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CONFLICTOS PREVIOS
En el Perú, el gobierno del presidente Luis José Orbegoso enfrentó una fallida rebelión
al mando del general Agustín Gamarra quien, tras su fracaso, se instalo en Bolivia.
Allí sostuvo conversaciones con el presidente Andrés de Santa Cruz, quien le propuso
unir ambos países sobre la base de tres Estados confederados: Estado Nor Peruano,
Estado Sur Peruano y Estado Boliviano. Gamarra y Santa Cruz dieron el primer paso
invadiendo el Cuzco.
En Lima, Orbegozo había sido destituido por el general Felipe Santiago Salaverry,
enemigo de Gamarra. Orbegozo negoció secretamente con Santa Cruz para que el
ejercito del general boliviano ocupara el Perú y le devolviera la presidencia, mientras
que Orbegozo reconocería la creación de los tres Estados de la Confederación. Esta
alianza provoca que Gamarra retirara su apoyo al presidente de Bolivia y se aliara con
Salaverry. Tras ser derrotado en la batalla de Yanacocha por las tropas de Santa Cruz,
Gamarra huyó hacia Lima, pero allí fue desterrado por los partidarios de Salaverry.
Por su parte, Salaverry fue vencido por Santa Cruz en la batalla de Socabaya y fusilado
junto a sus partidarios en la plaza de armas de Arequipa el 18 de febrero de 1836.
Los chilenos desembarcaron al sur de Lima (Lurín) con 26 mil efectivos debidamente armados. Piérola
entonces decidió organizar dos líneas de defensa. Una, la llamada línea de San Juan, partía del Morro Solar
Chorrillos y se proyectaba hasta lo que hoy es Monterrico; la otra, se instaló desde las afueras de
Miraflores hasta la altura de Surquillo.
Con las derrotas en las líneas de San Juan y Miraflores, incluidos el incendio de Chorrillos y la ocupación
de Lima por el ejército chileno (enero de 1881) culmina, formalmente, la guerra. Porque perder la capital,
ver ocupados y saqueados los principales edificios públicos (Palacio de Gobierno, ministerios, oficinas de
administración o Biblioteca Nacional, por ejemplo) y tener un ejército diezmado es suficiente como para
decir que la derrota era un hecho concreto y verificable. Además, no había gobierno. Piérola se había
trasladado a Ayacucho formando un gobierno con casi nulo alcance o aceptación nacional.
Pero a pesar de lo esperado por el invasor el conflicto se prolonga, principalmente por la tenaz resistencia
de Andrés A. Cáceres en la sierra con la llamada “Campaña de la Breña”. Antes, un cabildo abierto en Lima
había elegido al abogado y político Francisco García Calderón como presidente ante el fracaso militar y
retiro de Piérola. Su gobierno, cuya sede fue el pueblo de Magdalena (hoy Pueblo Libre), tuvo como
objetivo seguir intentando conseguir un préstamo en Francia para evitar la cesión de Tarapacá. Los
chilenos se cansaron de negociar con él un tratado pues el “Presidente de la Magdalena” no aceptaba
firmar la paz con entrega de territorios. Finalmente, García Calderón, junto a su familia, fue llevado
prisionero a Valparaíso.
En la sierra central, territorio no conocido ni dominado por el enemigo, Cáceres llevó a los chilenos con la
intención de cansarlos y prolongar la guerra hasta derrotarlos. Sus primeros triunfos, con la ayuda no
tanto de los hacendados sino de los campesinos de la región, parecieron darle la razón: Pucará (5 de
febrero de 1882), Marcavelle, Pucará II y Concepción(9 de julio).
Pronto, sin embargo, la situación le fue cambiando a Cáceres. Muchos terratenientes del valle del Mantaro
empezaron a aceptar cupos de guerra a los chilenos y pedirles la protección de sus haciendas ante el
peligro de un eventual levantamiento del campesinado indígena. Este colaboracionismo con el invasor,
aparte de censurable, exacerbó aún más el ánimo de los campesinos que apoyaban a Cáceres.
Finalmente, con la derrota de Huamachuco (10 de julio), donde algunos terratenientes ayudaron en el
“repase” de los indios, significó el fin de los planes de Cáceres, no tanto por querer abdicar en la lucha
como por la actitud que tomó Iglesias en el norte. Pero Cáceres no se dejó vencer. Con lo que quedaba de
su ejército viajó hacia Ayacucho para reorganizar la resistencia. La empresa, sin embargo, no llegó a
realizarse.
En efecto, luego de la derrota de Cáceres, en Cajamarca, Miguel Iglesias lograba un importante triunfo en
la batalla de San Pablo (13 de julio). Autoproclamado presidente en su “Manifiesto de Montán” llamó al
país a firmar la paz bajo cualquier condición. De esta manera, Iglesias formaba un nuevo gobierno y, en
calidad de vencedor en San Pablo, empezaba a ganar numerosas adhesiones.
http://lamemoriaperuana.blogspot.pe/2011/04/la-heroica-defensa-de-lima-en-la-guerra.html