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A'3o tql3, I r. A. U¿f,cD
,.J s€ncia Fopia en el csmpo como aqueuo qüe Bosio designaba
"intélectual inverso", que no va a irnpartir a los o¿ros un saber del
PP. 8-. cüal es depositaio, sinoqueprueba a "arma¡ ala clase de su fuerza
propia", recogiendo stl saber, m€zclándolo con el propio, raciona-
lizándolo y devolv;éndolo.
En est€ seniido, tsn importante es lograr ser "inverso" como
continuar siendo "intelectual". Cr¡ando comencé mi investigación
eD Terni, recüerdo que los compaie¡os me acogian bien po¡que
sabían que yo también era un compañero; pero después, cuando rne
prcsentaban ánt€ las p€¡sonss pa¡a enhevistarlas, ñe anuncia-
ban no como'el compañ€ro Port€lli" sino como "el profesor Portelli'.
En o¿ras palab¡as, la garantía política estaba dada po¡ el mismo
hecho de esta¡ con ellos; mas pa¡a armarse dé su propia fuerza
cultu¡al, Ios trabajador€s t€rnianos t€nían necesidad también de
una gara¡rtia de compet€nciá, d€l saber que yo podra poner a su
disposición. Tenían necesidad de alguien que además de uda
g¡abado¡a cuando menos tsmbién tuyiera una máquina de escribi¡
(y ellos suponían que yo tenía ulra secretaria) los inshumentos de
método para racionaliza¡ sus relatos, y los canales para ponerlo en
ci¡culeciód y difundirlo (así, uno de sus más preciados gustos fue
reencontra¡sus propios relatos, el prot agonis¡no histórico prcpio,
no sólo en mi libro sino
-a t¡avés deél-erl el de ClaudioPavone
sobre la resist€ncia: habían caído en cuenta, ensums, que estaban
dentro del circuiLode lasvoces a las quF debe recurrirquien quiera
¡econtar la histo¡ia de llalia). El intelectual inve¡so de Bosio,
entonces, no es una fi8ljra antintelectual, sino una ligura del
intelectual que prueba a se¡, con la fuerza que tiene y casi s r
loSratlo nunca, pero posiblemente de modo honest , un rerclücio-
na¡io.
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Por otro lado, la T¡adición Oral se ini.e¡esa más po¡ los temas, en Estanos hablandD... de uoces
tanio qüelaMemoria Coiectiva se preocupa porpe¡cibir lavida de distinte.s: en La Trudición Orat
los component€s de un grupo que poseen una comunidad de des' Ios narradnres se uaLen de la
a'udD dz "atros", en La Menotia
En el csso de la T¡adición O¡al se habla del estudio de las Colectiua las úoces san Loa de los
fundamentacio¡es éiicas de grupos amenazados En este sentido
pi' r.o.n á ¡'sror""b'lidad dp os'rre cnu¿l"sd"a!luá"én f¿-
i or o"t derecno dp voz dp ¿querloc que ra.,a hlsroriográl'c¿nFnLé
son silenciados, de aquelLos que, para expresarce en el contexto
seneral, necesilande ot¡os para Fomoversu existencia encuanto
participantes de1 proceso histó¡ico En la Memoria Colectiva, en
cambio. son autores 'de adent¡o" los que actúen en el sentido de
¡"e""nrarsolrLion"sdesobr"\:v.n.'a pdrael p.oo;osruDo E.(a'
,¡os hablando, po" lo lEnLo, dp vo.Fs drsL rnr ¿s:Pn l¿ TYadr¡rón Oral
los narradores se vaien de la a]'uda de 'otros", en la Memorja
Col€ctiva lás voces son las de los protagonistas.
E\ sté un éJFrnplo dé Tlad'"ior O.al quF nos s:
tla de la posibilidad de este tipo de Histo a O?al. Dos jóvenes
historiadores mexicanos, Gera¡do Necoechea y Mario Cama¡ena,
investigando a ci€rtos srupos indísenas que habian perdido el
sisnificado del bábajo artesanal, losramn como ou¿side¡s colabo-
rar en ]a reconst¡ucción de una cultu¡a. Deslisurado, el trabajo
ai-tesanal fue desapa¡eciendo, como tar¡bién se fueron deb'l itando,
apa¡ent¿mente, las rcsistencias de una comunidad €n cuanto una
cultura distinia. Estos histo adorcs o¡ales en un habajo de
exploración con los más vieios del supo, fueron recuperando las
informaciones que al final hicie¡on posible, a través de los pre-
supuestos religiosos, ¡emontarce a la esencia de la artesanía. Es-
tos srupos indisenas tienen la c¡eencia de que los dioses los
enseñaron a plantar, cosecha¡, seleccionar fib¡as, hila¡ tejer y, así,
a vesti¡se: en la base, la mitificación relisiosa. l,a situación de€stos
gr-upos es compleja y, porque apenas conocen la l¡ansmisión oml,
para ellos lavoz asume un sisDificado fundamental Enlamedida
en que se trataba de un código cultural distinto al suyo, los
historiado¡es orales necesitaron comprender los mecanismos de
iransmisión del conocimiento y así fueron pe¡cibiendo las rcslas
de aquel cosmos religioso. Est€trabajo implicó, para los indios, ei
reaprendizaje de la lengua naiiva, la recupemción de los hábitos
alimenticios y oiras prácticas de vida. Es un habajo de Memo a
Colectiva que muest¡a que el destino de un grupo puede ser
silenciado, pero que con esf¡rerzo puede ¡ecuperarse.
I-a Memoria Hisüi¡ica, por su part€, esaquella "construida"por
los especiatistas del aná1isis del pasado, el conocimiento elsborado
sob¡e la documentación propuesta por tercercs y seleccionada por
coni€mpo¡áneos que organizanuna forma deverel pasádo; es una
producción, cono lo plantea el p¡opio Le Goff. Se elabora apoyándo-
sc en documentos, alsunos convencionales, ot¡os no tanto. l,ó que
llamo "documentos convencionales" son los escritos del pasado
que habitan los archivosy frecüentan las obras impresas.I-os "no
convencionales", como los monumentos, fotografias, artefactos,
enfin, prcductos de la "civilización material", se constituyen en de'
salios para la "organización" de la memo¡ia. tamúsica, el sesto y la
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...$ necesafio refutor la paiabla son m este s€ntido las más ómplejas "docu¡nentaciones in-
neakt índiacriminada formales"yporest de difícil caphción para la Memoria Hisüirica-
de conceptos, técnicas ! Al habla¡de Memoria conviene rcsaltartambién los postulados
fotnos de tmbajo. de Bergson, lo cual es fundamental para t¡atar de Ia me¡noria
psicológica impresa en l3 ¡ehemo¡ación. l,a M€mo a, como la
plant€an los psicólogos como ha sido trabajáda en Brasil por
Ecléa Bosi-hace que se -ypiense en el r€cuerdo y en el prcceso de
olvido como algo que depende de la re)ación ent¡€ el individuo y
ei medio. Para los seguidorcs de Bergsoh, para la vía psicológica,
la Memoria es ün continuo del cual sólo es posible el regisho de url
fracmentó. La colección de esos fragrnehtos se constituiúa e¡! el
mat€rial que los psicóiogos reúnen v evalúan. E¡¡ est¿ sentido,
como lo plantea Ecléa Bosi, la Memoris es habajo y produce un
determinado tipo de visión del pasadc.
Ya que consideramos las distintas memorias y las diferencia-
mos del rnétodo de Ia Historia Oral, es necesa¡io refuta¡ la ¡nezcla
indiscriminada de conceplos, técnicas y folmes de trabajo. No se
puede pensa¡quetodo es la misma cosñ, confundir la gimnasia con
la magnesia. In más laméntáble en esta 'equiparacióD: es la
degradación de estas dos altemativas importantes. Ni se hace
Histoda Oral, ni tampoco se ha€en trabajos sob¡e la Me¡no¡ia.
La Hjsto¡ia Oral, en función de su utilidad pa¡a el historiador,
se divide en dos vertientes important€sr la ¡Iisto¡io Oral Eíbriút
y la Hísloria OtuI Pum. En el primer caso, se tmta de la recolección
de testimonios en combinacióh con ot¡as fuent€s, por lo que la
Historia Oral cu¡nple un papel, digamos, complemonta o. Existen
trabajos magnífrcos realizados bajo esta perspectiva. Cito a ¡nane-
ra de ejemplo l,as niñas de Morelia de Dolores Pla, historiadora
mexicana que escribió un trÉbajo sobre los niños exiliados de Ia
Guerra Civil Española en México. En est€ t€xto Pla mezcla dós
tipos de documentds: Ios orales, tomádos directamente de los
protagonistas, y los escritos, derivados de id¡o¡maciones p€rio-
disticas, de fuentes oficiales y otras.
La Historia Olal Pura se ocupa solamente de los testimonios y
se ciñe a ¡o que en ellos se ha expresado. Po¡ ello hay quienes no
la aceptan ya que la c.onsideran poco critica. Sin emba¡go, otras
voces muy autorizsdas si consideran que la buena Historia Oral
se basta a sí misma, en la medidá en que está at€nta a la calidad
del testimonioya sutransfomación €n texto esoiio. Un muy buen
eiemplo de este tipo de trab4o es Me lktmo Rigobe a. MenEtúj ! ssí
¡ne ¡wció la anciencia, de Elizabeth Burgos.
En tórminos hislorrosráficos la ráma de 1á H:srDria Oral mds
aceptrda y prestigisda es la Temática. Incluso lá obsesión por el
tema há extasiado a muchos investigadores, l,a Historia Oral
Temática Hturida goza de una respetsbilidad mayor porque
equipara la voz del nar¡ador con los documentos escritog. La
objeción que hago a este tipo de "mezcla" es que de es¿a m6ne¡a
se Fodüce una equivalencia de fuentes, nivelando la expeúencia
relat¿da con una serie de docl¡mentos escritos, Entonces, cabría
preguntarceporqué irhasta el narrador, dsólo pa¡acomplementBr,
comprobar, engrosar las informaciones que pode¡nos obtene¡ de
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:4.
La r€spuesta a esta pregunta rne permitirá exponer po¡ qué yo
or¡ülesiola Historia OraldeVida. Cabe. snl.es qü€ nada, vincular-
ia is con la Historia Oral Pura, la narratila individual se$in la
versión d€ quien vivió una expe edcia. El texto El Narrador de
la
Walt€¡ Benjamin es piedra angular para el tipo de Hist¡¡ia O¡al
oue yo realizo. En él se resale la imponancia de ls expe¡ien.ia
le
i;dividual en contrastecon la Historia masificánt€. Actualmenl,e,
v las amplGimas pmpuestas de la Historia hoceso, secrin lG
dictámenes braudeliaDos, de lo extenso, lo anplio y lo público, van
dejando su lugar a lo minúsculo, lo exacto y lo privado. Por ello,
el la Historia Oral de Vida ¿iéne que ser consideÉda, también, como
una ¡espuesta a la Historia masificant€. Es asi como valoro la
rn Historia de Vida como fuente exclusiva para el entendimiento de
la experiencia. En lirrninos prácticos, estoy diciendo que la na¡rativa
de üna persona vale tal y como ella oficialmente se ¡nuestra y desea
á d€jar su imagen regisbada. Si alguien dice que pasó una tempoÉda
.n en Ma¡'te o que es la reencamación de otro, no me c\ompete
cuestionar ¡a ve¡acidad de estás afifmaciones. El historiador oral
es en este caso un "¡econtador- de le experiencia, no esjuez, no as
gui¿, ni una autorid¿d. Es apeDas uD reaistrador, alguien
técnicamente preparado pa¡a, enuna p.ime¡a etapa, esc¡ibir üna
historia tal como ésta fue, en esencia, dicha.
Sob!€ todo, es necesaio considerar la impo¡tancia de laHistoria
n Oral como una técnica para abo¡dar problemas sociales. No debe
depreocupa¡nos el hecho de que pueda ser conside¡ada una moda.
hefiero pensar que es algo útil Siempre que alguien me provoca
con este asunto esto ha oc\¡¡rido con frecuencia- respondo
-y
crimodament¿ diciendo: 'Mire, ve¡nos a discutl el sentido social
de la Hist¡ria Oral, hablemos del registro de las situaciones que
hac€ la HiÉt¡¡ia Oral'. Cualquier t¡abajo de Historia puede estar
E ono "de moda', dependedecómoseaborda. C¡eo que elcompromiso
social d€] historiador oral está implícito en la tlama de la
respoffabilidad dei historiado¡ moderno. Deja de importar,
enionc€s, si se trata de una moda o no.
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La historia oral y lo inconscienter
Karl Figlio
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