especialista en "Sociologia Militar’” més importante del pas’. Ha planteado una caracterizacién dei Es- tado guatemalteco como “Estado Militar” y con- juntamente con otros investigadores ha togrado recabar material empirico de primer orden para el estudio del terror, ensayando también una explicacién sobre el mismo como el resultado de la agudizacion de clases que provoca el desa rrollo capitalista’!. Esta explicacién es discut ble y pareceria més cientifica la bisqueda de las ralces estructurales del terrorismo de Estado en la via de desarrolio capitalista restaurada en 1954 asi como en los efectos acumulativos en la cultura politica de la clase dominante y en el © Gabriel Aguilera Peralta, La violencia en Guatemala como fendmeno politica, Tesis de Licenciatura pre sentada en {a Facultad de Ciencias Juridicas y Soci les de la USAC, Guatemala, julio de 1970. 7° Véase por ejemplo su libro, La integracién militar en Centroamérica, NCEP, Guatemala, 1975, 71 Véase del mismo autor, “Cuestion étnica y Estado mili tar en Guetemala", Boletin de Antropologte Americana No. 4, Instituto Panamericano de Geograt(a e Historia, México D. F., diclembre de 1981, La respuesta a las causes del terror en Guatemala puede encontrarse en su articulo “EI Estado, la lucha de clases y la violen- cla", en la Revista Mexicana de Sociologia, aflo XLII, Vol. XLII, No. 2, abritjunio de 1980, También se puede var en el libro de Jorge Romero Ymeri y otros investigadores que elaboraron, Dialéctica def terror en Guatemala, Editorial Universitaria Centroamericans EDUCA™, San Jos6, Costa Rica, C.A., 1981. FIGUEROA: Ciencias Sociales y sociedad en Guatemala 35 ejército y Estado que han ido generando la vio- lenta confrontaci6n social en el pafs’?. Con respecto a la naturaleza del Estado gua- temalteco también han habido diferencias, aun- gue todavia no una polémica enriquecedo entre los distintos investigadores sociales gua- temaltecos. Edelberto Torres Rivas en su libro Crisis de poder en Centroamérica’® ha planteado que el Estado guatemalteco debe ser conceptua- do como una “dictadura reaccionaria de clase”. Carlos Sarti Castafieda en su art(culo “E/ proce- 50 de estructuraci6n de la dictadura militar con- trarrevolucionaria’”"*, propone precisamente el término de dictadura militar contrarrevoluciona- ria, Finalmente, Mario Solérzano Mart(nez’* caracteriza la situacién actual del Estado guate- malteco como un régimen de transicién entre el autoritarismo y la democracia. Afios atrés diver- sos sectores de la izquierda habfan intentado caracterizar el Estado guatemalteco como una “dictadura militar fascista”. Parecerfa que las caracterizaciones que han ensayado Aguilera Peralta y Torres Rivas, gené- leas y por tanto poco dltiles para captar la espe- cificidad del Estado guatemalteco. Si bien la de- finicién de Aguilera Peralta da cuenta de un factor vertebral en la caracterizacién del Esta- do guatemalteco, cual es el papel del ejército en la gestion estatal y en la propia estructura administrativa y polftica del Estado de Guate- mala, elconcepto de Estado militar puede in- cluir diversos tipos de Estado puesto que es fécil legar al acuerdo de que no se puede equiperar al Estado panamefio bajo el gobierno de Omar Torrijos, con la dictadura militar guatemalteca © con la encabezada por Pinochet en Chile. La mis- ma observacién puede hacerse 2 Torres Rivas Este planteamiento esté hecho en Carlos Figueroa Ibarra “Terrorismo de Estado y lucha de clases Sen José, Costa Rica, 1981. Le tra en el capitulo titulado “Vida y muerte en Guate. mala: reflexiones sobre la crisis y la violencia polttl- En la Revista Polémica No. 7-8, sin fecha (probable- mente 1983), Mario Sol6rzano Martinez, Guatemala: entre ef autori- tarismo y la democracia, ponencia presentada al VI Congreso Centroamericano de Sociologta, celebrado fen la Ciudad de Panama en marzo de 1985, Pues su caracterizacién puede incluir tanto a la dictadura militar cuya especificidad intentaba rescatar, como al Estado fascista o cualquier otro tipo de Estado que cumple funciones contra- rrevolucionarias. No obstante, en relacién a To- Tres Rivas hay que decir que su intento de carac: terizaci6n esté motivado por un objetivo que a la postre ha demostrado su justedad: la necesi dad de abandonar la categoria de fascismo para intentar caracterizar el Estado guatemalteco. En efecto, aquellos que en determinado momento apoyamos la idea de que el Estado guatemalteco deberia ser caracterizado como una dictadura fascista, en realidad tenfamos una idea bastante limitada de lo que fue el fascismo ademds de una concepcién respecto al Estado, casi podrfamos decir, de carécter instrumentalista. Nos confor- mabamos con constatar que el fascismo era la dictadura abierta de cardcter terrorista de los sec- tores més reaccionarios del capital financiero, pa- ra construir nuestra carscterizacion del Estado Quatemalteco, Olvidabamos que el fascismo fue sobre todo un régimen reaccionario de masas, de cardcter totalitario, que este totalitarismo es- taba ampliamente sustentado en el consenso de amplios sectores populares, el cual también posibi- litaban {a corporativizacién de los mismos. Nada de esto ha sucedido en el Estado guatemalteco adn cuando ha habido serios intentos de hacerlo como el de Rios Montt, los cuales chocan contra la profunda crisis econémica del pais que no per- mite crear las condiciones para un activo con- senso y ademds contra la férrea oposicion de buena parte de la clase dominante guatemalteca, que impide la realizacin de reformas que generen consenso popular”®. Ciertamente el Estado gua- temalteco ha hecho del terrorismo de Estado, un mecanismo bésico de gestion estatal y por lo tan: to puede ser calificado de dictadura terrorista, Pero no cuenta con un amplio consenso popular, que esté articulado por medio de un gran partido de masas ni tampoco, de manera paraddijice, tampoco ha logrado ser totalitario en la medida en que tiene limitaciones estructurales para con- trolar y difundirse en el seno de la sociedad ci- 76 Carlos Figueros Ibarra, “E! contenido burgués y reac- Glonario del Golpe de Estado en Guatemala”, Revista Polémica No, 4-5, octubre de 1982. También del mis- mo eutor, "Golpe de Estado de 1983 0 las viscisitudes de la centralizacion estatal en Gustemsla’’, ponenc presentada al VI Congreso Centroamericano de Soci logte, eelebrado en Ie Ciudad de Panamé, marzo de 1988, 36 CIENCIAS SOCIALES vil, Su relacion con la clase dominante guatemal- teca tampoco puede calificarse de directa e ine- quivoca, Mas bien parecerfa que a partir de 1963" con el Golpe de Estado encabezado por Peralta Azurdia, el ejército como corporacion y no a través de personalidades carismaticas en el seno del ejército, se fue estructurando una dicta- dura militar que dista mucho de ser unipersonal ' que ha mantenido en momentos una clara auto- noma relativa no sélo con lo que es el mundo bur- gués local, sino también en lo que se refiere a los designios del Departamento de Estado en Washing- ton. Por otra parte, ciertamente el Estado guate- malteco ha cumplido la funcién superestructural que le corresponde a una determinada via de de- sarrollo que implica grandes costos sociales y po- liticos debido a las fuertes confrontaciones que genera’. Es por ello un Estado en funcién de la contrainsurgencia y que en el fondo sostiene una ecuacién social que quedé planteada a partir de 1954. Por ello no dirige mal sus pasos Sarti Casta- fleda, cuando la denomina “Dictadura militar con- trarrevolucionaria” en el trabajo paginas atrés citado. Las dimensiones dantescas del horror en Gua- temala —las estadisticas del terror indican que en términos proporcionales y a veces absolutos las dimensiones del terrorismo de Estado son las mayores de toda América Latina— han motivado otras explicaciones del terrorismo de estado en el Pafs. Susana Medina’? ha ensayado {a interpre- tacién de que este se debe a la implantacién de un modelo contrainsurgente pero no analiza las causas estructurales e historicas que motivan tal implantacion. Susanne Jonas Bodemheimer®° también ha estudiado las caracteristicas de tal 77 Un anélisis del Golpe de Estado de 1963 puede verse ‘en Edelberto Torres Rivas, “El Golpe de Estado de 1963", Revista Polémica No. 45. 78 Ademés de los trabajos del mismo autor que ya han sido citados, véase de Carlos Figueroa Ibarra “Para tuna aproximacién al terrorismo de estado en Guato- mala", Revista Critica de la Universidad Autonoma de Puebla, No, 10-11, julio-diciembre de 1981 79 Susana Medina, “Guatemala: contrainsurgencia y re- volucién", Revista Territorias, No. 5, Universidad Auténoma Metropolitane-Xochimilco, noviembre. di- clembre de 1980. 59 Susanne Jonas, Guatemala, Plan piloto para el conti- nente, Editorial Universitaria Centroamericana —E- DUCA™, San José, C. A. 1981. modelo de contrainsurgencia en un libro de re- ferencia indispensable para el estudio de los Gl timos afios de la sociedad quatemalteca. Las Ciencias Sociales en Guatemala, a lo largo de mucho tiempo han discutido las alternativas ante la aniquilacién del espacio democrético en el pais. Tal fue el motivo central del encuentro organizado por la Asociacién Guatemalteca de Cientificos Sociales —AGCS— el cual fue cele- brado en las instalaciones de "Emats” (institu- cién de carécter religioso) en el Departamento de Escuintla en octubre de 1979°!. En aquella ocasién, varios cient(ficos sociales argumenta- ron que en Guatemala exist(an impedimentos de carécter estructural para el funcionamiento democratico del pals y que por lo tanto ten- drian que ocurrir fuertes cambios sociales en el pafs que permitieran crear las condiciones obje- tivas de un florecimiento de la democracia. Otros argumentos en aquella oportunidad expresaban que ‘no era correcto hacer afirmaciones tan tajantes y de- finitivas, sibien es cierto que las perspectivas no eran nada alentadoras, como lo demostraba el creci- miento del terror que desde un afio antes se habia observado*?. Los hechos dieron la razon a los mas pesimistas, pues poco tiempo después el terror selectivo haria su aparicién (y afectando entre otras personas a varios cientificos sociales) Y se convertfa en el terror masivo que tuvo pleno desenvolvimiento durante el perfodo de Rios Mont. 81 £1 encuentro fue organizado por la Asociaclon Guste- maltece de Cient(ficos Sociales, desaparecida después 2 causa de la tercera ola de terror. 52 En el evento estuvo presente como invitado especial {1 socidlogo mexicano Sergio de la Pea, Entre los as tentes al encuentro hubo alguien que se presenté blicamente como miembro del entonces oficial ta Partido Institucional Demoerético —PID-, uno de los partidos qut Nevaron @ Lucas Garcia a la presi dencia de la Repit!'ca. En son de burla dijo que po- drfa Nlevar 2 de la Pena a conocer la democracia en Guatemala, refiriéndose a una localidad del Departa- mento de Escuintla, que ostenta dicho nombre. Le anécdota, aparentemente intrascendente, refloja el desprecio por el tema y por el debate, El encuentro terminé en medio de la inguietante noticia de que en la carretera que conducir(a a la capital @ todos los, asistentes habla varios cordones policiales y milita: res, debido al secuestro por parte de una organize clén revolucionaria, del hijo de un acaudalado indus- |. Ast finalize la que fue Ia altima actividad im- ortante de la AGCS, FIGUEROA: Ciencias Sociales y sociedad en Guatemala 37 Hoy nuevamente se observa una discusién con respecto a las vias de construccién de la democra- cia en el pa(s. En el contexto del triunfo de la Re- volucién Sandinista en Nicaragua y de los claros avances del proceso revolucionario salvadorefio, en Guatemala también se observé un notable ineremento del accionar de las organizaciones revolucionarias que habrian de formar la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG—. Asi entre 1980 y 1982, muy pocos en el medio de socidlogos y politélogos guatemaltecos pusie- ron en duda que la construccién de la democra- cia en nuestro pats seria el resultado de una con- ulsién revolucionaria que inaugurarfa cambios estructurales de gran trascendencia. Adn cienti- ficos sociales como Solérzano Martinez, también dirigente de 1a Social Democracia Guatemalteca, \iegaron a afirmar que para hacer las mas peque- fias reformas, era necesario hacer la revolucion®> Hoy cuando el movimiento revolucionario ha observado un reflujo, como consecuencia de la ofensiva politica y militar que despleg6 el go- bierno de Rios Montt y que ha continuado el de Mejia Victores se ha replanteado el debate acerca de la construcci6n de la democracia en el pais. Ya existen cient/ficos sociales que estén plantean- do la necesidad de construir la vida democrética por otras vias que no sean las que se observaron como dominantes entre 1979 y 1982. Se cuestio- na el gran costo social que implica una confron- tacion de tal naturaleza y se plantea la necesidad de una paz politica que permita llegar a acuerdos hacia una transici6n a la democracie™*. Hoy con tales planteamientos se pone a la orden del dia le discusién con respecto a las posibilidades reales de le construccién de la democracia en el pais, el desmontaje de la dictadura militar, la aparicién de una nueva concepcién de la gestién politica en el seno de la clase politica organizada en la red de partidos politicos legales del pats, y el realismo 53 El planteamiento esté en su articulo “Dictadura o democracia: Centroamérica en la encrucijada”, Ri ta Polémica No. 1, septiembre-octubre 1981 84 Tal es el planteamiento que de manera franca y abier ta expres6 Federico Lopez Alvarado en su ponencia presentada al V Congreso Centroamericano de Socio- logfa celebrado en San Joss, Costa Rica en noviembre de 1982, Tal ponencis fue publicada en la Revista Polémica No. 4-5 de octubre de 1982, con el titulo de "'Golpe de Estado, contradicciones sociales y op: ciones polfticas". Véase también e! trabajo de Mario Solérzano. Guatemala: entre el autaritarismo y la democracia de quienes plantean que esto es posible a través de la accién politica abierta y legal. Hay un hecho objetivo que le da un nucleo de racionalidad a los que plantean tales opciones politicas. A partir del Golpe de Estado de 1982, se inauguré una nueva etapa de gestion estatal en Guatemala, La unilateralizacién del terror como método estatal dominante, se abandoné por otra mas integral que ha pretendido combinar el uso del terror estatal con reformas de cardcter politi- co y con la pretension de otro tipo de reformas sociales que se han visto obstaculizadas por la ac: cién de los grupos sociales mas conservadores, Esto es lo que he denominado en el trabajo citado an- teriormente “la centralizacién del Estado guate- malteco” que no es otra cosa que la modernizacién del Estado guatemalteco con vistas a su legitima- cidn y por lo tanto a la busqueda de nuevas vias de fortalecimiento estatal a través del consenso. No obstante lo anterior, la estabilizacién estatal que se ha pretendido a partir de 1982, solamente tiene Perspectives de triunfar en la medida en que se vea sustentada en reformas sociales que generen entu- siasmo en la poblacion guatemalteca, El estrepi- toso fracaso de Rios Montt, que culmin6 con su derrocamiento en 1983, y las dificultades que en- frenta el gobierno de Mejia Victores a pesar de que encarnan un reformismo contrarrevoluciona- rio. més atemperado, demuestran los formidables valladares que tiene en la sociedad guatemalteca un proceso de restabilizacion estatal eregido sobre bases sélidas. Pareciera que lo que se ha puesto a la orden del dia a partir de 1982 es una especie de transformis- mo, de “Gattopardismo” en el cual la légica ser fa de hacer cambios para que todo siga igual. He allf las limitaciones de fondo que un buen numero de socidlogos, politdlogos, le ven al proceso politico que al parecer ha despertado esperanzas en otros. Este es precisamente el momento de discutir con respecto al contenido de la democracia, ¢Puede considerérsele solamente como expresién de res- peto a los resultados electorales, libre accién de los partidos politicos y la instauracién de las ins tituciones que tradicionalmente han sido encar: naciones de la democracia burguesa? Me parece que en este punto estarfa uno de los aspects cues- tionables del planteamiento de Solérzano Marti- nez, En este momento hablar de democracia en abstracto es inaceptable, por lo que podrfa pre- guntarse en el supuesto de que efectivamente se diera una transicién. ¢Hacia qué democracia transita el actual gobierno? En Guatemala, el 38 CIENCIAS SOCIALES cuadro de clases sociales, la evidente explota- cion y depauperacién que se manifiesta en las Clases subalternas, indican que democracia po- litica es también elevacin de las condiciones materiales de existencia del conjunto de las cla- ses y capas populares, En este sentido demo- cracia es hoy un concepto que en la sociedad guatemalteca solamente tiene sentido si su con- tenido es ia realizacién, protagonizada por el conjunto de clases y capas que integran al pue- blo, de las tareas que quedaron truncas con la contrarrevolucién de 1954. Democracia seré por tanto la democratizacién de la vida poll: tica en el pafs, lo cual significa romper de tajo con todas las formas de terror, la realizacion de una reforma tributaria que sea un efectivo mecanismo de redistribucién del ingreso e impor- tante flujo financiero para las labores de conduc- cién estatal, una politica salarial que al menos equipare el valor de la fuerza de trabajo con su precio, reforma agraria profunda la cual no im- plica por supuesto la destruccién de las grandes unidades productivas eficientes, respeto y fo- mento de las distintas etnias que existen en el pals, independencias econémicas y soberanfa politica y en la base de todo ello, el desarrollo de la participacién en las decisiones politicas y direceién politica de! conjunto de organizacio. ‘nes sociales que constituyen a la sociedad civil Esto evidentemente no es socialismo, pero tam: poco es algo que pueda ser aceptado por el con- junto del mundo burgués. Con una tradicién su mamente conservadora que proviene de la colo- niia, que fue fomentado a lo largo de los gobier- 10s conservadores, que se produjo con las dicta- duras liberales, se radicaliz6 con el proceso revo- lucionario de 1944-1954, con las gestas insurrec- cionales de los sesentas y ochentas, asf como con las luchas populares de los setentas, al parecer se ha ido conformando una cultura politica de carécter reaccionario que se ha constituido en un formidable bastién ideolégico, que hasta el momento parece dificil de remover, solamente con la presion de una favorable correlacion de fuerzas en lo politico en su sentido estricto. No obstante lo anterior, hay que reconocer que la aguda confrontacién social de los ultimos afios ha ido variando concepciones tradicionales en el seno de la clase dominante y en el ejército y que hoy, acaso estemos asistiendo a un proceso de reestabilizaci6n estatal construido a base de terror y medidas politicas, econémicas y socia- les que buscarfa el consenso popular. Lo cual no implica por supuesto la aceptacion y el de- seo de realizacién de todas las medidas demo- créticas que en I(neas atrés se han planteado. Hoy acaso empiece el debate con respecto a este tema entre los cientificos sociales guate- maltecos. Nuevamente, ha sido el desenvolvi miento social el que lo ha puesto sobre la mesa, Una vez més, este tomaré parte de la historia de las ciencias sociales en el pals y por lo tanto, de la politica, Ill, Palabras finales Uno de los riesgos de intentar hacer una his toria de las ciencias sociales en los supuestos te6rico-metodolégicos que estas notas prelimi nares han tenido como sustrato, es el de incurrir en una vision sumamente amplia de lo que son las ciencias sociales. Podria objetarse que con es- tos criterios las fronteras entre las ciencias socia les y las ideologfas politicas se perderfan y por lo tanto el rigor propio de las sistematizaciones cient/ficas terminarfa haciéndose flexible, diluyén- dose y finalmente desvirtudndose la idea que se tiene de ciencia social. Efectivamente, una de las grandes limitacio- nes que muchas veces se observan en las elabora- ciones de algunos cientificos sociales es que el discurso cientifico se ve destrozado por el discur- 30 politico, Por ese camino la ciencia social no camina mucho y en la medida en que eso suce- de, el planteamiento politico-ideoldgico simple- mente es reiterativo. Lo anterior implica que la ciencia social ayuda de manera significativa al avance de dicho planteamiento, pero que es ne cesario establecer una distincion entre ellos para que la primera no resulte desvirtuada, No obstante lo anterior, también cabe hacerse Ja siguiente reflexién. 2Es posible que el cient fico social al hacer ciencia deje de hacer polti ca? La revision de las principales aportaciones a la ciencia social guatemalteca, indica que esto hasta el momento no ha sido asi. La politica esté profundamente entrelazada con las ciencias socia- les, por la propia naturaleza de su objeto de estu- dio. Lamentarse que esto sea asf, parece ocioso, pues esta situacién es consustancial a dichas cien- cias, Otro riesgo en el que se puede incurrir al ha- cer una historia de las ciencias sociales desde la perspectiva que estén hechas estas notas, es que puede abandonarse un aspecto real del desa rrollo cientifico como es el entrelazamiento de FIGUEROA: Ciencias Sociales y sociedad en Guatemala 39 las ideas y la indispensable acumulacin de cono- cimientos que constituyen un factor de desenvol- vimiento cientifico. Evidentemente no se puede subestimar el certero planteamiento de Newton cuando dijo que caminaba sobre hombros de gi- gantes. Pero igualmente erréneo es el enfoque unilateral del desarrollo de tas ciencias sociales y en general de las humanidades como algo que no tiene una relacién directa con el contexto social en el que se producen. En Guatemala el vinculo de las ciencias sociales con el desenvolvimiento social y con la politica ha Wlegado a manifesta- ciones extremas, Un nimero no despreciable de cientificos sociales guatemaltecos ha pagado con su vida, el compromiso politico que fue ge- nerando en ellos el estudio de las ciencias socia- les y sus propios aportes cientificos. Ast, Mario Sol6rzano Foppa y Juan Pablo Solérzano Foppa, murieron como combatientes de una organiza- cién revolucionaria. Lo mismo puede decirse de Eduardo Aguitera®s y Edgar Palma Lau. Otros sufrieron el calvario “del secuestro, la tortura y almente la muerte como Ricardo Galindo, Jorge Medina y Jorge Romero Ymeri (Director de la Escuela de Ciencia Politica), mientras que Julio Alfonso Figueroa (Director del Instituto de Investigaciones Econémicas y Sociales de ta USAC), Ricardo Juérez (Maestro de la Escuela de Ciencia Politica), Mario Lépez Larrave, Vita- jino Girén (Maestro de [a Escuela de Ciencia Politica y Decano de la Facultad de Ciencias Econémicas), fueron simplemente asesinados. Otros como Joaquin Noval y Huberto Alvarado terminarén posiblemente sus dfas en el submun- do de la clandestinidad 0 podrén seguir trabajan- do en el exilio después de haber salido con vida de un atentado, como Alfonso Bauer Paiz. Y la gran mayorfa, como puede constatarse al revi- sar las notas bibliogréficas de este trabajo, trata remos de seguir haciendo ciencia social con res pecto a nuestro pafs a pesar del exilio. La dramética historia de las ciencias sociales Y de sus principales exponentes lleva a la inte rrogante de sien Guatemala las ciencias sociales pueden ser consideradas como un sinénimo del pensamiento democrético y revolucionario. Aca- 85 Aun cuando estuvo aleiado del medio académico en sus Gltimos affos, Eduardo Aguilera realiz6 estudi de sociolog(a en’ Francia. No obstante ello, fécil pensar que sus conocimlentos cientificos fueron Gt les a la organizacion en la que realiz6 sus actividades polfticas. Lo mismo puede decirse de Edgar Palma Leu. 50 esto no sea asf, pero lo que si puede asegurar- se es que en donde las ciencias sociales tienen su mayor vitalidad y contundencia, mayor riqueza cientifica y dinamismo es en el seno de esta Iinea de pensamiento, entendida claro esté, de la forma més amplia posible. Hasta el momento, el pensa- miento conservador ha tenido poca capacidad de convencimiento y cooptacién en el seno de la sociedad guatemalteca. Acaso esto se deba a la naturaleza misma del Estado quatemalteco el cual se sustenta més en las formas més perversas de coercién que en el consenso. La capacidad hege- ménica del Estado y la clase dominante guate- malteca ha sido limitada para los amplios sectores Populares y con mayor razén para lo més impor. tante de la intelectualidad, en la cual se encuentran insertos los que hacen ciencias sociales. Por ello puede decirse que lo més importante de las cien- ccias sociales en Guatemala es subversivo o tenden- ciaimente subversivo. En términos generales pue- de decirse que el Estado en Guatemala todavia no ha podido cooptar a las ciencias sociales y usar: las para construir una visién del mundo que hecha sentido comin, se irradie por toda la sociedad y se convierte en uno de los principales sustratos de la estabilidad y el vigor estatal Un sector importante del mundo burgués in: tuye esta ciencia y los hechos evidencian que hoy podrfa estarse iniciando un movimiento en este sentido. El transformismo que ahora puede estarse gestando en el pais, bien pudiera tener en las ciencias sociales y en general en las humanida- des, un objetivo primordial de cooptacién. Hasta el momento esto no es la caracter{stica dominan- te del Estado guatemalteco, sino lo que evidencia el recorrido hist6rico que hemos pretendido ha- cer en este trabajo, Por eso mismo, la historia de las ciencias soci les en Guatemala, tarea de la cual este trabajo no pretende ser sino un primer recuento y balance, tendré que dar cuenta de aquellos cientificos so- ciales que a pesar de todo contindan cumpliendo sus labores académicas y cient/ficas en el interior del pafs, Muchos de ellos probablemente estén realizando produccién cientffica que las actuales condiciones polfticas impiden que sea publicada y conocida, Tendré que evaluarse también, al ana- lizar el desenvolvimiento de las ciencias sociales en Guatemala, los efectos negatives que todos es- tos afios le habrian ocasionado. Y esta seré otra de las ignominias que habré que endilgarle a los sicarios de la ciencia y el hombre en Guatema- fa,

También podría gustarte