De acuerdo al artículo “protocolo para medir la emisión de ruido generado por
fuentes fijas”, realizado por Carlos Echeverri y Alice González, la distancia
establecida para la medición de la emisión de ruido de fuentes fijas debe ser 1,50m partiendo del frente de la estructura en estudio y posteriormente 1,20m a partir de la cota o el nivel mínimo del punto de instalación. Teniendo en cuenta el protocolo contenido en la resolución 627 del 2006 expedida por el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial implementado para determinar la emisión de ruido, considero que la medición estipulada no debe perpetuarse de manera tan consolidada o permanente sometiendo todas las mediciones de emisiones generadas por las fuentes fijas anteriormente mencionadas ya que cada una tiene condiciones como los materiales de los que constan o su área de dispersión (frecuencia e intensidad de emisión) los cuales hacen que las emisiones sean variables y por ende la medición de las mismas también, de igual forma se hace realmente necesario evaluar la población que reside en la superficie circundante a la fuente propagadora de ruido puesto que la fuente fija puede generar impactos negativos a la misma sin contar los impactos ambientales que de por sí esta ya trae consigo, pero la emisión de ruidos urbanos no afecta solamente a los seres humanos, sino que interfiere también en el equilibrio ecológico y animal teniendo en cuenta que algunos animales poseen un sentido auditivo muy sensible y es de vital importancia para ellos puesto que promueve la supervivencia de su especie, por todo lo anteriormente mencionado considero que la distancia de las evaluaciones deben establecerse de acuerdo a las condiciones presentes en las fuentes fijas de propagación con el fin de posibilitar el estudio de los impactos de manera más detallada y sin afectar a las poblaciones o animales que ocupan el mismo lugar.